El documento resume las enseñanzas de Santiago 2 sobre la fe activa versus la fe pasiva a través del ejemplo de Abraham. Explica que Abraham mostró una fe activa a través de su obediencia a Dios, especialmente cuando estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac, lo que lo llevó a ser justificado y a ser considerado amigo de Dios. Para ser amigo de Dios se requiere obediencia a su voluntad, no solo una fe pasiva como la de los demonios.