La ciudad de Nimes en el sur de Francia es rica en historia y atracciones culturales. Su anfiteatro romano y la Casa Cuadrada son monumentos bien conservados de la época romana. Además de su arquitectura histórica, Nimes ofrece jardines, museos, vinos y un ambiente relajado.
1. 24
TURISMO GASTRONÓMICO
Manuel Colmenero
Recientemente hemos vi-
sitado la región vinícola
de Nimes. Sin duda no es
de las más sorprendentes,
pero tampoco deberíamos
dejarla de lado por no tener
fama, porque a buen segu-
ro este destino alcanzará el
Los secretos vinícolas
del sur de Francia
El sur de Francia es una de las mayores regiones vinícolas de nuestro vecino francés, es un
destino que de tan próximo a veces nos pasa desapercibido y como otras regiones de nuestra
vieja Europa, no existe rincón que no nos pueda seducir, ya sea por su estilo de vida, ya sea
por sus paisajes o por su gastronomía.
prestigio que bien se mere-
ce, ya sea por su pasado, ya
sea por su tranquilidad, por
su clima o por ser el centro
neurálgico de zonas viní-
colas como pueden ser la
Cote du Rhône o Chateneuf
du Pape.
Nimes se despierta ante
nuestros ojos con un es-
plendor inaudito, es un
viaje sin dudarlo a un
entorno que siempre nos
pareció próximo pero di-
fícilmente se nos presen-
ta tan pedagógicamen-
te bien presentado. El
mundo romano siempre
ha resultado muy atracti-
vo para más de uno. En
Nimes, existe la oportu-
nidad de conocer de pri-
mera mano esta época de
la historia a través de sus
edificios. La ingeniería
romana dejó gran huella
en la Galia. De hecho, su
ingeniería civil aún hoy
goza de un reconocido
prestigio a nivel mundial,
pero en esa región ade-
más se puede contemplar.
Es magnífico pasearse
por el centro de interpre-
tación de Pont du Gard,
un acueducto que aún
sorprende por su mag-
nificiencia e ingenio. En
este centro uno puede
llegar a comprender la
capacidad que esos lo-
cos romanos -como se
afirmaba en nuestro ad-
mirado Asterix y Obe-
lix- tenían para sortear
cualquier accidente geo-
gráfico y hacerlo utili-
zando el ingenio.
Nimes es una ciudad
tremendamente acoge-
dora, a la medida de las
personas. Su anfiteatro
y su templo romano son
vestigios vivos de un es-
plendor antiguo pero que
se conserva con todo su
orgullo y dignidad. El
Museo de la Romanité
es un espacio pensado
para que cualquiera pue-
da pasar un rato de ocio
aprendiendo con esa ci-
vilización que fue la cuna
de la nuestra. Darse una
vuelta por el pasado es
sin duda un viaje hacia
nuestro futuro.
La influencia de la vecina
España queda más que a
la vista en esa ciudad. En
su circo romano aún se
celebran corridas de to-
ros y novilladas. Es más,
si lo desean pueden visi-
tar alguna ganadería en
la vecina Camarga yendo
montados a los lomos de
un caballo. En sus fiestas,
bailar Paquito el Choco-
latero, acompañado de
una Peña local o bailar
a ritmo de rumba gitana,
es algo tan integrado en
su cultura como celebrar
una fiesta romana en su
magnífico circo. No es
de extrañar que Picasso
fuera un asiduo a esta
ciudad, se sentía como en
casa.
Para los amantes del vino
les recomendamos una
vista a la única bodega
2. 25
Una joya en la Occitania
La ciudad de Nimes, con poco más de 140.000 habitantes es pequeña, pero
animada y agradable, y también está llena de historia. Su anfiteatro roma-
no, magníficamente conservado, que data de finales del siglo I, tiene 133
metros de longitud y 101 metros de anchura y puede albergar hasta 24 000
espectadores. Actualmente está abierto al público y acoge regularmente es-
pectáculos, entre los que destacan las famosas “corridas” y las corridas de
toros camarguesas.
Otro monumento estelar de la ciudad de Nimes es la Maison Carrée (Casa
Cuadrada), un espléndido templo romano de finales del siglo I con columnas
rematadas por capiteles corintios. En frente de la Maison Carrée se levanta el
Carré d’Art, un edificio moderno que alberga un museo de Arte Contemporá-
neo. La ciudad de Nimes también posee un museo de Bellas Artes, en el que
se exponen pinturas francesas y extranjeras de entre los siglos XIV y XIX.
A estos múltiples atractivos, hay que añadir la visita obligada al jardín de
la Fontaine. Este maravilloso parque romántico, declarado “Jardín Desta-
cado”, fue levantado en el siglo XVIII en torno a la fuente de Nemausus y
los antiguos restos del templo de Diana y de la torre Magne. El paseo rela-
jante por estos lugares desvela un jardín de estilo francés en la parte baja y
una sucesión de plantas mediterráneas, pinos y cedros en la parte superior.
Imprescindible también dar una vuelta por las callejuelas pintorescas de la
ciudad vieja y tomar algo en una bonita plaza, como la del Mercado, la de
las Hierbas o la del Reloj.
Nimes posee la temperatura media más alta del verano francés. No se trata de
la bulliciosa Marsella, ni la elegante Montpellier, ni la amurallada Aviñón, la
torera Arles, la teatral Orange, la ducal Uzès o la veneciana Sète, pero com-
parte con ellas el sol y un ambiente relajado.
en Europa que elabora
los vinos como lo hacían
los romanos en la anti-
güedad. Probar mostos
fermentados con especies
o hierbas medicinales, o
vinos a los que se les aña-
día miel o agua de mar, es
una experiencia en la que
si cierras los ojos acuden
recuerdos vivos de vinos
catados en la actualidad.
Es una prueba de que tal
vez no hace falta correr
tanto, que lo verdadera-
mente innovador es vol-
ver a los orígenes
Aunque les confieso…
que los vinos, especial-
mente los rosados son
realmente magníficos.
En Francia son los vinos
de prestigio de las bo-
degas por su dificultad
de elaboración. Para los
enólogos franceses su
obsesión es elaborar ese
rosado que les de el pres-
tigio.
Confesamos que hubie-
ron unos cuantos que
nos hicieron pensar que
detrás de esos vinos hay
mucha ciencia, mucho
trabajo y sobre todo
muchas ganas de sedu-
cir. Les invitamos a que
se dejen seducir por un
destino desconocido pero
que estamos convencidos
les cautivará.