Este capítulo discute la diferencia entre bits y átomos, y cómo el futuro de las industrias dependerá de la habilidad de sus productos y servicios de presentarse en forma digital. También cubre el cambio en cómo la inteligencia es distribuida del transmisor al receptor, aunque el futuro usará ambos métodos. La opinión personal es que manejar la información en bits digitales puede reducir costos para proyectos y empresas, pero las fuentes físicas tradicionales aún tienen un lugar.