La revolución industrial transformó los sistemas de producción y causó profundos cambios políticos, sociales y económicos. La revolución tecnológica aceleró estos cambios a través de nuevas invenciones como el petróleo y los motores de combustión interna. Finalmente, la revolución científico-tecnológica evolucionó las anteriores al sustituir el trabajo intelectual rutinario por la tecnología de la información y las comunicaciones mundiales.