El barrabrava José Luis Batlle relata la odisea vivida junto a su familia al viajar a Buenos Aires para alentar al Everton en su partido de Copa Libertadores contra Lanús. Con entusiasmo y emoción, Batlle describe los preparativos del viaje, el recibimiento de los hinchas chilenos en Argentina, la llegada al estadio con su hija Laurita de 9 meses, y la hazaña del triunfo de Everton en los últimos minutos del partido ante más de 10 mil hinchas locales.

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h azaña en Buenos Aires
EL OBSERVADOR / Domingo 22 de marzo de 2009
El barrabrava José Luis Batlle y su familia repasan desde adentro cómo se vivió la odisea y el triunfazo de Everton en Buenos Aires
“Miralles ensangrentado, Freitas era un león, Riveros
parecía de 15 y yo en la galera alentando sin parar”
- Mi amor, nos vamos a Buenos Reñaca, Villa Alemana, Quilpué estaban dó a un “Granate” y a cobrar.
Aires. ahí dejando sus gargantas para decirle Comenzamos a cantar más fuerte,
- ¿¡Qué!? a los jugadores que no estaban solos. aunque sabíamos que a los de Lanus lo
- Nos vamos a Buenos Aires… va- La gente nos miraba y preguntaba: “¿Y alentaban 10 mil gargantas. Teníamos
mos a alentar al Everton por la Liberta- quiénes son?” que levantar a los jugadores. Y ellos así
dores. Volvimos a los buses, pues la policía lo entendieron porque en el segundo
- ¿Y la Laurita? argentina nos iba a escoltar hasta el es- tiempo salieron con otra disposición,
- La Laurita ya tiene su pasaje. tadio mientras se montaba el operativo. desdibujando al puntero del fútbol argen-
Así iniciamos nuestra aventura fut- Eran más de 4 patrullas, una camión ¾ tino. Varias veces estuvimos cerca del
bolera internacional. La primera opción con antimotines y todos con sus escope- empate, hasta que llegó por intermedio
de viajar a la “tierra prometida” –como tas listas para cualquier imprevisto. Se del Pájaro Gutiérrez. Lo grité con el alma.
reconoce a Argentina cualquier “juguito dio la orden y empezó el viaje por la 9 de Corrí 15 metros, me subí a la reja y se
de pelota”- era hacerlo en bus y con la Julio, la avenida más ancha del mundo. lo enrostré a todos los argentinos que
barra Los del Cerro. Sin embargo, una Será muy ancha, pero igual la paraliza- tenía cerca. Estábamos igualados.
promoción de una línea aérea cambió los mos. Los trasandinos transformaron el
planes y permitió que viajáramos Claudia estadio en una caldera. Nosotros le dá-
(mi señora), mi hija menor Laurita (de 9 EN EL ESTADIO bamos como podíamos desde la galería.
meses) y yo. Nos tardamos unos 60 minutos en Algunos pedían que terminara el partido
Por supuesto que como buen chileno llegar al estadio. Gracias a un convenio porque el empate era bueno. Pero nues-
todo se hizo bajo el alero de las tarjetas Laurita Batlle fue la barrabrava más joven en el estadio de Lanús. Su papá orgulloso realizados por los dirigentes todos entra- tros jugadores sabían que tenían que de-
de crédito y adquirí los pasajes a través recuerda que antes le habían advertido que ella sería cábala. mos gratis, desde Antonio Bloise hasta volver de alguna forma todo el aguante
de “incómodas” cuotas. Pero a la hora la barrabrava más joven de Everton, mi que le pusimos desde que llegamos a
de vivir la Copa Libertadores eso pasa a El chofer, típico argentino canoso, barri- ño. En menos de 24 horas jugaríamos Buenos Aires.
gudo y de voz ronca de tanto fumar ciga- con el puntero del fútbol argentino, el hija Laurita.
segundo plano. Decenas de lienzos coparon el sec- Miralles estaba ensangrentado. Frei-
La semana anterior al viaje fue ago- rrillos “Chesterfield” me interrogó. torneo más competitivo del mundo. Se tas era un león. Riveros parecía cabro de
“¿Vos sos del Everton?, porque ya me pasaron muchas imágenes, como tor sur del coliseo de Lanús. A mi lado
tadora. Había pedido vacaciones, pero estaba el “Checho” con su polola, el 15. Yo en la galera alentando sin parar.
nunca antes me había costado tanto llegó Acosta con el equipo”, me contó. cuando mi hermano Tato, pese a una Los minutos corrían lentamente y
Yo atiné a decirle: “sí, soy del Ever- discapacidad en sus piernas, me lleva- “Metallever” con su pareja, el “Huaso”
levantarme para ir a la pega. Es que el referí brasileño cobraba sólo para los
ton hasta los huesos”. ba como podía al Sausalito. Él me im- y el “Chorizo”.
mi mente estaba en otra. No estaba en locales. Una vergüenza. “Algo va a pa-
“Ustedes tienen mis mismos colo- pregnó los colores del Everton. También La espera fue algo tensa. Los barris-
blanco, sino que en azul y amarillo. sar”, le dije a Claudia, pero no sabía qué.
res. Yo soy de Boca”, me tiró. Ahí empe- recordé cuando estábamos en Segunda tas de El Granate -se llaman “La 14”- lle-
Le conté a todo el mundo que viajaba Hasta que un centro de Miralles, en los
zamos a hablar de fútbol. Estaba en el o cuando me castigaban sin ir al estadio. garon sobre el encuentro, pero los de la
a Buenos Aires. Algunos me decían “vas descuentos paralizó mi vida. La pelota
paraíso. Conversamos hasta del taima- Esa noche lloré, ya no podía aguantar la platea, algo así como tribuna Andes del
a dar la hora”, “te van a pasear”, “El llegó al área chica y la recibió el “Jota”
do de Riquelme. Pero en un momento, ansiedad por lo que iba a pasar al día Sausalito, se instalaron temprano y fue
Everton hará un papelón”, y otros más Muñoz, pero se le escapa. La intentó
bromistas aprovechaban la ocasión y me cuando comenzamos a hablar del rival siguiente. Claudia no lo sabe, pero tuve con ellos con quienes nos insultábamos. sacar un defensor, pero no pudo y se le
fregaban con un “vas a puro comer”. Yo del “Everforever” me miró y con su voz que salir del dormitorio y secarme en la “Chileno traidor” decía una de las can- devolvió al “Ribery” Oro y Cielo. “¡Pégale
les contestaba con un mediático: “¡Tran- de ultratumba lanzó un lapidario: “Lanús absoluta soledad esas lágrimas. ciones de la barra de Lanús en alusión a hue’ón!”, fue lo único que salió de mis
quilo papá!”. no existe”. la ayuda nacional a la armada británica entrañas. Y así lo hizo. La clavo al otro
Hasta que llegó el día del viaje. Por Al día siguiente recorrimos la ciu- LA RUTA en la guerra de Las Malvinas. Era lindo lado de Bossio y marcó el segundo gol
fin esas maletas agolpadas en algún dad y fuimos a conocer el Obelisco. Por Llegó el martes 17, día del partido. estar ahí y poder gritarse de un lado a para nosotros.
lugar del clóset viajarían fuera del país. supuesto que me saqué fotografías con Me puse la polera de mi piño -“La Vieja otro, sin llegar a las manos, aunque en Nunca vi tanta gente llorando en una
Ya lo habían hecho de Arica a Puerto mi bandera y mi polera donde sale Ho- Guardia”- y gracias a una gentileza de varias oportunidades me dieron ganas cancha. No sabía si reír o llorar. Lo único
Montt alentando al “Ever”, pero esta vez mero Simpson vestido de jugador del Los Ruleteros fui con ellos hasta la casa de romperle la cabeza, por supuesto a que atiné fue abrazar a Claudia y Laurita
era distinto. Jugaríamos la Copa, y digo Everton. En ese momento me comí la de Diego Armando Maradona, La Bom- lo Bud Spencer. y decirles: “¡Lo hicimos””, mientras por
“jugaríamos” porque me siento parte de primera agresión verbal de los vecinos bonera. No podía dejar de hacer eso. Me dio sed y compré una Coca Cola el alrededor mío pasaban decenas de
todo esto. Lo más hermoso es que podía argentinos. Laurita conoció a D10S, aunque fuera a normal. Si en el Sausalito las venden sin hinchas que se subieron al alambrado.
llevar por fin esa bandera que me hizo “¡Son todos putos!”, me gritaron. Yo través de la enorme estatua que está en gas, en Lanús le echan enormes hielos. Algunos se cayeron y terminaron con una
mi madre meses antes de morir. Por un sólo me acordé del comercial de cerveza la entrada al recinto. Hasta que llegó la hora de la ver- rodilla destrozada. “La alegría opaca el
lado tiene los colores oro y cielo, y por el que dice “¿Y tu hermana?”. Quedaban sólo horas para el en- dad. Mi corazón se había acelerado, la dolor”, me diría más tarde el herido.
otro la enseña tricolor de mi país. Nunca Poco a poco comenzaron a llegar cuentro. Nos reunimos todos los hinchas Claudia alentaba a Leandro y la Laurita Quedaba un minuto para que el par-
pensé que esa bandera que mi mamá hinchas viñamarinos a Buenos Aires. El afuera del hotel del plantel. Desde ahí intentaba seguir el ritmo del bombo con tido se fuera. Éramos locales en ese mo-
me cosió iba a quedar en la historia. grueso de la barra venía por tierra con saldríamos cerca de 600 enfervorizados sus pies. mento. Los habíamos dejado callados, el
Llegamos al aeropuerto de Santiago los buses de Los del Cerro y Los Rule- hinchas. Estuvimos dándole el último árbitro por fin levantó su manos al cielo
y nos topamos con el plantel. Lamenta- teros. Eran casi las 8 de la noche del aliento a los jugadores antes que se COMENZÓ EL PARTIDO y terminó el encuentro. Yo sabía que
blemente volaban una hora antes que lunes 16 cuando por avenida 9 de Julio fueran a la cancha de Lanús. Fue apo- Los argentinos comenzaron atacan- desde lo más alto estaba don René Me-
yo. De lejos divisé a Gustavo Dalsasso, se escuchaban los cánticos de los mu- teósico. Los gritos y cánticos sonaban do de inmediato, y Dalsasso, una figura léndez celebrando con Rogelio Lazcano;
Cristian Oviedo y Ezequiel Miralles. Pero chachos. Ya éramos unos 300, sí, tal como nunca lo habían hecho. Cabros enorme, mostró sus pergaminos. Pero que mi mamá me decía desde el cielo
con el primero que hablé fue con don como la película épica. de Miraflores, Forestal, Chorrillos, Gó- llegó el gol a través de un penal. “Tulio” azul “esa bandera que te hice te trajo la
Nelson. Nos acercamos, lo saludamos Banderas, lienzos, hasta algunos mez Carreño, Las Colinas, Valparaíso, se lo atajó a Sand, pero el rebote le que- suerte”.
y le deseamos suerte. Laurita también fuegos artificiales centraron la mirada de Me abracé con todo el mundo has-
se acercó y como buena barrabrava lo los argentinos que pasaban por ahí. Un ta que se me acercó “El Huaso”. No sé
“apretó”… pero de las mejillas. amigo de Los del Cerro, “El Mandibulín”, qué me dijo, pero comencé a llorar. Me
Después conversamos con Leandro me abrazó, saludó a la Claudia y des- acordé de inmediato del argentino que
Delgado y le dijimos que iba mucha gen- pués a “Lauri”. “Este bebé es cábala”, me gritó “son todos putos” y también
te de Chile a verlos. “El Gladiador” no dijo emocionado. del taxista que me advirtió que “Lanús
me creía. Los jugadores se hospedaban a po- no existe”, y del bostero que preguntaba
En mi vuelo iba un puñado de ever- cos metros del Obelisco y en ese minuto quién era el Everton. Creo que les que-
tonianos. No los conocía, pero al estre- arribaron al hotel. Nos fuimos para allá, dó bastante claro ahora. Sólo quedaba
char sus manos, sentí que éramos de la donde instantes antes un guardia me celebrar. Gracias jugadores, gracias hin-
misma familia. echó del hall porque no le gustó mi teni- chada, gracias a todos los que logramos
da de barrista. una hazaña histórica en la tierra prome-
LOS 300 La bajada del bus fue nuestro primer tida. Un saludo a la prensa santiaguina y
Buenos Aires nos recibió con una contacto con los jugadores. Fotografías, señalarle desde aquí que Everton existe
tormenta eléctrica que me aterró en el abrazos y frases como “tienen que poner y que está más vivo que nunca. “¡Ever
avión. Ya en Ezeiza había que tomar taxi huevos” o “no nos pueden fallar” fueron te llevo en el alma y cada día te quiero
para llegar al centro y dejarnos caer en las que más nos brotaban. Para mí era más!”.
el lugar de alojamiento que habíamos como la antesala de la final del mundo. José Luis Battle V.
reservado con anterioridad por internet. Esa noche me costó conciliar el sue- Cerca de 600 hinchas llegaron a alentar al “Ever” a Argentina. Buenos Aires, Argentina