Este documento habla sobre la solemnidad de Pentecostés y el papel del Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo, Dios estaría lejos, Cristo pertenecería al pasado, el Evangelio sería una letra muerta, la Iglesia sería solo una organización y la misión sería propaganda. Pero con el Espíritu Santo, Cristo resucitado está presente, el Evangelio es potencia de vida, la Iglesia es comunión trinitaria y la misión es un nuevo Pentecostés. El documento concluye citando