El autor recuerda cómo de niño observaba a su madre coser y bordar desde abajo, viendo el trabajo como confuso y desordenado. Su madre lo invitaba a sentarse en su regazo para ver el bordado desde su perspectiva y darse cuenta de que había un diseño y plan que se estaba siguiendo. En los momentos difíciles de su vida, el autor mira al cielo y comprende que Dios está bordando su vida siguiendo un diseño, aunque desde abajo parezca confuso.