La restauración final traerá la unidad entre los seres humanos y Dios. Cristo vendrá por segunda vez para acabar con este mundo corrompido por el pecado y crear una nueva tierra. Los redimidos vivirán en la tierra restaurada después del milenio, donde no habrá más pecado. La resurrección traerá el reencuentro de los seres queridos separados por la muerte. La tierra nueva estará libre de dolor y será como en un principio, sin necesidad de templo porque Dios estará con su pueblo.