Jack, un niño curioso, encontró una casa misteriosa en el bosque que podía mover objetos mágicamente. Aunque Jack tuvo miedo al principio, la casa le aseguró que solo quería ser su amigo porque se sentía solo. Jack y la casa mágica se hicieron amigos, y Jack pasaba horas jugando allí cada tarde, contándole a su mamá lo feliz que era con su nuevo amigo mágico.