Entrevista a Sebastián Keitel, el que fue coronado como el blanco más veloz del mundo en el atletismo. La vida detrás del rostro duro de televisión y del deportista que venció a un caballo fina sangre.

1. LA OTRA VELOCIDAD DE SEBASTIÁN KEITEL,
El protagonista de la historia más rápida de Chile
Por Esteban Barahona Tobar
La mañana del jueves 3 de julio era fría, pero no más que de costumbre en la capital
nacional. Ese día los trabajadores del transantiago manifestarían una paralización durante
varias horas, por lo que el metro sería la solución para el problema del traslado. La jornada
marchó igual que siempre. El tren subterráneo recibía en sus andenes a empleados
apurados, estudiantes que atrasados a sus colegios iban y también a aquellos que debían
reunirse con el “hijo del viento” chileno.
La Estación Los Domínicos era el fin del primer recorrido. A 220 metros de ella era
necesario abordar la C09, la micro que recorrería las comunas de Las Condes y Lo
Barnechea, allá donde los autos son directamente proporcionales a las casas de las mismas
personas. La avenida El Rodeo sería el concurrido lugar en donde al chofer habría que
gritarle “gracias”, mientras la bajada se hacía por la puerta de atrás del vehículo que figuraba
de rojo.
Sebastián Keitel Bianchi estaciona su auto en el lugar de todos los días. Un elegante Mini
Cooper negro ocupa un espacio que no posee identificación, pero que la gente sabe que ese
estacionamiento es utilizado por el que alguna vez fue el blanco más veloz de la historia del
mundo.
Cual ejecutivo bancario, Keitel tiene un
modesto puesto de trabajo en “110”, un
prestigioso centro médico deportivo apostado
frente al Espacio Urbano de La Dehesa. Se
sienta tranquilo, mira su celular a la espera,
quizás, de alguna oferta laboral o algún
llamado que le diga que necesita de sus charlas
motivacionales.
Deja de lado su Iphone 4s de color negro, cuya
carcasa es de la misma tonalidad y tiene el logo
de la empresa deportiva, y se muestra
dispuesto a contestar la primera de tantas.
Tose pausadamente y responde quién fue
Sebastián Keitel.
“Chuta, difícil pregunta, porque a la larga me imagino que se me pregunta por el tema
deportivo, y como deportista fui alguien que partió como cualquier persona a nivel escolar,
de ahí pasas a nivel de club, a nivel de país. Tuve la fortuna de haber corrido por Chile a
nivel sudamericano, iberoamericano, panamericano, mundial y olímpico. Logré medalla en
todas las instancias, menos la olímpica. Me inspiré a través de mi padre y mi abuelo, que
hacían lo mismo. Ese fue el Sebastián Keitel atleta.”
- ¿Quién es Sebastián Keitel?
- Quizás un referente deportivo para algunos deportistas en Chile. Quizás un referente
deportivo para gente que le gusta el deporte. Un ex deportista realizado totalmente
con lo que se propuso en algún momento, y que fue enormemente feliz en lo que

2. hizo. Hoy soy un papá de cuatro niños. Una persona realmente feliz, también, con
mi vida, con mi matrimonio. Trato de transmitir mis conocimientos y mi experiencia
a través de charlas motivacionales, siendo rostro de televisión en alguno programas,
pero siempre relacionados con el deporte, la vida sana. Entonces ese, ese soy yo:
Alguien simple.
Con timidez, muchas veces considerada pesadez. Quitado de bulla y no creyéndose el
cuento, porque cada vez que lo ha hecho el tiro por la culata le ha salido. Le gusta el lado
más tranquilo, más piola. No le agrada estar en lugares tan públicos. Tiene un lado que la
gente, cuando lo conoce, se da cuenta de que es totalmente diferente a cómo lo imaginaron.
Así dice Sebastián Keitel que se enfrenta a las personas en la calle, esas que tanto lo miran y
que lo reconocen como el tipo que “corría muy rápido y que le ganó a un caballo”.
El ex atleta se agarra de los posa brazos de su silla, se pone cómodo cruzando sus piernas,
una sobre otra, y poniendo sus dedos medio e índice en el costado derecho de su
mandíbula. Apoya el codo en la mesa y el resto de la mano sostiene su cabeza.
- Sebastián, ¿crees que la gente poco a poco se ha ido olvidando de quién fuiste en
este país?
- Sí, y es lógico. Es un tema generacional, de edad. Tengo ya 41 años. Pero creo que
tengo la fortuna de ser uno de los pocos deportistas en Chile, que no sean futbolistas
ni tenistas, que ha logrado permanecer durante mucho tiempo en la cabeza de la
gente. Creo que he tenido la oportunidad de mantenerme vigente a través de los
años por lo mismo: porque me mantengo haciendo cosas deportivas. Creo que la
gente tiene buenos recuerdos, y creo que si le preguntas a alguien qué deportistas
destacan en Chile a través de toda la historia, te van a nombrar a mi persona. La
gente ve en mí un ejemplo de esfuerzo y superación.
- ¿Qué pasaba por tu mente cuando el mundo entero te reconocía como el blanco
más veloz de la historia de este?
- Nada. Yo creo que nada. Siento que no disfruté mucho cada uno de esos momentos.
Si estaba viviendo un momento exitoso decía “ya, súper, pero mañana o pasado va a
ser mucho más exitoso”.
- ¿Cómo fue la vida del blanco más rápido del mundo?
- Feliz. Excepto por mis lesiones. Mi deporte era mi trabajo. Tuve problemas como
todos tenemos, como por ejemplo, el estar preparando un Juego Olímpico y que se
me cortara el tendón de Aquiles. Eso me hizo mucho, mucho daño a nivel de alma,
corazón, cabeza y todo. Perdí mi matrimonio, perdí todos mis contratos, perdí
muchas cosas producto de no aceptar lo que estaba viviendo.
Keitel Bianchi soba su pierna derecha, que se sobrepone a la izquierda en su sentar, y mira
la punta de sus zapatillas marca Nike, suela blanca, género celeste y cordones negros. Entre
deportivas y casuales. Mira a su alrededor y continúa diciendo que su mayor orgullo son sus
cuatro hijos. “Suena como medio cliché que toda la gente te dice lo mismo, pero si de algo
me siento orgulloso es de eso. Pretendo ser un superhéroe para ellos siempre. Mi máximo
orgullo hoy en día es lo que he formado como familia. Solo espero que mis hijos sean
felices”, cuenta emocionado aquel que la gente conoce como un tipo frío y serio.

3. En la vida del hombre que corría en 10 segundos y 10 centésimas los 100 metros planos en
el año 98, existe un suceso más que especial. El nacimiento de su tercera hija era un
acontecimiento hermoso para él y su familia, pero la decisión de ponerle un nombre pasó
por su pasión por el deporte. “Al principio nos miraban como locos. ‘Pero ¿cómo le vas a
poner así?’, me decían. Debido al amor que siento por el olimpismo como tal, ella se llama
así y hoy es LA (y sube el tono de su voz para recalcarlo) Olimpia, y que todo el mundo la
conozca como la hija de Sebastián Keitel es exquisito. Ella es de una personalidad tal, que el
día de mañana no la van a conocer como la hija de Sebastián, sino como la mismísima
Olimpia Keitel”, finaliza sonriendo “chocho”.
- ¿Qué opinas sobre la realidad del atletismo chileno?
- Me da pena. Los mismos resultados de siempre. Vivimos de dos o tres “figuritas”.
- ¿Qué piensas de los atletas que se dopan?
- Están en su derecho. Son libres de hacer lo que quieran. Es camino fácil, eso sí.
- ¿Te dopaste alguna vez?
- Ni antes, ni durante ni después de una competencia. Lo mío fue un talento que
comencé a demostrar cuando gané mi primera carrera a los 17 años. Nunca me
interesó, y por eso estoy con esa tranquilidad de no haberlo hecho.
Alberto Keitel, el padre de Sebastián, partió cuando este tenía ocho años de edad. Su
recuerdo hacia él es vago. No vivió con él, pero no se olvida de su misa ni de su último
adiós, ni menos de su imagen, aquella que conoció gracias a fotografías que lo hacían
expresar: “Ah, este es mi papá”. “Mi mamá me cuenta que era un papá “el descueve”,
exquisito. Lo admiro porque sé cómo fue deportivamente y cómo fue con nosotros estando
chiquititos”, cuenta mirando fijamente hacia su mesa de trabajo. Cuando se le pregunta a
quién admira, el padre de Olimpia responde así, pero no deja de mencionar también a su
madre, esa a la que define como “perfecta”. “La amo con todo mi corazón”, sentencia
Keikel luego de mencionar su admiración por sus más cercanos.
- ¿Sientes que la gente te valora por todo lo que lograste?
- No, nada. Hoy la gente me valora por “sacarse una foto con el compadre de la tele, y
con el compadre que corrió súper rápido”. Me cuesta entender hoy que lleguen del
mundial los futbolistas, qué rico que les haya ido “bien”, bacán verlos cómo
aperraron, pero, ¿adónde llegaron? Yo fui medallista mundial, doble medallista
panamericano, seis veces campeón… ¿Cuándo me recibió un Presidente a mí?
Ahora a los futbolistas les van a dar calles y estadios con sus nombres. Fueron a un
mundial, ganaron dos partidos y eso es todo. Yo fui a seis mundiales, fui medallista
mundial y aquí estoy. No tengo calles ni estadio con mi nombre y probablemente
nunca los vaya a tener.
- El “anticandidato” Sebastián Keitel, Concejal por Santiago. ¿Por qué?
- Tengo súper marcado el tema social, siento que puedo aportar muchísimo por ese
lado. Me encanta pelear por lo que considero injusto. Es demasiado el estigma que
tiene la gente sobre lo que pasa de Plaza Italia para arriba y Plaza Italia para abajo, y

4. por eso me comprometí con ello, para ser un aporte para la gente que tiene distintas
posibilidades. Pensé en entregarles mejor calidad de vida.
- ¿Pensaste que podías ganar por el solo hecho de ser Sebastián Keitel?
- Es cosa de ver que no hice ni campaña. De 89 candidatos, quedé 11°, y quedaban
diez adentro, o sea, quedé afuera por uno y nunca hice una campaña. Tuve 2 mil
votos. 2 mil personas votaron por mí sin haber puesto siquiera un cartel.
Al que alguna vez fuera el blanco más veloz de la historia del mundo ya no lo conocen como
él quisiera. Las cámaras de televisión se encendían, el audio de los micrófonos estaba listo y
Sebastian Keitel debía salir a la escena. Un tipo duro, serio, que pocas veces transaba con lo
que sus pupilos del “pasado” del entonces Reality Mundos Opuestos, transmitido por Canal
13 el año 2012, decían. Su experiencia la cuenta de manera distinta a las anteriores. Separa
sus piernas y se sienta correctamente: reclina en 30 grados su espalda hacia la mesa y pone
sus antebrazos sobre ella. Junta los dedos de ambas manos y los separa a medida que habla,
como un profesor que explica su materia.
“Entré súper ‘de capa caída’. Necesitaba el trabajo, pasaba por un pésimo momento
económico. Se me dio la posibilidad, participé de un casting, quedé. Viví la experiencia. En
muchos momentos decía ‘¿qué cresta estoy haciendo acá?’, pero en otros momentos decía
‘¡qué choro lo que estoy haciendo, lo que estoy dejando!’. Me ayudó a decir: ‘sirvo para
algo’. Gracias al reality logré salir adelante.”
- ¿Cómo es el Sebastián Keitel de la televisión?
- Tal cual me ven. Mi personaje en Mundos Opuestos era “trabajen duro, esfuércense
al máximo si quieren pasar al otro lado del vidrio y tener todas las cosas bonitas”.
- ¿Y el deportista?
- Insisto. Se asemeja mucho. Cuando era niño entendí que a través del esfuerzo se
podían lograr muchas cosas. Logré demostrarle a mucha gente que no creyó en mí, a
mucha gente que me cerró mil puertas, que estaba equivocada. “Tomen, compadre.
¿No creían en mí? Ahora tráguense esta”, les dije a periodistas, gentes de empresas,
a todos los que no confiaban en mí.
- ¿Y el papá?
- No hay nada, pero absolutamente nada en la vida que no haga pensando en mis
hijos. Si hago algo laboral digo “Okey, ¿pero este trabajo me va a dar tiempo para ir
a buscarlos al colegio? Y si no me lo da, no tomo el trabajo.
Cuando se le pregunta qué hace en la actualidad, el cómo es su día a día, responde
sonriendo y contando que intenta trabajar en cosas que le encantan, relacionadas con
gente que hablan un idioma parecido al de él, que les gusta el deporte y la vida sana.
Trata de dedicarle demasiado tiempo a sus hijos. Aprovecha cada segundo estando con
ellos. Tiene con cada uno un tema específico y sabe cómo se pueden entretener. Es
enormemente feliz. “Soy un ser humano más”, contesta sacando el aire de su boca
demostrando su satisfacción.

5. - ¿Qué hará Sebastián Keitel después de esta entrevista?
- Seguir siendo feliz, seguir buscando la felicidad. Voy a entrenar en un ratito más.
Voy a seguir con mis emprendimientos laborales. Tengo que ir ahora a Valle
Nevado porque tengo que instalar una pista de hielo. Más rato tengo que mandar
unos mails para vender los DVD’s de entrenamiento que tengo. Soy alguien simple,
común y corriente, y que fui, de una u otra manera, exitoso en lo que me propuse
ser.
La grabadora terminaba de realizar su trabajo y el hombre más veloz de la historia deportiva
escrita en Chile, el medallista mundial, el abanderado olímpico, el padre de cuatro hijos, el
referente deportivo para la gente, y el rostro duro de televisión, se mimetizaban y hacían de
un Sebastián Keitel el tipo más sencillo y agradable en ese momento del día.
La mañana del jueves 3 de julio era fría, pero no más que de costumbre en la capital
nacional. El camino de regreso a la Estación Los Domínicos, en la comuna de las Condes,
sería distinto. Las casas no se mostrarían tanto como en la ida, pero los autos seguirían
siendo del mismo tipo. Autos que seguramente transportaban a personas importantes, a
gente de la televisión chilena, o quizás a deportistas que hicieron historia en el país y que no
tienen siquiera un pasaje con su nombre.
Me despedí de él, lo abracé y le di las gracias. Salí de “110” y caminé hacia el paradero de la
micro. Dejaba atrás un diálogo con Sebastián Keitel, el que me mostró su otra velocidad, y el
protagonista de la historia más rápida de Chile.
“La gente ve en mí un ejemplo de esfuerzo y superación.”
“No tengo calles ni estadio con mi nombre y
probablemente nunca los vaya a tener.”
“Mi deporte era mi trabajo.”