El documento analiza las diferencias culturales entre América, Europa y Japón en tres párrafos. Describe que América carece de cultura y está descentralizada, mientras que Europa ha destruido su cultura y libertad. Luego habla sobre las universidades de Europa y América y cómo fomentan el desarrollo espiritual. Por último, explica que Japón mantiene su propia cultura sin asimilar influencias externas y afirma los rasgos únicos de su espíritu.