La energía nuclear se obtiene de las reacciones de fisión y fusión que ocurren en el núcleo de los átomos. Una central nuclear utiliza el calor generado por estas reacciones en un reactor para calentar agua y producir vapor que mueve una turbina y genera electricidad. Sin embargo, también genera residuos nucleares peligrosos que permanecen radiactivos por cientos de años y representan un riesgo para la salud y el medio ambiente.