Cipriano, de 70 años, se casó con Ana, de 26 años. Debido a la gran diferencia de edad, decidieron dormir en dormitorios separados. Sin embargo, Cipriano visitó repetidamente a Ana en su dormitorio a lo largo de la noche para tener relaciones sexuales, regresando cada media hora. Cuando Ana le preguntó cómo podía hacerlo tantas veces, Cipriano respondió desconcertado que no sabía que ya había ido antes, insinuando que sufría de Alzheimer.