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HISTORIA POPULAR DE BURZACO
Historia Popular de BurzacoHistoria Popular de BurzacoHistoria Popular de BurzacoHistoria Popular de Burzaco
Daniel Alberto Chiarenza
Edición del autor
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 2 -
Título: Historia Popular de Burzaco.
Autor: Daniel Alberto Chiarenza.
© Edición del autor.
Italia 757 – (1852) Burzaco. Tel. (54-11) 4299-4178 – Provincia
de Buenos Aires – Argentina.
danich45@hotmail.com ; danich45@gmail.com ;
Director: Daniel Alberto Chiarenza.
Consejo Editorial: Mónica Liliana Oporto (coordinadora) / Diseño:
Lucía Inés Chiarenza / Recopilación de material: Daniela y Carla
Chiarenza / Distribuidor: Daniel Omar Chiarenza.
Editor: el mismo autor.
Diseño original y de tapa: Marcelo Ferman.
Editado en Argentina.
© Del autor.
Todos los derechos reservados.
Esta publicación puede ser reproducida gráficamente hasta 1 000
palabras, citando la fuente. No puede ser reproducida, ni en todo
ni en parte, registrada en, o transmitida por, un sistema de recu-
peración de información, en ninguna forma ni por ningún medio,
sea mecánico, fotoquímico, electrónico, por fotocopia o cualquier
otro, sin permiso previo escrito de la editorial y /o autor, autores,
derechohabientes, según el caso.
Hecho el depósito Ley 11.723
I.S.B.N. 978-987-24893-0-4
Historia Popular de Burzaco / Daniel Alberto Chiarenza – 1ª Ed. –
Burzaco: Edición del autor, 2009, 160 p.; 23 X 16.
ISBN 978-987-24893-0-4 1. Historia Regional CDD 982.12
Fecha de catalogación: 20 de enero de 2009.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 3 -
Historia Popular de Burzaco
Daniel Alberto ChiarenzaDaniel Alberto ChiarenzaDaniel Alberto ChiarenzaDaniel Alberto Chiarenza
Colección: Historias Locales
Edición del autor
2008
Agradecimiento:
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 4 -
A todo el pueblo, y cuando digo pueblo, es
pueblo –en serio- de Burzaco que, sin su
concurso, esta humilde colección de re-
cuerdos hubiera sido imposible recopilarla.
Recordemos que la nostalgia es la que hizo
escribir a Homero Manzi sus imperecede-
ras páginas poéticas, porque él no era un
hombre de Letras sino que escribía letras
para los Hombres.
“El profe Daniel”.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 5 -
Ubicación del partido de Almirante Brown dentro del Conurbano Bo-
naerense. Gentileza estrucplan. Ubicación de Burzaco dentro del partido
de Almirante Brown. Gentileza chauche.
Planografía de Burzaco en la actualidad. Gentileza Chauche.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
Por DANIEL ALBERTO CHIARENZA
PRÓLOGO
Con un inmenso orgullo por la tarea que me enco-
mendaron, trataré de acercarme un poco a lo que llamaría
una introducción a las páginas que contienen este libro lla-
mado “La Historia Popular de Burzaco”, un anecdotario
que me llena de nostalgia y tristeza por los recuerdos que
llegan a mi ya casi octogenaria memoria, de mi querido
pueblo natal, hoy ciudad.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 6 -
Sería desconsiderado de mi parte no haber aceptado
esta tarea, dado que todas estas narraciones, escritas por un
burzaquense por adopción, con mucho cariño y con ansias
de conocimiento de las raíces. Fiel a su condición de histo-
riador local, este novel pero elocuente escritor, por obra del
destino -y a Dios doy gracias por ello- se convirtió en el
marido de mi hija –la profesora Mónica Liliana Oporto- y el
padre de cinco de mis nietos.
No quiero con estas palabras caer en la adulación si-
no ser justo, dado que cotidianamente aprecio la dedicación
y sacrificio que despliega para sacar a luz lo pasado, inves-
tigando sobre testimonios. Gracias a su preocupación ha
contribuido a agregar información a lo ya escrito por el des-
aparecido Dr. Roberto Gorriti y a las reflexiones hechas por
otro nativo de esta ciudad, el Sr. Coviela.
Agradecido por el trabajo que con tanto cariño abra-
zó los orígenes y vivencias de nuestra comunidad para in-
mortalizarlas, me resulta grato aunque a la vez me oprime
pasar la vista por los relatos que contiene en sus páginas
porque me llevan a mi niñez, mi adolescencia, cosas que ya
nunca volverán pero que no por eso dejo de valorar. El má-
gico y ameno desarrollo de lo escrito consigue meternos en
el pasado y nos recuerda el eterno agradecimiento de haber
vivido en tan bella época.
Por último mi reconocimiento y agradecimiento, y
en mis palabras al de tantos buenos vecinos de esta zona, a
su autor, quien logra adentrarnos en nuestra historia local y
rescatar del olvido a nuestros ancestros a través de la memo-
ria de nuestros jóvenes.
ALFREDO OMAR “NITO” OPORTO
Jubilado ferroviario
Nativo de Burzaco
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INTRODUCCIÓN
Existe un antiquísimo adagio que dice: “pinta tu
aldea y describirás al mundo”. Ese es el objeto de es-
tas páginas. Todos sabemos: quienes habitamos, go-
zamos y padecemos este mágico rincón del Conurba-
no bonaerense –hasta yo, que para el caso, soy un
meteco1
- que hubo un antecesor que tuvo el eximio
mérito de escribirle la Historia a este misterioso Bur-
zaco y que se llamó Roberto Gorriti. De allí en más, al
nieto de Lanzaco, lo consideraremos “el maestro”,
puesto que no hubo muchas personas que se atrevie-
ran a historiar las circunstancias de origen y efectuar
la micro pesquisa de las alternativas transformaciones
de su pueblo natal. Don Roberto, sin pretender me-
noscabar en lo más mínimo su perdurable y fundacio-
nal trabajo, se dedicó a dejar registrada una memoria
de los tiempos en que Burzaco, como pequeña o gran
aldea que era en esta dinamicidad aludida, tuvo sus
fundadores, sus descendientes; figuran también las
descripciones de la gente de cierta consideración so-
cial por ser reconocidos casi como los eupátridas -
recurriendo nuevamente a los griegos clásicos como
padres de la Historia, ellos les llamaban eupátridas a
“los bien nacidos”-. Claro, era una época en que prác-
ticamente se relataba la historia de la gente que se
destacaba por nacimiento o por sus virtudes, es decir
los que poseían la aristos, los “mejores”. El filósofo
italiano Nino Gramsci les hubiera llamado a estos fun-
dadores y otros “agregados” de origen dudoso pero
con ambiciones que justificaban sus procederes, “los
intelectuales orgánicos” de la clase dirigente.
Pero, sin que constituyera un hecho volitivo por
parte del recopilador, por esos tiempos (aunque no
1
Meteco: (del griego antig.) extranjero, en el sentido de no haber nacido
en la Polis de Atenas o ser hijo de madre ateniense. Nosotros podríamos
decir “no haber nacido en la comunidad de Burzaco o ser hijo de madre
burzaquense”, porque sólo la madre otorga la descendencia segura.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 8 -
estén tan lejanos cronológicamente) se escribía y ana-
lizaba de distinta manera. Gorrito no pudo preveer que
con el tiempo la historia –y sobre todo la lugareña, la
local- pondría más el acento y el objeto mismo del
costumbrismo en el hombre común (como hubiera
recalcado Osvaldo Ardizzone), “Il popolo minuto”, los
trabajadores, lo popular, lo anecdótico, que completa
el panorama que singulariza pero también universaliza
a una comunidad cualquiera, sea Burzaco o sea Ate-
nas. Y hasta crea un clima de identificación que sería
aplicable, igual que en los seres humanos que en de-
finitiva somos el resultado de un proceso, a las distin-
tas etapas por las que va atravesando que son equi-
parables por las transitadas por otras comunidades,
aunque –tal vez- en tiempos históricos diferentes, pero
no por ello menos inexorables e inevitables.
Sabemos que una vez que vea la luz este sen-
cillo aporte será indefectiblemente refutado en el todo,
en alguna de sus partes o en mínimos detalles, pero
es casi una imposición lícitamente pueblerina que así
sea. Por eso queremos dejar abierto, a la comunidad
burzaquense -o a la de otras identificadas con ella-, el
espacio para que sea ella misma la que escriba y co-
rrija su historia. Sabemos de las omisiones y las so-
breabundancias que inevitablemente serán un lugar
común, por eso los invitamos a participar simplemente
enviando un e-mail al autor: danich45@gmail.com.
Perdón anticipado por los previsibles errores,
inclusive en la escritura correcta de los apellidos, así
también como en lo conceptual, como en lo que crean
exageraciones o minimizaciones de un hecho. Estoy
seguro que entre todos ya lo haremos mejor.
Daniel Alberto Chiarenza
Diciembre de 2008
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 9 -
LOS INICIOS (YA, SIN INDIOS…)
Claro, pobres aborígenes, ya los habían exter-
minado y fue el 23 de octubre de 1730 cuando se creó
-como división administrativa eclesiástica- la parroquia
de La Magdalena, con asiento en Quilmes.
Lo que más tarde sería el pueblo de Burzaco
pertenecía al cuartel 1°de Quilmes.
Cincuenta años más tarde, precisamente en
septiembre de 1780, la parroquia se dividiría en tres:
Quilmes, Magdalena y San Vicente. Burzaco continua-
ría perteneciendo a Quilmes.
Una vez producida la Revolución de Mayo y ob-
tenido el reconocimiento de Inglaterra de que se le-
vantaba “a la faz de la tierra una nueva y gloriosa Na-
ción”, que ofrecería a las garras desprejuiciadas euro-
peas una amplia gama de posibilidades para los hom-
bres de acción que se animaran a la empresa. Con
ese espíritu se embarcó para estas playas el ciudada-
no londinense don Roberto Hunt, quien acababa de
contraer matrimonio con doña Mary Nich.
Lord Hunt, ya en Buenos Aires, se asocia con
su compatriota Charles Higginson y ambos resuelven
dedicarse al abasto de navíos –en la actualidad los
llamaríamos proveedores marítimos- para cuyo objeto
deciden la compra de una extensión de tierras en las
proximidades de la ciudad de la “Santísima Trinidad
en el Puerto de Santa María de los Buenos Aires”, que
serviría para la cría de ganado y el salado de su pro-
ducto cárnico para el sustento de los tripulantes de las
naves viajeras y realizar un comercio de triangulación,
tanto con los mercados esclavistas de Brasil como los
de las Antillas, que ejercían obviamente los ingleses.
Los ingleses proveerían al país del azúcar rapiñado a
brasileños y antillanos, mientras que los saladeristas
bonaerenses aportarían las proteínas necesarias para
el sustento de los esclavos; pues ese producto (el ta-
sajo) no era consumido por los rubios ingleses que,
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 10 -
cuando querían, mataban una vaca, aquí o en Inglate-
rra y se comían un buen “bifacho”.
A principios de octubre de 1811, Hunt y Higgin-
son tuvieron la intención concreta de comprar la soña-
da Estancia. Es cuando doña María Mercedes Jara y
Carbajal y su cuñado, el presbítero don Roque Illes-
cas, resuelven la enajenación de una de sus propie-
dades, otorgando escritura ante el escribano don Juan
José Rocha el 15 de octubre de 1811. En la citada
escritura, que actualmente existe en el Archivo Gene-
ral de Tribunales de la Capital Federal, dice… “en el
pago de la Magdalena y ella en su totalidad […] La
venta de esta extensión territorial de mil varas de fren-
te por dos leguas de fondo, o sean [sic] mil doscientas
cuadras, se realiza por la suma de tres mil trescientos
pesos comprendidos […] los galpones, casa ruinosa,
madera y cuando en dichas tierras existe plantado,
con todos los ganados mayor y menor, utensillos
[sic]…”
Don Roberto Hunt y don Carlos Higginson le-
vantan las poblaciones en las proximidades del des-
linde con Quilmes –cerca de las tierras ocupadas más
tarde por la chacra San José del señor Castaños- y en
las inmediaciones de la misma construyen un estable-
cimiento para la salazón de las carnes. El estableci-
miento contaba con dieciséis esclavos, a los cuales se
dice que, con el carácter autoritario del viejo Hunt,
eran manejados con excesivo rigor.
El uso del látigo, al que don Roberto apelaba
con frecuencia, provocó en cierta oportunidad la rebe-
lión de los esclavos al mejor modo espartaquista2
-en
el sentido romano clásico- pues se le volvieron en co-
ntra, la situación se hizo peligrosa. Pero la rápida huí-
da del “valiente” [como suelen serlo los torturadores
2
Espartaquista: Alude al levantamiento del esclavo-gladiador tracio
Espartaco, líder de la rebelión de esclavos más grande e importante de la
Antigua Roma, que fuera llevada a cabo entre el 73 y el 71 a. d. C.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 11 -
de hoy que lloran y se enferman ante un tribunal de
justicia] don Hunt, que concluyó con el encierro en sus
habitaciones, de las que pudo salir con vida gracias al
ascendiente que sobre los sublevados poseía el espí-
ritu naturalmente bondadoso y respetado de su espo-
sa doña María Nich. Este alzamiento se produjo alre-
dedor de 1813, después que la Asamblea General
Constituyente declarara la abolición de la esclavitud
[SIC, Fumière]3
.
Como dato ilustrativo del trato que don Roberto
prodigaba a sus servidores, basta decir que, según
una tradición que aún se conserva en el mismo núcleo
familiar, les hacía aplicar a fuego, en el rostro, la mar-
ca que se usaba en su establecimiento para el seña-
lamiento de la hacienda. Algunos de estos esclavos
pasaron más tarde al servicio de los hijos de don Ro-
berto, fallecido en estas tierras a avanzada edad.
En sus habituales tareas de abastecedor naval,
don Roberto Hunt había establecido una verdadera
amistad íntima con el almirante irlandés, de nacimien-
to, Guillermo (o William) Brown, jefe de la escuadra
nacional, y también con el coronel de Marina, Juan
Thorne, de origen norteamericano. Esta amistad, na-
cida en aquellos originarios años independentistas se
mantuvo durante mucho tiempo, aún entre los des-
cendientes de esas familias.
Del matrimonio de don Roberto Hunt con doña
María Nich habían nacido Ramón, futuro fundador de
oficio de Burzaco y primer intendente municipal del
partido de Almirante Brown tras su creación en 1873.
Ramón contrajo enlace con Dionisia Rincón (hija de
otra familia “tradicional” de Burzaco). Los otros her-
manos de Ramón Hunt fueron: Luisa, que se casó con
don Guillermo D. Gibson, del condado de Wigtown, en
3
Como es archisabido la Asamblea del Año XIII jamás abolió la escla-
vitud, sino que declaró la libertad de vientres a partir del 31 de enero de
1813.
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Escocia; Hilario, que se unió en matrimonio con doña
María de la Paz Fredes; Anita, que luego de casarse
con F. Lamas se radicó en Brasil; y Francisca Hunt,
que se casó con Francisco Canosa.
Volviendo un poco hacia atrás, digamos que
Roberto Hunt dispuso realizar una nueva mensura de
las tierras que había adquirido, la que fue practicada
por el agrimensor Miermes en enero de 1812, quien
en la operación repitió en todas sus partes la que
efectuara Pita Borques en 1782. De esta delimitación
se quejó Juan Bautista Puente –hijo político de Gas-
par Avellaneda y alcalde del partido de Quilmes entre
los años 1791 y 1795- puesto que, los fondos de sus
tierras, eran linderos con los de Hunt. Puente alegó
que la prolongación de los costados hasta completar
las once mil trescientas varas, que según él le corres-
pondían, se le internaban a modo de usurpación en su
territorio.
Juan Bautista Puente formalizó oposición ante
el Juzgado de competencia, de lo que resultó que se
ordenara una nueva mensura, la que tuvo lugar en
agosto de 1812. Este trabajo fue encomendado al
agrimensor Subillac, quien procedió en forma malicio-
sa, tomando como pretexto que los mojones del terre-
no de los Quilmes –de cuyos límites arrancaba el te-
rreno de Hunt e Higginson- no estaban en su origina-
rio lugar y para reestablecerlos midió el terreno de los
Quilmes partiendo, no de las barrancas desde donde
en un principio tenía sus comienzos, como todas las
demás suertes de Estancia de esta costa del río, sino
que comenzó a medir desde la orilla del agua, com-
prendiendo todo el bañado.
Mediante esta operación, se fijaron los mojones
de los Quilmes como a dos mil varas más al Este de
donde habían estado, y de esta manera Subillac contó
con terreno para completar el de Hunt e Higginson, sin
penetrar en el campo de Puente. En años posteriores,
el gobierno ordenó medir el terreno de los Quilmes
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 13 -
para dividirlo en chacras y el agrimensor que tuvo a
cargo esta operación le restituyó su antigua ubicación,
es decir comenzó la medición desde las barrancas y
no desde la orilla del agua como lo había hecho Subi-
llac, con lo que quedó menoscabado en su longitud el
terreno de Hunt.
Don Roberto Hunt reclamó judicialmente la po-
sesión de la superficie total de la métrica establecida
en la primitiva escritura, derecho que recayó poste-
riormente en sus hijos, cuyas acciones fueron repre-
sentadas por Francisco Canosa, hijo político y albacea
general del anciano Hunt.
En el plano atribuido a don Francisco Mesura,
confeccionado entre los años 1818 y 1830, de esta
manera aparece la Estancia de Roberto Hunt situada
entre la de Manuel Obligado y la de Ignacio Correa.
En este plano, el propietario aparece con la denomi-
nación de “Norberto el Inglés” [publicado por la direc-
ción de Geodesia, Catastro y Mapas de la provincia de
Buenos Aires, en la página 89 del Tomo I de la “Com-
pilación de referencias documentales. Demuestran
que las reservas para ribera en la costa Noroeste de
Buenos Aires son bienes del Estado”. La Plata. 1933].
Un par de meses después de la caída de Ro-
sas, en abril de 1852, fue creado el partido de Barra-
cas al Sud (Avellaneda) sobre territorio que antes per-
teneciera a Quilmes.
Del Informe del juez de paz de Barracas al Sud
del 31 de agosto de 1856 puede colegirse que de lo
expuesto sacamos como conclusión que la superficie
cubierta por el partido de Barracas al Sud en el año de
su fundación comprendía el actual partido de Avella-
neda, menos la porción situada al Este del arroyo Ma-
ciel, todo lo que hoy constituye Lomas de Zamora y
una cuarta parte, aproximadamente, del partido de
Almirante Brown, hasta más allá de la tierra en que
más tarde se funda el pueblo cabecera del partido [en
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 14 -
detrimento de Ministro Rivadavia o Monte de los Chin-
golos].
Si alguna duda existiera al respeto, bastará
desvanecerla no sólo con las constancias de las escri-
turas de propiedad extendidas por adquisiciones de
tierras efectuadas entre 1852 y 1861 en esa parte del
partido, sino también la lista de terratenientes que
abonaban la contribución directa correspondiente a
Barracas al Sud, fechada en este mismo partido el 30
de junio de 1852 y firmada por el entonces juez de paz
Martín Juan de la Serna, el alcalde Pedro Alais, el te-
niente alcalde Lauro Cabral y los vecinos Regis Maciel
y Salvador Vilaró y que Antonio Torassa transcribe
completa en su famosa obra sobre los orígenes del
partido de Avellaneda.
En la lista citada en el párrafo anterior figuran
los nombres de los contribuyentes: Plácido Reynoso,
Tomás Bois, Claudia Cepeda, Antonio Olivera, Juan
Finck, Francisco Páez, Justo Rincón, Pablo y Francis-
co Loray y Tomás Paredes, este último –cuyo nombre
figura dos veces- era el propietario de las tierras que
vendió más tarde a Esteban Adrogué y sobre las cua-
les éste fundó el pueblo.
En 1854 y estando el “Estado” de Buenos Aires
secesionado del resto de la Confederación Argentina,
se produce un acontecimiento de suma trascendencia
en la vida institucional de los partidos que componían
hasta entonces la provincia de Buenos Aires. El 16 de
octubre se promulgaba la ley de constitución de las
municipalidades de campaña que, si bien no alteró la
facultad del gobierno para continuar designando los
jueces de paz, se creaban en cambio, las corporacio-
nes municipales con funciones deliberativas, constitui-
das por vecinos surgidos de elecciones populares [to-
do lo “populares” que podían ser en esa época en que
el pueblo llano no votaba].
De acuerdo a lo dispuesto en la ley menciona-
da, las elecciones se realizaron a fines de marzo de
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 15 -
1855 en el partido de Barracas al Sud y fueron las
primeras municipales, aprobadas por decreto del 11
de abril. Es esta la primera elección de municipales en
las que participaron los pobladores (¡Bah!!! Algunos,
como se dijo) del actual partido de Almirante Brown. El
22 de noviembre se resolvió que la municipalidad del
distrito, como todas las demás de la campaña, se
constituyeran el 27 de enero de 1856 y por otro decre-
to de la misma fecha se declaró que la comuna a ins-
talarse en Barracas al Sud estaría integrada por los
titulares electos: Pedro Alais, Ramón Gómez, Francis-
co y Roque Portela –estos dos últimos vecinos de
Lomas de Zamora- y los suplentes R. Ramón Rúa y
Jorge Dowadall.
Burzaco constituía, entonces, el cuartel 6° de
Barracas al Sud. Pero, en 1861, al ser fundado el par-
tido de Lomas de Zamora, Burzaco paso a depender
de éste. Por poco tiempo, porque nuevamente pasaría
a depender de Quilmes. Dentro de esta particular re-
lación, sólo había una parte del territorio, ubicada al
sudoeste, que correspondía a San Vicente.
Por lo tanto se infiere que Burzaco, hacia 1860
-y antes de que Don Esteban Adrogué fuera propieta-
rio de las tierras de lo que luego sería el pueblo de
Almirante Brown- ya estaba habitado.
En aquella época y antes del tendido de las lí-
neas férreas, para ir a Buenos Aires -que aún no se
había "capitalizado" o “federalizado”- sólo existían
como medios de transporte los caballos, volantas y
carretas.
En 1861,1862 y 1863 actuó como juez de paz
del partido de Barracas al Sud (pues todavía había
polémica sobre la dependencia del pueblo de Burzaco
a esta unidad administrativa, a Lomas de Zamora o a
Quilmes) Lucas Galigniana, precisamente propietario
de extensiones territoriales en Burzaco y otros puntos
de lo que sería el partido de Almirante Brown. Comen-
ta el historiador Fumière que estos terrenos aludidos
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 16 -
estaban ubicados próximos al Monte de los Chingolos
[es decir, Ministro Rivadavia. Es increíble como le
cuesta a Fumière reconocer la existencia de Burzaco].
Galigniana fue gestor ante el ministro de Gobierno,
doctor Eduardo Costa, de la construcción del famoso
pozo artesiano con que se había pensado solucionar
el problema de la provisión de agua potable a la po-
blación.
EL PAPEL INDISPENSABLE Y FORMATIVO DEL
FERROCARRIL
Estos pueblos del futuro partido de Almirante
Brown, crecieron al influjo e impulso que les dio el Fe-
rrocarril. No es que lo que no dejaba de ser un caserío
no existiera, como ya se dijo, y que la mayoría de sus
habitantes provinieran del pueblo madre [Metrópolis,
le hubieran dicho los griegos clásicos]: "Monte de los
Chingolos" (actualmente, Ministro Rivadavia); pero la
construcción de la estación ferroviaria fue el medio
más fecundo de progreso de la localidad. Es así como
la mayoría de los pobladores se fueron ubicando en
las inmediaciones de las vías, como medio de acceso
más directo al consumo y venta de bienes necesarios
para la existencia cotidiana.
Los primeros vecinos que se ubicaron en los al-
rededores de la estación ferroviaria fueron: Agustín
Salgado; Francisco y Antonio Loray (alemanes de na-
cimiento, que habrían llegado a la zona allá por
1852); Ramón Hunt; Andrés, Justo y Francisco Rin-
cón; Pablo Oporto; Francisco Páez; Lucas Galigniana;
Agustín Cepeda; Gregoria Sandoval; Suparo; José
Minetto, con su negocio de ramos generales; Pedro
Scaglione, con su hotel (aunque establecido poste-
riormente).
Además de lo relatado, especialmente el pueblo
de Burzaco, utilizó su estación para enviar su produc-
ción de leche a otros centros de consumo.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 17 -
En ese sentido los pioneros fueron, justamente,
Francisco y Eugenio Burzaco, quienes con su influen-
cia y propagandizando las bondades de estos suelos
permitieron el afincamiento de otras familias. Ellos
eran los poseedores de las tierras que formarían la
parte central, la más importante fracción territorial so-
bre la que se asentó el pueblo, que tomaría el apellido
de aquellos pioneros. Los campos de los Burzaco se
extendían desde la actual calle Seguí, en la localidad
de Almirante Brown, hasta Alejandro Korn, siendo
atravesadas en diagonal en una extensión de 4,5 Km.,
hasta el comienzo de la Estancia de don Juan Glew,
que diera origen a la estación homónima. Las tierras
de los hermanos Burzaco formaban parte del partido
de San Vicente, continuando por la actual Avenida
Espora hacia el sur, y también su prolongación hacia
el norte, la Avenida Hipólito Yrigoyen o Camino Real
(como lo llamaban en aquel entonces y por mucho
tiempo después), a la altura de la estación Burzaco,
continuidad que quedará interrumpida por la donación
de las tierras mencionadas; la traza actual de rutas (o
más modernamente, grandes vías del Sur) constituían
el límite natural del campo de los Burzaco, lindando
con el partido de Quilmes, cuyo ancho se extendía
desde el Río de la Plata hasta la Avenida Espora y su
prosecución actual, Avenida Hipólito Yrigoyen.
Francisco y Eugenio Burzaco eran nietos del
Capitán de Milicias Juan Bautista Puentes. Cuando
falleció Gerónima Avellaneda, y por orden de la Real
Audiencia, el Capitán Puentes eligió sus tierras. Acla-
remos que aún no había llegado la época del alam-
brado. Puentes se casó con Juana Luisa Avellaneda,
y de este matrimonio nació Josefa Raimunda Puentes,
quién, pasados los años se casaría con un vasco
oriundo de San Salvador del Valle (cerca de Bilbao,
España): don Ramón Burzaco. Y de esta unión nace-
rían Francisco y Eugenio Burzaco.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 18 -
El 14 de agosto de 1865 –además de ser la fe-
cha oficial de inauguración del Ferrocarril Sud, cuya
ejecución se remonta a la época de los ingleses- pasó
por Burzaco (y sólo posteriormente partido de Almiran-
te Brown) el primer tren de ese ramal ferroviario, en
viaje hacia Jeppener (77 Kms. de la Capital). Era el
mediodía y los pocos pasajeros subieron creyéndose
los pioneros hacia el lejano sur.
Para construir la estación, el ramal vial fue en-
castrado desde el límite norte, predio que perteneciera
a don Ramón Hunt y donado por éste. Otros que do-
naron tierras con el mismo objeto fueron: Francisco
Loray, Faustino Salgado y, por supuesto, los herma-
nos Burzaco, habiéndolo efectivizado el 13 de mayo
anterior a la inauguración.
Los ingleses, Edward Lumb, Samuel Morton
Peto y E. Ladd, que entonces dirigían el F.C. del Sud,
hicieron construir en el lugar antes mencionado la Pa-
rada Burzaco, que no era más que un galponcito. Y
esta Parada (en el Km 22) comenzó a funcionar como
apeadero circunstancial en 1865, en las proximidades
de la barrera de la calle Nueve de Julio. Allí estaba
ubicado el galpón del obrador de la empresa.
Cuatro años más tarde, en 1869 cuando se
produce realmente el viaje inaugural, Francisco y Eu-
genio Burzaco donaron nuevamente tierras para que
se hiciera realmente una "Estación". A esta donación
se anexaría, con el mismo objeto, la cesión a título
gratuito de otra propiedad de la Sra. María Tejedor de
Obligado. El territorio cedido tenía la forma de un
triángulo, cuyo lado mayor correspondía a la actual
calle Roca.
Resumiendo, el F.C. del Sud construyó la Esta-
ción Ferroviaria donde actualmente se encuentra, es
decir, a 150 metros al sur de donde estaba instalada
la Parada Burzaco.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
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UN PUEBLO DE TAMBEROS
Ahora, pasando el campo de los hermanos
Burzaco, en la zona que podríamos llamar estricta-
mente rural y hacia Monte Grande, se afincaron: Gre-
gorio, Celestino y Alexandra Ortega; Gregoria Ortega
de Ávila; Tomás Wallace; Eugenia, Santiago, Grego-
ria, Marcelina, Lázaro y Ventura Ávila; Juan y Gracia-
no Amendaburu; Pedro Rodríguez y Antonio Lanzaco
(el abuelo del historiador Roberto Gorriti).
A los asentamientos –antes mencionados- de
uso gratuito en tierras de los Burzaco, se agregaron
propietarios de parcelas en los límites del partido de
Quilmes, los cuales fueron producto de un remate rea-
lizado por don Francisco Loray en 1871.
Aún antes de la creación del partido de Almiran-
te Brown, y cuando todavía las tierras de Ministro Ri-
vadavia pertenecían al partido de Quilmes, comenzó a
funcionar en este pueblo (Monte de los Chingolos, con
su posta y Oratorio de los troperos) –aunque ahora:
Pueblo de Rivadavia-, el 1°de julio de 1873 la Esc uela
elemental de varones que, con el tiempo, llevaría el N°
3. Una vez formalmente fundado Almirante Brown y
declarado cabecera de partido (septiembre de 1873),
continuaba siendo el único establecimiento que impar-
tía instrucción escolar. Aunque es importante aclarar,
entonces, que tanto Almirante Brown como Rivadavia
fueron creados por Leyes de la Legislatura, en cambio
ya existían espontáneamente: Burzaco y Martín Arín.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 20 -
HITOS DE PROGRESO EN LA DESPLAZADA
LOCALIDAD
Continuando con la Escuela (aún en Ministro
Rivadavia) digamos que su primer preceptor (cargo
equivalente al de director) fue el Sr. Vicente Canella-
das. Además de éste, fueron directores de la Escuela:
el R.P. Tomás Canavery, Rafael Aubin, Antonio
Baasch, Francisco Leir, José Cores, la Srta. Maclovia
García, Josefa Vergara Mujica, Benita Torcel, Dolores
Robert (todos ellos entre 1873 y 1902).
En 1881 se establece el destacamento de Poli-
cía.
En 1884 se ejecutó la doble vía entre Burzaco y
Constitución.
Fue en septiembre de 1885 cuando la Escuela
se trasladó a Burzaco, a casa del Sr. Pablo Merlo,
siendo ya mixta. Luego, pasaría a funcionar en la casa
del Sr. Fermín Peña. En 1899 sufriría otro nuevo tras-
lado a la casa de Pedro Arbouet, para volver nueva-
mente a la casa del Sr. Peña. Durante esta época se
incorporaron las docentes Amelia Alessi y María Mon-
talibet.
En 1888, se terminó de construir la Estación fe-
rroviaria propiamente dicha y como la conocimos años
más tarde (por lo menos los que pasamos los cuaren-
ta y pico).
La primera estafeta postal fue inaugurada el 31
de diciembre de 1893, siendo nombrado administrador
el señor Pedro Scaglione. En 1899 el administrador
era el Sr. Albino Baluchi. Ese mismo año (diciembre)
le fue anexado el telégrafo.
El 22 de febrero de 1898 se produce el falleci-
miento de don Francisco Burzaco.
El 23 de noviembre de 1898 los herederos de
Francisco Burzaco, luego de hacer mensurar los te-
rrenos por el agrimensor Baca, loteando las tierras
que hoy constituyen el centro de la ciudad de Burzaco
y siendo vendidas en pública subasta por la firma F. P.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 21 -
Bollini, a pedido de los sucesores, actuando como es-
cribano don Marcelino Dhers.
En 1900, la primitiva estafeta, fue habilitada
como oficina postal y telegráfica. Fue por aquella épo-
ca que el Correo se instaló en la casa de Bracco, calle
Pellegrini 850, siendo su jefe Raúl Gazcón.
LA MEMORABLE REPÚBLICA GAUCHA
En febrero de 1900 fue inaugurada la Cancha
de Pelota por su propietario Pedro Legris y sus her-
manos, cuyo predio también fue testigo de fiestas
memorables (“La República Gaucha”, así se llamaba
al lugar que actualmente ocupa el Banco de la Nación
Argentina), entre las que podemos mencionar las le-
gendarias domas y pialadas. Allí se jugaba con pelota
dura a share, pala angosta, cesta y, también, a mano.
Luego se comenzó a practicar con una rudimentaria
paleta, hecha realmente con la paleta, ósea, de una
vaca.
Al respecto podríamos transcribir una nota apa-
recida en la Revista Mundo Deportivo del 15 de marzo
de 1951 firmada por Félix Zamalloa y titulada "La Pe-
lota, Deporte Nacional": "...Sería una injusticia no re-
cordar en este momento a don Gabriel Martirén, `Sar-
dina', creador de la paleta argentina, que hace
aproximadamente cincuenta años, en una cancha de
Burzaco, se presentó esgrimiendo la herramienta que
creó, fabricada en aquel entonces en forma rudimen-
taria y que con el correr de los años se fue perfeccio-
nando para conquistar posiciones hasta convertirse en
única soberana de nuestras canchas."
"No hace mucho tiempo nos hicimos eco de un
homenaje que se decía se iba a tributar al vasco Mar-
tirén. Días pasados, un viejo pelotari comentaba que
un acto tan justiciero no podía postergarse por más
tiempo. `Puede hacerse una cosa sencilla, dentro de
su gran significación -agregó-; quizás un torneo re-
lámpago en aquella vieja cancha, o bien la colocación
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 22 -
de una placa recordatoria, y si se quiere, podría insti-
tuirse un trofeo que recuerde su nombre, para ser dis-
putado por todos los pelotaris de la República, ya
sean amateurs o profesionales'. A este respecto noso-
tros no hemos de opinar, pero sí decimos que todos
los pelotaris están en deuda con aquel buen vasco
que en vida se llamó Gabriel Martirén (`Sardina')".
El vasco "Sardina" había llegado a los pagos de
Burzaco desde su tambo de Florencio Varela o tal vez,
confusamente delimitados, fondos de Ministro Rivada-
via.
El juego que inventó lo practicó en la Cancha
Cerrada, denominada también “Trinquete” de la Re-
pública Gaucha, que estaba ubicada en la calle Roca
865, siendo escenario de lo que sería un nuevo de-
porte mundial: "la pelota a paleta". Posteriormente la
Cancha sería demolida.
EL VASKO “SARDINA”
Por 2005, año en que se cumplió el centenario
de la invención de la paleta para arrojar la pelota vas-
ca por parte de Gabriel Martirén, el vasko “Sardina”,
me empezó a escribir su sobrino nieto, que no recuer-
do su nombre ya que en esto de la informática de ir
pasando la documentación de la compu vieja a una
más nueva, se me extravió. Pero recuerdo que él me
decía que ahora su familia residía en Diego de Alvear,
departamento de general López, en la provincia de
Santa Fe, lugar donde se había hecho un homenaje
extraordinario al popular vasco, dado que en 1905 él
había inventado una rudimentaria paleta (hecha con
una paleta de hueso de vaca) como para “estirar la
mano” y luego su perfeccionamiento en madera. Co-
mo este señor, el sobrino nieto, sabía y tenía fotos
que lo acreditaban que ese acontecimiento de crea-
ción de la primera paleta había tenido lugar en Burza-
co, en un lugar llamado República Gaucha (ya inexis-
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 23 -
tente, hoy allí se erige el edificio de Dranovsky, que
antes fue mueblería, en Roca 865) por parte de su tío
abuelo, me instaba a conseguir apoyos para realizar el
merecido homenaje en Burzaco. Se me ocurrió ir al
otro club, el Club de Burzaco, además de ser vecino
también era famoso -aunque tardíamente- por la prác-
tica de la pelota a paleta. Encontré allí –y pido perdón
a sus socios, que nada tienen que ver con estas mise-
rias que encontramos inevitablemente en la vida- una
frialdad desalentadora, y no insistí tampoco con las
autoridades de Cultura en el partido de Almirante
Brown, porque ya de antemano sabía la respuesta en
la que no dejaba de ser gestión de alguien que de una
u otra manera ocupó el centro de la autoridad política
de Almirante Brown durante más de veinte años. Así
que la cosa quedó allí y con la persona de Diego de
Alvear nos dejamos de escribir.
Años más tarde, mi esposa, con su natural
compulsión investigadora, encontró una página que
tenía que ver con Florencio Varela y ahí “se me cayó
la ficha” de un montón de cosas. Cuando visité el Club
Social de Burzaco, la persona que me atendió casi lo
negó al vasco Sardina como personaje de Burzaco
porque decía que provenía de Florencio Varela. No
creo, en aquel momento ese territorio sería Ministro
Rivadavia “al fondo”, casi lindando con el propiamente
dicho partido de Florencio Varela, lo que le sacaba a
Gabriel Martirén su condición de habitante de Almiran-
te Brown. Bueno, y así es como se lo reivindica, creo
que equivocadamente –no en cuanto al merecimiento,
sino a la localización geográfica-, en la página
www.varelaenred.com.ar/historia_paleta.htm en una
nota que le pertenece a Aarón Sehter que se denomi-
na “Historia de la paleta argentina”.
Allí se dice que el vasco Sardina no inventó el
juego de pelota vasca, pero sí a la paleta. Dice que
esa “herramienta” (la paleta) enloqueció a generacio-
nes de argentinos. Es decir la paleta que se juega con
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 24 -
la negrita, maciza, saltarina, convocante y “casi sen-
sual”, le llama Sehter, pelota. La historia de la crea-
ción de la paleta se la cuenta a Sehter el hijo del vas-
co Sardina, Juan Gabriel Martirén, en una entrevista
que fue hecha pocos días antes de su muerte a los 88
años de edad.
Y en esa hermosa historia de la pelota vasca en
su modalidad de paleta que, con pocas modificacio-
nes, es la que se continúa utilizando hoy, aparece
Juan Gabriel Martirén “Putuca”, quien nació y paso su
infancia en Burzaco, aquellos pagos del sur donde
todos eran tambos, falto de urbanidad con una casa
aquí otra más allá y un camino largo que baja y se
pierde…; los boliches de campo casi en el status de
pulperías, donde generalmente se practicaba el depor-
te enseguida adoptado por el gauchaje, pero traído
por los vascos, la menos resistida de las inmigracio-
nes. Luego Putuca, hasta el día de su muerte, residiría
en Tigre, pero jamás olvidó su infancia en Burzaco y
de los días en que su padre se armó de la novísima
paleta para jugarle a la peonada, cómo luego la fue
perfeccionando y de la sensación que causó ante la
afición, que rápidamente se proveyó de una similar.
Putuca, como testigo presencial de aquellos
primeros años del siglo XX, se refirió detalladamente a
cómo su padre modeló el instrumento que se haría
famoso, primero con el hueso de la vaca (precisamen-
te la paleta, de allí tomó su nombre) y luego con ma-
dera, que sería la que haría furor entre los argentinos
que hasta hoy la practican. Su testimonio textual dice:
“Yo era chico pero prácticamente vi y me recuerdo
todo. Tendría más o menos ocho o nueve años –dijo-
y mi padre, don Gabriel Martirén, había nacido en Bai-
gorri, en la Baja Navarra (País Vasko, él dice Francia,
pero es un mito no hay vascos franceses), y llegado a
la Argentina tenia un tambo en la zona de Burzaco y
ya jugaba a la pelota. Por supuesto que por aquellos
años se lo hacia con lo que se tenía. Se jugaba con la
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 25 -
mano o bien con los platos de metal, los que empuña-
ban como paleta y con el que le pegaban fuerte a la
pelota. Mi padre, puedo decirlo abiertamente, fue el
inventor de la paleta, por cuanto fue a él a quien se le
ocurrió moldear la paleta de un vacuno, pulirla y darle
forma y así jugar para poder pegarle mejor a la pelo-
ta… Jugaba contra una pared que había en el tambo,
en el campo. Hacia partidos con los peones y con los
vecinos del lugar. Ya se utilizaban las pelotas de tenis.
Con el tiempo mi papá alquiló una cancha de pelota
en la localidad de Burzaco y no en Florencio Varela
como se dice [¡Clarísimo!]. Era fonda y cancha de pe-
lota también. Bueno... de esta rudimentaria paleta de
vaca nació la actual paleta que fue fabricada con ma-
dera de los cajones en donde venía embalado el kero-
sén. Era una tabla ancha, fuerte y él la moldeó como
lo había hecho con la paleta de vaca, a la que había
pulido más o menos en la parte interna de la empuña-
dura para que la parte saliente del hueso no le lasti-
mara la mano. Pero la cuestión es que la primera pa-
leta de madera fue moldeada por mi padre, pero luego
se la mandó a hacer a un carpintero, también de Bur-
zaco, que era de apellido Rueda”.
“[…] Mandó a hacer unas dos o tres paletas y
un amigo, a quien llamaban ‘Pescador’, vasco tam-
bién, le dijo: ‘¿Pero qué vas a hacer con dos?’... Así
que se mandó a hacer otras dos o tres paletas más.
Cuando estuvieron listas, hicieron un partido de cua-
tro, con esas mismas paletas que, entiendo yo, habrá
sido el primer partido en el mundo con esa paleta de
madera que fue inventada por mi padre. Ese encuen-
tro se jugó en la cancha de Burzaco, que era propie-
dad de don Pedro Legris, quien además era compadre
de mi padre. No me acuerdo quienes eran todos los
jugadores: uno era mi padre, el otro ‘Pescador’, los
otros no los tengo presentes".
“[…] Podríamos decir que ese fue el comienzo
de la pelota en la Argentina, en cuanto a un encuentro
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 26 -
jugado con una paleta de madera. Fue, en esa cancha
de Burzaco que estuvo hasta no hace muchos años.
Después sacaron la cancha, hicieron un edificio de
mueblería y artículos para el hogar. Inclusive llego a
haber o hay [lamentablemente no quedó nada, la
irrespetuosidad hacia la historia no tiene límites] una
placa de bronce donde estuvo esa cancha, recordan-
do que allí se había jugado ese primer partido que
entiendo yo fue el partido histórico. Esa es la historia
del nacimiento de la paleta en la Argentina. Anterior a
eso mi padre como el resto de los que les gustaba ese
deporte, jugaban con la mano con pelota dura. Y ju-
gaba muy pero muy bien. Era una pelota de cuero que
hacía un canchero que se llamaba Justo. Después
también sabían jugar con las pelotas de tenis hasta
que con el tiempo vinieron las pelotas actuales. Todo
esto que yo le cuento más o menos se produjo alre-
dedor del año 1905: yo era un chiquilín de unos 6 ó 7
años, más o menos. Y tengo esa referencia porque en
1909 se fue mi padre a Santa Fe, a Diego de Alvear....
Eran épocas lindas de la pelota. Por supuesto que
primero jugaron los vascos porque trajeron el deporte
de su país. Pero con el tiempo empezaron también a
practicarlo los argentinos, los peones, toda la gente.
Se jugaba con esa pelota dura y con un guante angos-
to y corto y la cesta, una modalidad de la pelota que
todavía se sigue jugando y que es esa herramienta
curva (cesta punta, también llamado Jai - Alai). Claro,
también estaba lo que se llama el share, y existía lo
que se denominaba la pala angosta, que era una pala
grande, larga, gruesa y que se jugaba con una pelota
dura, como en España. Hay que ver cuánta gente se
accidentó con pelotazos. Es que las pelotas salían
como balas. Y algunos eran partidos bravos, muy bra-
vos los de aquella época. Al principio, por supuesto,
como no existían las canchas, jugaban contra un pa-
redón. En el campo se jugaba contra el frente de dos
piezas de peones. Contra eso se tiraba y en el costa-
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 27 -
do estaba la casa familiar. Bueno, ahí se improvisaba
la cancha. Mi padre tenía mucha experiencia para ju-
gar en esa cancha. Me acuerdo que a la derecha
había una ventana y la trampa de él era: frontón y dar-
le con la pelota a la ventana. Ya estaba ganado el tan-
to de esa manera. Era como si se tratara de la reja en
una cancha de las actuales. En la casa de mi padre de
más está decir que se jugaba mucho porque se junta-
ban los vecinos y enseguida se armaban los parti-
dos... Y por supuesto se apostaba lindo. Era el entre-
tenimiento del campo.
"[…] Esas son cosas que recuerdo de mi infan-
cia. Ahora cuando nos fuimos para Diego de Alvear
nosotros ahí teníamos lugar. O sea, los hijos hicimos
hacer la cancha, con un frontón abierto. Esa es la his-
toria de la paleta que invento mi padre de ese hueso
vacuno. Claro que ese hueso había que emparejarlo
para que no lastimase la mano y además para poder
empuñarla mejor. Mi padre era un campeón jugando
con esa paleta. Como también lo fue cuando hizo fa-
bricar aquellas primeras de madera. Pero recuerdo
que mientras estuvo en el campo siempre jugó con la
de madera […] Como le digo no había quien le ganara
con esa herramienta en su mano. Esas primeras pale-
tas de madera eran un poco pesadas porque estaban
sacadas de cajones que traían dos latas de kerosén
de veinte litros. Y bueno, las tablas eran gruesas, eran
la de los costados y por supuesto que eran fuertes,
muy fuertes. Había que serrucharlas, pulirlas, mol-
dearlas, darles la forma y dejarlas listas para poder
jugar... Ahora bien, en cuanto a los partidos más o
menos se jugaba a la misma cantidad de tantos que
se juegan ahora. Con los alargues, por supuesto, en
caso de empate. Me acuerdo que en las canchas de
pueblo se jugaba cualquier día, no había feriados ni
nada. Se jugaba cuando en el día se hacia un alto en
el trabajo o cuando se terminaba la tarea. Claro que el
sábado y el domingo eran los días en los que se jun-
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 28 -
taba mucha más gente, además del casco, como lue-
go en Burzaco, en el que siempre había alguno que
jugaba a share o a cesta. Me acuerdo también que ahí
en Burzaco había un cura de un pueblo que se llama
Ministro Rivadavia que había aprendido a jugar con la
cesta y se prendía que daba miedo en los partidos.
“Claro que la mayoría de los partidos se juga-
ban cuando cobraban los peones mensualmente, que
eran los que trabajaban en el campo. Había algunos
que cobraban por quincena que eran los que trabaja-
ban en las fábricas, aunque todavía no había tantas
fábricas por aquellos años.
"Esta es, un poco, la historia de la pelota en la
Argentina. Un deporte que trajeron los vascos a nues-
tro país, con la pala angosta. Pero que quede bien en
claro que no existía esto que ahora se llama paleta
argentina. Aquella, la pala angosta, era exclusivamen-
te para jugar con pelota dura, en cambio la nuestra no,
era una especie de paletón. Mi padre, dicho sea de
paso, jugó hasta más o menos los 68, 69 años, diría
casi hasta los 70 y sus partiditos a la tarde se los ju-
gaba siempre. Era fuerte mi papá. Nunca en su vida
tomó ninguna bebida alcohólica, lo único que tomaba
cuando tenia sed en los partidos era un poco de agua
o sino una bebida que tenía una bolita, era como una
especie de bebida gaseosa. Tampoco fumaba. Tenía
una fortaleza bárbara. Mi padre tenía una fuerza in-
creíble. Se hacían cinchadas con una soga (otra cos-
tumbre de los vascos), cosas de antes que después
se fueron perdiendo con el tiempo, pero que eran co-
munes antes entre la gente de campo, pero más es-
pecialmente entre los vascos, como mi padre. Tam-
bién nosotros hacíamos ese tipo de cinchada y ganá-
bamos. Éramos fuertes con mis hermanos y llegó el
tiempo en que nadie quería cinchar con nosotros por-
que les ganábamos a todos. Hasta recuerdo una vez
que para poder jugar tuvimos que darle uno de ventaja
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 29 -
sino no cinchaban, éramos cuatro contra cinco: pero
igual les ganábamos.
"Quiero aprovechar la oportunidad de que me
hayan hecho esta nota para enviar un mensaje a los
señores que dirigen este deporte. Un pedido. Que
vuelva a disputarse la copa Gabriel Martirén. Me gus-
taría que algún día se le rindiera un homenaje a mi
padre haciendo disputar esa copa. Sería la mejor ma-
nera".
Hasta hace unos años se disputaba dicha copa,
en la que rivalizaban la Unión Argentina de Pelota
(cancha abierta) y la Federación Argentina (cancha
cerrada), entidades que designaban a tres de sus me-
jores jugadores y los confrontaban en tres partidos en
frontón y tres en trinquete, resultando ganadora aque-
lla pareja que obtenía los mejores resultados, o bien,
si había empate la que mejor diferencia de tantos lo-
graba. Pero esto no lo vio Putuca, lamentablemente
se fue antes de este mundo.
En la lápida del Vasko Sardina, en el sur santa-
fesino –Diego de Alvear- se puede leer: “A la memoria
de don GABRIEL MARTIRÉN, inventor de la pelota a
paleta”.
CONTINUANDO CON LA HISTORIA DE
BURZACO…
La sucesión de don Francisco Burzaco, donaría
con fecha 27 de noviembre de 1901, cuatro terrenos
para ser utilizados como plaza pública, iglesia y edifi-
cios oficiales, uno de ellos ocupado por la Escuela N°
3 en 1924.
La donación, antes aludida (de 1901) fue reci-
bida por el entonces intendente municipal de Almiran-
te Brown, Dr. Andrés F. Llobet, para que firmara el
decreto respectivo de su cumplimiento.
Aunque los vecinos adroguenses se enojen un
poco, hay que recordarles que el Hospital Lucio Me-
léndez –para los que establecemos la divisoria entre
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 30 -
partidos en la Avenida San Martín, y no en Gorriti,
como se suele hacer más modernamente- se encuen-
tra en territorio burzaquense. Su construcción se inició
en marzo de 1902, ciertamente con la participación
invalorable de la familia Adrogué, pero también contri-
buyeron en su fundación Cirilo Onagoity, Antonio Lan-
zaco, Carlos Minetto y Félix Mazeres, todos ellos ve-
cinos de Burzaco.
Volviendo a los orígenes, es decir a la cuna -la
Estación en 1905- allí se construyó el galpón de má-
quinas y la playa de maniobras, funcionando –
prácticamente- como estación terminal hasta 1950.
El 20 de febrero de 1905 se constituiría una
comisión con la finalidad de iniciar las obras que finali-
zarían con la construcción de la iglesia. Pero fue otra
la comisión que, por último, logró la inauguración del
templo el 2 de febrero de 1909, día de La Candelaria.
Las obras habían sido ejecutadas casi en su totalidad
con la contribución de la feligresía, alentados por la
presidenta de la comisión pro templo que ocupaba la
Sra. Genoveva S. de Molina. Por entonces la bendi-
ción oficial fue hecha por monseñor Juan Terrero –
obispo de La Plata-, siendo los padrinos, en tal acon-
tecimiento, el Dr. Amenedo, en representación del go-
bernador Ignacio de Irigoyen, y Luisa Carrere de Bur-
zaco, entre otros, como la infaltable Sra. de Molina, de
Onagoity, de González y de Schweinter. El constructor
de este nuevo edificio de la parroquia fue Luis Barassi.
EL COMANDANTE MANUEL PRADO Y LA
“GUERRA AL MALÓN”
Aproximadamente por el año 1907 es que el
vecino de Burzaco, Comandante Manuel Prado, com-
pone y publica sus memorias: "La Guerra al Malón",
considerado el primer libro que editara alguien que
vivía en Almirante Brown. Manuel Prado, en condición
de cadete, cuando aún no había cumplido catorce
años, su padre lo había enviado a la frontera para ini-
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 31 -
ciarlo en la carrera de las armas, fogueándolo en la
lucha contra el indio. Corría el año 1877. Treinta años
más tarde, ya Comandante, Prado escribiría el libro
mencionado que, según el historiador Pérez Amu-
chástegui, siendo "... -ágil, breve, fresco- representa
un riquísimo documento literario, precisamente porque
carece de rebuscamiento retórico, y porque la espon-
tánea sencillez del estilo le confiere una vitalidad tan
sincera y dramática que apasiona al lector. El vetera-
no comandante de fronteras no ha querido presentar
un justificativo de su actuación, ni se propuso armar
tramas imaginarias para exaltar la gesta, ni se esforzó
por lograr una coherencia unitaria a lo largo de su ex-
posición. Quiso, simplemente, relatar un cúmulo de
experiencias que recordaba con emoción, y que en
sus años mozos había anotado a lápiz en los viva-
ques, a la luz moribunda de una vela de sebo. Y lo
hizo en el lenguaje cotidiano del campamento, ahíto
de expresiones sonoras, metáforas precisas, giros
elocuentes. Ese tono campero, por otra parte, era muy
común en los señorones de la época que, en el habla
familiar, se complacían en valerse de un tono apaisa-
nado con un dejo cordial y chabacano".
Ya que hicimos mención a las velas de sebo,
digamos que aquí en Burzaco había una fábrica de
velas que estaba ubicada en el lugar donde “el Cami-
no Real se juntaba con Roca”, es decir el famoso Mo-
nolito, pues era en la vereda de enfrente, actualmente
puede estar ocupado por un taller mecánico. Más ade-
lante estaba la quinta del Dr. Belelli, al que llamaban
el médico de los nerviosos, pues debía ser un tera-
peuta psiquiátrico. Allí luego sería la oficina de Multi-
canal. También eran médicos de Burzaco: Esoin que
venía de Ministro Rivadavia y tenía el consultorio en
Carlos Pellegrini entre Ricardo Rojas y Humberto I; el
Dr. Iribarne, también en Carlos Pellegrini pero a me-
tros de Colón hacia el lado de la Estación Burzaco,
una casa de rejas negras que fue utilizada como jardín
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 32 -
maternal; el Dr. Erraiz en la esquina de Mitre y Alsina.
Capítulo aparte, por lo gaucho, lo configura el Dr.
Mantegazza.
OTRA VEZ BURZACO
También en el año 1907 se registra en la Guía
Telefónica el primer teléfono de Burzaco, que corres-
pondía a la Cabaña Martínez de Hoz.
Lentamente se iría perfilando la plaza Manuel
Belgrano.
En ese entonces justamente se producía el
cambio de gobernador en la provincia de Buenos Ai-
res. A don Ignacio Irigoyen lo reemplazó el coronel
José Inocencio Arias, quien asumió (como era cos-
tumbre) el 1º de mayo de 1910, siendo su vicegober-
nador don Ezequiel de la Serna. Durante su gobierno
se creó la Escuela Práctica de Fruticultura y Chacra
Experimental de Agricultura en Dolores. Tal vez el úl-
timo comentario esté relacionado con la llegada de los
primeros colonos japoneses que establecieron granjas
o se dedicaron a la floricultura, precisamente, en la
zona de Burzaco.
La casa parroquial se construyó en 1911. Di-
gamos, además, que hasta fines de 1912, la feligresía
de Burzaco pertenecía jurisdiccionalmente a la cape-
llanía vicaria del Tránsito del vecino pueblo de Ministro
Rivadavia. Desde aquella fecha fue erigida la capella-
nía vicaria de Burzaco, siendo posteriormente nom-
brado como su titular el R.P. Catarizano.
Ya por entonces, Burzaco había visto nacer y
desaparecer a un periódico: "El Eco de Burzaco", fun-
dado por Honorio y Ángel Silva en 1912, dejando de
circular cinco años más tarde.
También en 1912 se estableció el primer médi-
co en Burzaco: fue el Dr. Pedro Etchegoyen, quien fijó
su residencia en Boulevar Belgrano 582. Paralelamen-
te, se instalaría el primer boticario (farmacéutico), Sr.
Lorenzo Sáenz, en C. Pellegrini y Colón.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 33 -
Además en 1912 se establecería el primer Re-
gistro Civil.
En 1914 se adoquinaban las calles que rodean a la
estación ferroviaria, trabajo que quedaba a cargo de la
empresa Regazoni, es decir Roca, Nueve de Julio,
Carlos Pellegrini y Alsina.
Un acontecimiento, anterior a 1916, pero que
se repetiría todos los años, era la llegada a Burzaco
de un regimiento de caballería que, en viaje a Chas-
comús, acampaba indefectiblemente en el campo de
Obligado.
La Biblioteca "Mariano Moreno", como anexo
de la Sociedad Cosmopolita, fue fundada un 4 de junio
de 1916, por iniciativa del Sr. Julio López. Podríamos
aclarar, también, que fue la primera Biblioteca Pública
del partido de Almirante Brown.
En 1918 todo Burzaco amaneció "vestido de
blanco": nevó, y las casas, jardines, quintas y calles
aparecieron cubiertas de nieve. Ese mismo año, la
Gran Huelga Ferroviaria -en tiempos de Yrigoyen-
centralizó en esta localidad importantes asambleas de
trabajadores del riel.
Retornando al tema de la Iglesia expliquemos
que se completaría la obra de re-categorización en
1920 cuando quedó constituida como parroquia bajo
la advocación de la Virgen de la Inmaculada Concep-
ción.
Ya en 1921 se fundaba el almacén de Juan So-
liva, en Veinticinco de Mayo 1262 –ente Nueve de Ju-
lio y España, quien al cumplir los setenta años de
existencia (en 1991), se le colocaría la placa de aza-
bache elemento marmóreo dando cuenta de su popu-
lar denominación: “El Viejo Almacén”.
Hubo otros almacenes, como el de Garbuglia –
enfrente de la Estación-; el famoso “La Estrella” en
Ituzaingo e Independencia. El de Zuco, en la Av. H.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 34 -
Yrigoyen y Alsina, enfrente de la estación de servicio
Isaura, al lado de la casa de repuestos de Néstor Ca-
llegari. Está última tenía unos paraísos hermosos ob-
servables desde el Camino Real, junto a los
palenques (el bicicletero de entonces) que esperaban
ansiosos a los caballos de la gente de las quintas.
Como se explicara oportunamente, en un prin-
cipio Burzaco fue una zona agropecuaria con abun-
dancia de ovejas y caballadas. Luego, se sumaron la
agricultura, tambos y buenas extensiones de montes
de duraznos de diversas especies. En 1922, Burzaco
enviaba a la Capital Federal, para el consumo cotidia-
no, tres mil litros de leche por día.
La subdivisión de la tierra fue reduciendo paula-
tinamente estas producciones, extendiendo poco a
poco la planta urbana, sobre todo con el loteo de las
tierras de los Obligado que llegaba hasta la actual
Avenida Espora, formándose “el pueblo nuevo”, y la
pavimentación de la Avenida H. Yrigoyen, trajo el par-
celamiento total de lo que se llamaba “Ciudad Oculta”,
desde la mencionada avenida hacia Monte Grande.
En 1924 –como se dijo más arriba- la Escuela
N° 3 pasaría a ocupar su actual emplazamiento, es
decir en la calle 25 de Mayo N°876.
En febrero de 1926 fue inaugurada la primera
oficina telefónica en la calle Colón 465, siendo su jefe
el Sr. Agustín Lisa.
También en 1926 se ejecutaría el alumbrado
eléctrico en la zona céntrica del pueblo.
Haciendo referencia nuevamente a la “Repúbli-
ca Gaucha”, allí en la calle Roca, digamos que por su
escenario en las décadas del '20 y del '30 pasaron
artistas de la radio y del cine, como Carlos Gardel,
Rosita Quiroga, Charlo, Totón Podestá, aquél pedazo
de historia popular que se había llamado Pepino el 88
y que inaugurara el Teatro-Circo con el folletín actua-
do denominado Juan Moreira.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 35 -
Por recordar alguna de las atracciones de
aquellos años, en la periferia, se encontraba el arroyo
de Cappelletti [actualmente, aproximadamente barrio
Arzeno], cuyo distintivo eran los jaulones inmensos
que guardaban todo tipo de pájaros. Su criadero de
nutrias y, en el mismo arroyo, las enormes anguilas y
los bagres dorados. Los pescadores más famosos
eran Juan Cima y su amigo Livio.
El 1927 se llevarían adelante los trabajos de
dotar de una carpeta asfáltica (“macadán”) el trayecto
que unía a Adrogué con la calle Nueve de julio, a tra-
vés de la entonces Avenida Belgrano (actualmente,
Espora).
El "Burzaco Fútbol Club", popularmente conoci-
do como el Fóbal, fue fundado en 1928, siendo su
primer presidente, precisamente, el Sr. Juan Cima.
Actualmente, representa notablemente a la ciudad con
su equipo de básquet.
Otro Club de relevancia, el "Independiente de
Burzaco", fue fundado en junio de 1929. Su primer
presidente fue el Sr. Francisco Blumetti.
Por ordenanza de 1929 y 1930 se pavimenta-
ron las calles céntricas de Burzaco en el área delimi-
tada por las calles Alsina, Av. H. Yrigoyen, Falucho y
Roca, trabajo que quedó a cargo de la empresa Bruz-
zone, ejecutándose el mismo con todo esmero, inclu-
sive con hormigón armado.
En 1931 se prolongaría la Avenida Belgrano
(Espora) hasta Longchamps con la aplicación del ma-
cadán.
En 1932, como consecuencia de la erupción del
volcán chileno Descabezado se produjo una lluvia de
ceniza sobre Burzaco. Un verdadero manto gris se
instaló sobre su suelo. Las amas de casa juntaban
ese material para limpiar la vajilla (como si fuera polvo
limpiador).
Un nuevo periódico que, lamentablemente, cir-
cularía hasta el 31 de diciembre de 1994, nació en
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 36 -
Burzaco. Nos referimos a "Tribuna", fundado por René
Vallo y linotipeado e impreso en la imprenta de don
Osvaldo Taramasco. La imprenta existe todavía, sien-
do conducida por el yerno del "viejo" Taramasco:
Omar Scavuzzo, casi en la intersección de las calles
Mitre y Quintana. Tribuna supo defender con todo
acierto los intereses del pueblo de Almirante Brown.
Su número uno había aparecido el 1° de agosto de
1932. Hagamos una aclaración sobre el popular “Pe-
lado” Taramasco. Se lo llamaba así por una particula-
ridad. Al parecer estaba desprovisto de su parte pilosa
desde su nacimiento, ya que no tenía ni cejas, ni pes-
tañas, nada absolutamente… Lo que no era un impe-
dimento para que jugara maravillosamente al fútbol.
Su único impedimento para poder cabecear era si se
le caía en la efusividad de una jugada su eterna boina
vasca, como era pudoroso la levantaba, pero no ca-
beceaba aunque su intervención tuviera destino de
red.
También hubo otro periódico local, aunque de
menor trascendencia, "El Palenque", que fuera dirigido
por el Sr. Oscar Cioccale.
Hubo, también, legisladores oriundos de Burza-
co: en el ámbito nacional, Arturo Maza, diputado por
Buenos Aires; Luis B. Lanzaco, diputado provincial en
la Legislatura bonaerense en 1931; y el Dr. Belleli,
también diputado provincial.
El 30 de junio de 1934, un cielo gris burzaquen-
se vio pasar al enorme dirigible Graf Zeppelín.
El Club Social y Deportivo San Martín fue fun-
dado el 1° de agosto de 1936, y estuvo casi integra l-
mente dedicado a la práctica del fútbol, tal es así que
no tardó en afiliarse a la AFA, dándole un sentido pro-
fesional a la disciplina futbolera.
En la segunda quincena de diciembre 1939, el
pueblo de Burzaco contemplaría atónito el desfile de
soldados armados por la calle Roca, pertenecientes a
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 37 -
la tripulación del acorazado de bolsillo "Graf Spee",
que iban con rumbo a lo desconocido.
Aunque también hubo otra migración interna de
la cual participaron, los ahora sectores medios, ex
inmigrantes o sus hijos. Por ejemplo lo genoveses de
La Boca, abandonaban sus viejas casas de madera y
chapa con pintorescas pinturas, para poco a poco ir
adquiriendo terrenos a lo largo de la vía ferroviaria,
hacia el Sur: Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora y
Burzaco.
Burzaco es una ciudad que cuenta con una
numerosa colonia de inmigrantes japoneses. Tal es
así que la Asociación Japonesa de la Argentina, des-
de 1940, tiene su campo de deportes en Roca y Mon-
teverde.
Muchos hombres que se destacaron en el que-
hacer de la cultura nacional, transitaron o vivieron en
Burzaco. Por ejemplo: David Cureses4
, Roberto J. Go-
rriti (historiador), Salvador Mazza (investigador de en-
demias), Claudio León Sempere (escultor), Oscar Ri-
vera (escultor), Carlos A. Bruch (ornitófilo)5
, Alfredo
Rossi (violinista), Mario Pardo (guitarrista), Marta Py-
rén (folklorista), los hermanos Abrodos (folkloristas),
“Juanjo” Domínguez (tal vez, el mejor guitarrista de
todos los tiempos), Nacha Pulido y Pedro Callegari
(eximios profesores de guitarra), Mariscal Tito, Maria-
no Deleone (compositor de música), Guillermo del
Bianco (compositor y fundador de SADAIC), Miguel A.
Camino (poeta, quien jugara a la pelota paleta con
Carlos Pellegrini en el frontón del almacén de Prome-
teo Izzi), Fermín Peña, Juan Manuel Prieto y Margarita
del Prieto (poetas), Sara Stábile (creadora del Made-
4
David Cureses: Autor y director, principalmente de Teatro y Radio.
Obras: El cementerio de papel; El hombre y su miedo; La frontera; El
gorro escarlata. Fue director de la Comedia Municipal de Alte. Brown.
5
Carlos Bruch: Hubo dos personas con el mismo nombre y apellido,
padre e hijo. Al que se refiere el capítulo, ornitófilo (quien siente una
afición hacia los pájaros), fue presidente de Independiente de Burzaco.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 38 -
rart), Virginia Sachero, don Carlos "Negro" Quiroga
(cantante lírico), Tito Simms y "su violín mágico", la
educadora y escritora Nyda Cuniberti, por nombrar a
algunos.
CARLOS “NEGRO” QUIROGA, EL CANTANTE
LÍRICO
Trataré de ser lo más fiel posible, porque creo
que allí está la riqueza periodística de este capítulo,
con una entrevista que tuve la oportunidad de hacerle
a uno de los hijos del recientemente nombrado “Ne-
gro” Quiroga, el cantante lírico (tuvo dos hijos: Raúl –
que de no haber fallecido tendría, por estos días, 79
años- y Carlos Torcuato de 76 años cuando se produ-
ce esta entrevista) ¿Cómo surge la cuestión del en-
cuentro?:
Es que en una oportunidad recibo un e-mail
planteando un interrogante de Myriam Quiroga, hija
del último nombrado por lo tanto nieta del Quiroga his-
tórico, profesora de Matemática, habitante de Ituzain-
go al 1100, obviamente de Burzaco. La curiosidad
aludía a sí yo conocía algo más de la vida de su abue-
lo –esto después de haber leído mi contribución a
Guía Burzaco- o podía agregar algo más a su origen,
no de negro criollo sino de negro de raíces africanas,
según ella tenía entendido.
La idea fue que se juntaran con alguien de su
misma generación, es decir mi suegro –padre de mi
esposa, Mónica Oporto- el jubilado ferroviario Alfredo
“Nito” Oporto (78 años) perteneciente a la misma ge-
neración del padre de Myriam e hijo del primer cartero
de Burzaco, presintiendo que de la reunión iba a surgir
algo provechoso y rico en anécdotas para la “Historia
Popular de Burzaco”.
Don Carlos se autodefine como muy parecido a
su padre el “Negro” y dice que su madre, por el con-
trario, tenía el cutis blanco, más semejante a las ca-
racterísticas que luego heredara su hermano Raúl.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 39 -
Nos anoticia que su progenitora era de apellido Vanni,
aclarando “la hermana de Juan y Ángel” que habitaron
en la calle Quintana –frente a la Plaza- y, sobre todo,
se refiere a Ángel: uno de los fundadores del “Fóbal”
Club. Y Juan Vanni, poseedor de uno de esos kioscos,
tan particulares, de diarios y golosinas, en forma de
exágono-pagoda, que aún persisten –no aquí, pues
estaba instalado en la boca del subterráneo de la es-
tación- como baluarte de un tiempo que se fue, por
ejemplo en la estación de Temperley del lado oeste.
Don Carlos Torcuato se fue de Burzaco hacia Villa
Urquiza en 1955. Hasta allí había hecho una vida de
rigurosa asiduidad al club (el “Fóbal”), nos dice “… de
pibe nomás arrancaba yuyos, limpiaba los jardines…”.
Acentuó que allí en el Fóbal se jugaba –por aquellos
años- al fútbol. Recuerda, entonces, a “Tito” Simms,
también al “Pelado” Taramasco –dueño de la imprenta
de Burzaco, padre de Olga Taramasco, casada con
Omar Scavuzzo-, como dijimos, propietario del comer-
cio de artes gráficas donde se editaba “Tribuna”, el
diario de Almirante Brown fundado en 1932. Continuó
Quiroga contando que terminaba de almorzar y ense-
guida se calzaba los botines e iba a jugar a la 4ª del
Fóbal, era una costumbre que compartía con quien lo
llevaba, su viejo –el “Negro” Quiroga-, y después am-
bos esperaban el comienzo de la 3ª y todos los espec-
tadores se apoyaban en la baranda de la cancha por-
que de esta manera observaban más cómodos y em-
pezaba el partido… (Allí nomás a Carlos Torcuato lo
quiebra el llanto, recordando escenas de pibe muy
grabadas en su memoria).
Nito Oporto retoma el hilo de la conversación
diciendo “… No te pongas así, yo también me acuerdo
de otros jugadores del Fóbal: Cederna, Tito De Simo-
ne”… lo que da confianza a Carlos para proseguir: “…
en el primer pase que le hacían, Tito Simms tomaba la
pelota desde el centro de la cancha, pateaba y era gol
seguro, algo fabuloso…”. Replica Nito Oporto: “Ojo,
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 40 -
que otro fenómeno era el ‘Zurdo’ Di Layo, ligero como
él solo”.
El encargado del buffet de la cancha era don
Valentín Husain, cuyo hijo –de igual nombre- sería el
gerente del Banco Provincia.
Nito le dice a Carlos: “Pero vos, creo que des-
pués de tu residencia en Quintana, vivías en el barrio
de la que, entonces, era mi novia y actualmente es mi
esposa, la hija de Santo Gennaro, del almacén ‘La
Estrella’”; comenta Carlos: “pero yo a él no lo conocí”;
continúa Oporto “¿pero sí conociste a Juan e Ignacio
Gennaro?”. “Sí, claro –dice Carlos- … a la mujer de
Juan Gennaro cuando bautizó a su hijo, mi papá le
cantó el Ave María en la iglesia…” lamentándose
“porque desgraciadamente no quedó nada grabado”.
Interrumpo diciendo: “Ese es el comentario que hizo
Myldre Gennaro, mi suegra, que el ‘Negro’ Quiroga
cantaba en la iglesia como los dioses”. No olvidemos
que en aquel entonces sólo se grababa en forma pro-
fesional, no existía la tecnología que actualmente nos
permite tener un recuerdo de audio casero.
Continuó don Carlos: “de mi padre también se
pueden contar algunas anécdotas con los curas y Tito
Simms, pues ellos de por sí formaban la pareja musi-
cal de cantante lírico y violín, pero también había un
órgano tubular en la tribuna de la iglesia. Un día había
una ceremonia que venía muy retrasada y sólo esta-
ban mi papá y Tito para darle el marco melodioso a la
reunión; pero no llegaban ni el organista ni el violonce-
lista que, supuestamente, habían contratado. Esta
situación preocupaba al dúo de amigos que hacía rato
que estaba en el templo. Pero el cura trataba de tran-
quilizarlos con un ‘no se preocupen hijos míos’. Pero
Tito, muy nervioso, bajaba de la tribuna a cada minuto
y los otros músicos no llegaban y el cura repetía como
en una letanía ‘no se preocupen, no se preocupen…’
Claro, la explicación a tanta tranquilidad estaba en
que el cura a los novios les cobraba por músico y co-
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 41 -
mo Tito y mi padre sonaban como una orquesta ente-
ra ¿quién se iba a ir a fijar arriba, a la tribuna, cuántos
músicos había?, total él cobraba por cuatro, por eso el
‘no se preocupen’”.
Don Carlos -lo interrogo-, un cura famoso fue
Pedrito Bordoni ¿verdad? Me contesta Quiroga:”Y
sí… en esa época era muy jovencito Bordoni y yo ten-
dría unos 8 años (aprox. 1940), había otros pibes que
tendrían 10 u 11 años, nos preparábamos desde la
mañana y salíamos de excursión al seminario de los
curas del Verbo Divino, en Calzada (Av. San Martín y
Lavalle), donde comíamos en medio de los árboles y
jugábamos a la pelota. Recuerdo que desde Burzaco
teníamos que ir hasta Temperley, en tren, y de allí
volver a Mármol. A veces nos bajábamos en Adrogué
e íbamos caminando, hasta tomar la ‘Chancha’, que
no era otra cosa que un tranvía viejo, en el cual podí-
an subir muchos pero siempre debía emparejarse el
peso entre un lado y el otro para balancear”. “Claro –le
informa el ferroviario Oporto-, ese coche-motor tenía,
precisamente, un motor de Ford T, pero era como un
tranvía, porque iba sobre las vías y su destino final era
el Cementerio de Villa Calzada, allá al fondo de Falu-
cho”. Oporto continúa: “pero en aquellos tiempos Pe-
drito estaría en el Seminario”; a lo que Quiroga replica
“… estoy casi seguro que Pedrito no ha estado en
ningún Seminario. Se recibió de cura de la noche a la
mañana, no sé cómo, era un muchacho de pueblo,
vago. Un día se puso la sotana y eso acrecentó su
popularidad, todos lo querían”. Nito dice, entonces:
“¿Habrá salido cura tan rápido porque el hermano era
comisario o –mejor dicho- el jefe del destacamento
policial?, ¡ese si que era vago!”. Quiroga agrega: “Pe-
drito era un vagoneta, iba a los bailes, todo…”. Y si-
gue Oporto: “Mi tío, Eduardo Pulido, completamente
ateo, cuando lo veía a Pedrito que quería entrar a al-
gún asado en su casa, le decía desde la puerta: ‘Bue-
no… pero te sacás la sotana, sino acá no entrás’, y el
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
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otro, le mandaba un insulto, pero se sacaba la sotana
finalmente”. Continúa Carlos:”…Después lo hicieron
Obispo, lo mandaron a una parroquia por Liniers…
Versalles, por ahí y mi hermano Raúl Quiroga dijo ‘lo
tengo que ir a ver a Pedrito’, como mi cuñada lo cono-
cía de tanto oír hablar de él, lo alentaba para que lo
hiciera y cuando mi hermano se decidió a ir, Pedrito
se había muerto. A lo que agrega Oporto: “Sí estaba
en la Curia en Capital, como vos decís, y mi hermano
César -que era cartero, allá, en el Centro- lo fue a
ver”. Retoma Quiroga: “¿Cuánto y cuándo estudió, no
sé? fue un misterio ‘divino’, lo cierto es que era un va-
go bárbaro, sí…un tipo común, le gustaba ir a jorobar,
iba al club, andaba por todos lados y nos juntaba los
domingos, nos llevaba a jugar a la pelota, a pasear y
como ya dije, íbamos allá a lo de los curas verbitas…”.
“Mirá Carlos, en Burzaco éramos todos una familia –
aclara Oporto-, mi tío el “Negro”, hermano de Eduar-
do Pulido trabajó allí, era jefe, ahí en la imprenta…”.
“¿La de Tribuna? –Interrumpe Quiroga-…”. Sigue
Oporto, “no, la de los curas esos (los verbitas), vieras
que imprenta moderna tienen ahí…”. Ahora el que
interrumpo soy yo: “En determinado momento se lla-
mó Guadalupe, nombre que actualmente no conserva,
ahora no recuerdo la denominación comercial, en la
década del ´70 fue muy concurrida por los curas del
tercer mundo, expresaban en sus libros toda la viru-
lencia revolucionaria de esos días. Y ahora hay una
imprenta de avanzada, donde tienen una calidad de
impresión espectacular, inclusive la tienen que cono-
cer todos los docentes porque se hacen textos escola-
res, le mandan todo de Alemania, alcanza con intro-
ducir un CD… ¿sabe dónde está? en el fondo de todo
de la iglesia-seminario, lindando con un descampado,
donde Uds. precisamente contaban que jugaban al
fútbol, casi pegado al moderno hospital Oñativia”.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 43 -
“También jugábamos a la pelota en la quinta
William Morris –nos informa don Carlos- acá en Riva-
davia, pero allí practicábamos básquet y en Calzada,
fútbol”. Le dice Oporto “Eras muy deportista, yo en
cambio deporte no practiqué mucho” y yo bromeando
acoté “¡qué no!: la quiniela, ¿quién no juega en Burza-
co a la Quiniela?”.
Ahora volviendo, insiste Nito: “Tu mamá era
hermana de Juan Vanni, que tenía el kiosquito y que
al hijo lo encuentro vuelta a vuelta. Tu madre era ru-
bia…” “Sí, medio pelirroja” corrigió Quiroga y Oporto,
no queriendo ser demasiado indiscreto, dijo en tono
tímidamente inquisidor: “tenía un problemita en una
pierna”. Quiroga repuso: “sí, tenía una más corta que
la otra”. Continúa preguntando Nito: “Tu hermano Ra-
úl: ¿falleció hace mucho?” “Uh!... hace como 18 años”
contestó Carlos. Ataca Oporto nuevamente: “¿Tu
casa natal, era como una quinta con palmeras y esta-
ba frente a la quinta de Monet, verdad?” “Era una casa
de las de antes, bien construida, con varias piezas a lo
largo, columnas, la típica casa-quinta que se estilaba
para descansar en Burzaco”, contestó Quiroga y
agregó “Esa construcción era de 1851”. Oporto pre-
gunta entre curioso y seguro: “¿Por ahí vivía Livio?”
“Claro –dice Quiroga- seguías por la quinta, pasabas
por San Genaro, ahí estaba el portón y al llegar a la
esquina había una callecita que no sé cómo se llama-
ba y ahí nomás estaba Livio” “La callecita se llamaba
Sara de Burzaco” recordó Nito y además dijo: “estaba
la fábrica de Polieschi que casi llegaba hasta tu casa”.
Y continuó acordándose Oporto: “en la fábrica hacían
bolsitas...” -y como pensando en voz alta- “¿quién no
trabajó en la fábrica de Polieschi?, te daban la harina
y te enseñaban a hacer el engrudo para pegar con
agua tibia las bolsitas. Trabajaron mis primas ahí, toda
la parentela”. Participó Myriam y aclaró: “Ahora es
Bolsapel”. “No recuerdo como se llamaba el dueño,
era José… –se esforzaba Carlos en recordar-, mien-
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
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tras Nito se interponía en la charla queriendo recordar
el nombre y Quiroga le dijo: “Mirá que falleció hace
muchos años y fue el promotor de que Fóbal Club es-
tuviera donde está”. “Bueh, no importa ya nos vamos
a acordar”. Nito dijo entonces: “por ahí, un poquito
más acá vivieron mis abuelos, los Oporto-Pulido, Puli-
do-Oporto, qué se yo, una mescolanza familiar… pero
el que vivía ahí era Lauría”. “Eso te iba a decir –replicó
Quiroga- Lauría vivía al lado de Livio… justo en la
esquina (Ituzaingo y Sara de Burzaco), tenía un pe-
queño tambo, ordeñaba las vacas y salía a vender la
leche”.
Entra Myldre Gennaro (más conocida como la
“Negrita”), la esposa de Nito Oporto, justo en el mo-
mento para salvarnos escuchar por enésima vez la
vida de ferroviario de Nito y le cuenta a Carlos que ella
“vivía de soltera, desde la esquina de ‘La Estrella’,
para el lado del asilo, en un chalet pegado a la familia
Convertini”.
Ahora Nito pregunta a Quiroga, diciéndole pri-
mero que su madre, Regina Oporto, lo llevaba de chi-
co siempre de visita a casa de una señora que le pa-
recía que era pariente de los Quiroga; y ya pregunta
sin dilaciones: “¿Quién era una señora obesa llamada
Dusolina?”. Entonces Carlos contestó que el padre, el
histórico “Negro” Quiroga había tenido muchos her-
manos, casi todos residentes en Capital y que Dusoli-
na, que Nito conociera ya viuda, era su tía política ca-
sada con un hermano de su padre, Leonardo Quiroga.
La Negrita entonces se atreve a preguntar: “¿Y Rita
quién era?”. A lo que Carlos inmediatamente respon-
de: “también hermana de mi papá, era Rita Quiroga, y
luego venía María Luisa, que era la más chica”.
Pregunta Nito Oporto: “¿Quién era Ramón
Quiroga, mi maestro cuando entré de practicante en el
ferrocarril en 1947?” Contesta don Carlos: “Era otro
Quiroga que no tenía nada que ver con mi familia, ca-
sado con la de Ávila. Ella vivía muy cerca, derecho de
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 45 -
casa, en lo que llamábamos ‘Ciudad Oculta’. El que
era muy amigo de los Pulido, era mi tío Juan Vanni.
Yo conocí a don Pedro Scaglione, cuando le hacía el
reparto de diarios a mi tío Juan y le llevaba el periódi-
co”. Agrega Nito: “Yo iba a cazar con don Pedro, en la
volanta, también con Juan Vanni, Pedrito, mi papá
(don Raúl Oporto), Sasso…” A lo que Carlos comple-
ta: “Todos iban a cazar o a pescar, inclusive mi papá,
el Negro Quiroga”.
“Don Pedro Scaglione tenía la quinta, un case-
rón tipo gran rancho, donde se juntan Roca con la
avenida Yrigoyen, muy cerca de la casa particular de
Néstor Delguy. Scaglione, que era casi un aborigen,
era un cazador de oficio. Vivía de la caza. En algún
momento fue su ayudante Oscar Oporto. Traían lie-
bres y perdices para vender en el mercado”.
Nito, repregunta: “¿Tu papá practicaba, en un
momento que era un deporte muy popular, el boxeo,
cierto?” “Sí”, dice Carlos. Continúa Nito: “…yo no sé
si a Teté Pulido o a Juan Callegari, pero creo que fue
a Teté, tu padre le pegó una trompada en el pecho, en
una pelea amateur, no existía por ese entonces el pro-
fesionalismo, producto de la cual casi le ocasiona un
paro cardíaco”. “Esas peleas se organizaban más que
nada en Independiente de Burzaco –dice Quiroga- en
el Fóbal no había”.
Pregunto a don Carlos: “Su padre ¿en que año
había nacido?” “En 1897”, contesta. Nito Oporto
agrega: “Ah… mi padre, el cartero Raúl Oporto, era 5
años más grande, de 1892”. Continúa Quiroga: “No-
sotros vivíamos en frente de la Plaza, entre el frigorífi-
co (Manso) y la esquina…”. Interrumpo, equivocada-
mente: “Ah!... ahí vivía Norberto Loray, quien ahora
tiene 71 años, que es mi amigo”. Me corrige don Car-
los: “No, no, no. Loray vivía frente a la Plaza pero del
otro lado, en la cuadra de la iglesia”.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 46 -
“Tiene razón – enseguida rectifico-, así me
contó un día”.
Cuenta Quiroga que: “Cuando nosotros éra-
mos chicos, papá nos calzaba los guantes de box, él,
entonces, se arrodillaba y practicábamos. Mi padre
nos había aleccionado que no podíamos pegar con la
punta del guante abierto, porque al tocar la ceja co-
menzaba a sangrar enseguida y mi hermano lo tocó
de esta manera al viejo, cuando mi papá se tocó y vio
sangre, le dio un ‘castañazo’ que lo desparramó a Ra-
úl dejándolo dormido. Siempre terminaban en knock
out”.
Rememora Myldre: “Me acuerdo de tu papá
cuando cantaba el Ave María en la iglesia ¡qué lindo!,
se te ponían los pelos de punta. Lo peor es que de
aquella época no hay grabaciones”. Carlos dice en-
tonces: “Cuando me iba a comprometer mi señora me
decía ‘sería lindo que tu papá cantara en la misa’…”
Interrumpe Oporto: “¿De dónde era tu señora?” “De
Villa Urquiza –dice Carlos-…” (La emoción lo vence
nuevamente y comienza a llorar).
Sale del paso Nito: “Me acuerdo que en las
fiestas parroquiales tu padre salía a la Plaza y era in-
quieto, hacía todo, hasta creo que tiraba las bombas
de estruendo…”. Carlos se dirige a mí y me dice:
“Creo que en su historia, Ud. lo nombra al padre Tra-
buco que, en realidad no sé cómo se llamaba, era pa-
drino de mi madre”. Recuerda Nito, entonces: “¡Ah!...
pero le llamaban Trabuco de apodo, ¿sería Catariza-
no?”. Carlos: “Podría ser, era amigo de mi papá y te-
nía locura por ir a cazar…”. Yo: “Ah, entiendo, por eso
lo llamaban Trabuco”. Carlos: “No, lo llamaban por
otra cosa… Era un cura ¡qué le gustaba el vino!, casi
nunca estaba ‘fresco’… En las festividades patrias o
de la iglesia tomaba de más y salía con un trabuco a
tirar tiros”. Nito: “Entonces, era Catarizano”.
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
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“Ahora yo quiero preguntarle Carlos, ya que es
el leit motiv del enigma de Myriam, ¿Uds. no saben
nada del porqué del origen negro africano de su fami-
lia?, porque ella (señalé a la “Negrita”) no es morocha
criolla, mestiza, ¿sabe de dónde le viene la colora-
ción?: de Sicilia, isla mediterránea invadida por tantas
culturas”. Myldre: “Mi abuela era negra italiana, Gia-
rrattana de apellido”. Carlos: “Mi abuela también era
negra, dicen que era mora. El abuelo Torcuato era
morocho, morocho pero creo que criollo, pero la ma-
yoría de los hijos salieron negros mota, todos: Emilio,
Alberto y mi papá Carlos. Había primos también mota.
Raúl, mi hermano, era mota, en cambio yo no. Las
dos mujeres también salieron mota, Uds. se tienen
que acordar de Rita, mota canosa. Ella salió también
con el pelo mota (señalando a Myriam)”. Myriam: “¿Y
la prima, esa, como era… la que vive al lado del mu-
seo Sempere?” Carlos: “Es la hermana de… ¿A Rolo
lo conociste? Sí, a Rodolfo, el que vino ya de grande
para Burzaco. Esa prima hermana vive en Colón, al
lado del museo, se llama Aída, la ‘Ñata’ Quiroga, que
se casó con un hombre de Capital de apellido Duarte
y tuvieron tres hijos, dos varones y una mujer. Aída
vive y es muy parecida a Rita, tiene 90 años, ya no
escucha, …”
Nito, como eligiendo un tema en el cual Carlos
se pudiera lucir: “Si habré ido al arroyo Cappelletti...”
Recordando, ahora Carlos: “El vasco Sardina me en-
señó a jugar a mí a la pelota a paleta…”. La conversa-
ción se entremezcla de recuerdos un tanto inconexos
o vuelven a anteriores personas aludidas en el relato.
Nito: “Mi papá era de Ministro Rivadavia y el cura Ca-
tarizano iba a dar misa allá, en Rivadavia, se había
hecho muy amigo de mi papá. Catarizano, con su em-
pedernida costumbre, se llevaba el vinito y montaba el
caballo, se remangaba la sotana y salía a cazar a ca-
ballo. Contaba mi viejo que los gurisitos chiquitos salí-
an todos a verlo, se sorprendían ‘¡uh!, un cura a caba-
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
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llo’ y el reverendo padre iba orgulloso con su capelo, y
toda la indumentaria religiosa. Mi papá era como Van-
ni, Pedrito Scaglione, de buena puntería para cazar y
Catarizano, no… Este cura era italiano y le decía a mi
viejo ‘má, Raúl como hacé vo para cazare’, y pensan-
do que el secreto estaba allí le decía ‘fabricame lo car-
tuchos vo’. Y hay una anécdota con respecto a esto:
una vez fueron a cazar juntos, se apearon de los ca-
ballos y los ataron, el cura se sacó la sotana y arriba
de ella puso el capelo con la boca para arriba y las
cosas para comer y tomar. Salieron a cazar y mi papá
regresó antes a ese punto de partida; cuando volvió
Catarizano vio que el caballo le había llenado de bosta
el capelo y creyó que mi padre tenía algo que ver en
el asunto. Mi viejo le decía ‘No, padre’, pero se revol-
caba en el suelo de la risa”.
Carlos: “Me hicieron acordar, otro que iba ca-
zar con ellos era un tal Antonito De Simón, jugaba en
Burzaco, vivía en Colón, comía en casa los domingos.
Había un gallego, que iba al Fóbal Club, que también
quería ir a cazar con ellos, Miaja...” Interrumpí dicien-
do que era una casualidad pues el general Miaja
había sido el defensor de la República española en la
Guerra Civil –un obstinado en la defensa de Madrid-,
así como Sanjurjo era el de los franquistas, pero ahí
nomás me replicaron entre los dos que “le decían
Miaja, no era su apellido”. Continúa Carlos: “Él quería
estar en todas, pero como era tan ‘bestia’ –dicho de
una manera cariñosa- nadie lo quería. E insistía que lo
llevaran a cazar. Entonces, un día Antonito se apiadó
y dijo ‘llevémoslo, porque me tiene podrido el Gallego’.
Antonito tenía una forrajería más grande que ‘La Es-
trella’ que quedaba al lado de la imprenta de Vallo o
del ‘Pelado’ Taramasco y el Gallego cada vez que ve-
nía caminando por Quintana en dirección al Fóbal le
suplicaba a De Simón para que lo llevara a cazar. Un
día decidieron llevar a Miaja a una laguna cercana”.
Nito aclara: “seguramente la laguna de Herrera, cerca
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
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del almacén de ‘La Lata’”. Quiroga prosigue el relato:
“Antonito le advirtió, ‘mirá Gallego esperá que noso-
tros nos acomodemos alrededor de la laguna’ y le re-
comendaron que tuviera paciencia, porque debían
disparar de uno por vez, sino se matarían unos con
otros. Y el Gallego ¡tenía un entusiasmo!. No termina-
ron de acomodarse y éste empezó a tirar como un
loco, ante el desconcierto de los demás. Nunca más lo
llevaron. Era un peligro, nadie quería ir con él”. Nito:
“… yo le sabía el apellido porque era panadero. Esta-
ba Benito, el de la 2ª Covadonga, Miguez, pero de
éste ahora no me acuerdo”.
Carlos: “Un día Quito Pulido –porque estaban Quito y
Quita Pulido- que todavía vive, se mudo y fue a residir
a Capilla del Monte, Córdoba. En cierta oportunidad
estuve allá y me paré al lado con la intención de que
me reconociera, entonces le sonreía; el tipo se puso
molesto y con cara de pocos amigos, me animé y le
pregunté ‘Che, no me conocés’. –No-, me dijo. Insistí
‘¿pero seguro que no me conocés?’.
Cuando le dije quién era se acordó. Luego, no lo vi
más, pero supe que por algún problema muy íntimo
había tenido un entredicho con Coco Lahore, quien
vivía frente al Fóbal”. Intervine y le dije: “Esa familia
sigue viviendo en el mismo lugar, porque ahí está el
‘Gordo’ Lahore, que tiene una cupecita con la cual
corría en las competencias en que también participaba
mi tío, Armando Lento, en Turismo del Ayer o no sé si
últimamente le habían puesto Turismo Histórico”. Car-
los: “Bueno, ese ‘hombre grandote’ es el hijo de Coco
y la mamá de él –le dice a Myriam- es Irene, la que
venía a limpiar a casa ¿te acordás? Luego, de Quito
me enteré de que seguía en Córdoba, porque ya no
tenía más nada que hacer acá, tenía dos hijas allá en
Capilla del Monte. La que me dijo fue mi cuñada, Est-
her Cucarella. A la Quita no la vi más”.
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Nito: “La que murió hace poco fue Chola, la
mujer de Pedrito [supongo que Scaglione]. Y Sara Pu-
lido con Guillermo Pulido también tenían un chalet
muy hermoso en Capilla del Monte. Y es así… se van
perdiendo… Ahora te pregunto: ¿Vos cuando te fuiste
no extrañaste Burzaco?” Carlos responde: “Para na-
da”. Ahora Myldre le pregunta a Myriam “¿Y vos dón-
de vivís?” Myriam: “… acá en Burzaco, en Ituzaingo,
una cuadra antes del San Martín. Ahora lo que dice mi
padre no es tan así. Si bien él se fue a Villa Urquiza,
todos los fines de semana venía y sigue viniendo a
Burzaco”. Nito: “yo te digo lo que pasa, él no extrañó
porque estaba en un círculo muy íntimo, como el del
Fóbal Club. En cambio yo no me aferré a una institu-
ción, yo conocía toda la periferia”. Carlos: “tal vez ten-
ga razón, yo no extrañé, pero lo que extrañaba era al
Club. Yo de casado fui a Villa Urquiza, llegaba de tra-
bajar a las siete de la tarde y hasta las nueve, que era
la hora de cenar, no sabía lo
qué hacer, estaba enloquecido ¡me faltaba el Club!
Nosotros bajábamos del tren e íbamos al Club, des-
pués yo me iba a casa a cenar, a dormir, al otro día
me levantaba para trabajar y esa era la vida. Cuando
llegué a Urquiza no conocía a nadie. Aunque Jorge
Casal6
iba a jugar a las bochas a la Plaza todos los
días. Mirá Nito, volviendo a Burzaco, yo no dejé de
venir, pero extrañaba al Club, no otra cosa”.
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Jorge Casal (Salvador Pappalardo): (1924-1996). Cantor, nacido en
Buenos aires. Su debut se produjo en 1946, en la orquesta de Florindo
Sassone, con la que grabó temas como Volver; A la luz del candil; Ren-
cor; La última cita y Mi noche triste. A fines de 1949 se incorporó a la
orquesta de Aníbal Troilo, con la que grabó –entre otros- Che bando-
neón, Amigazo, Del suburbio y Araca corazón. En 1953 realizó la tem-
porada del Patio de la Morocha, sainete de Cátulo Castillo con música
de Pichuco. A partir de 1956 se presentó como solista y en tal carácter
realizó giras por Estados Unidos y Colombia. Fue actor en las películas
El cartero y Al compás de tu mentira. También hizo la voz en off de
algunos cantables de otros filmes.
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Nito: “Segundo Oporto era de mi familia, pero por
parte de mi madre que era Regina Pulido Oporto”. Yo:
“Segundo Oporto está en la placa de fundadores del
Fóbal y creo que está, también, Oscar Oporto”. Nito:
“Claro, si el segundo presidente de Fóbal Club, fue
Oscar Oporto, mi tío”. Myldre: “… es el padre del ‘Ne-
gro’ Oscar Oporto que vos conociste, Daniel”.
Le pregunta Nito a Carlos: “¿Vos fuiste a la Es-
cuela Nº 3?”. “Claro”, dice Carlos. Y repregunta Nito:
“¿Y quién era el portero?”. Contesta Quiroga: “Se-
gundo Oporto”. Nito: “te das cuenta éramos tribu acá”.
Yo: “¿Y en el Registro Civil?”. “Sí, sí,” reafirma Car-
los, quien dice: “sí, era un hombre grande que jugaba
conmigo al billar”. “¿Aníbal?” exclama la Negrita.
“No”, dice Carlos “… al que le gustaba jugar al billar
conmigo era a Segundo”.
Otra vez Nito: “Vos te acordás que en aquel
entonces había un sereno, buen ese era Alberto Opor-
to, que andaba en un caballo blanco grandote…” “No”,
le decía Carlos. Nito arremete:”… Pero sí hombre, lo
debés haber visto cuando salías tarde del Fóbal, an-
daba con un perro de policía y llevaba un linternón
gigante y un 38”. Carlos repregunta: “Pero ¿Qué era?
¿El sereno del pueblo?”.
“Sí”, le contestan a dúo Myldre y Nito. Entonces Car-
los dice: “Ah sí, a él sí, lo que nunca supe fue el nom-
bre”. Nito: “la policía lo autorizaba. Era una autoridad,
como vigilancia ahora. Y tocaba el pito… la ronda”.
Carlos: “Y del arroyo Cappelletti, me acuerdo
que nos íbamos a bañar ahí con mi tío Ángel Vanni,
que era ferroviario, maquinista, y los miércoles tenía
franco, entonces llevaba a sus dos hijos, y también
nos iba a buscar a Raúl y a mí. Le decía a la mujer,
‘prepará una tortilla o milanesas o sino, le decía: no
hagas nada que algo vamos a encontrar para comer,
nosotros nos arreglamos’. Y Ud. lo encontraba ahí
cosiendo los maíces, con aguja e hilo se hacía un cho-
rizo de maíces, uno al lado del otro y dejaba un piolín
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
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largo, entonces cuando íbamos caminando había ga-
llinas y pollos por todos lados, como la gallina es glo-
tona empezaba a tragarse la tira de maíces y él des-
pués no tenía nada más que tirar del hilo. Tenía esas
cuchillas que se hacían en el ferrocarril que no se vie-
ron más, que cortaban una barbaridad y cuando tenía
a las aves cerca les hacía ¡tac!… y ya estaban listas
para comer”. Nito, dando su experiencia de ferrovia-
rio: “esos cuchillos se hacían con las hojas de elástico
de los coches”. Carlos: “Lo que yo no creo que fueran
de Cappelletti son las anguilas, como leí en la ‘Histo-
ria’ esa de tu yerno; ahí nos bañábamos, pescábamos
mojarritas, pero... había un polaco ahí enfrente que
tenía criadero de anguilas. Era un zanjón y el polaco
se metía adentro del agua, metía el dedo, se lo chu-
paban y sacaba dos o tres anguilas, después las lim-
piaba… y la anguila frita era un manjar para nosotros.
El siempre tenía un ayudante que le robaba los bi-
chos, y el polaco no le decía nada, hasta que un día le
dijo ‘yo siempra te veía’ y el otro creía que era pícaro”.
Nito: “vos te acordás que Cappelletti tenía jaulones y
criaba pájaros”. “Sí, –dijo Carlos- pero también me
viene al recuerdo en este momento, por el cuento del
polaco, que había un dicho que decía que ‘era más
fácil que robarle un chancho a Legris’; claro, si estaba
sentado en la puerta del rancho y él era incapaz de
decir nada cuando por los fondos le llevaban algún
cerdo”. Yo: “pero qué ¿era en el sitio donde funcionó
la República Gaucha?”. Carlos: “No, en la casa parti-
cular de Legris, al lado de la Covadonga”. Nito: “Era
en la esquina de Mitre y E. de Burzaco, donde ahora
se alquila para fiestas infantiles y sobre E. de Burzaco,
ahora, son todos comercios. Antes era una quinta
grande”. Myldre y Carlos: “Hacía muchas obras Le-
gris; regalaba carne, leche, ropa para los chicos…”
Nito: “Y los hijos de Legris eran Chale y Cacho”. Car-
los: “Andaban en pleno pueblo de Burzaco a caballo,
vestían a lo gaucho y andaban como locos…”
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 53 -
No sé porqué la conversación se dispara para
ahí, pero don Carlos dice: “Delguy estaba casado con
una de las Buratti”. Yo: “¿Ud. vivía acá cuando Néstor
Delguy salió campeón panamericano de pelota a pale-
ta; fue en el ´51, no?” Carlos: “A Néstor lo veía porque
era amigo íntimo de mi hermano, un día lo vi en un
diario que jugaba en el Círculo Urquiza y lo fui a ver
con mi hijo también llamado Néstor, tendría 6 ó 7 años
mi pibe, le dije ‘Vamos a ver a un muchacho de Bur-
zaco que compite en una final de paleta y juega muy
bien’ y cuando lo vio Delguy a mi hijo le tocó la cabeza
por entre la reja, para que le diera suerte –y ganó- y
me dijo, oh, ¿Negro qué haces por acá?”... (se emo-
ciona y estalla en lágrimas nuevamente). Yo: “perdó-
neme, pero a mi me lo describieron a Delguy, en cierto
sentido, como al “Charro” Moreno: un físico privilegia-
do; se iba de juerga a la noche, tomaba, comía, dicen
que era mujeriego y después venía y ganaba todos los
partidos…” Carlos: “jugaba en el Social tres partidos
de pelota. Se iba de nuevo con ‘las chicas’. Venía,
jugaba otros cinco partidos y terminaba a las seis de
la mañana… Yo era el director técnico de basketball
en el club Social y él ahí, en el Social, jugaba a la pe-
lota a paleta y en una oportunidad vino el famoso
‘Manco de Teodelina’, era un gitano lleno de anillos,
sombrero grande, todo un personaje, jugaba bien. Te-
nía en uno de aquellos días un desafío con Néstor
Delguy que era más veterano que él. Y bueno, una
vez yo los sorprendo, porque después de terminar la
práctica, me fui a duchar y entraron los dos al vestua-
rio: Néstor y el gitano. Ellos, como yo había cerrado la
ducha, no sabían que estaba ahí. Y entraron a hablar
de quién tenía que ganar para juntarles la cabeza a
todos. Hacían un show. Me terminé de vestir y les fui a
decir a los muchachos ‘juéguenle al Manco que no
pierde’. Me discutían afirmando: ‘Pero si ya perdió dos
partidos…’ y efectivamente ganó el ‘Manco’ y les juntó
la cabeza a todos”. Nito: “y sí, en el juego de paleta
HISTORIA POPULAR DE BURZACO
DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 54 -
era así, había mucho arreglo”. Yo: “pero, ¡ojo! que
después Delguy se desquitaba y ganaba cuando que-
ría…” Carlos: “él era pareja, en primera división, con
Hugo Bianco, no les podía ganar nadie. Esto es poste-
rior a lo del vasco Sardina que jugaba en República
Gaucha, porque la cancha del Social data de aproxi-
madamente 1929”. Nito: “También había otro jugador
muy bueno: el ‘Gordo’ Lissi…” Carlos: “…y el vasco
Sardina nos enseñó a nosotros –quiero decir a los de
nuestra generación- a jugar a la pelota a paleta, nos
decía ‘mañana vengan acá a eso de las 10,30 Hs.,
¡pero no los quiero ver acá al atardecer!’, ¡claro!, era
cuando empezaba el escolazo”. Nito: “El ‘Gordo’ Lissi
jugaba en cancha abierta”. Carlos: “Una vez fuimos a
Tristán Suárez, los clubes juntaban todos los deportes
y hacían como una olimpiada (básquet, bochas, pelota
a paleta) y a Delguy en pareja tampoco le ganaba na-
die (jugaba conmigo y ganaba, aclara) y esa vez le
tocó jugar en cancha abierta…” Yo: “claro, porque a la
cancha cerrada le llamaban trinquete”. Carlos: “Bue-
no, y se presentaron a jugar en la cancha abierta dos
tipos grandotes y Néstor, canchero, experimentado,
les dijo ‘saquen Uds.’: la primera pelota, al no rebotar
contra el techo fue a parar a un monte, la segunda, la
tercera, así y no volvía ninguna pelota… hasta que
Néstor se calentó, perdió la paciencia, y dijo: ‘Así no
se puede jugar’ y se fue. Perdimos…”
Nito: “si habré ido con mi viejo, con Pedrito
Scaglione a ver partidos en Fóbal Club, porque ahí
donde ahora está la entrada del supermercado chino
“los Primos”, en Alem y Lupo estaba el arco de la can-
cha del Fóbal y el arco de enfrente daba a la casa del
cuidador, que también fue presidente del Fóbal, el vie-
jo Robles”.
Carlos: “Ahí en la esquina de Amenedo y E. de
Burzaco, enfrente de donde está el velatorio de Nar-
váez, justo en la esquina, había un danés que tenía
una cervecería que si mal no recuerdo se llamaba ‘La
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Historia popular de Burzaco. Daniel A. Chiarenza. LoQueSomos

  • 1. HISTORIA POPULAR DE BURZACO Historia Popular de BurzacoHistoria Popular de BurzacoHistoria Popular de BurzacoHistoria Popular de Burzaco Daniel Alberto Chiarenza Edición del autor
  • 2. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 2 - Título: Historia Popular de Burzaco. Autor: Daniel Alberto Chiarenza. © Edición del autor. Italia 757 – (1852) Burzaco. Tel. (54-11) 4299-4178 – Provincia de Buenos Aires – Argentina. danich45@hotmail.com ; danich45@gmail.com ; Director: Daniel Alberto Chiarenza. Consejo Editorial: Mónica Liliana Oporto (coordinadora) / Diseño: Lucía Inés Chiarenza / Recopilación de material: Daniela y Carla Chiarenza / Distribuidor: Daniel Omar Chiarenza. Editor: el mismo autor. Diseño original y de tapa: Marcelo Ferman. Editado en Argentina. © Del autor. Todos los derechos reservados. Esta publicación puede ser reproducida gráficamente hasta 1 000 palabras, citando la fuente. No puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada en, o transmitida por, un sistema de recu- peración de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo escrito de la editorial y /o autor, autores, derechohabientes, según el caso. Hecho el depósito Ley 11.723 I.S.B.N. 978-987-24893-0-4 Historia Popular de Burzaco / Daniel Alberto Chiarenza – 1ª Ed. – Burzaco: Edición del autor, 2009, 160 p.; 23 X 16. ISBN 978-987-24893-0-4 1. Historia Regional CDD 982.12 Fecha de catalogación: 20 de enero de 2009.
  • 3. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 3 - Historia Popular de Burzaco Daniel Alberto ChiarenzaDaniel Alberto ChiarenzaDaniel Alberto ChiarenzaDaniel Alberto Chiarenza Colección: Historias Locales Edición del autor 2008 Agradecimiento:
  • 4. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 4 - A todo el pueblo, y cuando digo pueblo, es pueblo –en serio- de Burzaco que, sin su concurso, esta humilde colección de re- cuerdos hubiera sido imposible recopilarla. Recordemos que la nostalgia es la que hizo escribir a Homero Manzi sus imperecede- ras páginas poéticas, porque él no era un hombre de Letras sino que escribía letras para los Hombres. “El profe Daniel”.
  • 5. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 5 - Ubicación del partido de Almirante Brown dentro del Conurbano Bo- naerense. Gentileza estrucplan. Ubicación de Burzaco dentro del partido de Almirante Brown. Gentileza chauche. Planografía de Burzaco en la actualidad. Gentileza Chauche. HISTORIA POPULAR DE BURZACO Por DANIEL ALBERTO CHIARENZA PRÓLOGO Con un inmenso orgullo por la tarea que me enco- mendaron, trataré de acercarme un poco a lo que llamaría una introducción a las páginas que contienen este libro lla- mado “La Historia Popular de Burzaco”, un anecdotario que me llena de nostalgia y tristeza por los recuerdos que llegan a mi ya casi octogenaria memoria, de mi querido pueblo natal, hoy ciudad.
  • 6. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 6 - Sería desconsiderado de mi parte no haber aceptado esta tarea, dado que todas estas narraciones, escritas por un burzaquense por adopción, con mucho cariño y con ansias de conocimiento de las raíces. Fiel a su condición de histo- riador local, este novel pero elocuente escritor, por obra del destino -y a Dios doy gracias por ello- se convirtió en el marido de mi hija –la profesora Mónica Liliana Oporto- y el padre de cinco de mis nietos. No quiero con estas palabras caer en la adulación si- no ser justo, dado que cotidianamente aprecio la dedicación y sacrificio que despliega para sacar a luz lo pasado, inves- tigando sobre testimonios. Gracias a su preocupación ha contribuido a agregar información a lo ya escrito por el des- aparecido Dr. Roberto Gorriti y a las reflexiones hechas por otro nativo de esta ciudad, el Sr. Coviela. Agradecido por el trabajo que con tanto cariño abra- zó los orígenes y vivencias de nuestra comunidad para in- mortalizarlas, me resulta grato aunque a la vez me oprime pasar la vista por los relatos que contiene en sus páginas porque me llevan a mi niñez, mi adolescencia, cosas que ya nunca volverán pero que no por eso dejo de valorar. El má- gico y ameno desarrollo de lo escrito consigue meternos en el pasado y nos recuerda el eterno agradecimiento de haber vivido en tan bella época. Por último mi reconocimiento y agradecimiento, y en mis palabras al de tantos buenos vecinos de esta zona, a su autor, quien logra adentrarnos en nuestra historia local y rescatar del olvido a nuestros ancestros a través de la memo- ria de nuestros jóvenes. ALFREDO OMAR “NITO” OPORTO Jubilado ferroviario Nativo de Burzaco
  • 7. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 7 - INTRODUCCIÓN Existe un antiquísimo adagio que dice: “pinta tu aldea y describirás al mundo”. Ese es el objeto de es- tas páginas. Todos sabemos: quienes habitamos, go- zamos y padecemos este mágico rincón del Conurba- no bonaerense –hasta yo, que para el caso, soy un meteco1 - que hubo un antecesor que tuvo el eximio mérito de escribirle la Historia a este misterioso Bur- zaco y que se llamó Roberto Gorriti. De allí en más, al nieto de Lanzaco, lo consideraremos “el maestro”, puesto que no hubo muchas personas que se atrevie- ran a historiar las circunstancias de origen y efectuar la micro pesquisa de las alternativas transformaciones de su pueblo natal. Don Roberto, sin pretender me- noscabar en lo más mínimo su perdurable y fundacio- nal trabajo, se dedicó a dejar registrada una memoria de los tiempos en que Burzaco, como pequeña o gran aldea que era en esta dinamicidad aludida, tuvo sus fundadores, sus descendientes; figuran también las descripciones de la gente de cierta consideración so- cial por ser reconocidos casi como los eupátridas - recurriendo nuevamente a los griegos clásicos como padres de la Historia, ellos les llamaban eupátridas a “los bien nacidos”-. Claro, era una época en que prác- ticamente se relataba la historia de la gente que se destacaba por nacimiento o por sus virtudes, es decir los que poseían la aristos, los “mejores”. El filósofo italiano Nino Gramsci les hubiera llamado a estos fun- dadores y otros “agregados” de origen dudoso pero con ambiciones que justificaban sus procederes, “los intelectuales orgánicos” de la clase dirigente. Pero, sin que constituyera un hecho volitivo por parte del recopilador, por esos tiempos (aunque no 1 Meteco: (del griego antig.) extranjero, en el sentido de no haber nacido en la Polis de Atenas o ser hijo de madre ateniense. Nosotros podríamos decir “no haber nacido en la comunidad de Burzaco o ser hijo de madre burzaquense”, porque sólo la madre otorga la descendencia segura.
  • 8. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 8 - estén tan lejanos cronológicamente) se escribía y ana- lizaba de distinta manera. Gorrito no pudo preveer que con el tiempo la historia –y sobre todo la lugareña, la local- pondría más el acento y el objeto mismo del costumbrismo en el hombre común (como hubiera recalcado Osvaldo Ardizzone), “Il popolo minuto”, los trabajadores, lo popular, lo anecdótico, que completa el panorama que singulariza pero también universaliza a una comunidad cualquiera, sea Burzaco o sea Ate- nas. Y hasta crea un clima de identificación que sería aplicable, igual que en los seres humanos que en de- finitiva somos el resultado de un proceso, a las distin- tas etapas por las que va atravesando que son equi- parables por las transitadas por otras comunidades, aunque –tal vez- en tiempos históricos diferentes, pero no por ello menos inexorables e inevitables. Sabemos que una vez que vea la luz este sen- cillo aporte será indefectiblemente refutado en el todo, en alguna de sus partes o en mínimos detalles, pero es casi una imposición lícitamente pueblerina que así sea. Por eso queremos dejar abierto, a la comunidad burzaquense -o a la de otras identificadas con ella-, el espacio para que sea ella misma la que escriba y co- rrija su historia. Sabemos de las omisiones y las so- breabundancias que inevitablemente serán un lugar común, por eso los invitamos a participar simplemente enviando un e-mail al autor: danich45@gmail.com. Perdón anticipado por los previsibles errores, inclusive en la escritura correcta de los apellidos, así también como en lo conceptual, como en lo que crean exageraciones o minimizaciones de un hecho. Estoy seguro que entre todos ya lo haremos mejor. Daniel Alberto Chiarenza Diciembre de 2008
  • 9. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 9 - LOS INICIOS (YA, SIN INDIOS…) Claro, pobres aborígenes, ya los habían exter- minado y fue el 23 de octubre de 1730 cuando se creó -como división administrativa eclesiástica- la parroquia de La Magdalena, con asiento en Quilmes. Lo que más tarde sería el pueblo de Burzaco pertenecía al cuartel 1°de Quilmes. Cincuenta años más tarde, precisamente en septiembre de 1780, la parroquia se dividiría en tres: Quilmes, Magdalena y San Vicente. Burzaco continua- ría perteneciendo a Quilmes. Una vez producida la Revolución de Mayo y ob- tenido el reconocimiento de Inglaterra de que se le- vantaba “a la faz de la tierra una nueva y gloriosa Na- ción”, que ofrecería a las garras desprejuiciadas euro- peas una amplia gama de posibilidades para los hom- bres de acción que se animaran a la empresa. Con ese espíritu se embarcó para estas playas el ciudada- no londinense don Roberto Hunt, quien acababa de contraer matrimonio con doña Mary Nich. Lord Hunt, ya en Buenos Aires, se asocia con su compatriota Charles Higginson y ambos resuelven dedicarse al abasto de navíos –en la actualidad los llamaríamos proveedores marítimos- para cuyo objeto deciden la compra de una extensión de tierras en las proximidades de la ciudad de la “Santísima Trinidad en el Puerto de Santa María de los Buenos Aires”, que serviría para la cría de ganado y el salado de su pro- ducto cárnico para el sustento de los tripulantes de las naves viajeras y realizar un comercio de triangulación, tanto con los mercados esclavistas de Brasil como los de las Antillas, que ejercían obviamente los ingleses. Los ingleses proveerían al país del azúcar rapiñado a brasileños y antillanos, mientras que los saladeristas bonaerenses aportarían las proteínas necesarias para el sustento de los esclavos; pues ese producto (el ta- sajo) no era consumido por los rubios ingleses que,
  • 10. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 10 - cuando querían, mataban una vaca, aquí o en Inglate- rra y se comían un buen “bifacho”. A principios de octubre de 1811, Hunt y Higgin- son tuvieron la intención concreta de comprar la soña- da Estancia. Es cuando doña María Mercedes Jara y Carbajal y su cuñado, el presbítero don Roque Illes- cas, resuelven la enajenación de una de sus propie- dades, otorgando escritura ante el escribano don Juan José Rocha el 15 de octubre de 1811. En la citada escritura, que actualmente existe en el Archivo Gene- ral de Tribunales de la Capital Federal, dice… “en el pago de la Magdalena y ella en su totalidad […] La venta de esta extensión territorial de mil varas de fren- te por dos leguas de fondo, o sean [sic] mil doscientas cuadras, se realiza por la suma de tres mil trescientos pesos comprendidos […] los galpones, casa ruinosa, madera y cuando en dichas tierras existe plantado, con todos los ganados mayor y menor, utensillos [sic]…” Don Roberto Hunt y don Carlos Higginson le- vantan las poblaciones en las proximidades del des- linde con Quilmes –cerca de las tierras ocupadas más tarde por la chacra San José del señor Castaños- y en las inmediaciones de la misma construyen un estable- cimiento para la salazón de las carnes. El estableci- miento contaba con dieciséis esclavos, a los cuales se dice que, con el carácter autoritario del viejo Hunt, eran manejados con excesivo rigor. El uso del látigo, al que don Roberto apelaba con frecuencia, provocó en cierta oportunidad la rebe- lión de los esclavos al mejor modo espartaquista2 -en el sentido romano clásico- pues se le volvieron en co- ntra, la situación se hizo peligrosa. Pero la rápida huí- da del “valiente” [como suelen serlo los torturadores 2 Espartaquista: Alude al levantamiento del esclavo-gladiador tracio Espartaco, líder de la rebelión de esclavos más grande e importante de la Antigua Roma, que fuera llevada a cabo entre el 73 y el 71 a. d. C.
  • 11. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 11 - de hoy que lloran y se enferman ante un tribunal de justicia] don Hunt, que concluyó con el encierro en sus habitaciones, de las que pudo salir con vida gracias al ascendiente que sobre los sublevados poseía el espí- ritu naturalmente bondadoso y respetado de su espo- sa doña María Nich. Este alzamiento se produjo alre- dedor de 1813, después que la Asamblea General Constituyente declarara la abolición de la esclavitud [SIC, Fumière]3 . Como dato ilustrativo del trato que don Roberto prodigaba a sus servidores, basta decir que, según una tradición que aún se conserva en el mismo núcleo familiar, les hacía aplicar a fuego, en el rostro, la mar- ca que se usaba en su establecimiento para el seña- lamiento de la hacienda. Algunos de estos esclavos pasaron más tarde al servicio de los hijos de don Ro- berto, fallecido en estas tierras a avanzada edad. En sus habituales tareas de abastecedor naval, don Roberto Hunt había establecido una verdadera amistad íntima con el almirante irlandés, de nacimien- to, Guillermo (o William) Brown, jefe de la escuadra nacional, y también con el coronel de Marina, Juan Thorne, de origen norteamericano. Esta amistad, na- cida en aquellos originarios años independentistas se mantuvo durante mucho tiempo, aún entre los des- cendientes de esas familias. Del matrimonio de don Roberto Hunt con doña María Nich habían nacido Ramón, futuro fundador de oficio de Burzaco y primer intendente municipal del partido de Almirante Brown tras su creación en 1873. Ramón contrajo enlace con Dionisia Rincón (hija de otra familia “tradicional” de Burzaco). Los otros her- manos de Ramón Hunt fueron: Luisa, que se casó con don Guillermo D. Gibson, del condado de Wigtown, en 3 Como es archisabido la Asamblea del Año XIII jamás abolió la escla- vitud, sino que declaró la libertad de vientres a partir del 31 de enero de 1813.
  • 12. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 12 - Escocia; Hilario, que se unió en matrimonio con doña María de la Paz Fredes; Anita, que luego de casarse con F. Lamas se radicó en Brasil; y Francisca Hunt, que se casó con Francisco Canosa. Volviendo un poco hacia atrás, digamos que Roberto Hunt dispuso realizar una nueva mensura de las tierras que había adquirido, la que fue practicada por el agrimensor Miermes en enero de 1812, quien en la operación repitió en todas sus partes la que efectuara Pita Borques en 1782. De esta delimitación se quejó Juan Bautista Puente –hijo político de Gas- par Avellaneda y alcalde del partido de Quilmes entre los años 1791 y 1795- puesto que, los fondos de sus tierras, eran linderos con los de Hunt. Puente alegó que la prolongación de los costados hasta completar las once mil trescientas varas, que según él le corres- pondían, se le internaban a modo de usurpación en su territorio. Juan Bautista Puente formalizó oposición ante el Juzgado de competencia, de lo que resultó que se ordenara una nueva mensura, la que tuvo lugar en agosto de 1812. Este trabajo fue encomendado al agrimensor Subillac, quien procedió en forma malicio- sa, tomando como pretexto que los mojones del terre- no de los Quilmes –de cuyos límites arrancaba el te- rreno de Hunt e Higginson- no estaban en su origina- rio lugar y para reestablecerlos midió el terreno de los Quilmes partiendo, no de las barrancas desde donde en un principio tenía sus comienzos, como todas las demás suertes de Estancia de esta costa del río, sino que comenzó a medir desde la orilla del agua, com- prendiendo todo el bañado. Mediante esta operación, se fijaron los mojones de los Quilmes como a dos mil varas más al Este de donde habían estado, y de esta manera Subillac contó con terreno para completar el de Hunt e Higginson, sin penetrar en el campo de Puente. En años posteriores, el gobierno ordenó medir el terreno de los Quilmes
  • 13. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 13 - para dividirlo en chacras y el agrimensor que tuvo a cargo esta operación le restituyó su antigua ubicación, es decir comenzó la medición desde las barrancas y no desde la orilla del agua como lo había hecho Subi- llac, con lo que quedó menoscabado en su longitud el terreno de Hunt. Don Roberto Hunt reclamó judicialmente la po- sesión de la superficie total de la métrica establecida en la primitiva escritura, derecho que recayó poste- riormente en sus hijos, cuyas acciones fueron repre- sentadas por Francisco Canosa, hijo político y albacea general del anciano Hunt. En el plano atribuido a don Francisco Mesura, confeccionado entre los años 1818 y 1830, de esta manera aparece la Estancia de Roberto Hunt situada entre la de Manuel Obligado y la de Ignacio Correa. En este plano, el propietario aparece con la denomi- nación de “Norberto el Inglés” [publicado por la direc- ción de Geodesia, Catastro y Mapas de la provincia de Buenos Aires, en la página 89 del Tomo I de la “Com- pilación de referencias documentales. Demuestran que las reservas para ribera en la costa Noroeste de Buenos Aires son bienes del Estado”. La Plata. 1933]. Un par de meses después de la caída de Ro- sas, en abril de 1852, fue creado el partido de Barra- cas al Sud (Avellaneda) sobre territorio que antes per- teneciera a Quilmes. Del Informe del juez de paz de Barracas al Sud del 31 de agosto de 1856 puede colegirse que de lo expuesto sacamos como conclusión que la superficie cubierta por el partido de Barracas al Sud en el año de su fundación comprendía el actual partido de Avella- neda, menos la porción situada al Este del arroyo Ma- ciel, todo lo que hoy constituye Lomas de Zamora y una cuarta parte, aproximadamente, del partido de Almirante Brown, hasta más allá de la tierra en que más tarde se funda el pueblo cabecera del partido [en
  • 14. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 14 - detrimento de Ministro Rivadavia o Monte de los Chin- golos]. Si alguna duda existiera al respeto, bastará desvanecerla no sólo con las constancias de las escri- turas de propiedad extendidas por adquisiciones de tierras efectuadas entre 1852 y 1861 en esa parte del partido, sino también la lista de terratenientes que abonaban la contribución directa correspondiente a Barracas al Sud, fechada en este mismo partido el 30 de junio de 1852 y firmada por el entonces juez de paz Martín Juan de la Serna, el alcalde Pedro Alais, el te- niente alcalde Lauro Cabral y los vecinos Regis Maciel y Salvador Vilaró y que Antonio Torassa transcribe completa en su famosa obra sobre los orígenes del partido de Avellaneda. En la lista citada en el párrafo anterior figuran los nombres de los contribuyentes: Plácido Reynoso, Tomás Bois, Claudia Cepeda, Antonio Olivera, Juan Finck, Francisco Páez, Justo Rincón, Pablo y Francis- co Loray y Tomás Paredes, este último –cuyo nombre figura dos veces- era el propietario de las tierras que vendió más tarde a Esteban Adrogué y sobre las cua- les éste fundó el pueblo. En 1854 y estando el “Estado” de Buenos Aires secesionado del resto de la Confederación Argentina, se produce un acontecimiento de suma trascendencia en la vida institucional de los partidos que componían hasta entonces la provincia de Buenos Aires. El 16 de octubre se promulgaba la ley de constitución de las municipalidades de campaña que, si bien no alteró la facultad del gobierno para continuar designando los jueces de paz, se creaban en cambio, las corporacio- nes municipales con funciones deliberativas, constitui- das por vecinos surgidos de elecciones populares [to- do lo “populares” que podían ser en esa época en que el pueblo llano no votaba]. De acuerdo a lo dispuesto en la ley menciona- da, las elecciones se realizaron a fines de marzo de
  • 15. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 15 - 1855 en el partido de Barracas al Sud y fueron las primeras municipales, aprobadas por decreto del 11 de abril. Es esta la primera elección de municipales en las que participaron los pobladores (¡Bah!!! Algunos, como se dijo) del actual partido de Almirante Brown. El 22 de noviembre se resolvió que la municipalidad del distrito, como todas las demás de la campaña, se constituyeran el 27 de enero de 1856 y por otro decre- to de la misma fecha se declaró que la comuna a ins- talarse en Barracas al Sud estaría integrada por los titulares electos: Pedro Alais, Ramón Gómez, Francis- co y Roque Portela –estos dos últimos vecinos de Lomas de Zamora- y los suplentes R. Ramón Rúa y Jorge Dowadall. Burzaco constituía, entonces, el cuartel 6° de Barracas al Sud. Pero, en 1861, al ser fundado el par- tido de Lomas de Zamora, Burzaco paso a depender de éste. Por poco tiempo, porque nuevamente pasaría a depender de Quilmes. Dentro de esta particular re- lación, sólo había una parte del territorio, ubicada al sudoeste, que correspondía a San Vicente. Por lo tanto se infiere que Burzaco, hacia 1860 -y antes de que Don Esteban Adrogué fuera propieta- rio de las tierras de lo que luego sería el pueblo de Almirante Brown- ya estaba habitado. En aquella época y antes del tendido de las lí- neas férreas, para ir a Buenos Aires -que aún no se había "capitalizado" o “federalizado”- sólo existían como medios de transporte los caballos, volantas y carretas. En 1861,1862 y 1863 actuó como juez de paz del partido de Barracas al Sud (pues todavía había polémica sobre la dependencia del pueblo de Burzaco a esta unidad administrativa, a Lomas de Zamora o a Quilmes) Lucas Galigniana, precisamente propietario de extensiones territoriales en Burzaco y otros puntos de lo que sería el partido de Almirante Brown. Comen- ta el historiador Fumière que estos terrenos aludidos
  • 16. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 16 - estaban ubicados próximos al Monte de los Chingolos [es decir, Ministro Rivadavia. Es increíble como le cuesta a Fumière reconocer la existencia de Burzaco]. Galigniana fue gestor ante el ministro de Gobierno, doctor Eduardo Costa, de la construcción del famoso pozo artesiano con que se había pensado solucionar el problema de la provisión de agua potable a la po- blación. EL PAPEL INDISPENSABLE Y FORMATIVO DEL FERROCARRIL Estos pueblos del futuro partido de Almirante Brown, crecieron al influjo e impulso que les dio el Fe- rrocarril. No es que lo que no dejaba de ser un caserío no existiera, como ya se dijo, y que la mayoría de sus habitantes provinieran del pueblo madre [Metrópolis, le hubieran dicho los griegos clásicos]: "Monte de los Chingolos" (actualmente, Ministro Rivadavia); pero la construcción de la estación ferroviaria fue el medio más fecundo de progreso de la localidad. Es así como la mayoría de los pobladores se fueron ubicando en las inmediaciones de las vías, como medio de acceso más directo al consumo y venta de bienes necesarios para la existencia cotidiana. Los primeros vecinos que se ubicaron en los al- rededores de la estación ferroviaria fueron: Agustín Salgado; Francisco y Antonio Loray (alemanes de na- cimiento, que habrían llegado a la zona allá por 1852); Ramón Hunt; Andrés, Justo y Francisco Rin- cón; Pablo Oporto; Francisco Páez; Lucas Galigniana; Agustín Cepeda; Gregoria Sandoval; Suparo; José Minetto, con su negocio de ramos generales; Pedro Scaglione, con su hotel (aunque establecido poste- riormente). Además de lo relatado, especialmente el pueblo de Burzaco, utilizó su estación para enviar su produc- ción de leche a otros centros de consumo.
  • 17. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 17 - En ese sentido los pioneros fueron, justamente, Francisco y Eugenio Burzaco, quienes con su influen- cia y propagandizando las bondades de estos suelos permitieron el afincamiento de otras familias. Ellos eran los poseedores de las tierras que formarían la parte central, la más importante fracción territorial so- bre la que se asentó el pueblo, que tomaría el apellido de aquellos pioneros. Los campos de los Burzaco se extendían desde la actual calle Seguí, en la localidad de Almirante Brown, hasta Alejandro Korn, siendo atravesadas en diagonal en una extensión de 4,5 Km., hasta el comienzo de la Estancia de don Juan Glew, que diera origen a la estación homónima. Las tierras de los hermanos Burzaco formaban parte del partido de San Vicente, continuando por la actual Avenida Espora hacia el sur, y también su prolongación hacia el norte, la Avenida Hipólito Yrigoyen o Camino Real (como lo llamaban en aquel entonces y por mucho tiempo después), a la altura de la estación Burzaco, continuidad que quedará interrumpida por la donación de las tierras mencionadas; la traza actual de rutas (o más modernamente, grandes vías del Sur) constituían el límite natural del campo de los Burzaco, lindando con el partido de Quilmes, cuyo ancho se extendía desde el Río de la Plata hasta la Avenida Espora y su prosecución actual, Avenida Hipólito Yrigoyen. Francisco y Eugenio Burzaco eran nietos del Capitán de Milicias Juan Bautista Puentes. Cuando falleció Gerónima Avellaneda, y por orden de la Real Audiencia, el Capitán Puentes eligió sus tierras. Acla- remos que aún no había llegado la época del alam- brado. Puentes se casó con Juana Luisa Avellaneda, y de este matrimonio nació Josefa Raimunda Puentes, quién, pasados los años se casaría con un vasco oriundo de San Salvador del Valle (cerca de Bilbao, España): don Ramón Burzaco. Y de esta unión nace- rían Francisco y Eugenio Burzaco.
  • 18. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 18 - El 14 de agosto de 1865 –además de ser la fe- cha oficial de inauguración del Ferrocarril Sud, cuya ejecución se remonta a la época de los ingleses- pasó por Burzaco (y sólo posteriormente partido de Almiran- te Brown) el primer tren de ese ramal ferroviario, en viaje hacia Jeppener (77 Kms. de la Capital). Era el mediodía y los pocos pasajeros subieron creyéndose los pioneros hacia el lejano sur. Para construir la estación, el ramal vial fue en- castrado desde el límite norte, predio que perteneciera a don Ramón Hunt y donado por éste. Otros que do- naron tierras con el mismo objeto fueron: Francisco Loray, Faustino Salgado y, por supuesto, los herma- nos Burzaco, habiéndolo efectivizado el 13 de mayo anterior a la inauguración. Los ingleses, Edward Lumb, Samuel Morton Peto y E. Ladd, que entonces dirigían el F.C. del Sud, hicieron construir en el lugar antes mencionado la Pa- rada Burzaco, que no era más que un galponcito. Y esta Parada (en el Km 22) comenzó a funcionar como apeadero circunstancial en 1865, en las proximidades de la barrera de la calle Nueve de Julio. Allí estaba ubicado el galpón del obrador de la empresa. Cuatro años más tarde, en 1869 cuando se produce realmente el viaje inaugural, Francisco y Eu- genio Burzaco donaron nuevamente tierras para que se hiciera realmente una "Estación". A esta donación se anexaría, con el mismo objeto, la cesión a título gratuito de otra propiedad de la Sra. María Tejedor de Obligado. El territorio cedido tenía la forma de un triángulo, cuyo lado mayor correspondía a la actual calle Roca. Resumiendo, el F.C. del Sud construyó la Esta- ción Ferroviaria donde actualmente se encuentra, es decir, a 150 metros al sur de donde estaba instalada la Parada Burzaco.
  • 19. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 19 - UN PUEBLO DE TAMBEROS Ahora, pasando el campo de los hermanos Burzaco, en la zona que podríamos llamar estricta- mente rural y hacia Monte Grande, se afincaron: Gre- gorio, Celestino y Alexandra Ortega; Gregoria Ortega de Ávila; Tomás Wallace; Eugenia, Santiago, Grego- ria, Marcelina, Lázaro y Ventura Ávila; Juan y Gracia- no Amendaburu; Pedro Rodríguez y Antonio Lanzaco (el abuelo del historiador Roberto Gorriti). A los asentamientos –antes mencionados- de uso gratuito en tierras de los Burzaco, se agregaron propietarios de parcelas en los límites del partido de Quilmes, los cuales fueron producto de un remate rea- lizado por don Francisco Loray en 1871. Aún antes de la creación del partido de Almiran- te Brown, y cuando todavía las tierras de Ministro Ri- vadavia pertenecían al partido de Quilmes, comenzó a funcionar en este pueblo (Monte de los Chingolos, con su posta y Oratorio de los troperos) –aunque ahora: Pueblo de Rivadavia-, el 1°de julio de 1873 la Esc uela elemental de varones que, con el tiempo, llevaría el N° 3. Una vez formalmente fundado Almirante Brown y declarado cabecera de partido (septiembre de 1873), continuaba siendo el único establecimiento que impar- tía instrucción escolar. Aunque es importante aclarar, entonces, que tanto Almirante Brown como Rivadavia fueron creados por Leyes de la Legislatura, en cambio ya existían espontáneamente: Burzaco y Martín Arín.
  • 20. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 20 - HITOS DE PROGRESO EN LA DESPLAZADA LOCALIDAD Continuando con la Escuela (aún en Ministro Rivadavia) digamos que su primer preceptor (cargo equivalente al de director) fue el Sr. Vicente Canella- das. Además de éste, fueron directores de la Escuela: el R.P. Tomás Canavery, Rafael Aubin, Antonio Baasch, Francisco Leir, José Cores, la Srta. Maclovia García, Josefa Vergara Mujica, Benita Torcel, Dolores Robert (todos ellos entre 1873 y 1902). En 1881 se establece el destacamento de Poli- cía. En 1884 se ejecutó la doble vía entre Burzaco y Constitución. Fue en septiembre de 1885 cuando la Escuela se trasladó a Burzaco, a casa del Sr. Pablo Merlo, siendo ya mixta. Luego, pasaría a funcionar en la casa del Sr. Fermín Peña. En 1899 sufriría otro nuevo tras- lado a la casa de Pedro Arbouet, para volver nueva- mente a la casa del Sr. Peña. Durante esta época se incorporaron las docentes Amelia Alessi y María Mon- talibet. En 1888, se terminó de construir la Estación fe- rroviaria propiamente dicha y como la conocimos años más tarde (por lo menos los que pasamos los cuaren- ta y pico). La primera estafeta postal fue inaugurada el 31 de diciembre de 1893, siendo nombrado administrador el señor Pedro Scaglione. En 1899 el administrador era el Sr. Albino Baluchi. Ese mismo año (diciembre) le fue anexado el telégrafo. El 22 de febrero de 1898 se produce el falleci- miento de don Francisco Burzaco. El 23 de noviembre de 1898 los herederos de Francisco Burzaco, luego de hacer mensurar los te- rrenos por el agrimensor Baca, loteando las tierras que hoy constituyen el centro de la ciudad de Burzaco y siendo vendidas en pública subasta por la firma F. P.
  • 21. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 21 - Bollini, a pedido de los sucesores, actuando como es- cribano don Marcelino Dhers. En 1900, la primitiva estafeta, fue habilitada como oficina postal y telegráfica. Fue por aquella épo- ca que el Correo se instaló en la casa de Bracco, calle Pellegrini 850, siendo su jefe Raúl Gazcón. LA MEMORABLE REPÚBLICA GAUCHA En febrero de 1900 fue inaugurada la Cancha de Pelota por su propietario Pedro Legris y sus her- manos, cuyo predio también fue testigo de fiestas memorables (“La República Gaucha”, así se llamaba al lugar que actualmente ocupa el Banco de la Nación Argentina), entre las que podemos mencionar las le- gendarias domas y pialadas. Allí se jugaba con pelota dura a share, pala angosta, cesta y, también, a mano. Luego se comenzó a practicar con una rudimentaria paleta, hecha realmente con la paleta, ósea, de una vaca. Al respecto podríamos transcribir una nota apa- recida en la Revista Mundo Deportivo del 15 de marzo de 1951 firmada por Félix Zamalloa y titulada "La Pe- lota, Deporte Nacional": "...Sería una injusticia no re- cordar en este momento a don Gabriel Martirén, `Sar- dina', creador de la paleta argentina, que hace aproximadamente cincuenta años, en una cancha de Burzaco, se presentó esgrimiendo la herramienta que creó, fabricada en aquel entonces en forma rudimen- taria y que con el correr de los años se fue perfeccio- nando para conquistar posiciones hasta convertirse en única soberana de nuestras canchas." "No hace mucho tiempo nos hicimos eco de un homenaje que se decía se iba a tributar al vasco Mar- tirén. Días pasados, un viejo pelotari comentaba que un acto tan justiciero no podía postergarse por más tiempo. `Puede hacerse una cosa sencilla, dentro de su gran significación -agregó-; quizás un torneo re- lámpago en aquella vieja cancha, o bien la colocación
  • 22. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 22 - de una placa recordatoria, y si se quiere, podría insti- tuirse un trofeo que recuerde su nombre, para ser dis- putado por todos los pelotaris de la República, ya sean amateurs o profesionales'. A este respecto noso- tros no hemos de opinar, pero sí decimos que todos los pelotaris están en deuda con aquel buen vasco que en vida se llamó Gabriel Martirén (`Sardina')". El vasco "Sardina" había llegado a los pagos de Burzaco desde su tambo de Florencio Varela o tal vez, confusamente delimitados, fondos de Ministro Rivada- via. El juego que inventó lo practicó en la Cancha Cerrada, denominada también “Trinquete” de la Re- pública Gaucha, que estaba ubicada en la calle Roca 865, siendo escenario de lo que sería un nuevo de- porte mundial: "la pelota a paleta". Posteriormente la Cancha sería demolida. EL VASKO “SARDINA” Por 2005, año en que se cumplió el centenario de la invención de la paleta para arrojar la pelota vas- ca por parte de Gabriel Martirén, el vasko “Sardina”, me empezó a escribir su sobrino nieto, que no recuer- do su nombre ya que en esto de la informática de ir pasando la documentación de la compu vieja a una más nueva, se me extravió. Pero recuerdo que él me decía que ahora su familia residía en Diego de Alvear, departamento de general López, en la provincia de Santa Fe, lugar donde se había hecho un homenaje extraordinario al popular vasco, dado que en 1905 él había inventado una rudimentaria paleta (hecha con una paleta de hueso de vaca) como para “estirar la mano” y luego su perfeccionamiento en madera. Co- mo este señor, el sobrino nieto, sabía y tenía fotos que lo acreditaban que ese acontecimiento de crea- ción de la primera paleta había tenido lugar en Burza- co, en un lugar llamado República Gaucha (ya inexis-
  • 23. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 23 - tente, hoy allí se erige el edificio de Dranovsky, que antes fue mueblería, en Roca 865) por parte de su tío abuelo, me instaba a conseguir apoyos para realizar el merecido homenaje en Burzaco. Se me ocurrió ir al otro club, el Club de Burzaco, además de ser vecino también era famoso -aunque tardíamente- por la prác- tica de la pelota a paleta. Encontré allí –y pido perdón a sus socios, que nada tienen que ver con estas mise- rias que encontramos inevitablemente en la vida- una frialdad desalentadora, y no insistí tampoco con las autoridades de Cultura en el partido de Almirante Brown, porque ya de antemano sabía la respuesta en la que no dejaba de ser gestión de alguien que de una u otra manera ocupó el centro de la autoridad política de Almirante Brown durante más de veinte años. Así que la cosa quedó allí y con la persona de Diego de Alvear nos dejamos de escribir. Años más tarde, mi esposa, con su natural compulsión investigadora, encontró una página que tenía que ver con Florencio Varela y ahí “se me cayó la ficha” de un montón de cosas. Cuando visité el Club Social de Burzaco, la persona que me atendió casi lo negó al vasco Sardina como personaje de Burzaco porque decía que provenía de Florencio Varela. No creo, en aquel momento ese territorio sería Ministro Rivadavia “al fondo”, casi lindando con el propiamente dicho partido de Florencio Varela, lo que le sacaba a Gabriel Martirén su condición de habitante de Almiran- te Brown. Bueno, y así es como se lo reivindica, creo que equivocadamente –no en cuanto al merecimiento, sino a la localización geográfica-, en la página www.varelaenred.com.ar/historia_paleta.htm en una nota que le pertenece a Aarón Sehter que se denomi- na “Historia de la paleta argentina”. Allí se dice que el vasco Sardina no inventó el juego de pelota vasca, pero sí a la paleta. Dice que esa “herramienta” (la paleta) enloqueció a generacio- nes de argentinos. Es decir la paleta que se juega con
  • 24. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 24 - la negrita, maciza, saltarina, convocante y “casi sen- sual”, le llama Sehter, pelota. La historia de la crea- ción de la paleta se la cuenta a Sehter el hijo del vas- co Sardina, Juan Gabriel Martirén, en una entrevista que fue hecha pocos días antes de su muerte a los 88 años de edad. Y en esa hermosa historia de la pelota vasca en su modalidad de paleta que, con pocas modificacio- nes, es la que se continúa utilizando hoy, aparece Juan Gabriel Martirén “Putuca”, quien nació y paso su infancia en Burzaco, aquellos pagos del sur donde todos eran tambos, falto de urbanidad con una casa aquí otra más allá y un camino largo que baja y se pierde…; los boliches de campo casi en el status de pulperías, donde generalmente se practicaba el depor- te enseguida adoptado por el gauchaje, pero traído por los vascos, la menos resistida de las inmigracio- nes. Luego Putuca, hasta el día de su muerte, residiría en Tigre, pero jamás olvidó su infancia en Burzaco y de los días en que su padre se armó de la novísima paleta para jugarle a la peonada, cómo luego la fue perfeccionando y de la sensación que causó ante la afición, que rápidamente se proveyó de una similar. Putuca, como testigo presencial de aquellos primeros años del siglo XX, se refirió detalladamente a cómo su padre modeló el instrumento que se haría famoso, primero con el hueso de la vaca (precisamen- te la paleta, de allí tomó su nombre) y luego con ma- dera, que sería la que haría furor entre los argentinos que hasta hoy la practican. Su testimonio textual dice: “Yo era chico pero prácticamente vi y me recuerdo todo. Tendría más o menos ocho o nueve años –dijo- y mi padre, don Gabriel Martirén, había nacido en Bai- gorri, en la Baja Navarra (País Vasko, él dice Francia, pero es un mito no hay vascos franceses), y llegado a la Argentina tenia un tambo en la zona de Burzaco y ya jugaba a la pelota. Por supuesto que por aquellos años se lo hacia con lo que se tenía. Se jugaba con la
  • 25. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 25 - mano o bien con los platos de metal, los que empuña- ban como paleta y con el que le pegaban fuerte a la pelota. Mi padre, puedo decirlo abiertamente, fue el inventor de la paleta, por cuanto fue a él a quien se le ocurrió moldear la paleta de un vacuno, pulirla y darle forma y así jugar para poder pegarle mejor a la pelo- ta… Jugaba contra una pared que había en el tambo, en el campo. Hacia partidos con los peones y con los vecinos del lugar. Ya se utilizaban las pelotas de tenis. Con el tiempo mi papá alquiló una cancha de pelota en la localidad de Burzaco y no en Florencio Varela como se dice [¡Clarísimo!]. Era fonda y cancha de pe- lota también. Bueno... de esta rudimentaria paleta de vaca nació la actual paleta que fue fabricada con ma- dera de los cajones en donde venía embalado el kero- sén. Era una tabla ancha, fuerte y él la moldeó como lo había hecho con la paleta de vaca, a la que había pulido más o menos en la parte interna de la empuña- dura para que la parte saliente del hueso no le lasti- mara la mano. Pero la cuestión es que la primera pa- leta de madera fue moldeada por mi padre, pero luego se la mandó a hacer a un carpintero, también de Bur- zaco, que era de apellido Rueda”. “[…] Mandó a hacer unas dos o tres paletas y un amigo, a quien llamaban ‘Pescador’, vasco tam- bién, le dijo: ‘¿Pero qué vas a hacer con dos?’... Así que se mandó a hacer otras dos o tres paletas más. Cuando estuvieron listas, hicieron un partido de cua- tro, con esas mismas paletas que, entiendo yo, habrá sido el primer partido en el mundo con esa paleta de madera que fue inventada por mi padre. Ese encuen- tro se jugó en la cancha de Burzaco, que era propie- dad de don Pedro Legris, quien además era compadre de mi padre. No me acuerdo quienes eran todos los jugadores: uno era mi padre, el otro ‘Pescador’, los otros no los tengo presentes". “[…] Podríamos decir que ese fue el comienzo de la pelota en la Argentina, en cuanto a un encuentro
  • 26. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 26 - jugado con una paleta de madera. Fue, en esa cancha de Burzaco que estuvo hasta no hace muchos años. Después sacaron la cancha, hicieron un edificio de mueblería y artículos para el hogar. Inclusive llego a haber o hay [lamentablemente no quedó nada, la irrespetuosidad hacia la historia no tiene límites] una placa de bronce donde estuvo esa cancha, recordan- do que allí se había jugado ese primer partido que entiendo yo fue el partido histórico. Esa es la historia del nacimiento de la paleta en la Argentina. Anterior a eso mi padre como el resto de los que les gustaba ese deporte, jugaban con la mano con pelota dura. Y ju- gaba muy pero muy bien. Era una pelota de cuero que hacía un canchero que se llamaba Justo. Después también sabían jugar con las pelotas de tenis hasta que con el tiempo vinieron las pelotas actuales. Todo esto que yo le cuento más o menos se produjo alre- dedor del año 1905: yo era un chiquilín de unos 6 ó 7 años, más o menos. Y tengo esa referencia porque en 1909 se fue mi padre a Santa Fe, a Diego de Alvear.... Eran épocas lindas de la pelota. Por supuesto que primero jugaron los vascos porque trajeron el deporte de su país. Pero con el tiempo empezaron también a practicarlo los argentinos, los peones, toda la gente. Se jugaba con esa pelota dura y con un guante angos- to y corto y la cesta, una modalidad de la pelota que todavía se sigue jugando y que es esa herramienta curva (cesta punta, también llamado Jai - Alai). Claro, también estaba lo que se llama el share, y existía lo que se denominaba la pala angosta, que era una pala grande, larga, gruesa y que se jugaba con una pelota dura, como en España. Hay que ver cuánta gente se accidentó con pelotazos. Es que las pelotas salían como balas. Y algunos eran partidos bravos, muy bra- vos los de aquella época. Al principio, por supuesto, como no existían las canchas, jugaban contra un pa- redón. En el campo se jugaba contra el frente de dos piezas de peones. Contra eso se tiraba y en el costa-
  • 27. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 27 - do estaba la casa familiar. Bueno, ahí se improvisaba la cancha. Mi padre tenía mucha experiencia para ju- gar en esa cancha. Me acuerdo que a la derecha había una ventana y la trampa de él era: frontón y dar- le con la pelota a la ventana. Ya estaba ganado el tan- to de esa manera. Era como si se tratara de la reja en una cancha de las actuales. En la casa de mi padre de más está decir que se jugaba mucho porque se junta- ban los vecinos y enseguida se armaban los parti- dos... Y por supuesto se apostaba lindo. Era el entre- tenimiento del campo. "[…] Esas son cosas que recuerdo de mi infan- cia. Ahora cuando nos fuimos para Diego de Alvear nosotros ahí teníamos lugar. O sea, los hijos hicimos hacer la cancha, con un frontón abierto. Esa es la his- toria de la paleta que invento mi padre de ese hueso vacuno. Claro que ese hueso había que emparejarlo para que no lastimase la mano y además para poder empuñarla mejor. Mi padre era un campeón jugando con esa paleta. Como también lo fue cuando hizo fa- bricar aquellas primeras de madera. Pero recuerdo que mientras estuvo en el campo siempre jugó con la de madera […] Como le digo no había quien le ganara con esa herramienta en su mano. Esas primeras pale- tas de madera eran un poco pesadas porque estaban sacadas de cajones que traían dos latas de kerosén de veinte litros. Y bueno, las tablas eran gruesas, eran la de los costados y por supuesto que eran fuertes, muy fuertes. Había que serrucharlas, pulirlas, mol- dearlas, darles la forma y dejarlas listas para poder jugar... Ahora bien, en cuanto a los partidos más o menos se jugaba a la misma cantidad de tantos que se juegan ahora. Con los alargues, por supuesto, en caso de empate. Me acuerdo que en las canchas de pueblo se jugaba cualquier día, no había feriados ni nada. Se jugaba cuando en el día se hacia un alto en el trabajo o cuando se terminaba la tarea. Claro que el sábado y el domingo eran los días en los que se jun-
  • 28. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 28 - taba mucha más gente, además del casco, como lue- go en Burzaco, en el que siempre había alguno que jugaba a share o a cesta. Me acuerdo también que ahí en Burzaco había un cura de un pueblo que se llama Ministro Rivadavia que había aprendido a jugar con la cesta y se prendía que daba miedo en los partidos. “Claro que la mayoría de los partidos se juga- ban cuando cobraban los peones mensualmente, que eran los que trabajaban en el campo. Había algunos que cobraban por quincena que eran los que trabaja- ban en las fábricas, aunque todavía no había tantas fábricas por aquellos años. "Esta es, un poco, la historia de la pelota en la Argentina. Un deporte que trajeron los vascos a nues- tro país, con la pala angosta. Pero que quede bien en claro que no existía esto que ahora se llama paleta argentina. Aquella, la pala angosta, era exclusivamen- te para jugar con pelota dura, en cambio la nuestra no, era una especie de paletón. Mi padre, dicho sea de paso, jugó hasta más o menos los 68, 69 años, diría casi hasta los 70 y sus partiditos a la tarde se los ju- gaba siempre. Era fuerte mi papá. Nunca en su vida tomó ninguna bebida alcohólica, lo único que tomaba cuando tenia sed en los partidos era un poco de agua o sino una bebida que tenía una bolita, era como una especie de bebida gaseosa. Tampoco fumaba. Tenía una fortaleza bárbara. Mi padre tenía una fuerza in- creíble. Se hacían cinchadas con una soga (otra cos- tumbre de los vascos), cosas de antes que después se fueron perdiendo con el tiempo, pero que eran co- munes antes entre la gente de campo, pero más es- pecialmente entre los vascos, como mi padre. Tam- bién nosotros hacíamos ese tipo de cinchada y ganá- bamos. Éramos fuertes con mis hermanos y llegó el tiempo en que nadie quería cinchar con nosotros por- que les ganábamos a todos. Hasta recuerdo una vez que para poder jugar tuvimos que darle uno de ventaja
  • 29. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 29 - sino no cinchaban, éramos cuatro contra cinco: pero igual les ganábamos. "Quiero aprovechar la oportunidad de que me hayan hecho esta nota para enviar un mensaje a los señores que dirigen este deporte. Un pedido. Que vuelva a disputarse la copa Gabriel Martirén. Me gus- taría que algún día se le rindiera un homenaje a mi padre haciendo disputar esa copa. Sería la mejor ma- nera". Hasta hace unos años se disputaba dicha copa, en la que rivalizaban la Unión Argentina de Pelota (cancha abierta) y la Federación Argentina (cancha cerrada), entidades que designaban a tres de sus me- jores jugadores y los confrontaban en tres partidos en frontón y tres en trinquete, resultando ganadora aque- lla pareja que obtenía los mejores resultados, o bien, si había empate la que mejor diferencia de tantos lo- graba. Pero esto no lo vio Putuca, lamentablemente se fue antes de este mundo. En la lápida del Vasko Sardina, en el sur santa- fesino –Diego de Alvear- se puede leer: “A la memoria de don GABRIEL MARTIRÉN, inventor de la pelota a paleta”. CONTINUANDO CON LA HISTORIA DE BURZACO… La sucesión de don Francisco Burzaco, donaría con fecha 27 de noviembre de 1901, cuatro terrenos para ser utilizados como plaza pública, iglesia y edifi- cios oficiales, uno de ellos ocupado por la Escuela N° 3 en 1924. La donación, antes aludida (de 1901) fue reci- bida por el entonces intendente municipal de Almiran- te Brown, Dr. Andrés F. Llobet, para que firmara el decreto respectivo de su cumplimiento. Aunque los vecinos adroguenses se enojen un poco, hay que recordarles que el Hospital Lucio Me- léndez –para los que establecemos la divisoria entre
  • 30. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 30 - partidos en la Avenida San Martín, y no en Gorriti, como se suele hacer más modernamente- se encuen- tra en territorio burzaquense. Su construcción se inició en marzo de 1902, ciertamente con la participación invalorable de la familia Adrogué, pero también contri- buyeron en su fundación Cirilo Onagoity, Antonio Lan- zaco, Carlos Minetto y Félix Mazeres, todos ellos ve- cinos de Burzaco. Volviendo a los orígenes, es decir a la cuna -la Estación en 1905- allí se construyó el galpón de má- quinas y la playa de maniobras, funcionando – prácticamente- como estación terminal hasta 1950. El 20 de febrero de 1905 se constituiría una comisión con la finalidad de iniciar las obras que finali- zarían con la construcción de la iglesia. Pero fue otra la comisión que, por último, logró la inauguración del templo el 2 de febrero de 1909, día de La Candelaria. Las obras habían sido ejecutadas casi en su totalidad con la contribución de la feligresía, alentados por la presidenta de la comisión pro templo que ocupaba la Sra. Genoveva S. de Molina. Por entonces la bendi- ción oficial fue hecha por monseñor Juan Terrero – obispo de La Plata-, siendo los padrinos, en tal acon- tecimiento, el Dr. Amenedo, en representación del go- bernador Ignacio de Irigoyen, y Luisa Carrere de Bur- zaco, entre otros, como la infaltable Sra. de Molina, de Onagoity, de González y de Schweinter. El constructor de este nuevo edificio de la parroquia fue Luis Barassi. EL COMANDANTE MANUEL PRADO Y LA “GUERRA AL MALÓN” Aproximadamente por el año 1907 es que el vecino de Burzaco, Comandante Manuel Prado, com- pone y publica sus memorias: "La Guerra al Malón", considerado el primer libro que editara alguien que vivía en Almirante Brown. Manuel Prado, en condición de cadete, cuando aún no había cumplido catorce años, su padre lo había enviado a la frontera para ini-
  • 31. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 31 - ciarlo en la carrera de las armas, fogueándolo en la lucha contra el indio. Corría el año 1877. Treinta años más tarde, ya Comandante, Prado escribiría el libro mencionado que, según el historiador Pérez Amu- chástegui, siendo "... -ágil, breve, fresco- representa un riquísimo documento literario, precisamente porque carece de rebuscamiento retórico, y porque la espon- tánea sencillez del estilo le confiere una vitalidad tan sincera y dramática que apasiona al lector. El vetera- no comandante de fronteras no ha querido presentar un justificativo de su actuación, ni se propuso armar tramas imaginarias para exaltar la gesta, ni se esforzó por lograr una coherencia unitaria a lo largo de su ex- posición. Quiso, simplemente, relatar un cúmulo de experiencias que recordaba con emoción, y que en sus años mozos había anotado a lápiz en los viva- ques, a la luz moribunda de una vela de sebo. Y lo hizo en el lenguaje cotidiano del campamento, ahíto de expresiones sonoras, metáforas precisas, giros elocuentes. Ese tono campero, por otra parte, era muy común en los señorones de la época que, en el habla familiar, se complacían en valerse de un tono apaisa- nado con un dejo cordial y chabacano". Ya que hicimos mención a las velas de sebo, digamos que aquí en Burzaco había una fábrica de velas que estaba ubicada en el lugar donde “el Cami- no Real se juntaba con Roca”, es decir el famoso Mo- nolito, pues era en la vereda de enfrente, actualmente puede estar ocupado por un taller mecánico. Más ade- lante estaba la quinta del Dr. Belelli, al que llamaban el médico de los nerviosos, pues debía ser un tera- peuta psiquiátrico. Allí luego sería la oficina de Multi- canal. También eran médicos de Burzaco: Esoin que venía de Ministro Rivadavia y tenía el consultorio en Carlos Pellegrini entre Ricardo Rojas y Humberto I; el Dr. Iribarne, también en Carlos Pellegrini pero a me- tros de Colón hacia el lado de la Estación Burzaco, una casa de rejas negras que fue utilizada como jardín
  • 32. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 32 - maternal; el Dr. Erraiz en la esquina de Mitre y Alsina. Capítulo aparte, por lo gaucho, lo configura el Dr. Mantegazza. OTRA VEZ BURZACO También en el año 1907 se registra en la Guía Telefónica el primer teléfono de Burzaco, que corres- pondía a la Cabaña Martínez de Hoz. Lentamente se iría perfilando la plaza Manuel Belgrano. En ese entonces justamente se producía el cambio de gobernador en la provincia de Buenos Ai- res. A don Ignacio Irigoyen lo reemplazó el coronel José Inocencio Arias, quien asumió (como era cos- tumbre) el 1º de mayo de 1910, siendo su vicegober- nador don Ezequiel de la Serna. Durante su gobierno se creó la Escuela Práctica de Fruticultura y Chacra Experimental de Agricultura en Dolores. Tal vez el úl- timo comentario esté relacionado con la llegada de los primeros colonos japoneses que establecieron granjas o se dedicaron a la floricultura, precisamente, en la zona de Burzaco. La casa parroquial se construyó en 1911. Di- gamos, además, que hasta fines de 1912, la feligresía de Burzaco pertenecía jurisdiccionalmente a la cape- llanía vicaria del Tránsito del vecino pueblo de Ministro Rivadavia. Desde aquella fecha fue erigida la capella- nía vicaria de Burzaco, siendo posteriormente nom- brado como su titular el R.P. Catarizano. Ya por entonces, Burzaco había visto nacer y desaparecer a un periódico: "El Eco de Burzaco", fun- dado por Honorio y Ángel Silva en 1912, dejando de circular cinco años más tarde. También en 1912 se estableció el primer médi- co en Burzaco: fue el Dr. Pedro Etchegoyen, quien fijó su residencia en Boulevar Belgrano 582. Paralelamen- te, se instalaría el primer boticario (farmacéutico), Sr. Lorenzo Sáenz, en C. Pellegrini y Colón.
  • 33. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 33 - Además en 1912 se establecería el primer Re- gistro Civil. En 1914 se adoquinaban las calles que rodean a la estación ferroviaria, trabajo que quedaba a cargo de la empresa Regazoni, es decir Roca, Nueve de Julio, Carlos Pellegrini y Alsina. Un acontecimiento, anterior a 1916, pero que se repetiría todos los años, era la llegada a Burzaco de un regimiento de caballería que, en viaje a Chas- comús, acampaba indefectiblemente en el campo de Obligado. La Biblioteca "Mariano Moreno", como anexo de la Sociedad Cosmopolita, fue fundada un 4 de junio de 1916, por iniciativa del Sr. Julio López. Podríamos aclarar, también, que fue la primera Biblioteca Pública del partido de Almirante Brown. En 1918 todo Burzaco amaneció "vestido de blanco": nevó, y las casas, jardines, quintas y calles aparecieron cubiertas de nieve. Ese mismo año, la Gran Huelga Ferroviaria -en tiempos de Yrigoyen- centralizó en esta localidad importantes asambleas de trabajadores del riel. Retornando al tema de la Iglesia expliquemos que se completaría la obra de re-categorización en 1920 cuando quedó constituida como parroquia bajo la advocación de la Virgen de la Inmaculada Concep- ción. Ya en 1921 se fundaba el almacén de Juan So- liva, en Veinticinco de Mayo 1262 –ente Nueve de Ju- lio y España, quien al cumplir los setenta años de existencia (en 1991), se le colocaría la placa de aza- bache elemento marmóreo dando cuenta de su popu- lar denominación: “El Viejo Almacén”. Hubo otros almacenes, como el de Garbuglia – enfrente de la Estación-; el famoso “La Estrella” en Ituzaingo e Independencia. El de Zuco, en la Av. H.
  • 34. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 34 - Yrigoyen y Alsina, enfrente de la estación de servicio Isaura, al lado de la casa de repuestos de Néstor Ca- llegari. Está última tenía unos paraísos hermosos ob- servables desde el Camino Real, junto a los palenques (el bicicletero de entonces) que esperaban ansiosos a los caballos de la gente de las quintas. Como se explicara oportunamente, en un prin- cipio Burzaco fue una zona agropecuaria con abun- dancia de ovejas y caballadas. Luego, se sumaron la agricultura, tambos y buenas extensiones de montes de duraznos de diversas especies. En 1922, Burzaco enviaba a la Capital Federal, para el consumo cotidia- no, tres mil litros de leche por día. La subdivisión de la tierra fue reduciendo paula- tinamente estas producciones, extendiendo poco a poco la planta urbana, sobre todo con el loteo de las tierras de los Obligado que llegaba hasta la actual Avenida Espora, formándose “el pueblo nuevo”, y la pavimentación de la Avenida H. Yrigoyen, trajo el par- celamiento total de lo que se llamaba “Ciudad Oculta”, desde la mencionada avenida hacia Monte Grande. En 1924 –como se dijo más arriba- la Escuela N° 3 pasaría a ocupar su actual emplazamiento, es decir en la calle 25 de Mayo N°876. En febrero de 1926 fue inaugurada la primera oficina telefónica en la calle Colón 465, siendo su jefe el Sr. Agustín Lisa. También en 1926 se ejecutaría el alumbrado eléctrico en la zona céntrica del pueblo. Haciendo referencia nuevamente a la “Repúbli- ca Gaucha”, allí en la calle Roca, digamos que por su escenario en las décadas del '20 y del '30 pasaron artistas de la radio y del cine, como Carlos Gardel, Rosita Quiroga, Charlo, Totón Podestá, aquél pedazo de historia popular que se había llamado Pepino el 88 y que inaugurara el Teatro-Circo con el folletín actua- do denominado Juan Moreira.
  • 35. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 35 - Por recordar alguna de las atracciones de aquellos años, en la periferia, se encontraba el arroyo de Cappelletti [actualmente, aproximadamente barrio Arzeno], cuyo distintivo eran los jaulones inmensos que guardaban todo tipo de pájaros. Su criadero de nutrias y, en el mismo arroyo, las enormes anguilas y los bagres dorados. Los pescadores más famosos eran Juan Cima y su amigo Livio. El 1927 se llevarían adelante los trabajos de dotar de una carpeta asfáltica (“macadán”) el trayecto que unía a Adrogué con la calle Nueve de julio, a tra- vés de la entonces Avenida Belgrano (actualmente, Espora). El "Burzaco Fútbol Club", popularmente conoci- do como el Fóbal, fue fundado en 1928, siendo su primer presidente, precisamente, el Sr. Juan Cima. Actualmente, representa notablemente a la ciudad con su equipo de básquet. Otro Club de relevancia, el "Independiente de Burzaco", fue fundado en junio de 1929. Su primer presidente fue el Sr. Francisco Blumetti. Por ordenanza de 1929 y 1930 se pavimenta- ron las calles céntricas de Burzaco en el área delimi- tada por las calles Alsina, Av. H. Yrigoyen, Falucho y Roca, trabajo que quedó a cargo de la empresa Bruz- zone, ejecutándose el mismo con todo esmero, inclu- sive con hormigón armado. En 1931 se prolongaría la Avenida Belgrano (Espora) hasta Longchamps con la aplicación del ma- cadán. En 1932, como consecuencia de la erupción del volcán chileno Descabezado se produjo una lluvia de ceniza sobre Burzaco. Un verdadero manto gris se instaló sobre su suelo. Las amas de casa juntaban ese material para limpiar la vajilla (como si fuera polvo limpiador). Un nuevo periódico que, lamentablemente, cir- cularía hasta el 31 de diciembre de 1994, nació en
  • 36. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 36 - Burzaco. Nos referimos a "Tribuna", fundado por René Vallo y linotipeado e impreso en la imprenta de don Osvaldo Taramasco. La imprenta existe todavía, sien- do conducida por el yerno del "viejo" Taramasco: Omar Scavuzzo, casi en la intersección de las calles Mitre y Quintana. Tribuna supo defender con todo acierto los intereses del pueblo de Almirante Brown. Su número uno había aparecido el 1° de agosto de 1932. Hagamos una aclaración sobre el popular “Pe- lado” Taramasco. Se lo llamaba así por una particula- ridad. Al parecer estaba desprovisto de su parte pilosa desde su nacimiento, ya que no tenía ni cejas, ni pes- tañas, nada absolutamente… Lo que no era un impe- dimento para que jugara maravillosamente al fútbol. Su único impedimento para poder cabecear era si se le caía en la efusividad de una jugada su eterna boina vasca, como era pudoroso la levantaba, pero no ca- beceaba aunque su intervención tuviera destino de red. También hubo otro periódico local, aunque de menor trascendencia, "El Palenque", que fuera dirigido por el Sr. Oscar Cioccale. Hubo, también, legisladores oriundos de Burza- co: en el ámbito nacional, Arturo Maza, diputado por Buenos Aires; Luis B. Lanzaco, diputado provincial en la Legislatura bonaerense en 1931; y el Dr. Belleli, también diputado provincial. El 30 de junio de 1934, un cielo gris burzaquen- se vio pasar al enorme dirigible Graf Zeppelín. El Club Social y Deportivo San Martín fue fun- dado el 1° de agosto de 1936, y estuvo casi integra l- mente dedicado a la práctica del fútbol, tal es así que no tardó en afiliarse a la AFA, dándole un sentido pro- fesional a la disciplina futbolera. En la segunda quincena de diciembre 1939, el pueblo de Burzaco contemplaría atónito el desfile de soldados armados por la calle Roca, pertenecientes a
  • 37. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 37 - la tripulación del acorazado de bolsillo "Graf Spee", que iban con rumbo a lo desconocido. Aunque también hubo otra migración interna de la cual participaron, los ahora sectores medios, ex inmigrantes o sus hijos. Por ejemplo lo genoveses de La Boca, abandonaban sus viejas casas de madera y chapa con pintorescas pinturas, para poco a poco ir adquiriendo terrenos a lo largo de la vía ferroviaria, hacia el Sur: Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora y Burzaco. Burzaco es una ciudad que cuenta con una numerosa colonia de inmigrantes japoneses. Tal es así que la Asociación Japonesa de la Argentina, des- de 1940, tiene su campo de deportes en Roca y Mon- teverde. Muchos hombres que se destacaron en el que- hacer de la cultura nacional, transitaron o vivieron en Burzaco. Por ejemplo: David Cureses4 , Roberto J. Go- rriti (historiador), Salvador Mazza (investigador de en- demias), Claudio León Sempere (escultor), Oscar Ri- vera (escultor), Carlos A. Bruch (ornitófilo)5 , Alfredo Rossi (violinista), Mario Pardo (guitarrista), Marta Py- rén (folklorista), los hermanos Abrodos (folkloristas), “Juanjo” Domínguez (tal vez, el mejor guitarrista de todos los tiempos), Nacha Pulido y Pedro Callegari (eximios profesores de guitarra), Mariscal Tito, Maria- no Deleone (compositor de música), Guillermo del Bianco (compositor y fundador de SADAIC), Miguel A. Camino (poeta, quien jugara a la pelota paleta con Carlos Pellegrini en el frontón del almacén de Prome- teo Izzi), Fermín Peña, Juan Manuel Prieto y Margarita del Prieto (poetas), Sara Stábile (creadora del Made- 4 David Cureses: Autor y director, principalmente de Teatro y Radio. Obras: El cementerio de papel; El hombre y su miedo; La frontera; El gorro escarlata. Fue director de la Comedia Municipal de Alte. Brown. 5 Carlos Bruch: Hubo dos personas con el mismo nombre y apellido, padre e hijo. Al que se refiere el capítulo, ornitófilo (quien siente una afición hacia los pájaros), fue presidente de Independiente de Burzaco.
  • 38. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 38 - rart), Virginia Sachero, don Carlos "Negro" Quiroga (cantante lírico), Tito Simms y "su violín mágico", la educadora y escritora Nyda Cuniberti, por nombrar a algunos. CARLOS “NEGRO” QUIROGA, EL CANTANTE LÍRICO Trataré de ser lo más fiel posible, porque creo que allí está la riqueza periodística de este capítulo, con una entrevista que tuve la oportunidad de hacerle a uno de los hijos del recientemente nombrado “Ne- gro” Quiroga, el cantante lírico (tuvo dos hijos: Raúl – que de no haber fallecido tendría, por estos días, 79 años- y Carlos Torcuato de 76 años cuando se produ- ce esta entrevista) ¿Cómo surge la cuestión del en- cuentro?: Es que en una oportunidad recibo un e-mail planteando un interrogante de Myriam Quiroga, hija del último nombrado por lo tanto nieta del Quiroga his- tórico, profesora de Matemática, habitante de Ituzain- go al 1100, obviamente de Burzaco. La curiosidad aludía a sí yo conocía algo más de la vida de su abue- lo –esto después de haber leído mi contribución a Guía Burzaco- o podía agregar algo más a su origen, no de negro criollo sino de negro de raíces africanas, según ella tenía entendido. La idea fue que se juntaran con alguien de su misma generación, es decir mi suegro –padre de mi esposa, Mónica Oporto- el jubilado ferroviario Alfredo “Nito” Oporto (78 años) perteneciente a la misma ge- neración del padre de Myriam e hijo del primer cartero de Burzaco, presintiendo que de la reunión iba a surgir algo provechoso y rico en anécdotas para la “Historia Popular de Burzaco”. Don Carlos se autodefine como muy parecido a su padre el “Negro” y dice que su madre, por el con- trario, tenía el cutis blanco, más semejante a las ca- racterísticas que luego heredara su hermano Raúl.
  • 39. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 39 - Nos anoticia que su progenitora era de apellido Vanni, aclarando “la hermana de Juan y Ángel” que habitaron en la calle Quintana –frente a la Plaza- y, sobre todo, se refiere a Ángel: uno de los fundadores del “Fóbal” Club. Y Juan Vanni, poseedor de uno de esos kioscos, tan particulares, de diarios y golosinas, en forma de exágono-pagoda, que aún persisten –no aquí, pues estaba instalado en la boca del subterráneo de la es- tación- como baluarte de un tiempo que se fue, por ejemplo en la estación de Temperley del lado oeste. Don Carlos Torcuato se fue de Burzaco hacia Villa Urquiza en 1955. Hasta allí había hecho una vida de rigurosa asiduidad al club (el “Fóbal”), nos dice “… de pibe nomás arrancaba yuyos, limpiaba los jardines…”. Acentuó que allí en el Fóbal se jugaba –por aquellos años- al fútbol. Recuerda, entonces, a “Tito” Simms, también al “Pelado” Taramasco –dueño de la imprenta de Burzaco, padre de Olga Taramasco, casada con Omar Scavuzzo-, como dijimos, propietario del comer- cio de artes gráficas donde se editaba “Tribuna”, el diario de Almirante Brown fundado en 1932. Continuó Quiroga contando que terminaba de almorzar y ense- guida se calzaba los botines e iba a jugar a la 4ª del Fóbal, era una costumbre que compartía con quien lo llevaba, su viejo –el “Negro” Quiroga-, y después am- bos esperaban el comienzo de la 3ª y todos los espec- tadores se apoyaban en la baranda de la cancha por- que de esta manera observaban más cómodos y em- pezaba el partido… (Allí nomás a Carlos Torcuato lo quiebra el llanto, recordando escenas de pibe muy grabadas en su memoria). Nito Oporto retoma el hilo de la conversación diciendo “… No te pongas así, yo también me acuerdo de otros jugadores del Fóbal: Cederna, Tito De Simo- ne”… lo que da confianza a Carlos para proseguir: “… en el primer pase que le hacían, Tito Simms tomaba la pelota desde el centro de la cancha, pateaba y era gol seguro, algo fabuloso…”. Replica Nito Oporto: “Ojo,
  • 40. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 40 - que otro fenómeno era el ‘Zurdo’ Di Layo, ligero como él solo”. El encargado del buffet de la cancha era don Valentín Husain, cuyo hijo –de igual nombre- sería el gerente del Banco Provincia. Nito le dice a Carlos: “Pero vos, creo que des- pués de tu residencia en Quintana, vivías en el barrio de la que, entonces, era mi novia y actualmente es mi esposa, la hija de Santo Gennaro, del almacén ‘La Estrella’”; comenta Carlos: “pero yo a él no lo conocí”; continúa Oporto “¿pero sí conociste a Juan e Ignacio Gennaro?”. “Sí, claro –dice Carlos- … a la mujer de Juan Gennaro cuando bautizó a su hijo, mi papá le cantó el Ave María en la iglesia…” lamentándose “porque desgraciadamente no quedó nada grabado”. Interrumpo diciendo: “Ese es el comentario que hizo Myldre Gennaro, mi suegra, que el ‘Negro’ Quiroga cantaba en la iglesia como los dioses”. No olvidemos que en aquel entonces sólo se grababa en forma pro- fesional, no existía la tecnología que actualmente nos permite tener un recuerdo de audio casero. Continuó don Carlos: “de mi padre también se pueden contar algunas anécdotas con los curas y Tito Simms, pues ellos de por sí formaban la pareja musi- cal de cantante lírico y violín, pero también había un órgano tubular en la tribuna de la iglesia. Un día había una ceremonia que venía muy retrasada y sólo esta- ban mi papá y Tito para darle el marco melodioso a la reunión; pero no llegaban ni el organista ni el violonce- lista que, supuestamente, habían contratado. Esta situación preocupaba al dúo de amigos que hacía rato que estaba en el templo. Pero el cura trataba de tran- quilizarlos con un ‘no se preocupen hijos míos’. Pero Tito, muy nervioso, bajaba de la tribuna a cada minuto y los otros músicos no llegaban y el cura repetía como en una letanía ‘no se preocupen, no se preocupen…’ Claro, la explicación a tanta tranquilidad estaba en que el cura a los novios les cobraba por músico y co-
  • 41. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 41 - mo Tito y mi padre sonaban como una orquesta ente- ra ¿quién se iba a ir a fijar arriba, a la tribuna, cuántos músicos había?, total él cobraba por cuatro, por eso el ‘no se preocupen’”. Don Carlos -lo interrogo-, un cura famoso fue Pedrito Bordoni ¿verdad? Me contesta Quiroga:”Y sí… en esa época era muy jovencito Bordoni y yo ten- dría unos 8 años (aprox. 1940), había otros pibes que tendrían 10 u 11 años, nos preparábamos desde la mañana y salíamos de excursión al seminario de los curas del Verbo Divino, en Calzada (Av. San Martín y Lavalle), donde comíamos en medio de los árboles y jugábamos a la pelota. Recuerdo que desde Burzaco teníamos que ir hasta Temperley, en tren, y de allí volver a Mármol. A veces nos bajábamos en Adrogué e íbamos caminando, hasta tomar la ‘Chancha’, que no era otra cosa que un tranvía viejo, en el cual podí- an subir muchos pero siempre debía emparejarse el peso entre un lado y el otro para balancear”. “Claro –le informa el ferroviario Oporto-, ese coche-motor tenía, precisamente, un motor de Ford T, pero era como un tranvía, porque iba sobre las vías y su destino final era el Cementerio de Villa Calzada, allá al fondo de Falu- cho”. Oporto continúa: “pero en aquellos tiempos Pe- drito estaría en el Seminario”; a lo que Quiroga replica “… estoy casi seguro que Pedrito no ha estado en ningún Seminario. Se recibió de cura de la noche a la mañana, no sé cómo, era un muchacho de pueblo, vago. Un día se puso la sotana y eso acrecentó su popularidad, todos lo querían”. Nito dice, entonces: “¿Habrá salido cura tan rápido porque el hermano era comisario o –mejor dicho- el jefe del destacamento policial?, ¡ese si que era vago!”. Quiroga agrega: “Pe- drito era un vagoneta, iba a los bailes, todo…”. Y si- gue Oporto: “Mi tío, Eduardo Pulido, completamente ateo, cuando lo veía a Pedrito que quería entrar a al- gún asado en su casa, le decía desde la puerta: ‘Bue- no… pero te sacás la sotana, sino acá no entrás’, y el
  • 42. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 42 - otro, le mandaba un insulto, pero se sacaba la sotana finalmente”. Continúa Carlos:”…Después lo hicieron Obispo, lo mandaron a una parroquia por Liniers… Versalles, por ahí y mi hermano Raúl Quiroga dijo ‘lo tengo que ir a ver a Pedrito’, como mi cuñada lo cono- cía de tanto oír hablar de él, lo alentaba para que lo hiciera y cuando mi hermano se decidió a ir, Pedrito se había muerto. A lo que agrega Oporto: “Sí estaba en la Curia en Capital, como vos decís, y mi hermano César -que era cartero, allá, en el Centro- lo fue a ver”. Retoma Quiroga: “¿Cuánto y cuándo estudió, no sé? fue un misterio ‘divino’, lo cierto es que era un va- go bárbaro, sí…un tipo común, le gustaba ir a jorobar, iba al club, andaba por todos lados y nos juntaba los domingos, nos llevaba a jugar a la pelota, a pasear y como ya dije, íbamos allá a lo de los curas verbitas…”. “Mirá Carlos, en Burzaco éramos todos una familia – aclara Oporto-, mi tío el “Negro”, hermano de Eduar- do Pulido trabajó allí, era jefe, ahí en la imprenta…”. “¿La de Tribuna? –Interrumpe Quiroga-…”. Sigue Oporto, “no, la de los curas esos (los verbitas), vieras que imprenta moderna tienen ahí…”. Ahora el que interrumpo soy yo: “En determinado momento se lla- mó Guadalupe, nombre que actualmente no conserva, ahora no recuerdo la denominación comercial, en la década del ´70 fue muy concurrida por los curas del tercer mundo, expresaban en sus libros toda la viru- lencia revolucionaria de esos días. Y ahora hay una imprenta de avanzada, donde tienen una calidad de impresión espectacular, inclusive la tienen que cono- cer todos los docentes porque se hacen textos escola- res, le mandan todo de Alemania, alcanza con intro- ducir un CD… ¿sabe dónde está? en el fondo de todo de la iglesia-seminario, lindando con un descampado, donde Uds. precisamente contaban que jugaban al fútbol, casi pegado al moderno hospital Oñativia”.
  • 43. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 43 - “También jugábamos a la pelota en la quinta William Morris –nos informa don Carlos- acá en Riva- davia, pero allí practicábamos básquet y en Calzada, fútbol”. Le dice Oporto “Eras muy deportista, yo en cambio deporte no practiqué mucho” y yo bromeando acoté “¡qué no!: la quiniela, ¿quién no juega en Burza- co a la Quiniela?”. Ahora volviendo, insiste Nito: “Tu mamá era hermana de Juan Vanni, que tenía el kiosquito y que al hijo lo encuentro vuelta a vuelta. Tu madre era ru- bia…” “Sí, medio pelirroja” corrigió Quiroga y Oporto, no queriendo ser demasiado indiscreto, dijo en tono tímidamente inquisidor: “tenía un problemita en una pierna”. Quiroga repuso: “sí, tenía una más corta que la otra”. Continúa preguntando Nito: “Tu hermano Ra- úl: ¿falleció hace mucho?” “Uh!... hace como 18 años” contestó Carlos. Ataca Oporto nuevamente: “¿Tu casa natal, era como una quinta con palmeras y esta- ba frente a la quinta de Monet, verdad?” “Era una casa de las de antes, bien construida, con varias piezas a lo largo, columnas, la típica casa-quinta que se estilaba para descansar en Burzaco”, contestó Quiroga y agregó “Esa construcción era de 1851”. Oporto pre- gunta entre curioso y seguro: “¿Por ahí vivía Livio?” “Claro –dice Quiroga- seguías por la quinta, pasabas por San Genaro, ahí estaba el portón y al llegar a la esquina había una callecita que no sé cómo se llama- ba y ahí nomás estaba Livio” “La callecita se llamaba Sara de Burzaco” recordó Nito y además dijo: “estaba la fábrica de Polieschi que casi llegaba hasta tu casa”. Y continuó acordándose Oporto: “en la fábrica hacían bolsitas...” -y como pensando en voz alta- “¿quién no trabajó en la fábrica de Polieschi?, te daban la harina y te enseñaban a hacer el engrudo para pegar con agua tibia las bolsitas. Trabajaron mis primas ahí, toda la parentela”. Participó Myriam y aclaró: “Ahora es Bolsapel”. “No recuerdo como se llamaba el dueño, era José… –se esforzaba Carlos en recordar-, mien-
  • 44. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 44 - tras Nito se interponía en la charla queriendo recordar el nombre y Quiroga le dijo: “Mirá que falleció hace muchos años y fue el promotor de que Fóbal Club es- tuviera donde está”. “Bueh, no importa ya nos vamos a acordar”. Nito dijo entonces: “por ahí, un poquito más acá vivieron mis abuelos, los Oporto-Pulido, Puli- do-Oporto, qué se yo, una mescolanza familiar… pero el que vivía ahí era Lauría”. “Eso te iba a decir –replicó Quiroga- Lauría vivía al lado de Livio… justo en la esquina (Ituzaingo y Sara de Burzaco), tenía un pe- queño tambo, ordeñaba las vacas y salía a vender la leche”. Entra Myldre Gennaro (más conocida como la “Negrita”), la esposa de Nito Oporto, justo en el mo- mento para salvarnos escuchar por enésima vez la vida de ferroviario de Nito y le cuenta a Carlos que ella “vivía de soltera, desde la esquina de ‘La Estrella’, para el lado del asilo, en un chalet pegado a la familia Convertini”. Ahora Nito pregunta a Quiroga, diciéndole pri- mero que su madre, Regina Oporto, lo llevaba de chi- co siempre de visita a casa de una señora que le pa- recía que era pariente de los Quiroga; y ya pregunta sin dilaciones: “¿Quién era una señora obesa llamada Dusolina?”. Entonces Carlos contestó que el padre, el histórico “Negro” Quiroga había tenido muchos her- manos, casi todos residentes en Capital y que Dusoli- na, que Nito conociera ya viuda, era su tía política ca- sada con un hermano de su padre, Leonardo Quiroga. La Negrita entonces se atreve a preguntar: “¿Y Rita quién era?”. A lo que Carlos inmediatamente respon- de: “también hermana de mi papá, era Rita Quiroga, y luego venía María Luisa, que era la más chica”. Pregunta Nito Oporto: “¿Quién era Ramón Quiroga, mi maestro cuando entré de practicante en el ferrocarril en 1947?” Contesta don Carlos: “Era otro Quiroga que no tenía nada que ver con mi familia, ca- sado con la de Ávila. Ella vivía muy cerca, derecho de
  • 45. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 45 - casa, en lo que llamábamos ‘Ciudad Oculta’. El que era muy amigo de los Pulido, era mi tío Juan Vanni. Yo conocí a don Pedro Scaglione, cuando le hacía el reparto de diarios a mi tío Juan y le llevaba el periódi- co”. Agrega Nito: “Yo iba a cazar con don Pedro, en la volanta, también con Juan Vanni, Pedrito, mi papá (don Raúl Oporto), Sasso…” A lo que Carlos comple- ta: “Todos iban a cazar o a pescar, inclusive mi papá, el Negro Quiroga”. “Don Pedro Scaglione tenía la quinta, un case- rón tipo gran rancho, donde se juntan Roca con la avenida Yrigoyen, muy cerca de la casa particular de Néstor Delguy. Scaglione, que era casi un aborigen, era un cazador de oficio. Vivía de la caza. En algún momento fue su ayudante Oscar Oporto. Traían lie- bres y perdices para vender en el mercado”. Nito, repregunta: “¿Tu papá practicaba, en un momento que era un deporte muy popular, el boxeo, cierto?” “Sí”, dice Carlos. Continúa Nito: “…yo no sé si a Teté Pulido o a Juan Callegari, pero creo que fue a Teté, tu padre le pegó una trompada en el pecho, en una pelea amateur, no existía por ese entonces el pro- fesionalismo, producto de la cual casi le ocasiona un paro cardíaco”. “Esas peleas se organizaban más que nada en Independiente de Burzaco –dice Quiroga- en el Fóbal no había”. Pregunto a don Carlos: “Su padre ¿en que año había nacido?” “En 1897”, contesta. Nito Oporto agrega: “Ah… mi padre, el cartero Raúl Oporto, era 5 años más grande, de 1892”. Continúa Quiroga: “No- sotros vivíamos en frente de la Plaza, entre el frigorífi- co (Manso) y la esquina…”. Interrumpo, equivocada- mente: “Ah!... ahí vivía Norberto Loray, quien ahora tiene 71 años, que es mi amigo”. Me corrige don Car- los: “No, no, no. Loray vivía frente a la Plaza pero del otro lado, en la cuadra de la iglesia”.
  • 46. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 46 - “Tiene razón – enseguida rectifico-, así me contó un día”. Cuenta Quiroga que: “Cuando nosotros éra- mos chicos, papá nos calzaba los guantes de box, él, entonces, se arrodillaba y practicábamos. Mi padre nos había aleccionado que no podíamos pegar con la punta del guante abierto, porque al tocar la ceja co- menzaba a sangrar enseguida y mi hermano lo tocó de esta manera al viejo, cuando mi papá se tocó y vio sangre, le dio un ‘castañazo’ que lo desparramó a Ra- úl dejándolo dormido. Siempre terminaban en knock out”. Rememora Myldre: “Me acuerdo de tu papá cuando cantaba el Ave María en la iglesia ¡qué lindo!, se te ponían los pelos de punta. Lo peor es que de aquella época no hay grabaciones”. Carlos dice en- tonces: “Cuando me iba a comprometer mi señora me decía ‘sería lindo que tu papá cantara en la misa’…” Interrumpe Oporto: “¿De dónde era tu señora?” “De Villa Urquiza –dice Carlos-…” (La emoción lo vence nuevamente y comienza a llorar). Sale del paso Nito: “Me acuerdo que en las fiestas parroquiales tu padre salía a la Plaza y era in- quieto, hacía todo, hasta creo que tiraba las bombas de estruendo…”. Carlos se dirige a mí y me dice: “Creo que en su historia, Ud. lo nombra al padre Tra- buco que, en realidad no sé cómo se llamaba, era pa- drino de mi madre”. Recuerda Nito, entonces: “¡Ah!... pero le llamaban Trabuco de apodo, ¿sería Catariza- no?”. Carlos: “Podría ser, era amigo de mi papá y te- nía locura por ir a cazar…”. Yo: “Ah, entiendo, por eso lo llamaban Trabuco”. Carlos: “No, lo llamaban por otra cosa… Era un cura ¡qué le gustaba el vino!, casi nunca estaba ‘fresco’… En las festividades patrias o de la iglesia tomaba de más y salía con un trabuco a tirar tiros”. Nito: “Entonces, era Catarizano”.
  • 47. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 47 - “Ahora yo quiero preguntarle Carlos, ya que es el leit motiv del enigma de Myriam, ¿Uds. no saben nada del porqué del origen negro africano de su fami- lia?, porque ella (señalé a la “Negrita”) no es morocha criolla, mestiza, ¿sabe de dónde le viene la colora- ción?: de Sicilia, isla mediterránea invadida por tantas culturas”. Myldre: “Mi abuela era negra italiana, Gia- rrattana de apellido”. Carlos: “Mi abuela también era negra, dicen que era mora. El abuelo Torcuato era morocho, morocho pero creo que criollo, pero la ma- yoría de los hijos salieron negros mota, todos: Emilio, Alberto y mi papá Carlos. Había primos también mota. Raúl, mi hermano, era mota, en cambio yo no. Las dos mujeres también salieron mota, Uds. se tienen que acordar de Rita, mota canosa. Ella salió también con el pelo mota (señalando a Myriam)”. Myriam: “¿Y la prima, esa, como era… la que vive al lado del mu- seo Sempere?” Carlos: “Es la hermana de… ¿A Rolo lo conociste? Sí, a Rodolfo, el que vino ya de grande para Burzaco. Esa prima hermana vive en Colón, al lado del museo, se llama Aída, la ‘Ñata’ Quiroga, que se casó con un hombre de Capital de apellido Duarte y tuvieron tres hijos, dos varones y una mujer. Aída vive y es muy parecida a Rita, tiene 90 años, ya no escucha, …” Nito, como eligiendo un tema en el cual Carlos se pudiera lucir: “Si habré ido al arroyo Cappelletti...” Recordando, ahora Carlos: “El vasco Sardina me en- señó a jugar a mí a la pelota a paleta…”. La conversa- ción se entremezcla de recuerdos un tanto inconexos o vuelven a anteriores personas aludidas en el relato. Nito: “Mi papá era de Ministro Rivadavia y el cura Ca- tarizano iba a dar misa allá, en Rivadavia, se había hecho muy amigo de mi papá. Catarizano, con su em- pedernida costumbre, se llevaba el vinito y montaba el caballo, se remangaba la sotana y salía a cazar a ca- ballo. Contaba mi viejo que los gurisitos chiquitos salí- an todos a verlo, se sorprendían ‘¡uh!, un cura a caba-
  • 48. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 48 - llo’ y el reverendo padre iba orgulloso con su capelo, y toda la indumentaria religiosa. Mi papá era como Van- ni, Pedrito Scaglione, de buena puntería para cazar y Catarizano, no… Este cura era italiano y le decía a mi viejo ‘má, Raúl como hacé vo para cazare’, y pensan- do que el secreto estaba allí le decía ‘fabricame lo car- tuchos vo’. Y hay una anécdota con respecto a esto: una vez fueron a cazar juntos, se apearon de los ca- ballos y los ataron, el cura se sacó la sotana y arriba de ella puso el capelo con la boca para arriba y las cosas para comer y tomar. Salieron a cazar y mi papá regresó antes a ese punto de partida; cuando volvió Catarizano vio que el caballo le había llenado de bosta el capelo y creyó que mi padre tenía algo que ver en el asunto. Mi viejo le decía ‘No, padre’, pero se revol- caba en el suelo de la risa”. Carlos: “Me hicieron acordar, otro que iba ca- zar con ellos era un tal Antonito De Simón, jugaba en Burzaco, vivía en Colón, comía en casa los domingos. Había un gallego, que iba al Fóbal Club, que también quería ir a cazar con ellos, Miaja...” Interrumpí dicien- do que era una casualidad pues el general Miaja había sido el defensor de la República española en la Guerra Civil –un obstinado en la defensa de Madrid-, así como Sanjurjo era el de los franquistas, pero ahí nomás me replicaron entre los dos que “le decían Miaja, no era su apellido”. Continúa Carlos: “Él quería estar en todas, pero como era tan ‘bestia’ –dicho de una manera cariñosa- nadie lo quería. E insistía que lo llevaran a cazar. Entonces, un día Antonito se apiadó y dijo ‘llevémoslo, porque me tiene podrido el Gallego’. Antonito tenía una forrajería más grande que ‘La Es- trella’ que quedaba al lado de la imprenta de Vallo o del ‘Pelado’ Taramasco y el Gallego cada vez que ve- nía caminando por Quintana en dirección al Fóbal le suplicaba a De Simón para que lo llevara a cazar. Un día decidieron llevar a Miaja a una laguna cercana”. Nito aclara: “seguramente la laguna de Herrera, cerca
  • 49. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 49 - del almacén de ‘La Lata’”. Quiroga prosigue el relato: “Antonito le advirtió, ‘mirá Gallego esperá que noso- tros nos acomodemos alrededor de la laguna’ y le re- comendaron que tuviera paciencia, porque debían disparar de uno por vez, sino se matarían unos con otros. Y el Gallego ¡tenía un entusiasmo!. No termina- ron de acomodarse y éste empezó a tirar como un loco, ante el desconcierto de los demás. Nunca más lo llevaron. Era un peligro, nadie quería ir con él”. Nito: “… yo le sabía el apellido porque era panadero. Esta- ba Benito, el de la 2ª Covadonga, Miguez, pero de éste ahora no me acuerdo”. Carlos: “Un día Quito Pulido –porque estaban Quito y Quita Pulido- que todavía vive, se mudo y fue a residir a Capilla del Monte, Córdoba. En cierta oportunidad estuve allá y me paré al lado con la intención de que me reconociera, entonces le sonreía; el tipo se puso molesto y con cara de pocos amigos, me animé y le pregunté ‘Che, no me conocés’. –No-, me dijo. Insistí ‘¿pero seguro que no me conocés?’. Cuando le dije quién era se acordó. Luego, no lo vi más, pero supe que por algún problema muy íntimo había tenido un entredicho con Coco Lahore, quien vivía frente al Fóbal”. Intervine y le dije: “Esa familia sigue viviendo en el mismo lugar, porque ahí está el ‘Gordo’ Lahore, que tiene una cupecita con la cual corría en las competencias en que también participaba mi tío, Armando Lento, en Turismo del Ayer o no sé si últimamente le habían puesto Turismo Histórico”. Car- los: “Bueno, ese ‘hombre grandote’ es el hijo de Coco y la mamá de él –le dice a Myriam- es Irene, la que venía a limpiar a casa ¿te acordás? Luego, de Quito me enteré de que seguía en Córdoba, porque ya no tenía más nada que hacer acá, tenía dos hijas allá en Capilla del Monte. La que me dijo fue mi cuñada, Est- her Cucarella. A la Quita no la vi más”.
  • 50. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 50 - Nito: “La que murió hace poco fue Chola, la mujer de Pedrito [supongo que Scaglione]. Y Sara Pu- lido con Guillermo Pulido también tenían un chalet muy hermoso en Capilla del Monte. Y es así… se van perdiendo… Ahora te pregunto: ¿Vos cuando te fuiste no extrañaste Burzaco?” Carlos responde: “Para na- da”. Ahora Myldre le pregunta a Myriam “¿Y vos dón- de vivís?” Myriam: “… acá en Burzaco, en Ituzaingo, una cuadra antes del San Martín. Ahora lo que dice mi padre no es tan así. Si bien él se fue a Villa Urquiza, todos los fines de semana venía y sigue viniendo a Burzaco”. Nito: “yo te digo lo que pasa, él no extrañó porque estaba en un círculo muy íntimo, como el del Fóbal Club. En cambio yo no me aferré a una institu- ción, yo conocía toda la periferia”. Carlos: “tal vez ten- ga razón, yo no extrañé, pero lo que extrañaba era al Club. Yo de casado fui a Villa Urquiza, llegaba de tra- bajar a las siete de la tarde y hasta las nueve, que era la hora de cenar, no sabía lo qué hacer, estaba enloquecido ¡me faltaba el Club! Nosotros bajábamos del tren e íbamos al Club, des- pués yo me iba a casa a cenar, a dormir, al otro día me levantaba para trabajar y esa era la vida. Cuando llegué a Urquiza no conocía a nadie. Aunque Jorge Casal6 iba a jugar a las bochas a la Plaza todos los días. Mirá Nito, volviendo a Burzaco, yo no dejé de venir, pero extrañaba al Club, no otra cosa”. 6 Jorge Casal (Salvador Pappalardo): (1924-1996). Cantor, nacido en Buenos aires. Su debut se produjo en 1946, en la orquesta de Florindo Sassone, con la que grabó temas como Volver; A la luz del candil; Ren- cor; La última cita y Mi noche triste. A fines de 1949 se incorporó a la orquesta de Aníbal Troilo, con la que grabó –entre otros- Che bando- neón, Amigazo, Del suburbio y Araca corazón. En 1953 realizó la tem- porada del Patio de la Morocha, sainete de Cátulo Castillo con música de Pichuco. A partir de 1956 se presentó como solista y en tal carácter realizó giras por Estados Unidos y Colombia. Fue actor en las películas El cartero y Al compás de tu mentira. También hizo la voz en off de algunos cantables de otros filmes.
  • 51. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 51 - Nito: “Segundo Oporto era de mi familia, pero por parte de mi madre que era Regina Pulido Oporto”. Yo: “Segundo Oporto está en la placa de fundadores del Fóbal y creo que está, también, Oscar Oporto”. Nito: “Claro, si el segundo presidente de Fóbal Club, fue Oscar Oporto, mi tío”. Myldre: “… es el padre del ‘Ne- gro’ Oscar Oporto que vos conociste, Daniel”. Le pregunta Nito a Carlos: “¿Vos fuiste a la Es- cuela Nº 3?”. “Claro”, dice Carlos. Y repregunta Nito: “¿Y quién era el portero?”. Contesta Quiroga: “Se- gundo Oporto”. Nito: “te das cuenta éramos tribu acá”. Yo: “¿Y en el Registro Civil?”. “Sí, sí,” reafirma Car- los, quien dice: “sí, era un hombre grande que jugaba conmigo al billar”. “¿Aníbal?” exclama la Negrita. “No”, dice Carlos “… al que le gustaba jugar al billar conmigo era a Segundo”. Otra vez Nito: “Vos te acordás que en aquel entonces había un sereno, buen ese era Alberto Opor- to, que andaba en un caballo blanco grandote…” “No”, le decía Carlos. Nito arremete:”… Pero sí hombre, lo debés haber visto cuando salías tarde del Fóbal, an- daba con un perro de policía y llevaba un linternón gigante y un 38”. Carlos repregunta: “Pero ¿Qué era? ¿El sereno del pueblo?”. “Sí”, le contestan a dúo Myldre y Nito. Entonces Car- los dice: “Ah sí, a él sí, lo que nunca supe fue el nom- bre”. Nito: “la policía lo autorizaba. Era una autoridad, como vigilancia ahora. Y tocaba el pito… la ronda”. Carlos: “Y del arroyo Cappelletti, me acuerdo que nos íbamos a bañar ahí con mi tío Ángel Vanni, que era ferroviario, maquinista, y los miércoles tenía franco, entonces llevaba a sus dos hijos, y también nos iba a buscar a Raúl y a mí. Le decía a la mujer, ‘prepará una tortilla o milanesas o sino, le decía: no hagas nada que algo vamos a encontrar para comer, nosotros nos arreglamos’. Y Ud. lo encontraba ahí cosiendo los maíces, con aguja e hilo se hacía un cho- rizo de maíces, uno al lado del otro y dejaba un piolín
  • 52. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 52 - largo, entonces cuando íbamos caminando había ga- llinas y pollos por todos lados, como la gallina es glo- tona empezaba a tragarse la tira de maíces y él des- pués no tenía nada más que tirar del hilo. Tenía esas cuchillas que se hacían en el ferrocarril que no se vie- ron más, que cortaban una barbaridad y cuando tenía a las aves cerca les hacía ¡tac!… y ya estaban listas para comer”. Nito, dando su experiencia de ferrovia- rio: “esos cuchillos se hacían con las hojas de elástico de los coches”. Carlos: “Lo que yo no creo que fueran de Cappelletti son las anguilas, como leí en la ‘Histo- ria’ esa de tu yerno; ahí nos bañábamos, pescábamos mojarritas, pero... había un polaco ahí enfrente que tenía criadero de anguilas. Era un zanjón y el polaco se metía adentro del agua, metía el dedo, se lo chu- paban y sacaba dos o tres anguilas, después las lim- piaba… y la anguila frita era un manjar para nosotros. El siempre tenía un ayudante que le robaba los bi- chos, y el polaco no le decía nada, hasta que un día le dijo ‘yo siempra te veía’ y el otro creía que era pícaro”. Nito: “vos te acordás que Cappelletti tenía jaulones y criaba pájaros”. “Sí, –dijo Carlos- pero también me viene al recuerdo en este momento, por el cuento del polaco, que había un dicho que decía que ‘era más fácil que robarle un chancho a Legris’; claro, si estaba sentado en la puerta del rancho y él era incapaz de decir nada cuando por los fondos le llevaban algún cerdo”. Yo: “pero qué ¿era en el sitio donde funcionó la República Gaucha?”. Carlos: “No, en la casa parti- cular de Legris, al lado de la Covadonga”. Nito: “Era en la esquina de Mitre y E. de Burzaco, donde ahora se alquila para fiestas infantiles y sobre E. de Burzaco, ahora, son todos comercios. Antes era una quinta grande”. Myldre y Carlos: “Hacía muchas obras Le- gris; regalaba carne, leche, ropa para los chicos…” Nito: “Y los hijos de Legris eran Chale y Cacho”. Car- los: “Andaban en pleno pueblo de Burzaco a caballo, vestían a lo gaucho y andaban como locos…”
  • 53. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 53 - No sé porqué la conversación se dispara para ahí, pero don Carlos dice: “Delguy estaba casado con una de las Buratti”. Yo: “¿Ud. vivía acá cuando Néstor Delguy salió campeón panamericano de pelota a pale- ta; fue en el ´51, no?” Carlos: “A Néstor lo veía porque era amigo íntimo de mi hermano, un día lo vi en un diario que jugaba en el Círculo Urquiza y lo fui a ver con mi hijo también llamado Néstor, tendría 6 ó 7 años mi pibe, le dije ‘Vamos a ver a un muchacho de Bur- zaco que compite en una final de paleta y juega muy bien’ y cuando lo vio Delguy a mi hijo le tocó la cabeza por entre la reja, para que le diera suerte –y ganó- y me dijo, oh, ¿Negro qué haces por acá?”... (se emo- ciona y estalla en lágrimas nuevamente). Yo: “perdó- neme, pero a mi me lo describieron a Delguy, en cierto sentido, como al “Charro” Moreno: un físico privilegia- do; se iba de juerga a la noche, tomaba, comía, dicen que era mujeriego y después venía y ganaba todos los partidos…” Carlos: “jugaba en el Social tres partidos de pelota. Se iba de nuevo con ‘las chicas’. Venía, jugaba otros cinco partidos y terminaba a las seis de la mañana… Yo era el director técnico de basketball en el club Social y él ahí, en el Social, jugaba a la pe- lota a paleta y en una oportunidad vino el famoso ‘Manco de Teodelina’, era un gitano lleno de anillos, sombrero grande, todo un personaje, jugaba bien. Te- nía en uno de aquellos días un desafío con Néstor Delguy que era más veterano que él. Y bueno, una vez yo los sorprendo, porque después de terminar la práctica, me fui a duchar y entraron los dos al vestua- rio: Néstor y el gitano. Ellos, como yo había cerrado la ducha, no sabían que estaba ahí. Y entraron a hablar de quién tenía que ganar para juntarles la cabeza a todos. Hacían un show. Me terminé de vestir y les fui a decir a los muchachos ‘juéguenle al Manco que no pierde’. Me discutían afirmando: ‘Pero si ya perdió dos partidos…’ y efectivamente ganó el ‘Manco’ y les juntó la cabeza a todos”. Nito: “y sí, en el juego de paleta
  • 54. HISTORIA POPULAR DE BURZACO DANIEL ALBERTO CHIARENZA - 54 - era así, había mucho arreglo”. Yo: “pero, ¡ojo! que después Delguy se desquitaba y ganaba cuando que- ría…” Carlos: “él era pareja, en primera división, con Hugo Bianco, no les podía ganar nadie. Esto es poste- rior a lo del vasco Sardina que jugaba en República Gaucha, porque la cancha del Social data de aproxi- madamente 1929”. Nito: “También había otro jugador muy bueno: el ‘Gordo’ Lissi…” Carlos: “…y el vasco Sardina nos enseñó a nosotros –quiero decir a los de nuestra generación- a jugar a la pelota a paleta, nos decía ‘mañana vengan acá a eso de las 10,30 Hs., ¡pero no los quiero ver acá al atardecer!’, ¡claro!, era cuando empezaba el escolazo”. Nito: “El ‘Gordo’ Lissi jugaba en cancha abierta”. Carlos: “Una vez fuimos a Tristán Suárez, los clubes juntaban todos los deportes y hacían como una olimpiada (básquet, bochas, pelota a paleta) y a Delguy en pareja tampoco le ganaba na- die (jugaba conmigo y ganaba, aclara) y esa vez le tocó jugar en cancha abierta…” Yo: “claro, porque a la cancha cerrada le llamaban trinquete”. Carlos: “Bue- no, y se presentaron a jugar en la cancha abierta dos tipos grandotes y Néstor, canchero, experimentado, les dijo ‘saquen Uds.’: la primera pelota, al no rebotar contra el techo fue a parar a un monte, la segunda, la tercera, así y no volvía ninguna pelota… hasta que Néstor se calentó, perdió la paciencia, y dijo: ‘Así no se puede jugar’ y se fue. Perdimos…” Nito: “si habré ido con mi viejo, con Pedrito Scaglione a ver partidos en Fóbal Club, porque ahí donde ahora está la entrada del supermercado chino “los Primos”, en Alem y Lupo estaba el arco de la can- cha del Fóbal y el arco de enfrente daba a la casa del cuidador, que también fue presidente del Fóbal, el vie- jo Robles”. Carlos: “Ahí en la esquina de Amenedo y E. de Burzaco, enfrente de donde está el velatorio de Nar- váez, justo en la esquina, había un danés que tenía una cervecería que si mal no recuerdo se llamaba ‘La