Las paredes han servido como lienzos para expresar ideas y emociones humanas desde la prehistoria, como se evidencia en las pinturas rupestres de la cueva de Lascaux. Aunque han pasado miles de años, las mismas razones que motivan a la humanidad, como la injusticia, el amor y la búsqueda de identidad, siguen plasmándose en las superficies urbanas de las ciudades.