El poema describe el cuerpo de una mujer como blancas colinas y muslos blancos que se entregan al mundo. El poeta dice que su cuerpo de labriego la socava y hace saltar "el hijo del fondo de la tierra". Aunque al principio la forjó como un arma para sobrevivir, ahora la ama. Describe partes de su cuerpo como "los vasos del pecho", "los ojos de ausencia" y "las rosas del pubis". Promete persistir en su gracia a pesar de su sed, ansia y dolor infinitos.