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Fábula
1.
2. La cigarra era feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían su aroma...y la cigarra cantaba y cantaba.
Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.
- ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo mientras canto algo para ti. – Le decía la cigarra a
la hormiga.
- Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería – le respondía la hormiga, mientras
transportaba el grano, atareada.
La cigarra se reía y seguía cantando sin hacer caso a su amiga.
Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno. Los árboles se habían quedado sin hojas y del cielo caían
copos de nieve, mientras la cigarra vagaba por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su vecina la hormiga, y se
acercó a pedirle ayuda.
- Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha comida y una casa caliente, mientras que
yo no tengo nada.
La hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo a la cigarra.
- Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué hacías mientras yo cargaba con granos de trigo
de acá para allá?
- Cantaba y cantaba bajo el sol- contestó la cigarra.
- ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el inviernoY le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido la lección.
3. Un ciervo estaba mirándose en las aguas cristalinas de una fuente, que le servía de espejo.
Contemplaba admirado los bellos cuernos con largas ramas de su frente, pero luego miraba sus
largas patas, tan delgadas, y no le gustaban nada. Entonces le habló a Júpiter, el padre de los
dioses del Olimpo, y le dijo: ¡Júpiter! ¿Por qué has puesto estos cuernos tan bellos en mi cabeza y
estas patas tan delgadas? No hay proporción entre las flacas columnas que me sostienen y la
hermosa corona de mi cabeza. ¡Que pena, me da ver esas piernas larguiruchas! ¡No hay dicha
entera en este mundo! Mientras hablaba así, vio venir un perro fiero hacia él. Empezó a correr con
rapidez, gracias a sus delgadas y ágiles patas. Pero sus bellos cuernos se enredaban en las
ramas de los árboles una y otra vez. Por fin, pudo salvarse del peligro… gracias a sus feas patas.
Y casi sin aliento dijo: - ¡Si me he salvado, ha sido gracias a mis patas! Con ellas he podido correr,
mientras mis bellos cuernos han estado a punto de causarme la muerte. ¡Que se vayan al diablo
los cuernos y su belleza! ¡Y que se queden conmigo las feas patas que me han permitido seguir
vivo!
4. Obligada por la sed, una hormiga bajó a un arroyo; arrastrada por la corriente, se
encontró a punto de morir ahogada.
Una paloma que se encontraba en una rama cercana observó la emergencia;
desprendiendo del árbol una ramita, la arrojó a la corriente, montó encima a la
hormiga y la salvó.
La hormiga, muy agradecida, aseguró a su nueva amiga que si tenía ocasión le
devolvería el favor, aunque siendo tan pequeña no sabía cómo podría serle útil a la
paloma.
Al poco tiempo, un cazador de pájaros se alistó para cazar a la paloma. La hormiga,
que se encontraba cerca, al ver la emergencia lo picó en el talón haciéndole soltar su
arma.
El instante fue aprovechado por la paloma para levantar el vuelo, y así la hormiga
pudo devolver el favor a su amiga.