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EM                   CI       NARTE

FRAGMENTOS LITERARIOS
             SOBRE EMOCIONES

Quand une fois on a eu la chance d’aimer fortement, la vie
se passe à chercher de nouveau cette ardeur et cette
lumière.
Cuando se ha tenido la suerte de amar intensamente en
una ocasión, se pasa la vida buscando de nuevo ese ardor
y esa luz.


Albert Camus: EL VERANO




IES MIRAFLORES DE LOS ÁNGELES


1
Selección realizada por miembros del equipo de la Biblioteca del IES Miraflores:
Encarni Fuentes, Pilar García, Aurora Luque, Delia Rodríguez y Manuel Torres.
Gracias también a Toñi Martín que nos aportó varias ideas.



INDICE



ACTITUD POSITIVA. Pablo Neruda: QUEDA PROHIBIDO................................... P 4
ÁNIMO ANTE LAS DIFICULTADES. José Agustín Goytisolo: PALABRAS PARA
JULIA ….................................................................................................................P5
ÁNIMO ANTE LAS DIFICULTADES. MARIO BENEDETTI :NO TE RINDAS....................P 6
EL DESEO. Gabriel García Márquez: CIEN AÑOS DE SOLEDAD..............................P7
PASIÓN AMOROSA. JULIO CORTÁZAR: RAYUELA......................................................P7


EL FLECHAZO. JANE AUSTEN: SENTIDO Y SENSIBILIDAD........................................P8
EL FLECHAZO. KEN FOLLETT: LOS PILARES DE LA TIERRA.....................................P8
AMOR. FIÓDOR DOSTOIEVSKI: NOCHES BLANCAS.............................................................P8

AMOR. EMILY BRONTE: CUMBRES BORRASCOSAS.....................................................P8

AMOR. SHAKESPEARE: ROMEO Y JULIETA (ESCENA DEL BALCÓN)....................P9
AMOR. FEDERICO GARCÍA LORCA: BODAS DE SANGRE.................................................P11
AMOR. LEÓN TOLSTÓI: ANNA KARENINA …..............................................................P12
AMOR. PABLO NERUDA : ME GUSTAS CUANDO CALLAS....................................................P13

EL AMOR Y LO COTIDIANO. LUIS ALBERTO DE CUENCA. ME GUSTA CUANDO DICES
TONTERÍAS …........................................................................................................P13
DECLARACIONES AMOROSAS. JANE AUSTEN: ORGULLO Y PREJUICIO............P14

DECLARACIONES AMOROSAS.Federico Moccia. TRES METROS SOBRE EL
CIELO.....................................................................................................................P14

AMOR. Federico Moccia :PERDONA SI TE LLAMO AMOR..............................................P15

AMOR Y DESESPERACIÓN. Emily Bronte: CUMBRES BORRASCOSAS ….............P 15
AMOR Y DESESPERACIÓN. Stefan Zweif :CARTA DE UNA DESCONOCIDA...........P15
AMOR Y DESESPERACIÓN. Fiodor Dostoyevski: EL JUGADOR............................P16
AMOR.         Gabriel        García        Márquez:          EL      AMOR         EN      LOS       TIEMPOS           DEL
CÓLERA.................................................................................................................P16
ADMIRACIÓN. Carlos Ruiz Zafón: LA SOMBRA DEL VIENTO.....................................P16


2
AMOR, SOLIDARIDAD. Mario Benedetti: HAGAMOS UN TRATO..........................P 17

AMISTAD. Antoine De Saint-Exupéry. EL PRINCIPITO …....................................P 18

INSATISFACCIÓN, BÚSQUEDA. Hermann Hesse: LOBO ESTEPARIO..................P 20
ANGUSTIA POR LA PÉRDIDA DE LA JUVENTUD. Rubén Darío: CANCIÓN DE
OTOÑO EN PRIMAVERA......................................................................................P 20
ATRACCIÓN DEL PELIGRO. Milan Kundera: LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL
SER.......................................................................................................................P 20
DESESPERACIÓN. Murakami: KAFKA EN LA ORILLA.........................................P 20
SOLEDAD.Benedetti: SOLEDADES........................................................................P 21
ODIO, IRA. Gustavo Adolfo Bécquer.XLII ...........................................................P 22
ODIO. GUERRA. Javier Reverte: LA NOCHE DETENIDA …............................................P22

ODIO.Leon Tostoi: ANA KARENINA......................................................................P22
VENGANZA. Stieg Larsson:. LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS
MUJERES..............................................................................................................P 23
VENGANZA. Alejandro Dumas: EL CONDE DE MONTECRISTO...........................P 23
MIEDO. Murakami: HANALEI BAY …..................................................................P 24
MIEDO. Guy de Maupassant: El Horla
….................................................................................P 25

MIEDO. Gemma Lienas: DIARIO VIOLETA DE CARLOTA...................................P 26
LA ENVIDIA Federico García Lorca: ROMANCERO GITANO …............................P 27
DESAMOR. JUANA CASTRO: AMOR MÍO......................................................................P 27
DESAMOR Dulce Chacón: ALGÚN AMOR QUE NO MATE. …...............................P28
DESAMOR. Charles Dickens: GRANDES ESPERANZAS........................................P29
CELOS. Azorín DIARIO DE UN
ENFERMO............................................................................P 29


CELOS. Shakespeare: OTELO …............................................................................P 30
CELOS. Mercè Rodoreda: LA PLAZA DEL DIAMANTE. …...............................................P 31
AMOR Y CONVENCIONES SOCIALES ( EL NOVIAZGO). GARCÍA LORCA: LA CASA
DE BERNARDA ALBA. …....................................................................................... P31
TERNURA: Mª Victoria Atencia . AMOR….............................................................P 33




3
ACTITUD POSITIVA

PABLO NERUDA:QUEDA PROHIBIDO


Queda prohibido llorar sin aprender,
Levantarte un día sin saber que hacer,
Tener miedo a tus recuerdos.
Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños.


Queda prohibido no demostrar tu amor,
Hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.


Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles solo cuando los necesitas.


Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.


Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
no creer en dios y hacer tu destino,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.


Queda prohibido echar a alguien de menos sin
alegrarte, olvidar sus ojos, su risa,
todo porque sus caminos han dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo con su presente.



4
Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen mas que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.


Queda prohibido no crear tu historia,
No tener un momento para la gente que te necesita,
No comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.


Queda prohibido no buscar tu felicidad,
No vivir tu vida con una actitud positiva,
No pensar en que podemos ser mejores,
No sentir que sin ti este mundo no seria igual.




PALABRAS DE ÁNIMO ANTE LAS DIFICULTADES.
José Agustín Goytisolo: PALABRAS PARA JULIA


Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

5
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

PALABRAS DE ÁNIMO ANTE LAS DIFICULTADES.
Mario Benedetti :NO TE RINDAS

No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje, perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda, y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya
y tuyo también el deseo,
porque lo has querido
y porque te quiero.
Porque existe el vino
y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas


6
que no cure el tiempo.
Abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto.
Recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.
Porque cada día es un comienzo nuevo.
Porque ésta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás sola.
Porque yo te quiero.


EL DESEO. Gabriel García Márquez: CIEN AÑOS DE SOLEDAD


Se entregaron a la idolatría de sus cuerpos, al descubrir que los tedios del amor tenían
posibilidades inexploradas, mucho más ricas que las del deseo. Mientras él amasaba con
claras de huevo los senos eréctiles de Amaranta Úrsula, o suavizaba con manteca de
coco sus muslos elásticos y su vientre aduraznado, ella jugaba a las muñecas con la
portentosa criatura de Aureliano, y le pintaba ojos de payaso con carmín de labios y
bigotes de turco con carboncillo de las cejas, y le ponía corbatines de organza y
sombreritos de papel plateado. Una noche se embadurnaron de pies a cabeza con
melocotones en almíbar, se lamieron como perros y se amaron como locos en el piso del
corredor, y fueron despertados por un torrente de hormigas carniceras que se disponían a
devorarlos vivos


PASIÓN AMOROSA Julio Cortázar: RAYUELA

 Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano,
como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y
recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la
cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi
mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca
que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
        Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos
miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y
los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente,
mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos
donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan
hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si
tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos
mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del
aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo
te siento temblar contra mí como una luna en el agua.


7
EL FLECHAZO (FALSAS EXPECTATIVAS)
JANE AUSTEN: SENTIDO Y SENSIBILIDAD

 "El aspecto de aquel joven era exacto al que su fantasía hubiese podido esbozar para el héroe de
una novela, y la manera resuelta, sin perder un segundo, con que la había llevado a casa, tan
desprovista de formalidades y ceremonias, revelaba rapidez de reflejos y resolución. Cuanto se
relacionaba con él resultaba interesante. El nombre era agradable, su casa quedaba en el pueblo
favorito de ella, y no tardó en decidir que, de todas las indumentarias masculinas, la chaqueta de
caza era la más atractiva."
"Marianne comenzó a darse cuenta de que su desesperanza de los dieciséis años, respecto a hallar
un hombre que colmase sus ideas sobre la perfección masculina, había sido ligera e infundada.
Willoughby le ofrecía ahora cuanto su imaginación soñara en otros momentos más optimistas,
como capaz de engendrar en ella un verdadero afecto; y la conducta de él anunciaba tanta seriedad
en sus deseos como autenticidad en sus dotes."


EL FLECHAZO. Ken Follett: LOS PILARES DE LA TIERRA
Jack tropezó con la mirada de Aliena, esbozó una sonrisa y apartó la vista, como si le avergonzara
el que la hubiese sorprendido mirándola. Era un muchacho extraño, con la cabeza llena de ideas.
Aliena todavía le recordaba como un chiquillo que no sabía como se concebía a los niños. Sin
embargo, apenas si había reparado en él cuando se quedó a vivir en Kingsbridge. Y ahora parecía
tan diferente, una persona tan nueva que era como si hubiese surgido de pronto, igual que una flor
que aparece una mañana donde el día anterior no había más que tierra desnuda. Para empezar,
había perdido aquél aspecto peculiar. Aliena lo miró risueña y divertida, y se dijo que las jóvenes
debían encontrarlo guapísimo. Desde luego, tenía una bonita sonrisa. Ella no daba importancia a
su apariencia, pero se sentía algo intrigada por su asombrosa imaginación. Había descubierto que
no sólo sabía poemas completos, algunos de ellos con miles de versos, sino que también podía
hacerlos a medida que recitaba, de manera que Aliena nunca sabía si los estaba recitando de
memoria o improvisaba. Y las historias no eran lo único sorprendente en él. Sentía curiosidad por
todo.


AMOR Y GENEROSIDAD. Fiódor Dostoievski: Noches Blancas
-¿Entristecer con mi presencia su felicidad, ser un reproche, marchitar las flores que se puso en los
cabellos para ir al altar? ¡Jamás, jamás!¡Que su cielo sea sereno, que su sonrisa sea clara! Yo te
bendigo por el instante de alegría que diste al transeúnte melancólico, extraño, solitario… ¡Dios
mío! ¿Un instante de felicidad no es suficiente para toda una vida?

AMOR. EMILY BRONTE: CUMBRES BORRASCOSAS
Cathy habla de su amor apasionado por Heathcliff
"No lo puedo expresar, pero seguro que tú, y cualquiera, tiene la idea de que hay, o debe haber, una
existencia más allá de ti misma. ¿De qué serviría mi creación si yo estuviera toda, enteramente
contenida aquí? Mis grandes sufrimientos en este mundo han sido los sufrimientos de Heathcliff,
los he visto y sentido cada uno desde el principio. El gran pensamiento de mi vida es él. Si todo
pereciera y él quedara, yo seguiría existiendo, y si todo quedara y él desapareciera, el mundo sería
del todo extraño, no parecería que soy parte de él. Mi amor por Linton es como el follaje de los
bosques: el tiempo lo cambiará, yo ya sé que el invierno muda los árboles. Mi amor por Heathcliff
se parece a las eternas rocas profundas, es fuente de escaso placer visible, pero necesario. Nelly, yo
soy Heathcliff, él esta siempre, siempre, en mi mente; no como un placer, como yo no soy un placer
para mí misma, sino como mi propio ser. Así pues, no hables de separación de nuevo, es imposible
y…"

8
AMOR
SHAKESPEARE: ROMEO Y JULIETA (ESCENA DEL BALCÓN)
Bajo el balcón de Julieta. (Romeo entra sin ser visto en el palacio de los Capuleto.
Julieta aparece en una ventana)
Romeo:- … ¡Mirad cómo apoya en su mano la mejilla! ¡Oh! ¡Mirad cómo apoya en su mano la
mejilla! ¡Oh! ¡Quién fuera guante de esa mano para poder tocar esa mejilla!
Julieta:- ¡Ay de mí!
Romeo:- Habla. ¡Oh! ¡Habla otra vez ángel resplandeciente!… Porque esta noche apareces tan
esplendorosa sobre mi cabeza como un alado mensajero celeste ante los ojos extáticos y
maravillados de los mortales, que se inclinan hacia atrás para verle, cuando él cabalga sobre las
tardas perezosas nubes y navega en el seno del aire.
Julieta:- ¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehusa tu nombre; o, si
no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto.
Romeo:- (Aparte) ¿Continuaré oyéndola, o le hablo ahora?
Julieta:- ¡Sólo tu nombre es mi enemigo! ¡Porque tú eres tú mismo, seas o no Montesco! ¿Qué es
Montesco? No es ni mano, ni pie, ni brazo, ni rostro, ni parte alguna que pertenezca a un hombre.
¡Oh, sea otro nombre! ¿Qué hay en un nombre? ¡Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo grato
perfume con cualquiera otra denominación! De igual modo Romeo, aunque Romeo no se llamara,
conservaría sin este título las raras perfecciones que atesora. ¡Romeo, rechaza tu nombre; y a
cambio de ese nombre, que no forma parte de ti, tómame a mi toda entera!
Romeo:- Te tomo la palabra. Llámame sólo “amor mío” y seré nuevamente bautizado. ¡Desde
ahora mismo dejaré de ser Romeo!
Julieta:- ¿Quién eres tú, que así, envuelto en la noche, sorprendes de tal modo mis secretos?
Romeo:- ¡No sé cómo expresarte con un nombre quien soy! Mi nombre, santa adorada, me es
odioso, por ser para ti un enemigo. De tenerla escrita, rasgaría esa palabra.
Julieta:- Todavía no he escuchado cien palabras de esa lengua, y conozco ya el acento. ¿No eres tú
Romeo y Montesco?
Romeo:- Ni uno ni otro, hermosa doncella, si los dos te desagradan.
Julieta:- Y dime, ¿cómo has llegado hasta aquí y para qué? Las tapias del jardín son altas y
difíciles de escalar, y el sitio, de muerte, considerando quién eres, si alguno de mis parientes te
descubriera.
Romero:- Con ligeras alas de amor franquee estos muros, pues no hay cerca de piedra capaz de
atajar el amor; y lo que el amor puede hacer, aquello el amor se atreve a intentar. Por tanto, tus
parientes no me importan.
Julieta:- ¡Te asesinarán si te encuentran!
Romero:- ¡Ay! ¡Más peligro hallo en tus ojos que en veinte espadas de ellos! Mírame tan sólo con
agrado, y quedo a prueba de su enemistad.
Julieta:- ¡Por cuanto vale el mundo, no quisiera que te viesen aquí!
Romeo:- El manto de la noche me oculta a sus miradas; pero, si no me quieres, déjalos que me
hallen aquí. ¡Es mejor que termine mi vida víctima de su odio, que se retrase mi muerte falto de tu
amor.
Julieta:- ¿Quién fue tu guía para descubrir este sitio?
Romeo:- Amor, que fue el primero que me incitó a indagar; él me prestó consejo y yo le presté mis


9
ojos. No soy piloto; sin embargo, aunque te hallaras tan lejos como la más extensa ribera que baña
el más lejano mar, me aventuraría por mercancía semejante.
...
Romeo:- Júrote, amada mía, por los rayos de la luna que platean la copa de los árboles…
Julieta:- No jures por la luna, que es su rápida movimiento cambia de aspecto cada mes. No vayas
a imitar su inconstancia.
Romeo:- ¿Pues por quién juraré?
Julieta:- No hagas ningún juramento. Si acaso, jura por ti mismo, por tu persona que es el dios
que adoro y en quien he de creer.
Romeo:- ¿Pues por quién juraré?
Julieta:- No jures. Aunque me llene de alegría el verte, no quiero esta noche oír tales promesas
que parecen violentas y demasiado rápidas. Son como el rayo que se extingue, apenas aparece.
Aléjate ahora: quizá cuando vuelvas haya llegado abrirse, animado por las brisas del estío, el
capullo de esta flor. Adiós, ¡ojalá caliente tu pecho en tan dulce llama como el mío!
Romeo:- ¿Y no me das más consuelo que ése?
Julieta:- ¿Y qué otro puedo darte esta noche?
Romeo:- Tu fe por la mía.
Julieta:- Antes de la di que tú acertaras a pedírmela. Lo que siento es no poder dártela otra vez.
Romeo:- ¿Pues qué? ¿Otra vez quisieras quitármela?
Julieta:- Sí, para dártela otra vez, aunque esto fuera codicia de un bien que tengo ya. Pero mi afán
de dártelo todo es tan profundo y tan sin límite como los abismos de la mar. ¡Cuando más te doy,
más quisiera date!… Pero oigo ruido dentro. ¡Adiós no engañes mi esperanza… Ama, allá voy…
Guárdame fidelidad, Montesco mío. Espera un instante, que vuelvo en seguida.
Romeo:- ¡Noche, deliciosa noche! Sólo temo que, por ser de noche, no pase todo esto de un
delicioso sueño
Julieta:- (Asomada otra vez a la ventana) Sólo te diré dos palabras. Si el fin de tu amor es
honrado, si quieres casarte, avisa mañana al mensajero que te enviaré, de cómo y cuando quieres
celebrar la sagrada ceremonia. Yo te sacrificaré mi vida e iré en pos de ti por el mundo.
Ama:- (Llamando dentro) ¡Julieta!
Julieta:- Ya voy. Pero si son torcidas tus intenciones, suplícote que…
Ama:- ¡Julieta!
Julieta:- Ya corro… Suplícote que desistas de tu empeño, y me dejes a solas con mi dolor. Mañana
irá el mensajero…




10
AMOR
FEDERICO GARCÍA LORCA: BODAS DE SANGRE

NOVIA
Estas manos, que son tuyas,
pero que al verte quisieran
quebrar las ramos azules
y el murmullo de tus venas.
¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Aparta!
Que si matarte pudiera,
te pondría la mortaja
con los filos de violetas.
¡Ay, qué lamento, qué fuego
me sube por la cabeza.
LEONARDO
¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Porque yo quise olvidar
y puse un muro de piedra
entre tu casa y la mía.
Es verdad. ¿No lo recuerdas?
Y cuando te vi de lejos
me eché a los ojos arena.
Pero montaba a caballo
y el caballo iba a tu puerta.
Con alfileres de plata
mi sangre se puso negra,
y el sueño me fue llenando
las carnes de mala hierba.
Que yo no tengo la culpa,
que la culpa es de la tierra
y de ese olor que te sale
de los pechos y las trenzas.
NOVIA
¡Ay, qué sinrazón! No quiero
contigo cama ni cena,
y no hay minuto del día


11
que estar contigo no quiera,
porque me arrastras y voy,
y me dices que me vuelva
y te sigo por el aire
como una brizna de hierba.
He dejado a un hombre duro
y a toda su descendencia
en la mitad de la boda
y con la corona puesta.
Para ti será el castigo
y no quiero que lo sea.
¡Déjame sola! ¡Huye tú!
No hay nadie que te defienda.
LEONARDO
 Pájaros de la mañana
por los árboles se quiebran.
La noche se está muriendo
en el filo de la piedra.
Vamos al rincón oscuro
donde yo siempre te quiera,
que no me importa la gente
ni el veneno que nos echa.
(La abraza fuertemente)
...




AMOR
León Tolstói: ANNA KARENINA

No ha prometido usted nada, lo reconozco. Pero ya sabe que no es su amistad lo que pretendo. Sabe
que la felicidad de toda mi vida se encierra en esa palabra que usted rechaza: el amor.

—El amor… —repitió ella lentamente, en voz muy baja, como hablando consigo misma. Y luego,
mirándole bien de frente—: Rechazo esta palabra porque para mí tiene un sentido mucho más
grave y más profundo de lo que usted puede imaginar. Adiós.

Le dio un rápido apretón de manos y subió a su coche.

Vronski se sintió inmensamente feliz. Besó la palma de su mano, que había estado en contacto con
la de Anna, y se fue hacia su casa con la dulce certidumbre de que aquel día había avanzado, más
que en todo el tiempo precedente, hacia la realización de su deseo.”




12
AMOR. Pablo Neruda. Me gustas cuando callas
  Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
Déjame que me calle con el silencio tuyo.
.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.


AMOR Y LO COTIDIANO
Luis Alberto de Cuenca. ME GUSTA CUANDO DICES TONTERÍAS


 Este poema es una versión personal del famoso poema de Neruda "Me gustas cuando
callas porque estás como ausente". En este poema nos ofrece la cotidianidad feliz con su
pareja, a la que quiere con sus defectos y sus virtudes y con la que se siente feliz de
iniciar un nuevo día.


Me gusta cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego al cine tarde por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,

13
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
"Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno".




DECLARACIONES AMOROSAS
Jane Austen: ORGULLO Y PREJUICIO
Primera declaración amorosa del señor Darcy a Elisabeth Benett
       -Señorita Elizabeth, he luchado en vano y ya no lo soporto más. Estos últimos meses han
       sido un tormento. Vine a Rossins con la única idea de verla a usted. He luchado contra el
       sentido común, las expectativas de mi familia, su inferioridad social, mi posición y
       circunstancias, pero estoy dispuesto a dejarlas a un lado y pedirle que ponga fin a mi
       agonía.
       - No comprendo.
       - La amo, ardientemente.
       ...
      -¿Puedo preguntarle por qué me rechaza sin fingir algo de cortesía?
      -Y yo a usted porqué se ha permitido decirme con el propósito evidente de ofenderme que
me quiere     contra los dictados de su razón. ...
Segunda declaración amorosa del señor Darcy a Elisabeth

       Tiene que saberlo. Tiene que saber que todo lo he hecho por usted. Es usted demasiado
buena para jugar conmigo. Su conversación de anoche con mi tía me ha hecho recobrar la
esperanza que ya creía tener totalmente perdida. Si sus sentimientos siguen siendo los mismos,
dígamelo. Mi afecto y mis deseos no han cambiado, pero una sola palabra suya me silenciará para
siempre. Sin embargo, si sus sentimientos han cambiado, debo decirle que ha embrujado usted mi
cuerpo y mi alma y que la amo, la amo y la amo y que ya nada podrá separarme de usted.


DECLARACIONES AMOROSAS
Federico Moccia. TRES METROS SOBRE EL CIELO


-Soy feliz. Jamás me he sentido tan bien, ¿y tú?
-¿Yo? Estoy de maravilla.
-¿Hasta el punto de llegar a tocar el cielo con un dedo?


14
-No, así no.
-¿Ah, no?
-Mucho más. Al menos tres metros sobre el cielo.


AMOR. Federico Moccia :PERDONA SI TE LLAMO AMOR.
Niki se echa a reír y se esconde detrás de un jazmín. Pequeño. Demasiado pequeño para una
sonrisa tan espléndida.
-Conmigo ha sido sincero.-Niki mordisquea otro jazmín. Chupa el néctar.- Oye, sabe riquísimo.
¿Me das un beso?
-Pero, Niki, yo...
-Chissst... ¿Hay algo más simple que un beso?
-Pero tú y yo... es complicado.
-chisst ...deja que hable tu corazón.-Niki se le acerca. Apoya su mano sobre el corazón de
Alessandro. Después la oreja. Y se pone a escuchar. Y aquel corazón emocionado late con fuerza. Y
Niki sonríe.-Puedo oírlo.-Y se aparta de su pecho. Lo mira a los ojos y sonríe en la penumbra de la
terraza.
-Dice que no
-¿Que no a qué?
-A que entre tú y yo las cosas no son complicadas. Son simples.
-Ah, ¿si?
-Sí. Y luego le he preguntado: "¿Qué hago lo beso?"
-¿Y que te ha dicho?
-Me ha dicho que tú no lo pones fácil, pero que también eso es simple ...
Alessandro se rinde. Y Niki se le acerca lentamente. Y lo besa. Dulce. Amable. Tierna. Suave.
Ligera. Como un jazmín. Como Niki. Coge los brazos que Alessandro tiene caídos y abandonados y
se los pone alrededor del cuello. Y sigue besándolo. Ahora con más pasión. Alessandro no se lo
puede creer. Diablos. Estamos en medio de los jazmines. Se deja amar. Así, con una sonrisa. Una
simple sonrisa. Niki se baja los tirantes del vestido y lo deja caer al suelo. Se queda así, en bragas y
sujetador y nada más. Con la espalda apoyada en los jazmines, sumergida en aquellas pequeñas
florecitas, perdida en aquél perfume, como una rosa deshojada con delicadeza en aquella mata por
azar."

AMOR Y DESESPERACIÓN
Emily Brontë: CUMBRES BORRASCOSAS

Tras la muerte de Cathy su amado le pide que no le abandone y que su fantasma le
persiga toda la vida. Su súplica será aceptada.

“—¿Por qué me mintió hasta el final? —prosiguió—. ¿Dónde se encuentra? Aquí no… en el cielo
tampoco… y no se ha extinguido… Entonces, ¿dónde está? ¡Ah!, dijiste que no le importaba nada de
mis sentimientos. Pues yo voy a rezar una plegaria y a repetirla hasta que la lengua se me seque:
¡Catherine Earnshaw, ojalá no encuentres descanso mientras yo siga con vida! Dijiste que yo te
había matado, ¡pues entonces persígueme! Las víctimas persiguen a sus asesinos. Yo creo que hay
fantasmas que vagan por el mundo, lo sé. Quédate siempre conmigo, bajo la forma que quieras,
¡vuélveme loco! Pero lo único que no puedes hacer es dejarme solo en este abismo donde no soy
capaz de encontrarte. ¡Oh, Dios mío, es inconcebible! ¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No puedo vivir
sin mi alma!”.


AMOR Y DESESPERACIÓN
Stefan Zweif : CARTA DE UNA DESCONOCIDA
Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que
siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta
y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de

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verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio,
igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando
aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última hora.

AMOR Y DESESPERACIÓN (LOCURA)

Fiodor Dostoyevski: EL JUGADOR

–No, no; usted no tiene nada que ver. Ya le dije a usted que me cuesta trabajo explicarme. Usted
me aturde. No se enoje a causa de mi conversación. Usted comprende por qué no puede enfadarse
conmigo. Estoy sencillamente loco. Por otra parte, su cólera me importaría muy poco. Me basta
solamente imaginar en mi pequeña habitación el frufrú de su vestido y ya estoy dispuesto a
morderme los puños. ¿Por qué se enfada usted conmigo? ¿Por el hecho de llamarme esclavo suyo?
¡Aprovéchese de mi esclavitud, aprovéchese! ¿No sabe usted que un día u otro la he de matar? No
por celos o porque haya dejado de amarla, sino porque sí, la mataré sencillamente, porque tengo
algunas             veces             deseos               de             devorarla.


AMOR. Gabriel García Márquez: EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA

–Poco me importa –continué–. Sepa, además, que es peligroso que paseemos juntos. He
experimentado muchas veces deseos de pegarle, de desfigurarla, de estrangularla. ¿Cree usted que
no me atrevería? Me hace usted perder la razón. ¿Imagina que temo el escándalo? ¿El enojo de
usted? ¡Qué me importan a mí el escándalo y su enojo! La amo sin esperanza y sé que luego la
amaría mucho más. Si la mato, tendré que matarme yo también. Pues bien, me mataré lo más tarde
posible, a fin de sentir lejos de usted ese dolor intolerable. ¿Quiere saber una cosa increíble? La
amo cada día más, lo que es casi imposible.»
Ella empezó a hablar del esposo muerto, en tiempo presente, como si estuviera vivo, y Florentino
Ariza supo en ese momento que también a ella le había llegado la hora de preguntarse con
dignidad, con grandeza, con unos deseos incontenibles de vivir, qué hacer con el amor que se le
había quedado sin dueño.


ADMIRACIÓN
Carlos Ruiz Zafón: LA SOMBRA DEL VIENTO


Este lugar es un misterio, Daniel, un santuario. Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma
de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un
libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y
se hace fuerte. Hace ya muchos años, cuando mi padre me trajo por primera vez aquí, este lugar ya
era viejo. Quizá tan viejo como la misma ciudad. Nadie sabe a ciencia cierta desde cuándo existe, o
quiénes lo crearon. Te diré lo que mi padre me dijo a mí. Cuando una biblioteca desaparece,
cuando una librería cierra sus puertas, cuando un libro se pierde en el olvido, los que conocemos
este lugar, los guardianes, nos aseguramos de que llegue aquí. En este lugar, los libros que ya nadie
recuerda, los libros que se han perdido en el tiempo, viven para siempre, esperando llegar algún día
a las manos de un nuevo lector, de un nuevo espíritu. (…) Cada libro que ves aquí ha sido el mejor
amigo de alguien. Ahora sólo nos tienen a nosotros, Daniel. ¿Crees que vas a poder guardar este
secreto?




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AMOR, SOLIDARIDAD
Mario Benedetti: HAGAMOS UN TRATO
Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted

es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.




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AMISTAD
Antoine De Saint-Exupéry. EL PRINCIPITO
Entonces apareció el zorro.
-Buenos días -dijo el zorro.
-Buenos días -respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta, pero no vio nada.
-Estoy acá -dijo la voz- bajo el manzano...
-¿Quién eres? -dijo el principito-. Eres muy lindo...
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-. ¡Estoy tan triste!...
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-. No estoy domesticado.
-¡Ah! Perdón -dijo el principito. Pero, después de reflexionar, agregó:
-¿Qué significa «domesticar»?
-No eres de aquí -dijo el zorro-. ¿Qué buscas?
-Busco a los hombres -dijo el principito-. ¿Qué significa «domesticar»?
-Los hombres -dijo el zorro- tienen fusiles y cazan. Es muy molesto. También crían gallinas. Es su
único interés. ¿Buscas gallinas?
No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa «domesticar»?
-Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Significa «crear lazos».
-¿Crear lazos?
-Sí -dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil
muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro
semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás
para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...
-Empiezo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... Creo que me ha domesticado...
-Es posible -dijo el zorro-. ¡En la Tierra se ve toda clase de cosas...!
-¡Oh! No es en la Tierra -dijo el principito. El zorro pareció muy intrigado:
-¿En otro planeta?
-Sí.
-¿Hay cazadores en ese planeta?
-No.
-¡Es interesante eso! ¿Y gallinas?
-No.
-No hay nada perfecto -suspiró el zorro. Pero el zorro volvió a su idea:
-Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos
los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de
sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen
esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además,
¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de
trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas


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domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento
en el trigo...
El zorro calló y miró largo tiempo al principito:
-¡Por favor... domestícame! -dijo.
-Bien lo quisiera -respondió el principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar
amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo se conocen las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de
conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de
amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!
-¿Qué hay que hacer? -dijo el principito.
-Hay que ser muy paciente -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en
la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos Pero, cada día,
podrás sentarte un poco más cerca...
Al día siguiente volvió el principito. -Hubiese sido mejor venir a la misma hora -dijo el zorro-. Si
vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más
avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el
precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi
corazón... Los ritos son necesarios.
-¿Qué es un rito? -dijo el principito.
-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día sea diferente de los
otros días: una hora, de las otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. El jueves
bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso. Voy a pasearme hasta
la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría
vacaciones.
Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida:
-¡Ah!... -dijo el zorro-. Voy a llorar.
-Tuya es la culpa -dijo el principito-. No deseaba hacerte mal pero quisiste que te domesticara...
-Sí-dijo el zorro.
-¡Pero vas a llorar! -dijo el principito.
-Sí-dijo el zorro.
-Entonces, no ganas nada.
-Gano -dijo el zorro-, por el color de trigo. Luego, agregó:
-Ve y mira nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás para
decirme adiós y te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver nuevamente a las rosas:
-No sois en absoluto parecidas a mi rosa: no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado y no
habéis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil
otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Y las rosas se sintieron bien molestas.
-Sois bellas, pero estáis vacías -les dijo todavía-. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un
transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas
vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo
un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con el biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas
orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a quien
escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.


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Y volvió hacia el zorro:
-Adiós -dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo
esencial es invisible a los ojos.
-Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito, a fin de acordarse.
-El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.
-El tiempo que perdí por mi rosa... -dijo el principito, a fin de acordarse.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable
para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...
-Soy responsable de mi rosa... -repitió el principito, a fin de acordarse.



INSATISFACCIÓN, BÚSQUEDA
Hermann Hesse: LOBO ESTEPARIO

“Erase una vez un individuo, de nombre Harry, llamado el lobo estepario. Andaba en dos pies,
llevaba vestidos y era un hombre, pero en el fondo era, en verdad, un lobo estepario. Había
aprendido mucho de lo que las personas con buen entendimiento pueden aprender, y era un
hombre bastante inteligente. Pero lo que no había aprendido era una cosa: a estar satisfecho de sí
mismo y de su vida.”


ANGUSTIA POR LA PÉRDIDA DE LA JUVENTUD

Rubén Darío: CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...


ATRACCIÓN DEL PELIGRO
Milan Kundera: LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER

¿Qué es el vértigo? ¿El miedo a la caída? ¿Pero por qué nos da también vértigo en un mirador
provisto de una valla asegurada? El vértigo es algo diferente del miedo a la caída. El vértigo
significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros
el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados.



DESESPERACIÓN
Murakami: KAFKA EN LA ORILLA

“—Juguemos a lo de siempre —propone.

—De acuerdo —digo. Yo también cierro los ojos y, en silencio, respiro hondo.
—¿Listo? Imagínate una tempestad de arena terrible, terrible de verdad —dice—. Y olvida cualquier
otra cosa.


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Tal como me ha dicho, imagino una tempestad de arena terrible, terrible de verdad. Y olvido
cualquier otra cosa. Incluso quién soy. Me quedo en blanco. Las cosas van aflorando enseguida. Y él
y yo las compartimos en el viejo sofá de cuero del estudio de mi padre, como siempre.

—A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar
—me comenta el joven llamado Cuervo.

A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar.
Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección,
siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como
antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer.
Y la razón es que tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta
tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer
es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te
llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a
veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos,
danzando      en     lo    alto    del    cielo.   Imagínate     una     tormenta     como     ésta.”




SOLEDAD
Benedetti: SOLEDADES

Ellos tienen razón
esa felicidad,
al menos con mayúscula
no existe
Ah pero si existiera con minúscula
sería semejante a nuestra breve
soledad

después de la alegría viene la soledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad

ya sé que es una pobre deformación
pero lo cierto es que en este durable
minuto
uno se siente
solo en el mundo
sin asideros sin pretextos
sin abrazos
sin rencores
sin las cosas que unen o separan
(...)

después de la alegría
después de la plenitud después del amor
viene la soledad
conforme
pero
qué vendrá después
de la soledad


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a veces no me siento
tan solo
si imagino
mejor dicho si sé
que más allá de mi soledad
y de la tuya
otra vez estás vos
aunque sea preguntándote a solas
qué vendrá después
de la soledad



 ODIO, IRA
 Gustavo Adolfo Bécquer. XLII
Cuando me lo contaron sentí el frí0
de una hoja de acero en las entrañas,
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de donde estaba.

Cayó sobre mi espíritu la noche,
en ira y en piedad se anegó el alma,
¡y entonces comprendí por qué se llora!
¡y entonces comprendí por qué se mata!

Pasó la nube de dolor... con pena
logré balbucear breves palabras...
¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo...
Me hacía un gran favor... Le di las gracias.

ODIO. GUERRA

Javier Reverte: LA NOCHE DETENIDA

 (...) En mi país siempre ha habido guerras.
-En el mío también.
-No creo que tantas como aquí. Nunca hemos cesado de luchar y no alcanzo a
explicarme por qué. No sé si es la naturaleza humana o es la naturaleza de mi tierra. En
Biah, como en Sarajevo, vivíamos musulmanes, croatas, y serbios, todos juntos. Cuando
era el Ramadán, mis amigos cristianos venían a mi casa a merendar tras el ayuno. Y yo
iba a casa de mis amigos en la Navidad católica y en la Pascua ortodoxa. Siempre había
fiestas y las celebrábamos juntos. Pero vino la guerra y todos nos separamos: los amigos
nos convertimos en enemigos. ¿No es inexplicable? Un hombre, aquí en Bosnia, puede
matar a su amigo de la infancia simplemente porque pertenece a una religión distinta. La
cultura y la religión están hechas para unir, no para matar, ¿no es así?


ODIO. Ana Karenina de León Tolstoi
        Cuando, al volver de las carreras, Ana le confesó sus relaciones con Wronsky, y,
cubriéndose la cara con las manos, estalló en sollozos, Alexis Alejandrovicht, por más
odio que profesara a su mujer, no pudo evitar una turbación profunda. A fin de no revelar
ninguna señal exterior, incompatible con su posición, trató de reprimir la más mínima
apariencia de emoción; quedó impasible, sin mirarla, con una rigidez mortal que


22
impresionó vivamente a Ana.
       Al llegar a casa, hizo un gran esfuerzo para descender del coche y despedirse de
su mujer con los miramientos y cortesía habituales;…
Las palabras de Ana vinieron a confirmar sus peores sospechas, y el mal que le causaron
hasta hacerle derramar lágrimas, fue muy cruel…
 RENCOR, VENGANZA

Stieg Larsson:. LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES

- He conocido a muchos como él en mi vida. Un buen consejo, si me lo permites, es ignorarlo
cuando hace ruido, no olvidar nada y pagarle con la misma moneda en cuanto tengas ocasión. Pero
ahora no, porque te lleva ventaja.
        Mikael no supo qué decir.
- A lo largo de todos estos años he tenido muchos enemigos y hay una cosa que he
aprendido: nunca entres en la batalla cuando tienes todas las de perder. Sin embargo,
jamás dejes que una persona que te ha insultado se salga con la suya. Espera tu
momento y, cuando estés en una posición fuerte, devuelve el golpe, aunque ya no sea
necesario hacerlo.




LA VENGANZA
Alejandro Dumas: EL CONDE DE MONTECRISTO

- ¿Quién sois, señora? -preguntó el conde a la mujer cubierta aún con el velo. La desconocida miró
en derredor para asegurarse de que estaban solos, inclinándose después como si hubiese querido
arrodillarse, juntando las manos y con el acento de la desesperación:
-¡Edmundo -dijo-, no matéis a mi hijo!
El conde retrocedió; un grito se escapó de sus labios, y dejó caer el arma que tenía en la mano.
-¿Qué nombre acabáis de pronunciar, señora de Morcef? -dijo.
-El vuestro -respondió levantando su velo-, el vuestro, que solamente yo no he olvidado. Edmundo,
no es la señora de Morcef la que viene a veros; es Mercedes.
-Mercedes murió, señora, y no conozco ya a ninguna de ese nombre.
-Mercedes vive, y Mercedes se acuerda de vos; no sólo os conoció al veros, sino aun antes, al sonido
de vuestra voz; desde entonces os sigue paso a paso, vela sobre vos y os teme; ella no ha tenido
necesidad de adivinar de dónde salió el golpe que ha herido al señor de Morcef.
-Fernando, queréis decir, señora -prosiguió Montecristo con amarga ironía-, puesto que
recordamos nuestros nombres propios, recordémoslos todos.
Y Montecristo pronunció aquel Fernando con tal expresión de odio, que Mercedes sintió un frío
temblor que se apoderaba de todo su cuerpo.
-Bien veis, Edmundo, que no me había engañado y que con razón os decía: ¡no matéis a mi hijo!
-¿Y quién os ha dicho, señora, que yo quiero hacer algún daño a vuestro hijo?
-¡Nadie, Dios mío!, pero una madre está dotada de doble vista: todo lo he adivinado, le he seguido
esta noche a la Opera, y oculta en un palmera, lo he visto todo. (….), ¡qué terrible venganza, por una
falta que la fatalidad me hizo cometer!, porque la culpable soy yo, Edmundo, y si queríais vengaros
debió ser de mí, que no tuve fuerza para resistir vuestra ausencia y mi soledad.
-Pero ¿por qué estaba yo ausente y vos sola?
-Porque estabais detenido, Edmundo, porque estabais preso.
-¿Y por qué estaba yo preso?
-No lo sé -dijo Mercedes.


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-No lo sabéis, señora, así lo creo; pero voy a decíroslo; me prendieron, porque la víspera misma del
día en que iba a casarme con vos, en una glorieta de la Reserva, un hombre llamado Danglars
escribió esta carta que el pescador Fernando se encargó de poner en el correo.
Y dirigiéndose hacia un escritorio, abrió Montecristo un cajón y sacó un papel, cuya tinta se había
ya enrojecido, poniendo a la vista de Mercedes la carta de Danglars al procurador del rey, que el día
en que había pagado los doscientos mil francos al señor Boville, el conde, nombrándose agente de
la casa de Thompson y French, había sustraído del proceso de Edmundo Dantés.
Mercedes leyó temblando lo siguiente:
«Se advierte al señor procurador del rey, por un amigo del trono y de la religión, que el llamado
Edmundo Dantés, segundo del navío El Faraón, llegado esta mañana de Esmirna, después de haber
tocado en Nápoles y Porto-Ferrajo, ha sido encargado por Murat de una carta para el usurpador, y
por éste de otra para el comité bonapartista de París.
»La prueba de este crimen se adquirirá prendiéndole, pues se le encontrará la carta encima, o en
casa de su padre, o en su camarote a bordo.»
-Ay, ¡Dios mío! -dijo Mercedes pasando la mano por su frente, inundada en sudor-, y esta carta...
-Doscientos mil francos me ha costado el poseerla, señora, pero es barata aún, puesto que me
permite hoy disculparme a vuestros ojos.
-¿Y el resultado de esta carta?
-Ya lo sabéis, señora, fue mi prisión; pero ignoráis el tiempo que duró, ignoráis que permanecí
catorce años a un cuarto de legua de vos en un calabozo en el castillo de If: lo que no sabéis es que
cada día durante estos catorce años he renovado el juramento de venganza que había hecho el
primero de ellos, y sin embargo ignoraba que os hubieseis casado con Fernando, mi delator, y que
mi padre había muerto... ¡de hambre!
-¡Santo cielo! -exclamó Mercedes.
-Pero lo supe al salir de mi prisión; y por Mercedes viva y por mi padre muerto, juré vengarme de
Fernando, y me vengo.
-¿Y estáis seguro de que el desgraciado Fernando hizo eso?
-Por mi alma, señora (…)
La pobre mujer inclinó la cabeza, dobláronse sus piernas y cayó de rodillas.
-Perdonad, Edmundo, perdonad por Mercedes que os ama aún.
La dignidad de la esposa detuvo el ímpetu de la amante y de la madre. Su frente se inclinó casi
hasta tocar la alfombra.
El conde se acercó a ella y la levantó.
Sentada en un sillón, pudo en medio de sus lágrimas ver el rostro varonil de Montecristo en el que
el dolor y el odio se pintaban de un modo amenazador. (…)
- Mercedes, es preciso que me vengue, porque durante catorce años he padecido, he llorado,
maldecido; ahora, os lo repito, Mercedes, es preciso que me vengue. (…)
-Vengaos, Edmundo -gritó la pobre madre-, vengaos sobre los culpables, sobre él, sobre mí, pero
no sobre mi hijo.
-Está escrito en libro santo -respondió Montecristo-. «Las faltas de los padres caerán sobre sus
hijos, hasta la tercera y cuarta generación.» Puesto que Dios ha dictado estas palabras a su profeta,
¿por qué seré yo mejor que Dios?



MIEDO.
Murakami: HANALEI BAY

“El hijo de Sachi murió a los diecinueve años atacado por un gran tiburón en Hanalei Bay. Para
ser exactos, el tiburón no llegó a devorarlo. Estaba haciendo surf, solo, en alta mar, cuando un
tiburón le arrancó la pierna derecha y, de la impresión, el joven se ahogó. Así pues, la causa
oficial de la muerte fue ahogamiento. El tiburón se tragó más de la mitad de la tabla de surf. A los
tiburones no les gusta devorar hombres. La carne humana no es de su agrado. En la mayoría de
los casos, al primer bocado, decepcionados, se van. Por eso hay muchos casos de personas que,
siempre que no hayan sucumbido al pánico, han logrado sobrevivir al ataque de un tiburón
habiendo perdido solamente un brazo o una pierna. Sólo que el hijo de Sachi se aterró de tal

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manera que le sobrevino un ataque al corazón, tragó gran cantidad de agua y murió ahogado.”




MIEDO
Guy de Maupassant: El Horla
4 de julio
Decididamente, las crisis vuelven a empezar. Vuelvo a tener las mismas pesadillas. Anoche sentí
que alguien se inclinaba sobre mí y con su boca sobre la mía, bebía mi vida. Sí, la bebía con la
misma avidez que una sanguijuela. Luego se incorporó saciado, y yo me desperté tan extenuado y
aniquilado, que apenas podía moverme.
5 de julio
¿He perdido la razón? Lo que pasó, lo que vi anoche, ¡es tan extraño que cuando pienso en ello
pierdo la cabeza!
Había cerrado la puerta con llave, como todas las noches, y luego sentí sed; bebí medio vaso de
agua y observé distraídamente que la botella estaba llena.
Me acosté en seguida y caí en uno de mis espantosos sueños del cual pude salir cerca de dos horas
después con una sacudida más horrible aún. Imagínense ustedes un hombre que es asesinado
mientras duerme, que despierta con un cuchillo clavado en el pecho, jadeante y cubierto de sangre,
que no puede respirar y que muere sin comprender lo que ha sucedido.
Después de recobrar la razón, sentí nuevamente sed; encendí una bujía y me dirigí hacia la mesa
donde había dejado la botella. La levanté inclinándola sobre el vaso, pero no había una gota de
agua. Estaba vacía, ¡completamente vacía! Al principio no comprendí nada, pero de pronto sentí
una emoción tan atroz que tuve que sentarme o, mejor dicho, me desplomé sobre una silla. Luego
me incorporé de un salto para mirar a mi alrededor. Después volví a sentarme delante del cristal
trasparente, lleno de asombro y terror. Lo observaba con la mirada fija, tratando de imaginarme lo
que había pasado. Mis manos temblaban. ¿Quién se había bebido el agua? Yo, yo sin duda. ¿Quién
podía haber sido sino yo?
6 de agosto
Esta vez no estoy loco. Lo he visto… ¡lo he visto! Ya no tengo la menor duda… ¡lo he visto! Aún
siento frío hasta en las uñas… el miedo me penetra hasta la médula… ¡Lo he visto!…
A las dos de la tarde me paseaba a pleno sol por mi rosedal; caminaba por el sendero de rosales de
otoño que comienzan a florecer.
Me detuve a observar un hermoso ejemplar de géant des batailles, que tenía tres flores magníficas,
y vi entonces con toda claridad cerca de mí que el tallo de una de las rosas se doblaba como movido
por una mano invisible: ¡luego, vi que se quebraba como si la misma mano lo cortase! Luego la flor
se elevó, siguiendo la curva que habría descrito un brazo al llevarla hacia una boca, y permaneció
suspendida en el aire trasparente, muy sola e inmóvil, como una pavorosa mancha a tres pasos de
mí.
Regresé entonces a casa con la mente alterada; en efecto, ahora estoy convencido, seguro como de
la alternancia de los días y las noches, de que existe cerca de mí un ser invisible, que puede tocar las
cosas; dotado de un cuerpo material aunque imperceptible para nuestros sentidos, y que habita en
mi casa como yo…
8 de agosto


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Pasé una noche horrible. Él no ha aparecido más, pero lo siento cerca de mí. Me espía, me mira, se
introduce en mí y me domina. Así me resulta más temible, pues al ocultarse de este modo parece
manifestar su presencia invisible y constante.
12 de agosto, 10 de la noche
Durante todo el día he tratado de partir, pero no he podido. He intentado realizar ese acto tan fácil
y sencillo —salir, subir en mi coche para dirigirme a Ruán— y no he podido. ¿Por qué?
14 de agosto
¡Estoy perdido! ¡Alguien domina mi alma y la dirige! Alguien ordena todos mis actos, mis
movimientos y mis pensamientos. Ya no soy nada en mí; no soy más que un espectador prisionero
y aterrorizado por todas las cosas que realizo. Quiero salir y no puedo. Él no quiere…


MIEDO. ABLACIÓN (MIEDO A SUFRIR DOLOR)
GEMMA LIENAS: DIARIO VIOLETA DE CARLOTA

"Hola:
        Me llamo Efua y vivo en Somalia, en África. Hoy es mi cumpleaños: cumplo seis y estoy
triste porque me gustaría no tener que crecer nunca, nunca. Tener seis años para siempre, para
toda la vida... Éste es mi único deseo.
        Pero es un sueño imposible, lo sé. Y por eso, dentro de un año, cuando cumpla siete, me van
a hacer la ablación. A lo mejor, tú ni siquiera has oído hablar de esto, ¿verdad? ¡Que suerte tienes!
Quiere decir que vives en un país en el que no se mutila a las niñas. En el mío, como en muchos
otros de África o de Asia, por culpa de la tradición a las niñas, antes de que entremos en la
pubertad, nos cortan el clítoris.
        Aunque yo no he pasado por esa experiencia, sé que es horrible. El año pasado oí los
chillidos de mi hermana Rosalie cuando se lo hacían. Después, me explicó que había luchado como
una fiera para que no pudieran cortárselo. Finalmente, habían tenido que sujetarla entre siete
mujeres para conseguirlo. De noche fui a verla y no hacía más que llorar y sangrar. Continuó
sangrando durante muchos días. Yo temía que se muriera. Algunas niñas se mueren por culpa de la
hemorragia o por las infecciones.
        Rosalie no se murió. Ahora ya hace meses que se lo hicieron, pero aún no tiene la herida
bien cerrada. Se ve obligada a caminar con las piernas abiertas porque le duele. Además, cada vez
que hace pipí, le escuece muchísimo y llora aunque quiera aguantarse las lágrimas.
         Mi prima, Zenebú, que tiene quince años, dice que hacer pipí es doloroso, pero mucho más
lo es cuando te tienes que meter en la cama con un hombre para tener relaciones sexuales. Ella lo
sabe porque cuando tenia doce años, Getu, un hombre de treinta y dos años del pueblo, la raptó
porque quería convertirla en su mujer... ¡Vaya!, en la segunda mujer, porque, de hecho, ya tenía
una, pero se ve que no le gustaba. Abandonó a su primera mujer y negoció con los padres de
Zenebú para casarse con ella. Aunque ella no quería, los padres accedieron; la opinión de Zenebú
no contaba. A partir de aquella noche, Getu se mete en la cama con ella. Dice que, por culpa de la
ablación, las relaciones sexuales son muy dolorosas. Además, también duele en el momento del
parto. Zenebú lo sabe porque ya tiene un hijo de un año y está esperando a otro.
         Le he preguntado a mi madre por qué tienen que hacerme la ablación. Mamá dice que es la
costumbre de nuestro país. Me consuela contándome que hay otros países donde es peor, porque a
las chicas, además de cortarles el clítoris, les cortan los labios de la vulva y les cosen la vagina. Sólo
las descosen cuando es hora de casarlas; si no, sería imposible que tuvieran sexo con el marido.
        Yo se que mamá me lo cuenta par quitarme el miedo. Pero no lo consigue. Tengo tanto...
Tengo miedo de las manos de la mujer encargada de cortarme los órganos sexuales. Tengo miedo
de pensar en sus manos sosteniendo una navaja. Miedo de pensar en el momento en el que
colocará la navaja entre mis piernas y, ¡zas!, me arrancara un trozo de carne. De mi carne ¡Mía y de
nadie más! miedo del dolor que voy a sentir el resto de mi vida. Y miedo de morirme de la
hemorragia y de una infección.
        Me gustaría ser pequeña para siempre jamás.”


26
LA ENVIDIA
Federico García Lorca: ROMANCERO GITANO


- Antonio Torres Heredia
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
- Mis cuatro primos Heredia,
hijos de Benamejí.
Lo que en otros no envidiaban,
ya lo envidiaban en mí.
Zapatos color corinto,
medallones de marfil,
y este cutis amasado
con aceituna y jazmín.
- ¡Ay Antoñito el Camborio
digno de una emperatriz!
Acuérdate de la Virgen
porque te vas a morir.
- ¡Ay Federico García,
llama a la guardia civil!
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz.


DESAMOR. JUANA CASTRO: AMOR MÍO


                  Antonia buena chica ingresó ya cadáver,
                  Carmen muy educada vaqueros blusa beis
                  y Raquel silenciosa es el amor.


                  Amor de amoratarse amor que es amoldar
                  y amancillar.
                  Amor de amenazar amor de amurallar
                  amor de amartillar
                  y de amasijo.


                  Amor de amortajar.




27
Rosa Lola María
                   Inés Luisa mi amor.


                   Compañero mi amigo
                   mi enemigo.


                   Rafael veinte años arma blanca su novia en una calle,
                   José Pablo dos hijos divorciado
                   y Raúl empresario gran sonrisa el amor.


                   Es el amor que amengua que amuralla
                   que amortece y amarra.


                   Amor de amuñecar amor que es amputar
                   amor de amilanar
                   y de ambulancia.


                   Amor de amordazar.


                   Manuel Félix Cristóbal
                   Jaime Isidro mi amor.


                   Mi señora mi dueña
                   mi rehén.


                   Amor mío mi amor.


                   El anillo no sabe no sabía.
                   El anillo.
                   El cuchillo.




DESAMOR
 Dulce Chacón: ALGÚN AMOR QUE NO MATE.
Adiós mi amor: Principio y fin. Tú y yo tuvimos un principio. He encontrado un trabajo lejos de
aquí. Todo tiene un final. No te reprocho nada. Sé que la culpa, si es que hay culpables, es toda mía.
Nunca debí consentir que me anularas así, me negué a mí misma, me he perdido de vista. Me
pediste tiempo y te di toda la vida. Todo lo hice por amor, te quise hasta ese punto, hasta éste.
Ahora ya no. Voy a aprender a quererme de nuevo, lejos de ti, lejos.


28
Cuando pase el tiempo suficiente, cuando te pierda el miedo, te mandaré nuestra dirección para
que puedas visitar a tu hijo.
Te quise hasta la locura. Ni un paso más.


DESAMOR
Charles Dickens: GRANDES ESPERANZAS

«En el primer momento no me fijé en todo esto, pero vi más de lo que podía suponer, y observé que
todo aquello, que en otro tiempo debió de ser blanco, se veía amarillento. Observé que la novia que
llevaba aquel traje se había marchitado como las flores y la misma ropa, y no le quedaba más brillo
que el de sus ojos hundidos. Imaginé que en otro tiempo aquel vestido debió de ceñir el talle
esbelto de una mujer joven, y que la figura sobre la que colgaba ahora había quedado reducida a
piel y huesos. [...]

―¿Quién es? ―preguntó la dama que estaba sentada junto a la mesa.
―Pip, señora.
―¿Pip?
―El muchacho que ha traído hasta aquí Mr. Pumblechook, señora. He venido a jugar...
―Acércate más, muchacho. Deja que te vea bien.

Al encontrarme delante de ella, rehuyendo su mirada, observé con detalle los objetos que nos
rodeaban, y reparé en que tanto el reloj que había encima de la mesa como el de la pared estaban
parados a las nueves menos veinte.

―Mírame ―me dijo miss Havisham―. ¿No te da miedo una mujer que no ha visto el sol desde que
tú naciste?

Lamento tener que confesar que no dudé en responder que no, lo cual era una gran mentira.

―¿Sabes qué noto aquí? ―preguntó al tiempo que ponía las manos en el costado izquierdo, una
sobre otra.
―Sí, señora. ―Me hizo pensar en el joven.
―¿Qué toco?
―Su corazón.
―¡Destrozado!»




LOS CELOS .Diario de un enfermo de Azorín


        Esta noche la he visto otra vez. La he seguido. Hemos recorrido calles, atravesado
plazas, llegado a la puerta del Sol. En la Puerta del Sol hemos tomado el tranvía del barrio
de Argüelles. Frente a la calle de Quintana hemos bajado. La seguía otro -recatado,
cauteloso. A mí me devoraba el ansia de sus ojos llameantes, tristemente aleteadores. Ha
entrado en su casa, cerca de unos desmontes, frente a la mancha negra de la Moncloa.
        He visto luego la luz en uno de los balones. Paseaba, paseaba exaltado, frenético,
loco. La presencia del otro, inmóvil, me exasperaba. Sentía vehementes impulsos de
arrojarme sobre él, sentia la apocadora aprensión del peligro latente. Al pasar junto a él
una de las veces, he recitado mentalmente unos versos y he pensado que al terminar,
acaso le agrediera. Y he terminado, y ciegamente, sin pensar, me arrojado sobre él, brutal
y bárbaro, apabullándolo a recios puñetazos, arañándolo, sangrándolo, mordiéndolo.


29
CELOS
Shakespeare: OTELO
Desdémona yace muerta asesinada por su esposo, Othello. Emilia, la esposa de Iago maldice a su
marido. Niega a Othello infidelidad alguna por parte de su señora. Desvela la maldad de Iago: le
pide que confiese y él ordena callar a su esposa. Ve que todos sus engaños van a descubrirse.
Emilia es asesinada por su esposo. Othello se suicida.
ACTO QUINTO- ESCENA II
EMILIA.- Si eres hombre, desmiéntele. Él cuenta que tú le dijiste que su mujer le era infiel. Yo sé
bien que no lo has dicho, porque no eres tan malvado. Habla, respóndele, que el corazón quiere
saltárseme.
YAGO.- Le dije lo que yo tenía por cierto, y lo que luego él ha averiguado.
EMILIA.- ¿Y tú le dijiste que mi señora no era honrada?
YAGO.- Sí que se lo dije.
EMILIA.- Pues dijiste una mentira odiosa, infernal y diabólica. ¡Poder de Dios! ¿Y le dijiste que era
infiel con Casio, con Casio?
YAGO.- Sí, con Casio. Cállate, mujer.
EMILIA.- No he de callar. Es necesario que yo hable. Mi pobre señora yace muerta en su lecho.
TODOS.- ¡No lo consienta Dios!
EMILIA.- Y tus delaciones son causa de su muerte.
OTELO.- No os asombréis, señores. Así ha sucedido.
GRACIANO.- ¡Horrenda verdad!
MONTANO.- ¡Espantoso crimen!
EMILIA.- Aquí se esconde alguna infernal añagaza... Y empiezo a sospechar... ¡Ah, sí: ya caigo!... Lo
que siempre recelé... ¡Infame! ¡Me ahoga la ira! ¡Oh trama inicua!
YAGO.- ¿Estás loca? Vete a casa. Te lo mando.
EMILIA.- Caballeros, dejadme hablar. Otra vez le obedeceré, no ahora. Y quizá nunca volveré a tu
casa, Yago.
OTELO.- ¡Ay! ¡Ay!
EMILIA.- ¿Al fin lo sientes? Ruge, ruge. Has asesinado a la más santa y hermosa criatura que ha
visto nunca la luz del sol.
OTELO.- (Levantándose.) ¡Fue adúltera! No os había conocido, tío. (A GRACIANO.) Ahí tenéis
muerta a vuestra sobrina, y muerta a mis manos. Sé que esto os parecerá horrible...
GRACIANO.- ¡Pobre Desdémona!... Cuán feliz es tu padre en haber pasado ya de esta vida. Tu boda
le mató: el pesar de ella bastó a cortar el hilo de sus días. Pero si hoy viviera, y la viese muerta,
pienso que había de maldecir hasta de su ángel de guarda, provocando la indignación del cielo.
OTELO.- ¡Qué dolor! Pero Yago sabe que ella mil veces se entregó a Casio. El mismo Casio lo
confesaba, y además recibió de ella, en pago de su amor, el pañuelo, el regalo nupcial que yo le hice,
un pañuelo que mi padre había dado a mi madre. Yo mismo le he visto en manos de Casio.
EMILIA.- ¡Dios poderoso! ¡Dios de bondad!
YAGO.- ¡Calla, te digo!


30
EMILIA.- No: no puedo callar, no quiero. Hablaré libre como el viento, aunque me condenen Dios
y los hombres y el infierno. No callaré: debo hablar.
YAGO.- ¡Infame prostituta!
EMILIA.- ¿Que ella se lo dio a Casio? No: ¡si le encontré yo, y se lo di a mi marido!
YAGO.- Mientes, malvada.
EMILIA.- No miento, no. Caballeros, no miento. ¡Bestia cruel! ¡Estúpido! ¿Cómo habías tú de
poder contra esa santa?
OTELO.- ¡Monstruo! ¿No hay rayos en el cielo, o es que el trueno se los apropió todos? (Se arroja
sobre Yago, Pero éste hiere a Emilia y huye.)
GRACIANO.- Sin duda ha muerto a su mujer.
EMILIA.- Sí: muerta soy: colocadme al lado de mi ama.


CELOS. Mercè Rodoreda: LA PLAZA DEL DIAMANTE.

A media semana me volví a pelear con el Quimet por aquella manía que le
había cogido al pastelero.
- Si le vuelvo a ver mirándote el trasero con aquellos ojos, entraré y me va
a oí- gritaba. Estuvo dos o tres días sin aparecer, y cuando volvió, le
pregunté si se le había pasado y se me puso como un gallo de pelea y
dijo que había venido a pedirme explicaciones, porque me había visto
paseando con el Pere. Le dije que me habría confundido con otra. Dijo
que era yo. Le juré que no era verdad y él juraba que sí. Al principio se
lo discutí normalmente, pero como no creía me hizo gritar y me dijo, al
ver que gritaba, que todas las mujeres estaban locas y que no valían ni
un real y entonces le pregunté en qué sitio me había visto con el Pere.
- En la calle.
- ¿Pero en qué calle?
- En la calle.
- ¿Pero en cuál? ¿Pero en cuál?
Se fue dando grandes zancadas. No dormí en toda la noche. Al día siguiente
volvió y me dijo que le tenía que prometer que no saldría nunca más con el
Pere y para acabar de una vez y no oír más aquella voz, que cuando estaba
rabioso no parecía la suya, le dije que no saldría más con el Pere. En lugar de
ponerse contento se enfureció como un demonio, me dijo que ya estaba harto
de mentiras, que me había puesto una trampa y que yo había caído en ella
como un ratón, y me hizo pedirle perdón por haber salido a pasear con el Pere y
por haberle dicho que no había salido y al final me hizo llegar a creer que había
salido con el Pere y me dijo que me arrodillase.
- ¿En medio de la calle?
- Arrodíllate por dentro.
Me hizo pedirle perdón arrodillada por dentro por haber salido a pasear con el Pere, al que, pobre
de mí, no había visto desde el día que reñimos.



AMOR Y CONVENCIONES SOCIALES ( EL NOVIAZGO)
GARCÍA LORCA: LA CASA DE BERNARDA ALBA

PRIMER ACTO
Martirio: Es preferible no ver a un hombre nunca. Desde niña les tuve miedo. Los veía en el corral
uncir los bueyes y levantar los costales de trigo entre voces y zapatazos, y siempre tuve miedo de

31
crecer por temor de encontrarme de pronto abrazada por ellos. Dios me ha hecho débil y fea y los
ha apartado definitivamente de mí.

Amelia: ¡Eso no digas! Enrique Humanes estuvo detrás de ti y le gustabas.

Martirio: ¡Invenciones de la gente! Una vez estuve en camisa detrás de la ventana hasta que fue
de día, porque me avisó con la hija de su gañán que iba a venir, y no vino. Fue todo cosa de lenguas.
Luego se casó con otra que tenía más que yo.

Amelia: ¡Y fea como un demonio!

Martirio: ¡Qué les importa a ellos la fealdad! A ellos les importa la tierra, las yuntas y una
Magdalena: (Remedándola.) ¡Ah! Ya se comenta por el pueblo. Pepe el Romano viene a casarse
con Angustias. Anoche estuvo rondando la casa y creo que pronto va a mandar un emisario. perra
sumisa que les dé de comer


Magdalena: Si viniera por el tipo de Angustias, por Angustias como mujer, yo me alegraría, pero
viene por el dinero. Aunque Angustias es nuestra hermana aquí estamos en familia y reconocemos
que está vieja, enfermiza, y que siempre ha sido la que ha tenido menos méritos de todas nosotras,
porque si con veinte años parecía un palo vestido, ¡qué será ahora que tiene cuarenta!


SEGUNDO ACTO


Martirio: Verdaderamente es raro que dos personas que no se conocen se vean de pronto en una
reja y ya novios.

Angustias: Pues a mí no me chocó.

Amelia: A mí me daría no sé qué.

Angustias: No, porque cuando un hombre se acerca a una reja ya sabe por los que van y vienen,
llevan y traen, que se le va a decir que sí.

Martirio: Bueno, pero él te lo tendría que decir.

Angustias: ¡Claro!

Amelia: (Curiosa.) ¿Y cómo te lo dijo?

Angustias: Pues, nada: "Ya sabes que ando detrás de ti, necesito una mujer buena, modosa, y ésa
eres tú, si me das la conformidad."

La Poncia: Esas cosas pasan entre personas ya un poco instruidas, que hablan y dicen y mueven
la mano... La primera vez que mi marido Evaristo el Colorín vino a mi ventana... ¡Ja, ja, ja!
La Poncia: Era muy oscuro. Lo vi acercarse y, al llegar, me dijo: "Buenas noches." "Buenas
noches", le dije yo, y nos quedamos callados más de media hora. Me corría el sudor por todo el
cuerpo. Entonces Evaristo se acercó, se acercó que se quería meter por los hierros, y dijo con voz
muy baja: "¡Ven que te tiente!"




32
TERNURA. Mª Victoria Atencia: AMOR

Cuando todo se aquieta
en el silencio, vuelvo
al borde de la cuna
en que mi niño duerme
con ojos tan cerrados
que apenas si podría
entrar hasta su sueño
la moneda de un ángel.

Dejados al abrigo
de su ternura asoman
por la colcha en desorden,
muy cerca de sus manos,
los juguetes que tuvo
junto a sí todo el día,
ensayando un afecto
al que ya soy extraña.

Quien a mí estuvo unido
como carne en mi carne,
un poco más se aparta
cada instante que vive;
pero esa es mi tristeza
y mi alegría un tiempo,
porque se cierra el círculo
y él camina al amor.




33

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  • 1. EM CI NARTE FRAGMENTOS LITERARIOS SOBRE EMOCIONES Quand une fois on a eu la chance d’aimer fortement, la vie se passe à chercher de nouveau cette ardeur et cette lumière. Cuando se ha tenido la suerte de amar intensamente en una ocasión, se pasa la vida buscando de nuevo ese ardor y esa luz. Albert Camus: EL VERANO IES MIRAFLORES DE LOS ÁNGELES 1
  • 2. Selección realizada por miembros del equipo de la Biblioteca del IES Miraflores: Encarni Fuentes, Pilar García, Aurora Luque, Delia Rodríguez y Manuel Torres. Gracias también a Toñi Martín que nos aportó varias ideas. INDICE ACTITUD POSITIVA. Pablo Neruda: QUEDA PROHIBIDO................................... P 4 ÁNIMO ANTE LAS DIFICULTADES. José Agustín Goytisolo: PALABRAS PARA JULIA ….................................................................................................................P5 ÁNIMO ANTE LAS DIFICULTADES. MARIO BENEDETTI :NO TE RINDAS....................P 6 EL DESEO. Gabriel García Márquez: CIEN AÑOS DE SOLEDAD..............................P7 PASIÓN AMOROSA. JULIO CORTÁZAR: RAYUELA......................................................P7 EL FLECHAZO. JANE AUSTEN: SENTIDO Y SENSIBILIDAD........................................P8 EL FLECHAZO. KEN FOLLETT: LOS PILARES DE LA TIERRA.....................................P8 AMOR. FIÓDOR DOSTOIEVSKI: NOCHES BLANCAS.............................................................P8 AMOR. EMILY BRONTE: CUMBRES BORRASCOSAS.....................................................P8 AMOR. SHAKESPEARE: ROMEO Y JULIETA (ESCENA DEL BALCÓN)....................P9 AMOR. FEDERICO GARCÍA LORCA: BODAS DE SANGRE.................................................P11 AMOR. LEÓN TOLSTÓI: ANNA KARENINA …..............................................................P12 AMOR. PABLO NERUDA : ME GUSTAS CUANDO CALLAS....................................................P13 EL AMOR Y LO COTIDIANO. LUIS ALBERTO DE CUENCA. ME GUSTA CUANDO DICES TONTERÍAS …........................................................................................................P13 DECLARACIONES AMOROSAS. JANE AUSTEN: ORGULLO Y PREJUICIO............P14 DECLARACIONES AMOROSAS.Federico Moccia. TRES METROS SOBRE EL CIELO.....................................................................................................................P14 AMOR. Federico Moccia :PERDONA SI TE LLAMO AMOR..............................................P15 AMOR Y DESESPERACIÓN. Emily Bronte: CUMBRES BORRASCOSAS ….............P 15 AMOR Y DESESPERACIÓN. Stefan Zweif :CARTA DE UNA DESCONOCIDA...........P15 AMOR Y DESESPERACIÓN. Fiodor Dostoyevski: EL JUGADOR............................P16 AMOR. Gabriel García Márquez: EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA.................................................................................................................P16 ADMIRACIÓN. Carlos Ruiz Zafón: LA SOMBRA DEL VIENTO.....................................P16 2
  • 3. AMOR, SOLIDARIDAD. Mario Benedetti: HAGAMOS UN TRATO..........................P 17 AMISTAD. Antoine De Saint-Exupéry. EL PRINCIPITO …....................................P 18 INSATISFACCIÓN, BÚSQUEDA. Hermann Hesse: LOBO ESTEPARIO..................P 20 ANGUSTIA POR LA PÉRDIDA DE LA JUVENTUD. Rubén Darío: CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA......................................................................................P 20 ATRACCIÓN DEL PELIGRO. Milan Kundera: LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER.......................................................................................................................P 20 DESESPERACIÓN. Murakami: KAFKA EN LA ORILLA.........................................P 20 SOLEDAD.Benedetti: SOLEDADES........................................................................P 21 ODIO, IRA. Gustavo Adolfo Bécquer.XLII ...........................................................P 22 ODIO. GUERRA. Javier Reverte: LA NOCHE DETENIDA …............................................P22 ODIO.Leon Tostoi: ANA KARENINA......................................................................P22 VENGANZA. Stieg Larsson:. LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES..............................................................................................................P 23 VENGANZA. Alejandro Dumas: EL CONDE DE MONTECRISTO...........................P 23 MIEDO. Murakami: HANALEI BAY …..................................................................P 24 MIEDO. Guy de Maupassant: El Horla ….................................................................................P 25 MIEDO. Gemma Lienas: DIARIO VIOLETA DE CARLOTA...................................P 26 LA ENVIDIA Federico García Lorca: ROMANCERO GITANO …............................P 27 DESAMOR. JUANA CASTRO: AMOR MÍO......................................................................P 27 DESAMOR Dulce Chacón: ALGÚN AMOR QUE NO MATE. …...............................P28 DESAMOR. Charles Dickens: GRANDES ESPERANZAS........................................P29 CELOS. Azorín DIARIO DE UN ENFERMO............................................................................P 29 CELOS. Shakespeare: OTELO …............................................................................P 30 CELOS. Mercè Rodoreda: LA PLAZA DEL DIAMANTE. …...............................................P 31 AMOR Y CONVENCIONES SOCIALES ( EL NOVIAZGO). GARCÍA LORCA: LA CASA DE BERNARDA ALBA. …....................................................................................... P31 TERNURA: Mª Victoria Atencia . AMOR….............................................................P 33 3
  • 4. ACTITUD POSITIVA PABLO NERUDA:QUEDA PROHIBIDO Queda prohibido llorar sin aprender, Levantarte un día sin saber que hacer, Tener miedo a tus recuerdos. Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños. Queda prohibido no demostrar tu amor, Hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor. Queda prohibido dejar a tus amigos, no intentar comprender lo que vivieron juntos, llamarles solo cuando los necesitas. Queda prohibido no ser tú ante la gente, fingir ante las personas que te importan, hacerte el gracioso con tal de que te recuerden, olvidar a toda la gente que te quiere. Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo, no creer en dios y hacer tu destino, tener miedo a la vida y a sus compromisos, no vivir cada día como si fuera un último suspiro. Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarte, olvidar sus ojos, su risa, todo porque sus caminos han dejado de abrazarse, olvidar su pasado y pagarlo con su presente. 4
  • 5. Queda prohibido no intentar comprender a las personas, pensar que sus vidas valen mas que la tuya, no saber que cada uno tiene su camino y su dicha. Queda prohibido no crear tu historia, No tener un momento para la gente que te necesita, No comprender que lo que la vida te da, también te lo quita. Queda prohibido no buscar tu felicidad, No vivir tu vida con una actitud positiva, No pensar en que podemos ser mejores, No sentir que sin ti este mundo no seria igual. PALABRAS DE ÁNIMO ANTE LAS DIFICULTADES. José Agustín Goytisolo: PALABRAS PARA JULIA Tú no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja como un aullido interminable. Hija mía es mejor vivir con la alegría de los hombres que llorar ante el muro ciego. Te sentirás acorralada te sentirás perdida o sola tal vez querrás no haber nacido. Yo sé muy bien que te dirán que la vida no tiene objeto que es un asunto desgraciado. Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso. La vida es bella, ya verás como a pesar de los pesares tendrás amigos, tendrás amor. Un hombre solo, una mujer así tomados, de uno en uno son como polvo, no son nada. Pero yo cuando te hablo a ti cuando te escribo estas palabras pienso también en otra gente. 5
  • 6. Tu destino está en los demás tu futuro es tu propia vida tu dignidad es la de todos. Otros esperan que resistas que les ayude tu alegría tu canción entre sus canciones. Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso. Nunca te entregues ni te apartes junto al camino, nunca digas no puedo más y aquí me quedo. La vida es bella, tú verás como a pesar de los pesares tendrás amor, tendrás amigos. Por lo demás no hay elección y este mundo tal como es será todo tu patrimonio. Perdóname no sé decirte nada más pero tú comprende que yo aún estoy en el camino. Y siempre siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso. PALABRAS DE ÁNIMO ANTE LAS DIFICULTADES. Mario Benedetti :NO TE RINDAS No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque te quiero. Porque existe el vino y el amor, es cierto. Porque no hay heridas 6
  • 7. que no cure el tiempo. Abrir las puertas, quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron, vivir la vida y aceptar el reto. Recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos. No te rindas, por favor no cedas, Aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque cada día es un comienzo nuevo. Porque ésta es la hora y el mejor momento. Porque no estás sola. Porque yo te quiero. EL DESEO. Gabriel García Márquez: CIEN AÑOS DE SOLEDAD Se entregaron a la idolatría de sus cuerpos, al descubrir que los tedios del amor tenían posibilidades inexploradas, mucho más ricas que las del deseo. Mientras él amasaba con claras de huevo los senos eréctiles de Amaranta Úrsula, o suavizaba con manteca de coco sus muslos elásticos y su vientre aduraznado, ella jugaba a las muñecas con la portentosa criatura de Aureliano, y le pintaba ojos de payaso con carmín de labios y bigotes de turco con carboncillo de las cejas, y le ponía corbatines de organza y sombreritos de papel plateado. Una noche se embadurnaron de pies a cabeza con melocotones en almíbar, se lamieron como perros y se amaron como locos en el piso del corredor, y fueron despertados por un torrente de hormigas carniceras que se disponían a devorarlos vivos PASIÓN AMOROSA Julio Cortázar: RAYUELA Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua. 7
  • 8. EL FLECHAZO (FALSAS EXPECTATIVAS) JANE AUSTEN: SENTIDO Y SENSIBILIDAD "El aspecto de aquel joven era exacto al que su fantasía hubiese podido esbozar para el héroe de una novela, y la manera resuelta, sin perder un segundo, con que la había llevado a casa, tan desprovista de formalidades y ceremonias, revelaba rapidez de reflejos y resolución. Cuanto se relacionaba con él resultaba interesante. El nombre era agradable, su casa quedaba en el pueblo favorito de ella, y no tardó en decidir que, de todas las indumentarias masculinas, la chaqueta de caza era la más atractiva." "Marianne comenzó a darse cuenta de que su desesperanza de los dieciséis años, respecto a hallar un hombre que colmase sus ideas sobre la perfección masculina, había sido ligera e infundada. Willoughby le ofrecía ahora cuanto su imaginación soñara en otros momentos más optimistas, como capaz de engendrar en ella un verdadero afecto; y la conducta de él anunciaba tanta seriedad en sus deseos como autenticidad en sus dotes." EL FLECHAZO. Ken Follett: LOS PILARES DE LA TIERRA Jack tropezó con la mirada de Aliena, esbozó una sonrisa y apartó la vista, como si le avergonzara el que la hubiese sorprendido mirándola. Era un muchacho extraño, con la cabeza llena de ideas. Aliena todavía le recordaba como un chiquillo que no sabía como se concebía a los niños. Sin embargo, apenas si había reparado en él cuando se quedó a vivir en Kingsbridge. Y ahora parecía tan diferente, una persona tan nueva que era como si hubiese surgido de pronto, igual que una flor que aparece una mañana donde el día anterior no había más que tierra desnuda. Para empezar, había perdido aquél aspecto peculiar. Aliena lo miró risueña y divertida, y se dijo que las jóvenes debían encontrarlo guapísimo. Desde luego, tenía una bonita sonrisa. Ella no daba importancia a su apariencia, pero se sentía algo intrigada por su asombrosa imaginación. Había descubierto que no sólo sabía poemas completos, algunos de ellos con miles de versos, sino que también podía hacerlos a medida que recitaba, de manera que Aliena nunca sabía si los estaba recitando de memoria o improvisaba. Y las historias no eran lo único sorprendente en él. Sentía curiosidad por todo. AMOR Y GENEROSIDAD. Fiódor Dostoievski: Noches Blancas -¿Entristecer con mi presencia su felicidad, ser un reproche, marchitar las flores que se puso en los cabellos para ir al altar? ¡Jamás, jamás!¡Que su cielo sea sereno, que su sonrisa sea clara! Yo te bendigo por el instante de alegría que diste al transeúnte melancólico, extraño, solitario… ¡Dios mío! ¿Un instante de felicidad no es suficiente para toda una vida? AMOR. EMILY BRONTE: CUMBRES BORRASCOSAS Cathy habla de su amor apasionado por Heathcliff "No lo puedo expresar, pero seguro que tú, y cualquiera, tiene la idea de que hay, o debe haber, una existencia más allá de ti misma. ¿De qué serviría mi creación si yo estuviera toda, enteramente contenida aquí? Mis grandes sufrimientos en este mundo han sido los sufrimientos de Heathcliff, los he visto y sentido cada uno desde el principio. El gran pensamiento de mi vida es él. Si todo pereciera y él quedara, yo seguiría existiendo, y si todo quedara y él desapareciera, el mundo sería del todo extraño, no parecería que soy parte de él. Mi amor por Linton es como el follaje de los bosques: el tiempo lo cambiará, yo ya sé que el invierno muda los árboles. Mi amor por Heathcliff se parece a las eternas rocas profundas, es fuente de escaso placer visible, pero necesario. Nelly, yo soy Heathcliff, él esta siempre, siempre, en mi mente; no como un placer, como yo no soy un placer para mí misma, sino como mi propio ser. Así pues, no hables de separación de nuevo, es imposible y…" 8
  • 9. AMOR SHAKESPEARE: ROMEO Y JULIETA (ESCENA DEL BALCÓN) Bajo el balcón de Julieta. (Romeo entra sin ser visto en el palacio de los Capuleto. Julieta aparece en una ventana) Romeo:- … ¡Mirad cómo apoya en su mano la mejilla! ¡Oh! ¡Mirad cómo apoya en su mano la mejilla! ¡Oh! ¡Quién fuera guante de esa mano para poder tocar esa mejilla! Julieta:- ¡Ay de mí! Romeo:- Habla. ¡Oh! ¡Habla otra vez ángel resplandeciente!… Porque esta noche apareces tan esplendorosa sobre mi cabeza como un alado mensajero celeste ante los ojos extáticos y maravillados de los mortales, que se inclinan hacia atrás para verle, cuando él cabalga sobre las tardas perezosas nubes y navega en el seno del aire. Julieta:- ¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehusa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto. Romeo:- (Aparte) ¿Continuaré oyéndola, o le hablo ahora? Julieta:- ¡Sólo tu nombre es mi enemigo! ¡Porque tú eres tú mismo, seas o no Montesco! ¿Qué es Montesco? No es ni mano, ni pie, ni brazo, ni rostro, ni parte alguna que pertenezca a un hombre. ¡Oh, sea otro nombre! ¿Qué hay en un nombre? ¡Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume con cualquiera otra denominación! De igual modo Romeo, aunque Romeo no se llamara, conservaría sin este título las raras perfecciones que atesora. ¡Romeo, rechaza tu nombre; y a cambio de ese nombre, que no forma parte de ti, tómame a mi toda entera! Romeo:- Te tomo la palabra. Llámame sólo “amor mío” y seré nuevamente bautizado. ¡Desde ahora mismo dejaré de ser Romeo! Julieta:- ¿Quién eres tú, que así, envuelto en la noche, sorprendes de tal modo mis secretos? Romeo:- ¡No sé cómo expresarte con un nombre quien soy! Mi nombre, santa adorada, me es odioso, por ser para ti un enemigo. De tenerla escrita, rasgaría esa palabra. Julieta:- Todavía no he escuchado cien palabras de esa lengua, y conozco ya el acento. ¿No eres tú Romeo y Montesco? Romeo:- Ni uno ni otro, hermosa doncella, si los dos te desagradan. Julieta:- Y dime, ¿cómo has llegado hasta aquí y para qué? Las tapias del jardín son altas y difíciles de escalar, y el sitio, de muerte, considerando quién eres, si alguno de mis parientes te descubriera. Romero:- Con ligeras alas de amor franquee estos muros, pues no hay cerca de piedra capaz de atajar el amor; y lo que el amor puede hacer, aquello el amor se atreve a intentar. Por tanto, tus parientes no me importan. Julieta:- ¡Te asesinarán si te encuentran! Romero:- ¡Ay! ¡Más peligro hallo en tus ojos que en veinte espadas de ellos! Mírame tan sólo con agrado, y quedo a prueba de su enemistad. Julieta:- ¡Por cuanto vale el mundo, no quisiera que te viesen aquí! Romeo:- El manto de la noche me oculta a sus miradas; pero, si no me quieres, déjalos que me hallen aquí. ¡Es mejor que termine mi vida víctima de su odio, que se retrase mi muerte falto de tu amor. Julieta:- ¿Quién fue tu guía para descubrir este sitio? Romeo:- Amor, que fue el primero que me incitó a indagar; él me prestó consejo y yo le presté mis 9
  • 10. ojos. No soy piloto; sin embargo, aunque te hallaras tan lejos como la más extensa ribera que baña el más lejano mar, me aventuraría por mercancía semejante. ... Romeo:- Júrote, amada mía, por los rayos de la luna que platean la copa de los árboles… Julieta:- No jures por la luna, que es su rápida movimiento cambia de aspecto cada mes. No vayas a imitar su inconstancia. Romeo:- ¿Pues por quién juraré? Julieta:- No hagas ningún juramento. Si acaso, jura por ti mismo, por tu persona que es el dios que adoro y en quien he de creer. Romeo:- ¿Pues por quién juraré? Julieta:- No jures. Aunque me llene de alegría el verte, no quiero esta noche oír tales promesas que parecen violentas y demasiado rápidas. Son como el rayo que se extingue, apenas aparece. Aléjate ahora: quizá cuando vuelvas haya llegado abrirse, animado por las brisas del estío, el capullo de esta flor. Adiós, ¡ojalá caliente tu pecho en tan dulce llama como el mío! Romeo:- ¿Y no me das más consuelo que ése? Julieta:- ¿Y qué otro puedo darte esta noche? Romeo:- Tu fe por la mía. Julieta:- Antes de la di que tú acertaras a pedírmela. Lo que siento es no poder dártela otra vez. Romeo:- ¿Pues qué? ¿Otra vez quisieras quitármela? Julieta:- Sí, para dártela otra vez, aunque esto fuera codicia de un bien que tengo ya. Pero mi afán de dártelo todo es tan profundo y tan sin límite como los abismos de la mar. ¡Cuando más te doy, más quisiera date!… Pero oigo ruido dentro. ¡Adiós no engañes mi esperanza… Ama, allá voy… Guárdame fidelidad, Montesco mío. Espera un instante, que vuelvo en seguida. Romeo:- ¡Noche, deliciosa noche! Sólo temo que, por ser de noche, no pase todo esto de un delicioso sueño Julieta:- (Asomada otra vez a la ventana) Sólo te diré dos palabras. Si el fin de tu amor es honrado, si quieres casarte, avisa mañana al mensajero que te enviaré, de cómo y cuando quieres celebrar la sagrada ceremonia. Yo te sacrificaré mi vida e iré en pos de ti por el mundo. Ama:- (Llamando dentro) ¡Julieta! Julieta:- Ya voy. Pero si son torcidas tus intenciones, suplícote que… Ama:- ¡Julieta! Julieta:- Ya corro… Suplícote que desistas de tu empeño, y me dejes a solas con mi dolor. Mañana irá el mensajero… 10
  • 11. AMOR FEDERICO GARCÍA LORCA: BODAS DE SANGRE NOVIA Estas manos, que son tuyas, pero que al verte quisieran quebrar las ramos azules y el murmullo de tus venas. ¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Aparta! Que si matarte pudiera, te pondría la mortaja con los filos de violetas. ¡Ay, qué lamento, qué fuego me sube por la cabeza. LEONARDO ¡Qué vidrios se me clavan en la lengua! Porque yo quise olvidar y puse un muro de piedra entre tu casa y la mía. Es verdad. ¿No lo recuerdas? Y cuando te vi de lejos me eché a los ojos arena. Pero montaba a caballo y el caballo iba a tu puerta. Con alfileres de plata mi sangre se puso negra, y el sueño me fue llenando las carnes de mala hierba. Que yo no tengo la culpa, que la culpa es de la tierra y de ese olor que te sale de los pechos y las trenzas. NOVIA ¡Ay, qué sinrazón! No quiero contigo cama ni cena, y no hay minuto del día 11
  • 12. que estar contigo no quiera, porque me arrastras y voy, y me dices que me vuelva y te sigo por el aire como una brizna de hierba. He dejado a un hombre duro y a toda su descendencia en la mitad de la boda y con la corona puesta. Para ti será el castigo y no quiero que lo sea. ¡Déjame sola! ¡Huye tú! No hay nadie que te defienda. LEONARDO Pájaros de la mañana por los árboles se quiebran. La noche se está muriendo en el filo de la piedra. Vamos al rincón oscuro donde yo siempre te quiera, que no me importa la gente ni el veneno que nos echa. (La abraza fuertemente) ... AMOR León Tolstói: ANNA KARENINA No ha prometido usted nada, lo reconozco. Pero ya sabe que no es su amistad lo que pretendo. Sabe que la felicidad de toda mi vida se encierra en esa palabra que usted rechaza: el amor. —El amor… —repitió ella lentamente, en voz muy baja, como hablando consigo misma. Y luego, mirándole bien de frente—: Rechazo esta palabra porque para mí tiene un sentido mucho más grave y más profundo de lo que usted puede imaginar. Adiós. Le dio un rápido apretón de manos y subió a su coche. Vronski se sintió inmensamente feliz. Besó la palma de su mano, que había estado en contacto con la de Anna, y se fue hacia su casa con la dulce certidumbre de que aquel día había avanzado, más que en todo el tiempo precedente, hacia la realización de su deseo.” 12
  • 13. AMOR. Pablo Neruda. Me gustas cuando callas Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca. . Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía. . Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: Déjame que me calle con el silencio tuyo. . Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. . Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. AMOR Y LO COTIDIANO Luis Alberto de Cuenca. ME GUSTA CUANDO DICES TONTERÍAS Este poema es una versión personal del famoso poema de Neruda "Me gustas cuando callas porque estás como ausente". En este poema nos ofrece la cotidianidad feliz con su pareja, a la que quiere con sus defectos y sus virtudes y con la que se siente feliz de iniciar un nuevo día. Me gusta cuando dices tonterías, cuando metes la pata, cuando mientes, cuando te vas de compras con tu madre y llego al cine tarde por tu culpa. Me gustas más cuando es mi cumpleaños y me cubres de besos y de tartas, o cuando eres feliz y se te nota, 13
  • 14. o cuando eres genial con una frase que lo resume todo, o cuando ríes (tu risa es una ducha en el infierno), o cuando me perdonas un olvido. Pero aún me gustas más, tanto que casi no puedo resistir lo que me gustas, cuando, llena de vida, te despiertas y lo primero que haces es decirme: "Tengo un hambre feroz esta mañana. Voy a empezar contigo el desayuno". DECLARACIONES AMOROSAS Jane Austen: ORGULLO Y PREJUICIO Primera declaración amorosa del señor Darcy a Elisabeth Benett -Señorita Elizabeth, he luchado en vano y ya no lo soporto más. Estos últimos meses han sido un tormento. Vine a Rossins con la única idea de verla a usted. He luchado contra el sentido común, las expectativas de mi familia, su inferioridad social, mi posición y circunstancias, pero estoy dispuesto a dejarlas a un lado y pedirle que ponga fin a mi agonía. - No comprendo. - La amo, ardientemente. ... -¿Puedo preguntarle por qué me rechaza sin fingir algo de cortesía? -Y yo a usted porqué se ha permitido decirme con el propósito evidente de ofenderme que me quiere contra los dictados de su razón. ... Segunda declaración amorosa del señor Darcy a Elisabeth Tiene que saberlo. Tiene que saber que todo lo he hecho por usted. Es usted demasiado buena para jugar conmigo. Su conversación de anoche con mi tía me ha hecho recobrar la esperanza que ya creía tener totalmente perdida. Si sus sentimientos siguen siendo los mismos, dígamelo. Mi afecto y mis deseos no han cambiado, pero una sola palabra suya me silenciará para siempre. Sin embargo, si sus sentimientos han cambiado, debo decirle que ha embrujado usted mi cuerpo y mi alma y que la amo, la amo y la amo y que ya nada podrá separarme de usted. DECLARACIONES AMOROSAS Federico Moccia. TRES METROS SOBRE EL CIELO -Soy feliz. Jamás me he sentido tan bien, ¿y tú? -¿Yo? Estoy de maravilla. -¿Hasta el punto de llegar a tocar el cielo con un dedo? 14
  • 15. -No, así no. -¿Ah, no? -Mucho más. Al menos tres metros sobre el cielo. AMOR. Federico Moccia :PERDONA SI TE LLAMO AMOR. Niki se echa a reír y se esconde detrás de un jazmín. Pequeño. Demasiado pequeño para una sonrisa tan espléndida. -Conmigo ha sido sincero.-Niki mordisquea otro jazmín. Chupa el néctar.- Oye, sabe riquísimo. ¿Me das un beso? -Pero, Niki, yo... -Chissst... ¿Hay algo más simple que un beso? -Pero tú y yo... es complicado. -chisst ...deja que hable tu corazón.-Niki se le acerca. Apoya su mano sobre el corazón de Alessandro. Después la oreja. Y se pone a escuchar. Y aquel corazón emocionado late con fuerza. Y Niki sonríe.-Puedo oírlo.-Y se aparta de su pecho. Lo mira a los ojos y sonríe en la penumbra de la terraza. -Dice que no -¿Que no a qué? -A que entre tú y yo las cosas no son complicadas. Son simples. -Ah, ¿si? -Sí. Y luego le he preguntado: "¿Qué hago lo beso?" -¿Y que te ha dicho? -Me ha dicho que tú no lo pones fácil, pero que también eso es simple ... Alessandro se rinde. Y Niki se le acerca lentamente. Y lo besa. Dulce. Amable. Tierna. Suave. Ligera. Como un jazmín. Como Niki. Coge los brazos que Alessandro tiene caídos y abandonados y se los pone alrededor del cuello. Y sigue besándolo. Ahora con más pasión. Alessandro no se lo puede creer. Diablos. Estamos en medio de los jazmines. Se deja amar. Así, con una sonrisa. Una simple sonrisa. Niki se baja los tirantes del vestido y lo deja caer al suelo. Se queda así, en bragas y sujetador y nada más. Con la espalda apoyada en los jazmines, sumergida en aquellas pequeñas florecitas, perdida en aquél perfume, como una rosa deshojada con delicadeza en aquella mata por azar." AMOR Y DESESPERACIÓN Emily Brontë: CUMBRES BORRASCOSAS Tras la muerte de Cathy su amado le pide que no le abandone y que su fantasma le persiga toda la vida. Su súplica será aceptada. “—¿Por qué me mintió hasta el final? —prosiguió—. ¿Dónde se encuentra? Aquí no… en el cielo tampoco… y no se ha extinguido… Entonces, ¿dónde está? ¡Ah!, dijiste que no le importaba nada de mis sentimientos. Pues yo voy a rezar una plegaria y a repetirla hasta que la lengua se me seque: ¡Catherine Earnshaw, ojalá no encuentres descanso mientras yo siga con vida! Dijiste que yo te había matado, ¡pues entonces persígueme! Las víctimas persiguen a sus asesinos. Yo creo que hay fantasmas que vagan por el mundo, lo sé. Quédate siempre conmigo, bajo la forma que quieras, ¡vuélveme loco! Pero lo único que no puedes hacer es dejarme solo en este abismo donde no soy capaz de encontrarte. ¡Oh, Dios mío, es inconcebible! ¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No puedo vivir sin mi alma!”. AMOR Y DESESPERACIÓN Stefan Zweif : CARTA DE UNA DESCONOCIDA Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de 15
  • 16. verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última hora. AMOR Y DESESPERACIÓN (LOCURA) Fiodor Dostoyevski: EL JUGADOR –No, no; usted no tiene nada que ver. Ya le dije a usted que me cuesta trabajo explicarme. Usted me aturde. No se enoje a causa de mi conversación. Usted comprende por qué no puede enfadarse conmigo. Estoy sencillamente loco. Por otra parte, su cólera me importaría muy poco. Me basta solamente imaginar en mi pequeña habitación el frufrú de su vestido y ya estoy dispuesto a morderme los puños. ¿Por qué se enfada usted conmigo? ¿Por el hecho de llamarme esclavo suyo? ¡Aprovéchese de mi esclavitud, aprovéchese! ¿No sabe usted que un día u otro la he de matar? No por celos o porque haya dejado de amarla, sino porque sí, la mataré sencillamente, porque tengo algunas veces deseos de devorarla. AMOR. Gabriel García Márquez: EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA –Poco me importa –continué–. Sepa, además, que es peligroso que paseemos juntos. He experimentado muchas veces deseos de pegarle, de desfigurarla, de estrangularla. ¿Cree usted que no me atrevería? Me hace usted perder la razón. ¿Imagina que temo el escándalo? ¿El enojo de usted? ¡Qué me importan a mí el escándalo y su enojo! La amo sin esperanza y sé que luego la amaría mucho más. Si la mato, tendré que matarme yo también. Pues bien, me mataré lo más tarde posible, a fin de sentir lejos de usted ese dolor intolerable. ¿Quiere saber una cosa increíble? La amo cada día más, lo que es casi imposible.» Ella empezó a hablar del esposo muerto, en tiempo presente, como si estuviera vivo, y Florentino Ariza supo en ese momento que también a ella le había llegado la hora de preguntarse con dignidad, con grandeza, con unos deseos incontenibles de vivir, qué hacer con el amor que se le había quedado sin dueño. ADMIRACIÓN Carlos Ruiz Zafón: LA SOMBRA DEL VIENTO Este lugar es un misterio, Daniel, un santuario. Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte. Hace ya muchos años, cuando mi padre me trajo por primera vez aquí, este lugar ya era viejo. Quizá tan viejo como la misma ciudad. Nadie sabe a ciencia cierta desde cuándo existe, o quiénes lo crearon. Te diré lo que mi padre me dijo a mí. Cuando una biblioteca desaparece, cuando una librería cierra sus puertas, cuando un libro se pierde en el olvido, los que conocemos este lugar, los guardianes, nos aseguramos de que llegue aquí. En este lugar, los libros que ya nadie recuerda, los libros que se han perdido en el tiempo, viven para siempre, esperando llegar algún día a las manos de un nuevo lector, de un nuevo espíritu. (…) Cada libro que ves aquí ha sido el mejor amigo de alguien. Ahora sólo nos tienen a nosotros, Daniel. ¿Crees que vas a poder guardar este secreto? 16
  • 17. AMOR, SOLIDARIDAD Mario Benedetti: HAGAMOS UN TRATO Compañera usted sabe puede contar conmigo no hasta dos o hasta diez sino contar conmigo si alguna vez advierte que la miro a los ojos y una veta de amor reconoce en los míos no alerte sus fusiles ni piense qué delirio a pesar de la veta o tal vez porque existe usted puede contar conmigo si otras veces me encuentra huraño sin motivo no piense qué flojera igual puede contar conmigo pero hagamos un trato yo quisiera contar con usted es tan lindo saber que usted existe uno se siente vivo y cuando digo esto quiero decir contar aunque sea hasta dos aunque sea hasta cinco no ya para que acuda presurosa en mi auxilio sino para saber a ciencia cierta que usted sabe que puede contar conmigo. 17
  • 18. AMISTAD Antoine De Saint-Exupéry. EL PRINCIPITO Entonces apareció el zorro. -Buenos días -dijo el zorro. -Buenos días -respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta, pero no vio nada. -Estoy acá -dijo la voz- bajo el manzano... -¿Quién eres? -dijo el principito-. Eres muy lindo... -Soy un zorro -dijo el zorro. -Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-. ¡Estoy tan triste!... -No puedo jugar contigo -dijo el zorro-. No estoy domesticado. -¡Ah! Perdón -dijo el principito. Pero, después de reflexionar, agregó: -¿Qué significa «domesticar»? -No eres de aquí -dijo el zorro-. ¿Qué buscas? -Busco a los hombres -dijo el principito-. ¿Qué significa «domesticar»? -Los hombres -dijo el zorro- tienen fusiles y cazan. Es muy molesto. También crían gallinas. Es su único interés. ¿Buscas gallinas? No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa «domesticar»? -Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Significa «crear lazos». -¿Crear lazos? -Sí -dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo... -Empiezo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... Creo que me ha domesticado... -Es posible -dijo el zorro-. ¡En la Tierra se ve toda clase de cosas...! -¡Oh! No es en la Tierra -dijo el principito. El zorro pareció muy intrigado: -¿En otro planeta? -Sí. -¿Hay cazadores en ese planeta? -No. -¡Es interesante eso! ¿Y gallinas? -No. -No hay nada perfecto -suspiró el zorro. Pero el zorro volvió a su idea: -Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas 18
  • 19. domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo... El zorro calló y miró largo tiempo al principito: -¡Por favor... domestícame! -dijo. -Bien lo quisiera -respondió el principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas. -Sólo se conocen las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame! -¿Qué hay que hacer? -dijo el principito. -Hay que ser muy paciente -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca... Al día siguiente volvió el principito. -Hubiese sido mejor venir a la misma hora -dijo el zorro-. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Los ritos son necesarios. -¿Qué es un rito? -dijo el principito. -Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días: una hora, de las otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. El jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones. Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida: -¡Ah!... -dijo el zorro-. Voy a llorar. -Tuya es la culpa -dijo el principito-. No deseaba hacerte mal pero quisiste que te domesticara... -Sí-dijo el zorro. -¡Pero vas a llorar! -dijo el principito. -Sí-dijo el zorro. -Entonces, no ganas nada. -Gano -dijo el zorro-, por el color de trigo. Luego, agregó: -Ve y mira nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás para decirme adiós y te regalaré un secreto. El principito se fue a ver nuevamente a las rosas: -No sois en absoluto parecidas a mi rosa: no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo. Y las rosas se sintieron bien molestas. -Sois bellas, pero estáis vacías -les dijo todavía-. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con el biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa. 19
  • 20. Y volvió hacia el zorro: -Adiós -dijo. -Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. -Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito, a fin de acordarse. -El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante. -El tiempo que perdí por mi rosa... -dijo el principito, a fin de acordarse. -Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa... -Soy responsable de mi rosa... -repitió el principito, a fin de acordarse. INSATISFACCIÓN, BÚSQUEDA Hermann Hesse: LOBO ESTEPARIO “Erase una vez un individuo, de nombre Harry, llamado el lobo estepario. Andaba en dos pies, llevaba vestidos y era un hombre, pero en el fondo era, en verdad, un lobo estepario. Había aprendido mucho de lo que las personas con buen entendimiento pueden aprender, y era un hombre bastante inteligente. Pero lo que no había aprendido era una cosa: a estar satisfecho de sí mismo y de su vida.” ANGUSTIA POR LA PÉRDIDA DE LA JUVENTUD Rubén Darío: CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer... ATRACCIÓN DEL PELIGRO Milan Kundera: LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER ¿Qué es el vértigo? ¿El miedo a la caída? ¿Pero por qué nos da también vértigo en un mirador provisto de una valla asegurada? El vértigo es algo diferente del miedo a la caída. El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados. DESESPERACIÓN Murakami: KAFKA EN LA ORILLA “—Juguemos a lo de siempre —propone. —De acuerdo —digo. Yo también cierro los ojos y, en silencio, respiro hondo. —¿Listo? Imagínate una tempestad de arena terrible, terrible de verdad —dice—. Y olvida cualquier otra cosa. 20
  • 21. Tal como me ha dicho, imagino una tempestad de arena terrible, terrible de verdad. Y olvido cualquier otra cosa. Incluso quién soy. Me quedo en blanco. Las cosas van aflorando enseguida. Y él y yo las compartimos en el viejo sofá de cuero del estudio de mi padre, como siempre. —A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar —me comenta el joven llamado Cuervo. A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta.” SOLEDAD Benedetti: SOLEDADES Ellos tienen razón esa felicidad, al menos con mayúscula no existe Ah pero si existiera con minúscula sería semejante a nuestra breve soledad después de la alegría viene la soledad después de la plenitud viene la soledad después del amor viene la soledad ya sé que es una pobre deformación pero lo cierto es que en este durable minuto uno se siente solo en el mundo sin asideros sin pretextos sin abrazos sin rencores sin las cosas que unen o separan (...) después de la alegría después de la plenitud después del amor viene la soledad conforme pero qué vendrá después de la soledad 21
  • 22. a veces no me siento tan solo si imagino mejor dicho si sé que más allá de mi soledad y de la tuya otra vez estás vos aunque sea preguntándote a solas qué vendrá después de la soledad ODIO, IRA Gustavo Adolfo Bécquer. XLII Cuando me lo contaron sentí el frí0 de una hoja de acero en las entrañas, me apoyé contra el muro, y un instante la conciencia perdí de donde estaba. Cayó sobre mi espíritu la noche, en ira y en piedad se anegó el alma, ¡y entonces comprendí por qué se llora! ¡y entonces comprendí por qué se mata! Pasó la nube de dolor... con pena logré balbucear breves palabras... ¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo... Me hacía un gran favor... Le di las gracias. ODIO. GUERRA Javier Reverte: LA NOCHE DETENIDA (...) En mi país siempre ha habido guerras. -En el mío también. -No creo que tantas como aquí. Nunca hemos cesado de luchar y no alcanzo a explicarme por qué. No sé si es la naturaleza humana o es la naturaleza de mi tierra. En Biah, como en Sarajevo, vivíamos musulmanes, croatas, y serbios, todos juntos. Cuando era el Ramadán, mis amigos cristianos venían a mi casa a merendar tras el ayuno. Y yo iba a casa de mis amigos en la Navidad católica y en la Pascua ortodoxa. Siempre había fiestas y las celebrábamos juntos. Pero vino la guerra y todos nos separamos: los amigos nos convertimos en enemigos. ¿No es inexplicable? Un hombre, aquí en Bosnia, puede matar a su amigo de la infancia simplemente porque pertenece a una religión distinta. La cultura y la religión están hechas para unir, no para matar, ¿no es así? ODIO. Ana Karenina de León Tolstoi Cuando, al volver de las carreras, Ana le confesó sus relaciones con Wronsky, y, cubriéndose la cara con las manos, estalló en sollozos, Alexis Alejandrovicht, por más odio que profesara a su mujer, no pudo evitar una turbación profunda. A fin de no revelar ninguna señal exterior, incompatible con su posición, trató de reprimir la más mínima apariencia de emoción; quedó impasible, sin mirarla, con una rigidez mortal que 22
  • 23. impresionó vivamente a Ana. Al llegar a casa, hizo un gran esfuerzo para descender del coche y despedirse de su mujer con los miramientos y cortesía habituales;… Las palabras de Ana vinieron a confirmar sus peores sospechas, y el mal que le causaron hasta hacerle derramar lágrimas, fue muy cruel… RENCOR, VENGANZA Stieg Larsson:. LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES - He conocido a muchos como él en mi vida. Un buen consejo, si me lo permites, es ignorarlo cuando hace ruido, no olvidar nada y pagarle con la misma moneda en cuanto tengas ocasión. Pero ahora no, porque te lleva ventaja. Mikael no supo qué decir. - A lo largo de todos estos años he tenido muchos enemigos y hay una cosa que he aprendido: nunca entres en la batalla cuando tienes todas las de perder. Sin embargo, jamás dejes que una persona que te ha insultado se salga con la suya. Espera tu momento y, cuando estés en una posición fuerte, devuelve el golpe, aunque ya no sea necesario hacerlo. LA VENGANZA Alejandro Dumas: EL CONDE DE MONTECRISTO - ¿Quién sois, señora? -preguntó el conde a la mujer cubierta aún con el velo. La desconocida miró en derredor para asegurarse de que estaban solos, inclinándose después como si hubiese querido arrodillarse, juntando las manos y con el acento de la desesperación: -¡Edmundo -dijo-, no matéis a mi hijo! El conde retrocedió; un grito se escapó de sus labios, y dejó caer el arma que tenía en la mano. -¿Qué nombre acabáis de pronunciar, señora de Morcef? -dijo. -El vuestro -respondió levantando su velo-, el vuestro, que solamente yo no he olvidado. Edmundo, no es la señora de Morcef la que viene a veros; es Mercedes. -Mercedes murió, señora, y no conozco ya a ninguna de ese nombre. -Mercedes vive, y Mercedes se acuerda de vos; no sólo os conoció al veros, sino aun antes, al sonido de vuestra voz; desde entonces os sigue paso a paso, vela sobre vos y os teme; ella no ha tenido necesidad de adivinar de dónde salió el golpe que ha herido al señor de Morcef. -Fernando, queréis decir, señora -prosiguió Montecristo con amarga ironía-, puesto que recordamos nuestros nombres propios, recordémoslos todos. Y Montecristo pronunció aquel Fernando con tal expresión de odio, que Mercedes sintió un frío temblor que se apoderaba de todo su cuerpo. -Bien veis, Edmundo, que no me había engañado y que con razón os decía: ¡no matéis a mi hijo! -¿Y quién os ha dicho, señora, que yo quiero hacer algún daño a vuestro hijo? -¡Nadie, Dios mío!, pero una madre está dotada de doble vista: todo lo he adivinado, le he seguido esta noche a la Opera, y oculta en un palmera, lo he visto todo. (….), ¡qué terrible venganza, por una falta que la fatalidad me hizo cometer!, porque la culpable soy yo, Edmundo, y si queríais vengaros debió ser de mí, que no tuve fuerza para resistir vuestra ausencia y mi soledad. -Pero ¿por qué estaba yo ausente y vos sola? -Porque estabais detenido, Edmundo, porque estabais preso. -¿Y por qué estaba yo preso? -No lo sé -dijo Mercedes. 23
  • 24. -No lo sabéis, señora, así lo creo; pero voy a decíroslo; me prendieron, porque la víspera misma del día en que iba a casarme con vos, en una glorieta de la Reserva, un hombre llamado Danglars escribió esta carta que el pescador Fernando se encargó de poner en el correo. Y dirigiéndose hacia un escritorio, abrió Montecristo un cajón y sacó un papel, cuya tinta se había ya enrojecido, poniendo a la vista de Mercedes la carta de Danglars al procurador del rey, que el día en que había pagado los doscientos mil francos al señor Boville, el conde, nombrándose agente de la casa de Thompson y French, había sustraído del proceso de Edmundo Dantés. Mercedes leyó temblando lo siguiente: «Se advierte al señor procurador del rey, por un amigo del trono y de la religión, que el llamado Edmundo Dantés, segundo del navío El Faraón, llegado esta mañana de Esmirna, después de haber tocado en Nápoles y Porto-Ferrajo, ha sido encargado por Murat de una carta para el usurpador, y por éste de otra para el comité bonapartista de París. »La prueba de este crimen se adquirirá prendiéndole, pues se le encontrará la carta encima, o en casa de su padre, o en su camarote a bordo.» -Ay, ¡Dios mío! -dijo Mercedes pasando la mano por su frente, inundada en sudor-, y esta carta... -Doscientos mil francos me ha costado el poseerla, señora, pero es barata aún, puesto que me permite hoy disculparme a vuestros ojos. -¿Y el resultado de esta carta? -Ya lo sabéis, señora, fue mi prisión; pero ignoráis el tiempo que duró, ignoráis que permanecí catorce años a un cuarto de legua de vos en un calabozo en el castillo de If: lo que no sabéis es que cada día durante estos catorce años he renovado el juramento de venganza que había hecho el primero de ellos, y sin embargo ignoraba que os hubieseis casado con Fernando, mi delator, y que mi padre había muerto... ¡de hambre! -¡Santo cielo! -exclamó Mercedes. -Pero lo supe al salir de mi prisión; y por Mercedes viva y por mi padre muerto, juré vengarme de Fernando, y me vengo. -¿Y estáis seguro de que el desgraciado Fernando hizo eso? -Por mi alma, señora (…) La pobre mujer inclinó la cabeza, dobláronse sus piernas y cayó de rodillas. -Perdonad, Edmundo, perdonad por Mercedes que os ama aún. La dignidad de la esposa detuvo el ímpetu de la amante y de la madre. Su frente se inclinó casi hasta tocar la alfombra. El conde se acercó a ella y la levantó. Sentada en un sillón, pudo en medio de sus lágrimas ver el rostro varonil de Montecristo en el que el dolor y el odio se pintaban de un modo amenazador. (…) - Mercedes, es preciso que me vengue, porque durante catorce años he padecido, he llorado, maldecido; ahora, os lo repito, Mercedes, es preciso que me vengue. (…) -Vengaos, Edmundo -gritó la pobre madre-, vengaos sobre los culpables, sobre él, sobre mí, pero no sobre mi hijo. -Está escrito en libro santo -respondió Montecristo-. «Las faltas de los padres caerán sobre sus hijos, hasta la tercera y cuarta generación.» Puesto que Dios ha dictado estas palabras a su profeta, ¿por qué seré yo mejor que Dios? MIEDO. Murakami: HANALEI BAY “El hijo de Sachi murió a los diecinueve años atacado por un gran tiburón en Hanalei Bay. Para ser exactos, el tiburón no llegó a devorarlo. Estaba haciendo surf, solo, en alta mar, cuando un tiburón le arrancó la pierna derecha y, de la impresión, el joven se ahogó. Así pues, la causa oficial de la muerte fue ahogamiento. El tiburón se tragó más de la mitad de la tabla de surf. A los tiburones no les gusta devorar hombres. La carne humana no es de su agrado. En la mayoría de los casos, al primer bocado, decepcionados, se van. Por eso hay muchos casos de personas que, siempre que no hayan sucumbido al pánico, han logrado sobrevivir al ataque de un tiburón habiendo perdido solamente un brazo o una pierna. Sólo que el hijo de Sachi se aterró de tal 24
  • 25. manera que le sobrevino un ataque al corazón, tragó gran cantidad de agua y murió ahogado.” MIEDO Guy de Maupassant: El Horla 4 de julio Decididamente, las crisis vuelven a empezar. Vuelvo a tener las mismas pesadillas. Anoche sentí que alguien se inclinaba sobre mí y con su boca sobre la mía, bebía mi vida. Sí, la bebía con la misma avidez que una sanguijuela. Luego se incorporó saciado, y yo me desperté tan extenuado y aniquilado, que apenas podía moverme. 5 de julio ¿He perdido la razón? Lo que pasó, lo que vi anoche, ¡es tan extraño que cuando pienso en ello pierdo la cabeza! Había cerrado la puerta con llave, como todas las noches, y luego sentí sed; bebí medio vaso de agua y observé distraídamente que la botella estaba llena. Me acosté en seguida y caí en uno de mis espantosos sueños del cual pude salir cerca de dos horas después con una sacudida más horrible aún. Imagínense ustedes un hombre que es asesinado mientras duerme, que despierta con un cuchillo clavado en el pecho, jadeante y cubierto de sangre, que no puede respirar y que muere sin comprender lo que ha sucedido. Después de recobrar la razón, sentí nuevamente sed; encendí una bujía y me dirigí hacia la mesa donde había dejado la botella. La levanté inclinándola sobre el vaso, pero no había una gota de agua. Estaba vacía, ¡completamente vacía! Al principio no comprendí nada, pero de pronto sentí una emoción tan atroz que tuve que sentarme o, mejor dicho, me desplomé sobre una silla. Luego me incorporé de un salto para mirar a mi alrededor. Después volví a sentarme delante del cristal trasparente, lleno de asombro y terror. Lo observaba con la mirada fija, tratando de imaginarme lo que había pasado. Mis manos temblaban. ¿Quién se había bebido el agua? Yo, yo sin duda. ¿Quién podía haber sido sino yo? 6 de agosto Esta vez no estoy loco. Lo he visto… ¡lo he visto! Ya no tengo la menor duda… ¡lo he visto! Aún siento frío hasta en las uñas… el miedo me penetra hasta la médula… ¡Lo he visto!… A las dos de la tarde me paseaba a pleno sol por mi rosedal; caminaba por el sendero de rosales de otoño que comienzan a florecer. Me detuve a observar un hermoso ejemplar de géant des batailles, que tenía tres flores magníficas, y vi entonces con toda claridad cerca de mí que el tallo de una de las rosas se doblaba como movido por una mano invisible: ¡luego, vi que se quebraba como si la misma mano lo cortase! Luego la flor se elevó, siguiendo la curva que habría descrito un brazo al llevarla hacia una boca, y permaneció suspendida en el aire trasparente, muy sola e inmóvil, como una pavorosa mancha a tres pasos de mí. Regresé entonces a casa con la mente alterada; en efecto, ahora estoy convencido, seguro como de la alternancia de los días y las noches, de que existe cerca de mí un ser invisible, que puede tocar las cosas; dotado de un cuerpo material aunque imperceptible para nuestros sentidos, y que habita en mi casa como yo… 8 de agosto 25
  • 26. Pasé una noche horrible. Él no ha aparecido más, pero lo siento cerca de mí. Me espía, me mira, se introduce en mí y me domina. Así me resulta más temible, pues al ocultarse de este modo parece manifestar su presencia invisible y constante. 12 de agosto, 10 de la noche Durante todo el día he tratado de partir, pero no he podido. He intentado realizar ese acto tan fácil y sencillo —salir, subir en mi coche para dirigirme a Ruán— y no he podido. ¿Por qué? 14 de agosto ¡Estoy perdido! ¡Alguien domina mi alma y la dirige! Alguien ordena todos mis actos, mis movimientos y mis pensamientos. Ya no soy nada en mí; no soy más que un espectador prisionero y aterrorizado por todas las cosas que realizo. Quiero salir y no puedo. Él no quiere… MIEDO. ABLACIÓN (MIEDO A SUFRIR DOLOR) GEMMA LIENAS: DIARIO VIOLETA DE CARLOTA "Hola: Me llamo Efua y vivo en Somalia, en África. Hoy es mi cumpleaños: cumplo seis y estoy triste porque me gustaría no tener que crecer nunca, nunca. Tener seis años para siempre, para toda la vida... Éste es mi único deseo. Pero es un sueño imposible, lo sé. Y por eso, dentro de un año, cuando cumpla siete, me van a hacer la ablación. A lo mejor, tú ni siquiera has oído hablar de esto, ¿verdad? ¡Que suerte tienes! Quiere decir que vives en un país en el que no se mutila a las niñas. En el mío, como en muchos otros de África o de Asia, por culpa de la tradición a las niñas, antes de que entremos en la pubertad, nos cortan el clítoris. Aunque yo no he pasado por esa experiencia, sé que es horrible. El año pasado oí los chillidos de mi hermana Rosalie cuando se lo hacían. Después, me explicó que había luchado como una fiera para que no pudieran cortárselo. Finalmente, habían tenido que sujetarla entre siete mujeres para conseguirlo. De noche fui a verla y no hacía más que llorar y sangrar. Continuó sangrando durante muchos días. Yo temía que se muriera. Algunas niñas se mueren por culpa de la hemorragia o por las infecciones. Rosalie no se murió. Ahora ya hace meses que se lo hicieron, pero aún no tiene la herida bien cerrada. Se ve obligada a caminar con las piernas abiertas porque le duele. Además, cada vez que hace pipí, le escuece muchísimo y llora aunque quiera aguantarse las lágrimas. Mi prima, Zenebú, que tiene quince años, dice que hacer pipí es doloroso, pero mucho más lo es cuando te tienes que meter en la cama con un hombre para tener relaciones sexuales. Ella lo sabe porque cuando tenia doce años, Getu, un hombre de treinta y dos años del pueblo, la raptó porque quería convertirla en su mujer... ¡Vaya!, en la segunda mujer, porque, de hecho, ya tenía una, pero se ve que no le gustaba. Abandonó a su primera mujer y negoció con los padres de Zenebú para casarse con ella. Aunque ella no quería, los padres accedieron; la opinión de Zenebú no contaba. A partir de aquella noche, Getu se mete en la cama con ella. Dice que, por culpa de la ablación, las relaciones sexuales son muy dolorosas. Además, también duele en el momento del parto. Zenebú lo sabe porque ya tiene un hijo de un año y está esperando a otro. Le he preguntado a mi madre por qué tienen que hacerme la ablación. Mamá dice que es la costumbre de nuestro país. Me consuela contándome que hay otros países donde es peor, porque a las chicas, además de cortarles el clítoris, les cortan los labios de la vulva y les cosen la vagina. Sólo las descosen cuando es hora de casarlas; si no, sería imposible que tuvieran sexo con el marido. Yo se que mamá me lo cuenta par quitarme el miedo. Pero no lo consigue. Tengo tanto... Tengo miedo de las manos de la mujer encargada de cortarme los órganos sexuales. Tengo miedo de pensar en sus manos sosteniendo una navaja. Miedo de pensar en el momento en el que colocará la navaja entre mis piernas y, ¡zas!, me arrancara un trozo de carne. De mi carne ¡Mía y de nadie más! miedo del dolor que voy a sentir el resto de mi vida. Y miedo de morirme de la hemorragia y de una infección. Me gustaría ser pequeña para siempre jamás.” 26
  • 27. LA ENVIDIA Federico García Lorca: ROMANCERO GITANO - Antonio Torres Heredia Camborio de dura crin, moreno de verde luna, voz de clavel varonil: ¿Quién te ha quitado la vida cerca del Guadalquivir? - Mis cuatro primos Heredia, hijos de Benamejí. Lo que en otros no envidiaban, ya lo envidiaban en mí. Zapatos color corinto, medallones de marfil, y este cutis amasado con aceituna y jazmín. - ¡Ay Antoñito el Camborio digno de una emperatriz! Acuérdate de la Virgen porque te vas a morir. - ¡Ay Federico García, llama a la guardia civil! Ya mi talle se ha quebrado como caña de maíz. DESAMOR. JUANA CASTRO: AMOR MÍO Antonia buena chica ingresó ya cadáver, Carmen muy educada vaqueros blusa beis y Raquel silenciosa es el amor. Amor de amoratarse amor que es amoldar y amancillar. Amor de amenazar amor de amurallar amor de amartillar y de amasijo. Amor de amortajar. 27
  • 28. Rosa Lola María Inés Luisa mi amor. Compañero mi amigo mi enemigo. Rafael veinte años arma blanca su novia en una calle, José Pablo dos hijos divorciado y Raúl empresario gran sonrisa el amor. Es el amor que amengua que amuralla que amortece y amarra. Amor de amuñecar amor que es amputar amor de amilanar y de ambulancia. Amor de amordazar. Manuel Félix Cristóbal Jaime Isidro mi amor. Mi señora mi dueña mi rehén. Amor mío mi amor. El anillo no sabe no sabía. El anillo. El cuchillo. DESAMOR Dulce Chacón: ALGÚN AMOR QUE NO MATE. Adiós mi amor: Principio y fin. Tú y yo tuvimos un principio. He encontrado un trabajo lejos de aquí. Todo tiene un final. No te reprocho nada. Sé que la culpa, si es que hay culpables, es toda mía. Nunca debí consentir que me anularas así, me negué a mí misma, me he perdido de vista. Me pediste tiempo y te di toda la vida. Todo lo hice por amor, te quise hasta ese punto, hasta éste. Ahora ya no. Voy a aprender a quererme de nuevo, lejos de ti, lejos. 28
  • 29. Cuando pase el tiempo suficiente, cuando te pierda el miedo, te mandaré nuestra dirección para que puedas visitar a tu hijo. Te quise hasta la locura. Ni un paso más. DESAMOR Charles Dickens: GRANDES ESPERANZAS «En el primer momento no me fijé en todo esto, pero vi más de lo que podía suponer, y observé que todo aquello, que en otro tiempo debió de ser blanco, se veía amarillento. Observé que la novia que llevaba aquel traje se había marchitado como las flores y la misma ropa, y no le quedaba más brillo que el de sus ojos hundidos. Imaginé que en otro tiempo aquel vestido debió de ceñir el talle esbelto de una mujer joven, y que la figura sobre la que colgaba ahora había quedado reducida a piel y huesos. [...] ―¿Quién es? ―preguntó la dama que estaba sentada junto a la mesa. ―Pip, señora. ―¿Pip? ―El muchacho que ha traído hasta aquí Mr. Pumblechook, señora. He venido a jugar... ―Acércate más, muchacho. Deja que te vea bien. Al encontrarme delante de ella, rehuyendo su mirada, observé con detalle los objetos que nos rodeaban, y reparé en que tanto el reloj que había encima de la mesa como el de la pared estaban parados a las nueves menos veinte. ―Mírame ―me dijo miss Havisham―. ¿No te da miedo una mujer que no ha visto el sol desde que tú naciste? Lamento tener que confesar que no dudé en responder que no, lo cual era una gran mentira. ―¿Sabes qué noto aquí? ―preguntó al tiempo que ponía las manos en el costado izquierdo, una sobre otra. ―Sí, señora. ―Me hizo pensar en el joven. ―¿Qué toco? ―Su corazón. ―¡Destrozado!» LOS CELOS .Diario de un enfermo de Azorín Esta noche la he visto otra vez. La he seguido. Hemos recorrido calles, atravesado plazas, llegado a la puerta del Sol. En la Puerta del Sol hemos tomado el tranvía del barrio de Argüelles. Frente a la calle de Quintana hemos bajado. La seguía otro -recatado, cauteloso. A mí me devoraba el ansia de sus ojos llameantes, tristemente aleteadores. Ha entrado en su casa, cerca de unos desmontes, frente a la mancha negra de la Moncloa. He visto luego la luz en uno de los balones. Paseaba, paseaba exaltado, frenético, loco. La presencia del otro, inmóvil, me exasperaba. Sentía vehementes impulsos de arrojarme sobre él, sentia la apocadora aprensión del peligro latente. Al pasar junto a él una de las veces, he recitado mentalmente unos versos y he pensado que al terminar, acaso le agrediera. Y he terminado, y ciegamente, sin pensar, me arrojado sobre él, brutal y bárbaro, apabullándolo a recios puñetazos, arañándolo, sangrándolo, mordiéndolo. 29
  • 30. CELOS Shakespeare: OTELO Desdémona yace muerta asesinada por su esposo, Othello. Emilia, la esposa de Iago maldice a su marido. Niega a Othello infidelidad alguna por parte de su señora. Desvela la maldad de Iago: le pide que confiese y él ordena callar a su esposa. Ve que todos sus engaños van a descubrirse. Emilia es asesinada por su esposo. Othello se suicida. ACTO QUINTO- ESCENA II EMILIA.- Si eres hombre, desmiéntele. Él cuenta que tú le dijiste que su mujer le era infiel. Yo sé bien que no lo has dicho, porque no eres tan malvado. Habla, respóndele, que el corazón quiere saltárseme. YAGO.- Le dije lo que yo tenía por cierto, y lo que luego él ha averiguado. EMILIA.- ¿Y tú le dijiste que mi señora no era honrada? YAGO.- Sí que se lo dije. EMILIA.- Pues dijiste una mentira odiosa, infernal y diabólica. ¡Poder de Dios! ¿Y le dijiste que era infiel con Casio, con Casio? YAGO.- Sí, con Casio. Cállate, mujer. EMILIA.- No he de callar. Es necesario que yo hable. Mi pobre señora yace muerta en su lecho. TODOS.- ¡No lo consienta Dios! EMILIA.- Y tus delaciones son causa de su muerte. OTELO.- No os asombréis, señores. Así ha sucedido. GRACIANO.- ¡Horrenda verdad! MONTANO.- ¡Espantoso crimen! EMILIA.- Aquí se esconde alguna infernal añagaza... Y empiezo a sospechar... ¡Ah, sí: ya caigo!... Lo que siempre recelé... ¡Infame! ¡Me ahoga la ira! ¡Oh trama inicua! YAGO.- ¿Estás loca? Vete a casa. Te lo mando. EMILIA.- Caballeros, dejadme hablar. Otra vez le obedeceré, no ahora. Y quizá nunca volveré a tu casa, Yago. OTELO.- ¡Ay! ¡Ay! EMILIA.- ¿Al fin lo sientes? Ruge, ruge. Has asesinado a la más santa y hermosa criatura que ha visto nunca la luz del sol. OTELO.- (Levantándose.) ¡Fue adúltera! No os había conocido, tío. (A GRACIANO.) Ahí tenéis muerta a vuestra sobrina, y muerta a mis manos. Sé que esto os parecerá horrible... GRACIANO.- ¡Pobre Desdémona!... Cuán feliz es tu padre en haber pasado ya de esta vida. Tu boda le mató: el pesar de ella bastó a cortar el hilo de sus días. Pero si hoy viviera, y la viese muerta, pienso que había de maldecir hasta de su ángel de guarda, provocando la indignación del cielo. OTELO.- ¡Qué dolor! Pero Yago sabe que ella mil veces se entregó a Casio. El mismo Casio lo confesaba, y además recibió de ella, en pago de su amor, el pañuelo, el regalo nupcial que yo le hice, un pañuelo que mi padre había dado a mi madre. Yo mismo le he visto en manos de Casio. EMILIA.- ¡Dios poderoso! ¡Dios de bondad! YAGO.- ¡Calla, te digo! 30
  • 31. EMILIA.- No: no puedo callar, no quiero. Hablaré libre como el viento, aunque me condenen Dios y los hombres y el infierno. No callaré: debo hablar. YAGO.- ¡Infame prostituta! EMILIA.- ¿Que ella se lo dio a Casio? No: ¡si le encontré yo, y se lo di a mi marido! YAGO.- Mientes, malvada. EMILIA.- No miento, no. Caballeros, no miento. ¡Bestia cruel! ¡Estúpido! ¿Cómo habías tú de poder contra esa santa? OTELO.- ¡Monstruo! ¿No hay rayos en el cielo, o es que el trueno se los apropió todos? (Se arroja sobre Yago, Pero éste hiere a Emilia y huye.) GRACIANO.- Sin duda ha muerto a su mujer. EMILIA.- Sí: muerta soy: colocadme al lado de mi ama. CELOS. Mercè Rodoreda: LA PLAZA DEL DIAMANTE. A media semana me volví a pelear con el Quimet por aquella manía que le había cogido al pastelero. - Si le vuelvo a ver mirándote el trasero con aquellos ojos, entraré y me va a oí- gritaba. Estuvo dos o tres días sin aparecer, y cuando volvió, le pregunté si se le había pasado y se me puso como un gallo de pelea y dijo que había venido a pedirme explicaciones, porque me había visto paseando con el Pere. Le dije que me habría confundido con otra. Dijo que era yo. Le juré que no era verdad y él juraba que sí. Al principio se lo discutí normalmente, pero como no creía me hizo gritar y me dijo, al ver que gritaba, que todas las mujeres estaban locas y que no valían ni un real y entonces le pregunté en qué sitio me había visto con el Pere. - En la calle. - ¿Pero en qué calle? - En la calle. - ¿Pero en cuál? ¿Pero en cuál? Se fue dando grandes zancadas. No dormí en toda la noche. Al día siguiente volvió y me dijo que le tenía que prometer que no saldría nunca más con el Pere y para acabar de una vez y no oír más aquella voz, que cuando estaba rabioso no parecía la suya, le dije que no saldría más con el Pere. En lugar de ponerse contento se enfureció como un demonio, me dijo que ya estaba harto de mentiras, que me había puesto una trampa y que yo había caído en ella como un ratón, y me hizo pedirle perdón por haber salido a pasear con el Pere y por haberle dicho que no había salido y al final me hizo llegar a creer que había salido con el Pere y me dijo que me arrodillase. - ¿En medio de la calle? - Arrodíllate por dentro. Me hizo pedirle perdón arrodillada por dentro por haber salido a pasear con el Pere, al que, pobre de mí, no había visto desde el día que reñimos. AMOR Y CONVENCIONES SOCIALES ( EL NOVIAZGO) GARCÍA LORCA: LA CASA DE BERNARDA ALBA PRIMER ACTO Martirio: Es preferible no ver a un hombre nunca. Desde niña les tuve miedo. Los veía en el corral uncir los bueyes y levantar los costales de trigo entre voces y zapatazos, y siempre tuve miedo de 31
  • 32. crecer por temor de encontrarme de pronto abrazada por ellos. Dios me ha hecho débil y fea y los ha apartado definitivamente de mí. Amelia: ¡Eso no digas! Enrique Humanes estuvo detrás de ti y le gustabas. Martirio: ¡Invenciones de la gente! Una vez estuve en camisa detrás de la ventana hasta que fue de día, porque me avisó con la hija de su gañán que iba a venir, y no vino. Fue todo cosa de lenguas. Luego se casó con otra que tenía más que yo. Amelia: ¡Y fea como un demonio! Martirio: ¡Qué les importa a ellos la fealdad! A ellos les importa la tierra, las yuntas y una Magdalena: (Remedándola.) ¡Ah! Ya se comenta por el pueblo. Pepe el Romano viene a casarse con Angustias. Anoche estuvo rondando la casa y creo que pronto va a mandar un emisario. perra sumisa que les dé de comer Magdalena: Si viniera por el tipo de Angustias, por Angustias como mujer, yo me alegraría, pero viene por el dinero. Aunque Angustias es nuestra hermana aquí estamos en familia y reconocemos que está vieja, enfermiza, y que siempre ha sido la que ha tenido menos méritos de todas nosotras, porque si con veinte años parecía un palo vestido, ¡qué será ahora que tiene cuarenta! SEGUNDO ACTO Martirio: Verdaderamente es raro que dos personas que no se conocen se vean de pronto en una reja y ya novios. Angustias: Pues a mí no me chocó. Amelia: A mí me daría no sé qué. Angustias: No, porque cuando un hombre se acerca a una reja ya sabe por los que van y vienen, llevan y traen, que se le va a decir que sí. Martirio: Bueno, pero él te lo tendría que decir. Angustias: ¡Claro! Amelia: (Curiosa.) ¿Y cómo te lo dijo? Angustias: Pues, nada: "Ya sabes que ando detrás de ti, necesito una mujer buena, modosa, y ésa eres tú, si me das la conformidad." La Poncia: Esas cosas pasan entre personas ya un poco instruidas, que hablan y dicen y mueven la mano... La primera vez que mi marido Evaristo el Colorín vino a mi ventana... ¡Ja, ja, ja! La Poncia: Era muy oscuro. Lo vi acercarse y, al llegar, me dijo: "Buenas noches." "Buenas noches", le dije yo, y nos quedamos callados más de media hora. Me corría el sudor por todo el cuerpo. Entonces Evaristo se acercó, se acercó que se quería meter por los hierros, y dijo con voz muy baja: "¡Ven que te tiente!" 32
  • 33. TERNURA. Mª Victoria Atencia: AMOR Cuando todo se aquieta en el silencio, vuelvo al borde de la cuna en que mi niño duerme con ojos tan cerrados que apenas si podría entrar hasta su sueño la moneda de un ángel. Dejados al abrigo de su ternura asoman por la colcha en desorden, muy cerca de sus manos, los juguetes que tuvo junto a sí todo el día, ensayando un afecto al que ya soy extraña. Quien a mí estuvo unido como carne en mi carne, un poco más se aparta cada instante que vive; pero esa es mi tristeza y mi alegría un tiempo, porque se cierra el círculo y él camina al amor. 33