Las cinco generaciones de ordenadores se caracterizan por reducir progresivamente su tamaño y mejorar su capacidad de procesamiento a medida que se desarrollaban nuevas tecnologías. La primera generación utilizaba tubos de vacío y almacenamiento de tambor magnético. La segunda introdujo los transistores. La tercera redujo aún más el tamaño con los primeros chips. La cuarta generación trajo los chips de silicio. Y la quinta generación permitió el procesamiento paralelo y el desarrollo de Internet.