Una mujer compró un loro de una tienda de mascotas a pesar de que el vendedor le advirtió que el loro tenía un vocabulario insolente debido a que su anterior dueña tenía un burdel. Cuando llegó a su casa con el loro, este dijo frases ofensivas refiriéndose a la nueva dueña y sus hijas como "putas". Más tarde, cuando llegó el esposo de la mujer, el loro lo saludó por su nombre, revelando que era cliente del burdel anterior.