La responsabilidad social corporativa permite a las empresas gestionar sus negocios de forma sustentable y permanente, prevenir conflictos con sus grupos de interés, y preservar su reputación y imagen, lo que les permite permanecer en el mercado a largo plazo. Aunque una empresa puede ganar dinero de forma corrupta en el corto plazo, eventualmente su mala conducta se hará pública, dañando su reputación, acciones y capacidad de continuar operando.