Dios es eterno porque no está sujeto al tiempo ni cambia. El tiempo comenzó con la creación, pero Dios existe desde siempre y para siempre sin principio ni fin. Solo Dios es verdaderamente eterno, mientras que los ángeles y el alma humana son inmortales pero tuvieron un inicio al ser creados. La naturaleza eterna de Dios se revela a través de la creación ordenada que continúa funcionando de forma constante.