El matrimonio fue diseñado por Dios para suplir la necesidad humana de compañía a través de una relación de amor entre un hombre y una mujer. Sin embargo, las parejas enfrentan problemas debido a sus diferencias como trasfondos, temperamentos y hábitos. Para superar estas dificultades, los cónyuges deben aceptarse mutuamente, comunicarse sabiamente y confiar plenamente en Dios.