2. Un hombre que entregó su vida en
defensa de los animales fue San
Francisco de Asís. Él nos enseñó a
amarlos y dijo que son seres que
merecen todo nuestro respeto y
protección. Por ello, este santo fue
declarado patrón de los ecologistas y
de los animales por el papa Pablo VI.
No fue un ecologista en el sentido
moderno pero realizó una
sorprendente labor en favor de los
animales.
Es un momento propicio para meditar
y reafirmar nuestra posición en defensa
de los animales. La oportunidad
también sirve para realizar un balance
sobre el tema y preguntarnos cómo es
nuestra convivencia con los animales.
El resultado, lamentablemente, es
desfavorable para el hombre, pues
comete una serie de excesos contra la
3. Pocos conocen la legislación
internacional que defiende los
derechos de los animales, la que se
plasma en la Declaración Universal de
los Derechos de los Animales. En el
preámbulo de este documento se
indica que el hombre ha cometido
crímenes contra la naturaleza y los
animales y se convierte en el principal
agente que destruye la vida animal.
Para ello se vale de cualquier medio y
pretexto.
La educación nos permite respetar y
dar amor a los animales, que forman
parte del mundo en que vivimos. El
respeto a estos seres esta íntimamente
vinculado con el respeto hacia uno
mismo. Es decir: el trato que damos a
los hombres debe ser el mismo que
debemos otorgar a los animales. Todos
los animales nacen iguales ante la vida
y tienen derechos –a la existencia,
4. Los animales tienen el derecho inalienable a vivir
libremente en su propio ambiente natural,
terrestre, aéreo o acuático. No pueden vivir en
cautiverio; menos aún sometidos al maltrato o al
descuido. Ellos necesitan una esmerada atención
porque mejoran nuestro mundo y nos brindan una
serie de recursos que permiten la existencia
humana. Sin embargo, en el proceso de
aprovechamiento de los recursos, los hombres
terminan por depredarlo todo y generan la
extinción de algunas especies y la huída de otras,
las cuales deben adaptarse a nuevas formas de
vida.
La crueldad aplicada contra los animales llega a
ser espantosa y dolorosa. Ejemplo bastan y sobra,
y podemos verlo con los toros, gallos, osos,
delfines, elefantes, lobos de mar y pingüinos. Esa
crueldad y violencia nos coloca en una escala
inferior.