El niño le pide a Dios que le hable, se le muestre o lo toque para saber que está ahí. Dios responde a sus peticiones de varias formas sutiles como el canto de un pájaro, el trueno o una estrella brillante, pero el niño no se da cuenta. Finalmente Dios se le acerca en la forma de una mariposa, pero el niño la aleja sin reconocerla. El documento sugiere que a veces pasamos por alto las señales de Dios si no coinciden con nuestras expectativas.