El documento discute la necesidad de decidir entre servir a Dios o servir al dinero y las riquezas. Jesús creó todas las cosas para el disfrute de la humanidad, pero el hombre ha pervertido las riquezas al usarlas para el mal en lugar de glorificar a Dios. Para protegernos de dar a las riquezas el afecto que solo Dios merece, debemos recordar que nada nos pertenece realmente, sino que todo pertenece a Dios. Debemos renunciar a todo lo que nos aleje de Dios y consagrarnos a Él completamente.