El documento relata varias historias de personas cuyas vidas se salvaron de forma inesperada el 11 de septiembre debido a pequeños retrasos o cambios en sus rutinas. El narrador concluye que en esos momentos insignificantes Dios guía nuestras vidas y que no hay coincidencias, sino la providencia divina. El mensaje final es que debemos estar agradecidos por los pequeños inconvenientes de la vida, pues Dios nos bendice a través de ellos.