La profesora pidió a los niños que dibujaran objetos en la pizarra uno a uno, añadiendo algo nuevo cada vez para crear una historia. Juan dibujó una caja, María una casa, Pedro nieve en el tejado y Alfonso el sol. Cuando le tocó a Jaimito, la maestra dudó por sus comentarios obscenos previos, pero le dejó dibujar pensando que con un jabón no diría nada malo.