Los hombres primitivos contemplaron el cielo con admiración y lo consideraron la base de sus primeras creencias religiosas. Observando los astros en movimiento como la Luna, el Sol y planetas visibles, los agruparon en constelaciones a las que nombraron. La periodicidad de la Luna y la regularidad del Sol condujeron a la creación del mes lunar y el día solar, estableciendo un horario.