El dueño de un pequeño negocio le pide a su amigo, el poeta Olavo Bilac, que escriba un aviso para vender su casa. Bilac escribe un aviso poético que describe la casa y sus alrededores de una manera que hace que el dueño se dé cuenta del valor de lo que tiene. Meses después, el dueño le dice a Bilac que no vendió la casa porque apreció su verdadero valor gracias a cómo Bilac lo describió en el aviso. El documento concluye diciendo que a menudo no valoramos las cosas buenas que tenemos y