Este documento discute la construcción del Templo de Dios. Señala que el templo comienza a construirse en nosotros mismos cuando nos convertimos, y que para construir un templo físico se necesita desearlo de corazón y someter el cuerpo a Dios. También explica que la idea de David de construir un templo para Dios vino de su deseo de honrarlo, y que las personas adecuadas para construir el templo son las que son creyentes, apartadas del mundo, obedientes, dadivosas y sacrificadas.