La distribución de electrones en un átomo se organiza en órbitas que aceptan un número determinado de electrones, con la órbita más interna aceptando 2 electrones, la siguiente 8 electrones, y así sucesivamente. El ejemplo del átomo de cloro muestra su configuración electrónica de 2-8-7, con 2 electrones en la primera órbita, 8 en la segunda, y 7 en la tercera, la cual está más cerca del núcleo.