El documento describe cómo las grandes cadenas de supermercados en el país recaudan dinero a través del redondeo en los pagos de los clientes y lo registran como donaciones para deducir impuestos, aunque no entregan comprobantes a los clientes. Esto constituye un fraude fiscal que les permite ahorrarse cientos de millones de dólares en impuestos cada año. El autor argumenta que los clientes deberían reconsiderar si seguir participando en esta práctica que beneficia a las empresas en lugar de causas benéficas.