El Padre Juan le pidió a la Hermana Magdalena que lo ayudara a bañarse. Mientras lo lavaba, la guió a tocarlo indebidamente diciendo que ahí guardaba la llave del cielo. A pesar del dolor inicial, la Hermana Magdalena se sintió salvada por la acción del Padre Juan. La vieja Sor había sufrido abusos similares por 40 años por parte del mismo Padre Juan.