Exhortación rosacruz hacia una ecología espiritual
1. Exhortación Rosacruz hacia una Ecología Espiritual
Por Christian Bernard, Imperator de la Orden Rosacruz AMORC.
Es sabido que nuestro planeta está en peligro; se ve afectado por diversos tipos de contaminación,
sus ecosistemas están amenazados, numerosas especies vegetales y animales han desaparecido o
están en vías de desaparición, hay un calentamiento del clima que suscita el temor a una crecida de
los mares y de los océanos, etc. Hay que admitir que los hombres tienen gran parte de
responsabilidad en esta situación. Si no se hace nada a corto plazo a nivel mundial, los males que
sufre la Tierra crecerán en frecuencia y en intensidad poniendo en peligro a la propia humanidad.
De los cuatro reinos de la naturaleza el nuestro es el más frágil y vulnerable porque su supervivencia
depende de los otros tres. Atentando contra ellos el hombre se condena a sufrir e incluso, en el peor
de los casos, a desaparecer total o parcialmente.
La Tierra no es solamente el marco de nuestra
vida. También es nuestro espacio de evolución espiritual, puesto que es el lugar destinado a la
humanidad para que tome gradualmente consciencia de su origen divino y se desarrolle en el plano
interior. La Tierra es el templo común a todas las almas encarnadas en nuestro planeta. Bajo este
aspecto, la Tierra y la humanidad están inscritas en un Plan divino que trasciende el mundo material
y las vicisitudes de la vida. Si todos los seres humanos tuvieran consciencia de ello, no solamente
serían más respetuosos con su entorno, sino que mantendrían relaciones más fraternales entre
ellos. Se sentirían igualmente más inclinados a realizar una búsqueda espiritual y a interrogarse
sobre el sentido profundo de la existencia. Al hacerlo, el ternario Dios-Naturaleza-Hombre
adquiriría todo su sentido y valor.
Desde el punto de vista rosacruz la naturaleza es el más bello de los templos. En efecto, todos los
templos construidos por los hombres lo fueron con la finalidad de venerar a los dioses o al Dios en
quien creían y al que veneraban en un momento dado de su evolución. En cuanto a nuestro planeta,
es la expresión misma de las leyes divinas, es decir, de las leyes naturales, universales y espirituales.
Todos debemos reconocer que estas leyes actúan con inteligencia y sabiduría a través de todos los
reinos. De hecho, cualquier individuo suficientemente sensible e inteligente admite de buen grado
que, tanto en el sentido estético como filosófico del término, la naturaleza es lo más bello que existe.
En ella se manifiestan todas las artes que podamos concebir hasta el punto de despertar en la
2. consciencia humana las emociones más nobles. Esto explica por qué, incluso los ateos, tienden a
“divinizarla”.
En estos comienzos del siglo XXI y del tercer milenio, cuando el futuro de nuestro planeta está
gravemente amenazado y con él la supervivencia de la humanidad, creemos que sería útil hacer una
llamada a la ecología espiritual a través de esta exhortación:
- Recordemos que la Tierra que hoy habitamos existe desde hace más de cuatro mil millones de
años, que el hombre como tal apareció hace aproximadamente tres millones de años y que apenas
ha tardado un siglo en ponerla en peligro.
- Recordemos que las dos terceras partes de nuestro planeta están cubiertas de mares y de océanos,
que nuestro propio cuerpo está compuesto de un 75% de agua y que no podemos sobrevivir sin ella.
- Recordemos que los bosques son los pulmones de la Tierra, que producen el oxígeno que
respiramos y que sin ellos no habría atmósfera y, por lo tanto, vida.
- Recordemos que los animales vivían en nuestro planeta millones de años antes de la aparición del
hombre, que la supervivencia de la humanidad depende de ellos y que son seres inteligentes y
sensibles.
- Recordemos que todos los reinos de la
naturaleza son interdependientes, que no existe vacío ni frontera entre ellos, y que todos, a su nivel
y bajo formas diferentes, están dotados de consciencia.
- Recordemos que la Tierra está rodeada de un aura electromagnética que es resultado de las
energías naturales que le son propias, y que esta aura, combinada con la atmósfera, participa de la
vida.
- Recordemos que la existencia de nuestro planeta no ha sido fruto del azar o de una combinación
de circunstancias, sino que forma parte de un Plan concebido y puesto en obra por esa Inteligencia
universal a la que llamamos “Dios”.
- Recordemos que la Tierra no es únicamente un planeta que permite vivir a los seres humanos, sino
que es igualmente el entorno en el que sus almas pueden encarnarse para alcanzar su evolución
espiritual.
3. - Recordemos que nuestro planeta es una obra maestra de la Creación que, aunque no sea la única
en el universo, no deja de ser una rareza y que el poder habitarlo constituye un gran privilegio para
la humanidad.
- Recordemos que la Tierra no nos pertenece, que ha sido puesta a nuestra disposición mientras
vivimos y que es el más preciado patrimonio que podamos transmitir a las generaciones futuras.
- Recordemos que en lo que a nuestro planeta se refiere no tenemos ningún derecho, sino
únicamente deberes: respetarlo, preservarlo, protegerlo… En una palabra: amarlo
Recordemos todo esto, recordémoselo a nuestros hijos y hagamos nuestra la siguiente sentencia:
“Terra humanitasque una sunt”
(La Tierra y la humanidad son una)
Discurso leído en el mes de Abril de 2012 por el Imperator de la Orden Rosacruz AMORC, Christian
Bernard, en el Senado Federal de Brasil (Sau Paulo), con motivo de la recepción oficial de la que fue
objeto por parte de diversas autoridades brasileñas del más alto nivel.