Los comerciantes mayoristas y minoristas en EE.UU. y Europa explotan a los trabajadores latinos y asiáticos al no pagarles correctamente, no cumplir con los contratos laborales y hacerlos trabajar más horas de las pactadas, aprovechándose de su condición de inmigrantes ilegales al negarles derechos básicos como ir al baño, comer e ir al médico. Además, a los trabajadores asiáticos sólo se les paga un dólar diario.