El poema agradece a la vida por no haberle dado falsas esperanzas, trabajos injustos o penas inmerecidas, y reconoce que el autor fue el arquitecto de su propio destino, cosechando rosas cuando plantó rosales. A pesar de que ahora se acerca el invierno, la vida no le prometió que mayo sería eterno, y aunque hubo noches de pena también hubo noches serenas. El autor expresa que amó y fue amado, por lo que ahora está en paz con la vida.