La señora mayor es criticada por el cajero por no traer su propia bolsa y no haber participado en la "onda verde" en su generación. Ella responde explicando las formas más sustentables en que vivían antes, como reutilizar botellas, caminar en lugar de conducir, lavar pañales y ropa a mano, y usar menos aparatos eléctricos. Aunque reconoce que no tenían conciencia ambiental como ahora, señala que vivían de manera más simple y sustentable sin darse cuenta. El cajero y los
1. Excelente reflexión – Ola Verde - Sequía
En la fila del supermercado, el cajero le dice a una señora mayor, en tono de autoridad en
la materia:
-Debe usted traer su propia bolsa de compras, señora, ya que las bolsas plásticas son
nocivas para el medio ambiente-, y la conmina a sumarse a la "Onda verde".
La señora pide disculpas y explica:
-Es que no había esta onda verde en mis tiempos-.
El empleado y los demás miembros de la fila, la miran con cara de "¡Ya lo sabíamos!". El
cajero le dice en tono de autoridad:
-Gracias a ustedes tenemos ese problema hoy, señora. Su generación no tuvo suficiente
cuidado para preservar nuestro medio ambiente y hoy tenemos que reparar nosotros lo
que ustedes omitieron-.
La mujer voltea a mirarlos y responde:
-Bueno, tiene razón... nunca se promovió esa onda verde en mis tiempos, porque hacíamos
las cosas de manera distinta. Por ejemplo, las botellas de leche, las de refresco y las de
cerveza se devolvían a la tienda. La tienda las enviaba de nuevo a la planta. Allí las lavaban
y esterilizaban antes de llenarlas de nuevo, de manera que se usaban las mismas botellas
una y otra vez. Creo que hoy le llaman a eso "reciclar".
-Pero no, no teníamos onda verde en mis tiempos. Subíamos las gradas, porque no había
escaleras mecánicas en cada comercio y oficina. Caminábamos al almacén en lugar de subir
a nuestro auto de 300 caballos de fuerza cada vez que necesitábamos recorrer dos cuadras.
-Pero tiene razón, no teníamos la onda verde en esos tiempos. Por entonces lavábamos los
pañales de los bebés porque no había desechables. Secábamos la ropa en tendederos, no
en esas máquinas consumidoras de energía que se sacuden a 220 voltios. La energía solar y
eólica secaba verdaderamente nuestra ropa. Los chicos usaban la ropa de sus hermanos
mayores, no siempre modelitos nuevos. Preparábamos los alimentos de principio a fin y no
metiendo empaques desechables con sopas instantáneas en hornos que consumen
electricidad como demonios.
-Pero es cierto, no teníamos onda verde entonces. Teníamos sólo una televisión o radio en
la casa, no un televisor en cada cuarto, y la TV tenía una pantallita del tamaño de un
pañuelo, no una pantallota del tamaño de un estadio, y no se transmitían programas día y
noche, además que no había más de 3 o 4 canales. En la cocina, molíamos y batíamos a
mano, porque no había máquinas eléctricas que lo hicieran todo por nosotros. Cuando
empacábamos algo frágil para enviarlo por correo, usábamos periódicos viejos para
protegerlo, no esa cosa que llaman unicel o bolitas plásticas infladas que tanto contaminan
el ambiente.
-Y no, no teníamos onda verde. En mis tiempos no encendíamos un motor y quemábamos
gasolina sólo para cortar el pasto. Usábamos una podadora que funcionaba a músculo.
Hacíamos ejercicio trabajando, así que no necesitábamos ir a un gimnasio para correr sobre
pistas mecánicas que funcionan con electricidad. Tomábamos agua de una fuente cuando
teníamos sed, en lugar de usar vasitos desechables o botellas plásticas cada vez.
Recargábamos con tinta las plumas en lugar de comprar una nueva, y cambiábamos las
2. navajas de afeitar en vez de echar a la basura toda la afeitadora sólo porque la hoja había
perdido su filo.
-Tiene usted razón, no teníamos una onda verde por entonces. En aquellos tiempos,
nosotros caminábamos a la escuela, algunos otros tomaban el tranvía o el camión, y algunos
otros iban en sus bicicletas. En ese entonces no se formaban filas interminables de carros
estacionados en doble y hasta triple fila frente a las escuelas, ni se hacían esos
embotellamientos que hoy ayudan tanto a contaminar el ambiente. Nosotros no usábamos
a la mamá como un servicio de taxi de 24 horas. Teníamos un enchufe en cada habitación,
no un banco de enchufes para alimentar una docena de artefactos que hoy mantienen a los
niños pegados a las pantallas, y no necesitábamos un aparato electrónico para recibir
señales de satélites ubicados a kilómetros de distancia en el espacio, para encontrar la
pizzería más próxima.
El cajero y los demás de la fila se quedaron callados, mientras miraban a la mujer alejarse.
Eran la generación de lo desechable, de lo automático, de lo cibernético, la generación que
había inundado el planeta de plástico, pañales, baterías, vasos, platos, empaques, autos,
celulares y piezas electrónicas desechables...
Tuvieron que lamentarse de ser la generación que está lamentándose por cuán insensatos
habían sido los viejos por no haber tenido esta onda verde en sus tiempos.
"No puedes volver atrás y hacer un nuevo comienzo. Pero puedes empezar de nuevo y
hacer un nuevo final"