El poeta Olavo Bilac ayudó a un amigo comerciante a redactar un aviso para vender su casa. El poeta describió la casa y su entorno de una manera tan hermosa que el comerciante decidió no venderla, dándose cuenta del gran tesoro que tenía. El texto concluye que a menudo no valoramos las cosas buenas que tenemos y en cambio buscamos falsos tesoros, cuando en realidad la vida, la salud, el amor y otras cosas que Dios nos ha dado son regalos invaluables.