Juan, un joven estudiante, tomó prestado el automóvil de su madre para ir a la universidad. Al salir de clases, Juan se emocionó y comenzó a acelerar a alta velocidad en la autopista sin medir el peligro. Alcanzó los 120 km/h y decidió acelerar más para rebasar otro vehículo. Esto resultó en un accidente automovilístico grave en el que Juan resultó herido de gravedad y lamentó no haberle hecho caso a su madre cuando le dijo que no corriera.