La parábola enseña que los jóvenes a menudo siguen a sus amigos para ser aceptados y evitar burlas, en lugar de seguir su propio camino. La moraleja es la importancia de tener autonomía, objetivos y metas propios en lugar de vivir experiencias ajenas. El autor cree que es importante saber a dónde va su vida porque tiene sueños por los que luchar y metas trazadas, y no quiere dejar el rumbo de su vida en manos de otros.