Las esposas deben someterse a sus maridos para ganarlos para Cristo a través de su conducta casta y respetuosa, según 1 Pedro 3: 1-2. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos, de acuerdo a 2 Corintios 13:14. Aquellos que siembran semillas y dan de comer serán provistos y sus frutos de justicia serán multiplicados, como se indica en 2 Corintios 9:10.