Los gatos tienen la capacidad de absorber energía negativa de las personas mientras duermen y liberarla de su cuerpo, ayudando a reducir el estrés. También protegen a sus dueños de espíritus indeseables durante la noche. Históricamente, los curanderos llevaban gatos para canalizar poderes curativos, ya que el ronroneo de los gatos contiene frecuencias que promueven la curación ósea y muscular.