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Cando el espíritu
influencia al cuerpo
La enciclopedia Bérangel
de los estados de ánimo al origen
nuestras enfermedades
Volumen 1
Los 7 principios básicos
de la
Psicosomática Clínica
y humanista
Ediciones Bérangel
Libros de Salomon Sellam en español
y
Todas las informaciones sobre las actividades del
Doctor Salomon Sellam
disponibles en
www.sbr-fpch.org
La Fundación para la Psicosomática Clínica y Humanista
(2013, Barcelona, España)
Títulos de las obras complementarias
recomendadas por el Dr. Salomon Sellam,
al final del presente tomo
Ilustración de cubierta Mado Seiffert
© 2011 Editions Bérangel
SARL Bérangel
10 Rue Fallières, 34725, Saint André de Sangonis
Tel : (33) 04 67 54 17 20, Fax: (33) 04 67 54 28 57
Todos los derechos de reproducción y traducción reservados para todos los paises.
ISBN N° 978-2-915227-72-7
EAN 9782915227727
Índice
Portada
Portadilla
Prólogo
A modo de introducción
PRIMER PRINCIPIO
La enfermedad es una solución biológica paliativa y transitoria
las leyes de supervivencia de las especies y del individuo
Primera ley de supervivencia: Vivir la mayor cantidad de tiempo posible
Segunda ley de supervivencia: La homeostasis general
Tercera ley de supervivencia: El sistema fisiológico y biológico de protección
Umbrales fisiológicos - Los limites tolerables
La necesidad vital de agua
La necesidad vital de alimento
Las soluciones fisiológicas instintivas paliativas y transitorias en el caso de una intoxicación alimentaria
SEGUNDO PRINCIPIO
La conversión orgánica
La fuente de conflicto el estado de ánimo conflictivo
La activación de los procesos de conversión
El sistema psíquico de protección
La evolución positiva o negativa de los procesos de conversión
TERCER PRINCIPIO
El sentido biológico
CUARTO PRINCIPIO
La activación de la enfermedad
La conversión por psicochoque emocional desestabilizante
Los psicochoques emocionales desestabilizantes programadores
La conversión por saturación conflictiva
La conversión repetitiva a mínima
La conversión mnémonica
La conversión mixta
QUINTO PRINCIPIO
La programación de la enfermedad
Los Ciclos Biológicos Celulares Memorizados de Marc Fréchet
El ciclo de autonomía
Metodología
La Memoria Cíclica Musical
La enfermedad programada por una memoria conflictiva que pertenece al Proyecto/Sentido
El análisis psicológico del líquido amniótico
Los diferentes tipos de Proyecto/Sentido
El Proyecto/Sentido Intencional, consciente y explícito
El Proyecto/Sentido cronológico “clásico”,
El Proyecto/Sentido de “urgencia”
El Proyecto/Sentido y parto
El Proyecto/Sentido Implícito
El Proyecto/Sentido Transgeneracional,
La enfermedad programada por una memoria conflictiva transgeneracional
Conclusión acerca de la programación de la enfermedad
SEXTO PRINCIPIO
La terapéutica
SEPTIMO PRINCIPIO
La prevención psicosomática
ANEXOS
Las lateralidades funcionales y biológicas
Libros de Salomon Sellam que ya aparecieron en español
Prólogo
Hoy en día y dependiendo de las creencias personales, todo el mundo está de acuerdo en darle un lugar
más o menos importante a las influencias del psiquismo sobre una enfermedad, especialmente sobre su
evolución. En cambio y sin negar todo tipo de factores – genéticos, congénitos, meteorológicos,
mecánicos, alimenticios, entre otros –, son pocos los practicantes que dan a entender que la enfermedad
puede ser activada debido a circunstancias particulares dominadas por una preocupación mental precisa.
Por esto, prefiero hablar de porcentaje de influencia psíquica para tal o tal patología y es sólo la
persona afectada por la enfermedad quien podrá definirla correctamente.
Acerca de la terapéutica
De esta manera, si el porcentaje parece ser elevado, una acción sobre el psiquismo sigue siendo posible
y altamente aconsejada. Hoy en día, mi concepción acerca de la terapéutica, sostenida por todos estos
años de experiencia clínica, es clara y distingo tres ejes principales de intervención: el seguimiento
terapéutico clásico, el apoyo psíquico y la exploración psicosomática, para poner en evidencia los
orígenes psíquicos de la enfermedad y sobre todo para prevenir las recaidas. Por esto, deseo con todo mi
corazón una real cooperación de todos los actores de la salud: especialistas, de medicina general y
psicosomatólogos.
Acerca de esta enciclopedia
Ya hace varios años que siento cada vez más la necesidad de realizar una verdadera enciclopedia en la
que se agruparán más de quince años de experiencias clínicas y terapéuticas basadas alrededor de los
posibles orígenes psíquicos de las enfermedades y motivada por una de las primeras frases pronunciadas
comúnmente al principio de una consulta.
“Me gustaría entender lo que me pasa para poder sanarme”
El Ser humano está hecho así: primero entender, para encontrar la o las posibles causas de su malestar y
en seguida, autorizarse a dar el primer paso en el camino de su propio restablecimiento. Por
consiguiente, esta etapa inicial ocupa un lugar primordial en el desarrollo de la terapia, cuanto más que
representa a menudo el primer contacto con esta nueva manera de ver la enfermedad. ¿Qué sucede
durante la primera consulta? La respuesta de esta pregunta se resume a menudo con una sola palabra:
explicación. Sí, es una verdadera fase de explicación, por una parte con la presentación de la
enfermedad, y por otra, diferentes hipótesis que incluyen especialmente las posibles influencias
psíquicas, nuestro principal tema de estudios.
Personalmente, tengo un especial cuidado en el momento de la toma de contacto, y eso desde mis
inicios. Me acuerdo de este niño de siete años a quien quería explicarle la fisiología neurológica con
palabras fáciles y asimilables. Su reacción y sobre todo la de su padre confirmaban la necesidad de este
tipo de aproximación preliminar a cualquier patología. “¡Al menos entiendo lo que le pasa a mi hijo!”
Sucedió en 1983 y siempre he perseverado en esta vía, mucho antes de practicar la medicina
psicosomática.
Respecto a las influencias psíquicas, esta fase de aclaración reviste un aspecto especial, ya que esta
nueva forma de ver la enfermedad aún no es habitual, incluso si aquí y allá todos están de acuerdo con
que el psiquismo tiene un rol especial. Como lo descubrirá más adelante, existe una verdadera lógica en
la Psicosomática Clínica, una especie de buen juicio que el arte del practicante deberá poner al alcance
de todos.
Por mi parte, en cada consulta, he tenido que tomarme todo el tiempo necesario para explicar en detalle
el significado psicosomático de tal o tal patología, dando varios ejemplos para que la persona
involucrada pueda buscar en su memoria situaciones vividas que sean equivalentes o muy evocadoras.
Esta idea general está presente en todas mis obras y esta enciclopedia desea presentar cada patología en
forma de libro especializado, de la manera más completa posible, basándome en el estado actual de mis
conocimientos y experiencias. Cada uno de ellos retoma por una parte, las temáticas psicosomáticas
básicas, y por otra, se enriquece de los descubrimientos clínicos particulares, insistiendo a través de
numerosos casos clínicos expresivos sacados de mis expedientes. A fin de cuentas, siempre he creído en
el poder curativo de la lectura especializada.
De la necesidad y de la utilidad de esta enciclopedia
En esta enciclopedia, me limitaré por una parte, a presentar solamente las patologías más comunes en
práctica cotidiana, donde la Psicosomática Clínica ha contribuido con claras mejorías o
restablecimientos. Por otra parte, para otras patologías menos accesibles para la teoría, la presentación
de su parte teórica y sobre todo preventiva podrá ayudar psíquicamente a las personas concernidas.
Por eso, está destinada a cualquier persona en búsqueda personal. En primer lugar, los practicantes
interesados podrán encontrar aquí ciertas informaciones para ayudar a sus pacientes. En segundo lugar,
los enfermos también podrán beneficiar de la lectura de la obra que trate su propia patología y
empezarán así su marcha por el camino de la evolución personal. La experiencia muestra que una
lectura de este tipo los incita a empezar una reflexión general y una puesta en consciencia de un cierto
número de episodios o de situaciones conflictivas que forman parte de su historia, que pueden llegar en
ciertos casos, a verdaderos restablecimientos textuales. En este libro se relatarán varios testimonios.
Finalmente, y quizás lo más importante, conocer los pormenores de una patología se convierte una
verdadera arma preventiva, psíquica por supuesto.
Espero con todo mi corazón de médico y de hombre, que este trabajo ocupará el lugar que merece en la
enciclopedia del funcionamiento general del Ser humano para que pueda desarrollarse al seno de su
entorno y sobre esta tierra que la acogió. Me gustaría también agradecerles su apoyo y su paciencia.
Hasta la caminata más larga
empieza por un primer paso
Les propongo entonces tomar vuestro pie y ponerlo sobre uno de los numerosos caminos del
conocimiento de sí...
Acerca de este primer libro,
los 7 principios básicos de la Psicosomática Clínica
En esta obra, he querido resumir mis reflexiones de una manera muy simple para compartir mis
convicciones con la mayor cantidad de gente que sea posible. El lector interesado podrá ir más lejos
dirigiéndose hacia las publicaciones precedentes, más completas, en especial Mi cuerpo está enfermo,
es tiempo de hablar, en tres volúmenes. A continuación, se presentarán los siete principios teóricos
básicos de la Psicosomática Clínica:
Primer principio: las leyes de supervivencia de la naturaleza
Segundo principio: nuestro sistema psíquico y biológico de protección. La enfermedad vendría a ser
una solución biológica transitoria y paliativa consecutiva a una actividad conflictiva física que
sobrepasó los umbrales fisiológicos de tolerancia personal.
Tercer principio: la conversión orgánica, la piedra angular de la teoría general.
Cuarto principio: los diferentes modos de activación de las enfermedades
Quinto principio: los diferentes modos de programación de las enfermedades
Sexto principio: la terapéutica
Séptimo principio: la prevención
Todos los otros libros de la colección harán referencia a estos puntos teóricos y un asterisco (*) indicará
dicha referencia.
A modo de introducción
¿Cuáles son hoy en día las principales preocupaciones de la
mayor parte de los seres humanos?
Generalmente, tres temas se disputan el primer lugar: el dinero, lo afectivo junto a la sexualidad, y la
salud. Cuando estamos saludables, los dos primeros representan la mayoría de las preocupaciones
diarias. En cambio, en caso de desequilibrio, el último es sin duda el más importante, ya que de hecho,
condiciona los otros dos. Durante mi carrera de médico de medicina general, pude confirmarlo varias
veces, especialmente durante las visitas a domicilio. Frente a la enfermedad, todo el mundo se encuentra
en la misma linea de partida. Me acuerdo de la reflexión de un paciente riquísimo, afectado por un
cáncer generalizado a sus cincuenta y cinco años: “Me pasé la vida amasando mi fortuna y hoy día,
frente a esta enfermedad, no me sirve de nada o solamente para morir con más comodidades. ¡Seguro
que seré el más rico del cementerio!”
¿Por qué esta enfermedad? ¿Por qué yo? ¿Por qué en este
momento de mi vida?
Además, este paciente se hacía las mismas preguntas que todo el mundo: ¿Por qué esta enfermedad?
¿Por qué yo? ¿Por qué en este momento de mi vida?. Las respuestas eran extraídas del catálogo de
creencias de ese entonces, sin que por esto estuviese completamente seguro. Estas tres preguntas
generan inmediatamente otras y quiero empezar de esta manera nuestro viaje en el mundo de las
posibles interacciones entre el cuerpo y el espíritu.
¿A quién se dirige este libro?
La Psicosomática Clínica presenta de una manera original los orígenes de nuestros malestares
corporales que nos conducen al hospital o aquellos del espíritu que nos incitan a golpear la puerta de la
consulta de un psicoterapeuta. Este libro se dirige entonces prioritariamente a los enfermos.
La lectura de este libro ayudará a los profesionales de la salud a efectuar sus primeros pasos en
psicosomática y a abrirles una nueva vía de pensamiento. También podrán, gracias a muchos ejemplos
clínicos simples y detallados, confirmar y verificar la teoría expuesta.
Finalmente, a todo el resto: a los curiosos, con el propósito de enriquecerse intelectualmente o
simplemente a las personas que andan por el camino de la evolución personal a fin de encontrar ciertas
respuestas a sus preguntas existenciales.
¿Por qué ésta enfermedad? ¿cuáles son las causas posibles?
Como todo el mundo durante la infancia y sobre todo durante mis estudios médicos, fui colmado de
verdades científicas enseñadas por mis condescendientes y sucesivos profesores: mis padres, en
primaria, en secundaria y en la facultad de medicina. Como todo médico, tuve la ocasión de confirmar
de una manera más precisa un cierto número de hipótesis respecto al origen de una enfermedad:
genético, hereditario, congénito, microbiano, alimenticio, tóxico, climático, mecánico, traumático,
medioambiental, electromagnético, entre otros. Al tener una etiqueta, los enfermos se sienten más bien
tranquilos, pero en la mayoría de los casos, escuchándolos atentamente, esto se revela insuficiente para
aliviarlos.. De esta manera, la siguiente pregunta acaricia a menudo las neuronas, ya que en el fondo, el
espíritu no es tan crédulo.
¿Las enfermedades poseen un origen psíquico?
¿Quién no ha escuchado nunca este tipo de reflexión en el seno de su familia o en su entorno?
Se enfermó desde que se fue su hijo
Su cáncer se declaró después de su despido
Su cáncer de colon, estoy seguro que tiene que ver con la herencia. Cuando la dividieron, le
timaron sus hermanos.
Después del fallecimiento de su padre, estaba cubierto de placas a nivel de su piel.
Para mí está claro. Su diabetes se debe a su difícil separación.
Su cáncer de seno está íntimamente ligado con su banca rota. El oficial de justicia le quitó su casa
familiar, ahí donde nacieron todos sus hijos.
No me extraña para nada, no quería ir y encontró una buena excusa: ¡fractura de tobillo!
Estoy seguro que mi enfermedad esta directamente relacionada con el problema con mi hermano,
pero no sé cómo realmente.
Desde que se jubiló, está irreconocible. Cada vez más triste, más o menos depresivo, ¡mientras que
antes dirigía sin problemas una empresa de docientos empleados!
¿Qué nos muestran, así mismo, los siguientes casos clínicos elegidos entre tantos otros con una clara
mejoría, incluso un rápido restablecimiento? Además, sólo necesitaron una consulta, dos a lo más y lo
más increíble incluso ninguna, ya que la toma de consciencia se hizo después de una conferencia o
simplemente después de la lectura de un libro o un artículo. Personalmente, me encanta recibir el
testimonio de estos restablecimientos textuales.
Notará que el cuerpo humana “habla” muy frecuentemente y mucho más de lo que creemos, ya que
cada parte del organismo y cada signo podrían significar algo preciso, abriendo de esta manera una
nueva pista de investigación. Como si nuestra piel, que protege nuestro cuerpo, nuestros órganos y
nuestras células, representara las páginas de un libro escrito en un lenguaje codificado que es necesario
descodificar con los pocos diccionarios que actualmente se encuentran a nuestra disposición, todos
sacados de la investigación clínica en psicosomática, enriquecidos constantemente. Les propongo que
comencemos sus primeras lecciones de lectura psicosomática.
Notarán sin duda, que a menudo la problemática es descrita perfectamente por nuestras expresiones
populares o por ciertas frases repetitivas y muy evocadoras, pronunciadas por los pacientes durante la
consulta. De ahí el interés de escuchar atentamente las primeras frases de los pacientes con nuestras
orejas paquidérmicas. Dirán mucho a alguien que esté atento, como lo constatará aquí, debo decir que
nuestras instancias psíquicas no hacen mayor esfuerzo para solucionar la problemática. Sólo necesitan
leer literalmente la proposición conflictiva para encontrar la solución orgánica adecuada – la
enfermedad – e intervenir según un proceso preciso e inmutable, y eso desde que el inconsciente existe.
Está descrito esquemáticamente en el primer caso.
“Me cuesta retener las cosas”
“Tengo unos problemas de memoria enormes. Me cuesta retener las cosas en la memoria, las fechas, los
nombres, los lugares, etc.” Él también tuvo una clara mejoría cuando reformulé su proposición: ¿quién
o qué no logró retener? Una gran emoción lo invadió. “Tenía veintitrés años cuando sucedió el drama.
Estaba de vacaciones con mi mejor amigo, en la Costa Salvaje, cerca de Royan (desembocadura de la
Garonna). Ésta playa era famosa por ser peligrosa debido a sus grandes olas y sus corrientes. Por otra
parte, se volvió un verdadero punto de encuentro para los surfistas de la región. Nos estábamos bañando
un poco lejos del borde cuando una ola nos sumergió completamente. Las grandes olas nos empujaron
hacia alta mar y lo vi luchando. Cada vez que se acercaba a mí, era inmediatamente arrastrado más
lejos. No pude atraparlo, retenerlo. No pude salvarlo. Murió ahogado y encontraron su cuerpo varias
horas después, a más de dos kilómetros al sur. Hoy día, ya no voy a bañarme en el Atlántico. Es
demasiado duro para mí.”
Aquí, vemos la intervención de las instancias psíquicas para proteger al individuo en caso de eventos
marcadores y desestabilizantes, fuente de remordimiento permanente y de otras preocupaciones
mentales fuera de sí, alimentadas permanentemente por un sentimiento de culpa, de remordimiento o de
arrepentimiento. En psicosomática, estas instancias privilegian las competencias de un trío protector
según un plan de acción bien preciso, en tres fases, de las cuales la base está representada por una fuente
de conflicto, aún activa hoy en día:
La fuente de conflicto: drama de tipo fallecimiento por ahogo + no pude salvar a mi amigo de infancia,
no pude retenerlo, junto a un sentimiento de culpa.
La represión en fase 1: “imposibilidad de retener a mi amigo” ha sido progresiva o inmediatamente
enterrada y mantenida más o menos en las profundidades del inconsciente para sacársela de la
consciencia. De esta manera, el rol de la represión es atenuar lo más posible el caudal de esta fuente de
conflicto.
El desplazamiento en fase 2: sus preocupaciones son desviadas, desplazadas hacia otra preocupación,
otra cosa o otro tema más soportable mentalmente, incluso si es la fuente de cuestionamientos
conscientes.
La proyección en fase 3: el proyector del pensamiento se focaliza en “retener las cosas”, ya que es más
fácil ocupar su espíritu con las cosas, los objetos, los lugares, las fechas y los nombres que con este
drama todavía vibrante, más de veinte años después de que pasara. La proyección hubiese podido dirigir
su haz de luz hacia la preocupación y la defensa de la naturaleza, de los bebés foca, etc. En otros casos
de este tipo de drama por ahogo, encontré igualmente la posibilidad de “reparar” esta tragedia
ejerciendo un oficio muy evocador: ¡salvavidas!
Durante toda vuestra lectura, encontrarán frecuentemente la fuente de conflicto inicial y ese famoso trío
protector en acción. Por lo demás, les propongo un juego psicosomático simple: entrénense
identificando este trío protector en acción en los ejemplos a continuación, siguiendo su funcionamiento
en tres fases, ¡las soluciones se encuentran al final del enunciado de todos los casos! !Vamos allá!
“Me ata de pies y manos”
Su marido la tiene inmovilizada: No llega nunca a la hora, lo hace todo a regañadientes, refunfuña de
sol a sol, regaña por cualquier cosa, nunca está contento. En resumen, no me permite avanzar. Esta
mujer venía a explorar sus fracturas a repetición y otros males a nivel de los pies. Nunca se trataba de
grandes fracturas, un dedo golpeado por aquí, un metatarso dañado por allá o un esguince con
desgarramiento oseo.
“Me calienta la cabeza”
Esta persona logró aliviar enormemente su migraña cuando respondió a la siguiente pregunta: ¿qué es lo
que más le preocupa en su vida cotidiana, mañana, mediodía, tarde e incluso noche?
“Es mi hijo. Es delincuente y no logro saber que hace exactamente, tanto más cuanto que frecuenta una
banda de golfos. Pienso en eso sin cesar y tengo miedo que le pase algo o que se encuentre en medio de
algún tipo de tráfico”
“Nadie me arrima el hombro”
Esta mujer de cuarenta y dos años se quejaba de una capsulitis retráctil que le impedía levantar el brazo.
El dolor aumentaba cuando realizaba sus ocupaciones cotidianas, lavarse, vestirse o peinarse, lo que
acarreaba una cierta discapacidad y un sentimiento de desvalorización, ya que estaba obligada a pedirle
ayuda a su marido para poder hacerlo. “Nadie me arrima el hombro” fue la clave de su rápida curación.
“Hago todo en la casa y nadie me ayuda, ni mi marido, ni mis hijos. A veces, tengo la impresión de estar
ahí simplemente para hacerles la vida más fácil sin ningún tipo de ayuda por su parte. Pero llegaron las
fiestas de navidad del año pasado, y recibimos a mi familia política, esto fue la gota de agua que colmó
el vaso. Lo hice todo sola: las compras, la cocina, la decoración del árbol de navidad y de la casa, y
todos encontraban que era lo natural. ¡Un poco más y no los hubiese parecido para nada extraño que me
disfrazara de Papá Noel! Al cabo de dos días, estaba simplemente extenuada.”
“Lo tengo atragantado”
Este señor viene por... adivinen: ¡anginas repetitivas! Aún tenía su despido atragantado. “He trabajado
en esta empresa desde hace casi veinticinco años. Tras una deslocalización, la fábrica cerró a pesar de
tener muchas ganancias. No entendimos en ese instante, pero las sutilezas del capitalismo junto a la
rentabilidad y el beneficio como lema se presentaron a la vista de todos. Ciento ochenta personas
despedidas.”
“Tengo un dolor de perro”
Había pronunciado esta expresión tres veces, como si su inconsciente insistiera especialmente con un
tema preciso en donde se encontrara claramente el “dolor” y el “perro”. Hablándole de esto, un gran
emoción se manifestó: “aún no he aceptado la muerte de mi perro. En realidad, yo misma tomé la
decisión de eutanasiarlo, ya que sufría demasiado y nadie se atrevía a hacerlo.” Este episodio se había
inscrito en su memoria de esa manera, acompañado por el sentimiento de culpa aún activo, pero en
silencio.
Variación en torno a “ver”
Este señor animaba la segunda parte de una conferencia sobre las memorias familiares
transgeneracionales, vistas desde un ángulo más psicoanalítico. Por mi parte, había desarrollado este
tema justo antes, bajo un ángulo psicosomático. Escuché a este colega con mucha atención y constaté
que había pronunciado varias veces el verbo “ver” utilizando variantes como “ustedes ven”, “hay que
ver”, “lo han visto”, “se puede ver”, etc. Hablé de esto con uno de los colegas que lo conocía muy bien.
“Es normal, cuando tenía ocho años, vio a su madre suicidarse tirándose por la ventana.”
Ahora, he aquí el testimonio de dos curaciones textuales típicas: el de las señoras “costado derecho” y
“dedo del pie”.
Señora Costado Derecho
Conocí a la señora Costado Derecho durante una conferencia que daba en París. Se me acercó y me
contó con mucho entusiasmo:
“Me dolía el costado derecho de la espalda, justo debajo de las últimas costillas. Esto había durado
meses y meses. Era tan grande el dolor que me sentía obligada a dejar de respirar un momento para que
se me pasase. Usted se puede imaginar que consulté a todos los médicos posibles, poseo una colección
extensa de radiografías en mi museo médico.
Por supuesto, los masajistas kinesiterapeutas, los osteópatas e incluso un curandero me vieron también.
Los tratamientos tampoco surgieron ningún efecto.
Hasta que me encontré con su libro que me abrió el espíritu y seguí sus consejos analizando lo que
pudo haber ocurrido justo antes de la aparición de los dolores. A esto sucedió una gran toma de
consciencia junto a muchas emociones que calificaría de desagradables. Los dolores desaparecieron en
un abrir y cerrar de ojos, como por arte de magia. Sentí algo que escurría a lo largo de mi espalda, como
si se tratara de una especie de pelota llena de agua que se estuviese desinflando. Paso a contarle la
historia que creo puede interesarle en sobremanera, estoy segura.
Llevaba una de las cinco boutiques de prét-à-porter de lujo que tenía mi hermano en una ciudad turística
frecuentada esencialmente por turistas extranjeros, estadounidenses entre otros. Confiaba plenamente en
mí y todo funcionó bien durante varios años.
Después del 11 de septiembre 2001, todos los comercios vieron sus ganancias disminuir y varios de
ellos tuvieron desgraciadamente que cerrar. Mi hermano se resignó a este final infeliz y se quedó con
una sola tienda, para él y su mujer, despidiendo a la vendedora.
El resultado para mí, que personalmente pensaba que iba a sustituir a la vendedora, fue que me puso
literalmente de patitas a la calle, sin miramiento alguno. Fue mi “psico-choque desestabilizador”, ya
que no me lo esperaba para nada. Analicé mis sensaciones en ese momento preciso y una expresión
salió instantáneamente de mi memoria: ¡me sentí traicionada y acababa de recibir una verdadera
puñalada en la espalda!”
Señora Dedo del pie
“Practico mucho deporte y me gusta especialmente la danza Modern-jazz. Existe un punto que no había
logrado dilucidar antes de leer su libro sobre “el yacente”. Cuando hacía los ejercicios de equilibrio,
lograba sin problema mantenerme derecha si los realizaba con la planta del pie en contacto con el suelo.
Pero, algo curioso e intrigante a la vez, me era imposible mantenerme de pie cuando lo hacía con la
punta de los pies. Ni la profesora de danza entendía. Luego, me interesé por el Transgeneracional y
busque en mi árbol genealógico si había algo que podría estar detrás de todo esto. Estoy relacionada
directamente con un tío que falleció de cáncer: un melanoma maligno, el cáncer del lunar que había
empezado en el dedo del pie antes de propagarse por todo el cuerpo. El hermano de mi madre tenía
apenas cuarenta y dos años. Me produjo un choque, ¡pero fíjese bien! Una semana después, ya no tenía
más problemas de equilibrio en la punta de los pies, ¡y esto ocurrió hace tres años!” Esta historia,
contrariamente a las precedentes, hace intervenir una memoria conflictiva familiar heredada por la
paciente. Vayamos más lejos en este sentido y terminemos por un clásico en Psicosomática Clínica: los
problemas pulmonares como el asma, la insuficiencia respiratoria, el enfisema o incluso la dilatación de
los bronquios. ¡Cuántos casos clínicos han sido resueltos gracias a esta nueva lectura de la enfermedad!
Hemos encontrado a menudo una fuente de conflicto transgeneracional en donde se activa aún hoy en
día una memoria conflictiva, por ejemplo, de la primera guerra mundial, durante la cual muchos
soldados fueron gaseados en las trincheras.
He aquí las soluciones al juego psicosomático propuesto más arriba, verán que la psicosomática tal y
como yo la concibo no es para nada difícil de entender y menos de integrar.
Solución del juego psicosomático
La fuente de conflicto, el trío protector y el motivo de consulta
“No pude retener a mi amigo, se ahogó delante mío” se convierte en problemas de memoria, “no
puedo retener nombres, cosas, etc.”.
“Mi marido me ata de pies y manos, se convierte en patologías a nivel del pie.
“Preocupación por mi hijo” se convierte en migraña, “me calienta la cabeza”.
“Nadie me arrima el hombro” se convierte en dolor de hombro.
“Paro atragantado” se convierte en anginas repetitivas.
“tuve que eutanasiar mi perro enfermo” se convierte en “dolor de perros”
“Vi a mi madre suicidarse saltando por la ventana” se convierte en utilización repetitiva del verbo
ver y sus derivados.
“puñalada por la espalda simbólica de mi hermano” se convierte en dolor a nivel del costado
derecho.
“Memoria de fallecimiento de mi tío debido a un melanoma del dedo del pie” se convierte en la
generación siguiente en problema en el dedo del pie.
“Gaseado en las trincheras en la primera guerra mundial” se convierte varias generaciones después
en problemas pulmonares.
¡Sí, el cuerpo habla! Cuántas veces he escuchado esta frase a propósito de un cáncer del colón, del
páncreas o del estómago. “Sentí como una puñalada en el vientre”, “un pinchazo”, “un puñetazo”, “un
dolor” o “una tensión en el vientre”. Estas frases están generalmente acompañadas por un gesto de la
mano que muestra el abdomen. Aquí, el impacto corporal se puede poner fácilmente en paralelo con la
enfermedad.
Los “me quede sin voz”, “ se me cortó la palabra” o “mi voz cambio en ese momento” nos orientan, en
un primer momento, hacia la temática de la laringe, especialista de la gestión psicosomática de los
miedos “exacerbados”, los espantos. En otro ámbito completamente distinto, otros temas se pueden
relacionar con la voz: los secretos familiares, un cordón umbilical alrededor del cuello, las asfixias, los
ahorcamientos, entre otros. En los cánceres del seno, en varias ocasiones he escuchado “sentí como una
puñalada en el pecho”, “una punzada” o, mucho más explicito “un verdadero agujero en el seno, como
si una bala de fusil me hubiese atravesado el pecho”.
Una mujer se expresó de la manera siguiente. “Mi compañero decía siempre que tenía unas “bolas a
nivel de la garganta”. Hace un mes, le descubrieron unos ganglios enormes a nivel del cuello. Por mi
parte, siempre digo que me hago “mala sangre” por todo: los hijos, mi marido, el trabajo o mi familia.
Adivine por qué vine a pedirle ayuda.” Una enfermedad sanguínea, respondí. ¡Había ganado!
Les dejo adivinar la patología inducida por otras expresiones en donde las palabras utilizadas para
describirse son, de hecho, solamente una traducción indirecta del contenido de nuestra historia
conflictiva: “Me han herido”, “no sé que me pasó, se me cruzaron los cables” o “lo tengo en la piel”
Observación 1: en la mayor parte de los casos, el lenguaje simbólico aparece en primer lugar. Es así
que la Señora Costado Derecho nunca ha recibido una verdadera puñalada en la espalda. Así mismo, el
Señor me pica no tiene bichos en la cabeza. Veremos que nuestras instancias psíquicas se vuelven locas
con este tipo de lenguaje simbólico al accionar los procesos de conversión. Continuemos nuestra
demostración, si me lo permiten.
Observación 2: ¿Sabía usted que se ha constatado que los pacientes afectados por enfermedades
psiquiátricas graves como la esquizofrenia, el autismo y los importantes retrasos psicomotores, no
presentan ninguna enfermedad orgánica como un cáncer o una esclerosis múltiple placas, entre otras?
A pesar de estas evidencias y aún siendo evocadas a menudo en la teoría y en la práctica médica clásica,
las influencias psíquicas eran frecuentemente dejadas en segundo plano: “aquello puede influenciar,
¡pero jamás estar en el origen de una enfermedad!” he escuchado esta frase un sin número de veces.
Para mí, la influencia psíquica sobre nuestro cuerpo en el origen de una enfermedad o de un trastorno
del humor es innegable, y la respuesta a las próximas preguntas especificará aún más mi pensamiento.
En todos los casos, algo es seguro: por una parte, existe un lazo seguro entre una problemática psíquica,
mental y la enfermedad, poniendo así en evidencia un verdadero enigma, al cual tantos investigadores
han dedicado su vida. Por otra parte, esta problemática, consciente o no, está muy a menudo relacionada
con una fuente de conflicto aún activa hoy. Ponerla en evidencia representa el primer paso hacia su
resolución y por lo tanto, hacia su curación.
¿Psíquico, psicología y psicoanálisis?
De una “insatisfacción constitucional básica”, desde 1980 e incluso antes del final de mis estudios
médicos, mi recorrido me ha llevado hacia varias escuelas que destacan otras maneras de ver la
enfermedad. Todas mencionaban la noción de “terreno” y una frase célebre fue pronunciada muchas
veces por los diferentes formadores:
“En medicina, la enfermedad no es nada,el terreno lo es todo”
Sin querer hacer un inventario de todos los diferentes tipos de terrenos, descubrí por fin el terreno
psíquico en 1992... en la facultad de medicina, en un curso de medicina psicosomática y terapias de
relajación, seguido de una formación en terapia de mediación corporal de inspiración psicoanalítica.
Esos cinco años estuvieron dominados con mano de hierro por psicoanalistas y psicólogos clínicos. La
teoría enseñada se basaba esencialmente en los pensamientos del maestro de la materia – Sigmund
Freud - y de sus sucesores. Muchos casos clínicos han sido analizados exitosamente gracias a estas
teorías de más de cien años, aún vigentes hoy en día. En psicología clínica o en psicoanálisis, el terreno
psíquico se limita casi exclusivamente al estudio de la primera infancia, en donde se juega, en gran
parte, el porvenir psíquico del individuo durante las determinantes y diferentes etapas de la
estructuración de la personalidad. Salvo raras ocasiones, es siempre este pensamiento el que prevalece
en la enseñanza oficial actual.
Yo creo que es innegable que en el desarrollo de la infancia puede estar al origen de un trastorno
psicológico en el adulto. En cambio, a nivel de la enfermedad, mi experiencia no me permite ya
defender esta postura. Por supuesto, todas y todos estamos influenciados por el terreno familiar en el
que nos desarrollamos, pero de ahí a afirmar que una esclerosis múltiple, un cáncer de vejiga, una
poliartritis reumatoide y la mayor parte de las otras enfermedades no podrían ser explicadas sólo por un
desarrollo conflictivo durante nuestro desarrollo psicoafectivo infantil, esto está ya desfasado. Por esto,
suelo utilizar más habitualmente el término psíquico que psicológico o psicoanálisis.
Psíquico, por definición, describe todo lo relativo al espíritu, la mente y el intelecto. Veremos que una
enfermedad está más bien relacionada con un trastorno a nivel del espíritu, este a su vez, relacionado
con episodios de la vida cotidiana, como ya he descrito en los primeros ejemplos.
¿Del espíritu hacia el cuerpo o del cuerpo hacia el espíritu?
Este debate aún está vigente, desde hace no sé cuanto tiempo. La influencia del cuerpo enfermo sobre el
espíritu, la mente o la moral es real y no la pondría en duda jamás. Por ejemplo, apenas un diagnóstico
desfavorable es anunciado, ¡ciertas personas se desmoronan! Así mismo, en los casos menos graves, la
lentitud de la convalecencia o de la eficacia de los tratamientos afecta mucho la moral. Aquí, el rol del
practicante se limita a menudo al acompañamiento y al apoyo.
Para mí, existen enfermedades de las cuales el factor psíquico se sitúa en un primer plano y es muy
probable que su influencia haya podido incluso activar la enfermedad. Aquí, una terapia de fondo es la
indicada, y la pregunta siguiente nos ayudará a ver más claro dentro de este laberinto.
Entonces ¿la enfermedad, es psíquica o no?
Para responder lo más precisamente posible a esta pregunta fundamental, prefiero, para empezar,
contarles una historia llena de enseñanzas.
Señora Dolores Óseos
Esta joven recepcionista de cuarenta y siete años que trabaja en una gran empresa multinacional sufre
de dolores óseos difusos y casi continuos. Debido a que todo el día está sentada o de pie, hoy no puede
seguir trabajando, ya que se ve obligada a acostarse durante horas para aliviar sus dolores. Incluso los
antiinflamatorios ya no son realmente eficaces. El paso a anti-dolores más fuertes – como los
morfínicos, entre otros – no es recomendable, ya que podría implicar una dependencia permanente.
Cansada de todas sus consultas, me somete su caso para que le ayude a poner en evidencia ciertos
factores psíquicos que puedan, por una parte, explicar los posibles orígenes de sus dolores y por otra,
actuar para influenciarlos positivamente, a saber, atenuarlos y, por qué no, hacerlos desaparecer. Se
encontraba muy dispuesta a explorar psíquicamente sus dolores, lo que me alegró porque me permitía
entrar en la terapia sin previamente “venderle” mi manera de ver las cosas.
Después de las formalidades – identidad completa, edad, fecha de nacimiento, profesión, teléfonos –,
siguió un largo discurso descriptivo en el que mencionó con precisión su aparición, su evolución, ciertos
factores como el clima, la estación, etc. A pesar de la atención que le prestaba, no lograba determinar
algunos puntos precisos para encontrar una vía de exploración satisfactoria.
De golpe, pensé en un eventual trastorno del equilibrio ácido-básico, tan apreciado en los naturópatas,
y que podía corresponder bastante bien a los síntomas. Me explico. A veces, en las enfermedades óseas
especialmente, el sólo hecho de estar en acidosis puede provocar tales fenómenos. Normalmente,
nuestro pH sanguíneo es neutro – comprendido entre 7,38 y 7,42 – y nuestra fisiología trata de
mantenerlo pase lo que pase, eliminando ciertos metabolitos en las urinas cuando está muy alto, por
razones que sería inoportuno y complicado explicar aquí. En ciertos casos, esta hiperacidez tiene una
cierta influencia a nivel de los huesos. Entonces, después de haberla escuchado, le propuse algo que
podría acortar bastante la terapia: medir su pH urinario en la mañana al despertar, ayudada por bandas
reactivas que se venden en las farmacias. El valor normal está cerca de 7,5. Lo primero que hay que
hacer, y solamente si el pH se sitúa por debajo de las 6 unidades, es tomar unas substancias naturales
alcalinizantes que se encuentran fácilmente en los negocios dietéticos, esto dos veces por día durante un
mes. Este tratamiento de ataque se acompaña por un tratamiento de fondo naturopático que privilegia
los consejos dietéticos que un especialista entrega para la ocasión. Si esto no da resultados, trataremos
en una segunda instancia de explorar completamente su historia bajo el ángulo psicosomático.
Confieso haber percibido un verdadero sentimiento de extrañeza de su parte, ya que se esperaba
seguramente otro cosa, sobre todo después de haber recorrido más de docientos kilómetros para venir.
Dos días después me llamó por teléfono y me dijo que su pH urinario andaba cerca de las 5 unidades.
Le aconsejé entonces, un producto que debía tomar regularmente durante un mes. Los resultados a nivel
de sus dolores se revelaron más que prometedores. En efecto, desde la primera semana de este
tratamiento natural, se aliviaron en más de un 30%. Al cabo de un mes, habían bajado casi un 60%,
haciéndole la vida más agradable. Al cabo de dos meses, se habían atenuado lo suficiente para que
retomara su trabajo. Y no necesité volver a verla.
Una buena introducción ¿no les parece? Mis años de práctica cotidiana me permiten presentar el
siguiente esquema que menciona algunos posibles orígenes. Para empezar, podrán darse cuenta que
pueden existir otros orígenes, que los investigadores del mundo entero seguirán descubriendo en el
futuro, y en todos los campos. Luego, y muy esquemáticamente, para una enfermedad precisa, existe un
cierto número de causas que están presentes en una proporción variable. De esta manera, está
comúnmente admitido que para una diabetes, una malformación o una miopatía, el factor genético o
congénito es predominante. Para una gripe, un resfriado, los factores microbianos y meteorológicos se
posicionan generalmente antes de la genética o la alimentación. Para una enfermedad reumática, los
factores genéticos, climáticos y alimenticios están muy por delante de lo psíquico y así sucesivamente.
Mi posición, apoyada en todos mis años de práctica en Psicosomática Clínica, es bastante precisa: el
factor psíquico está presente en la mayoría de las enfermedades y en proporciones muy variables, entre
1 y 100%, y no le corresponde al practicante determinarlo durante la primera consulta. A menudo, es la
persona misma que lo evaluará en función de lo que siente cuando se encuentra en lo más profundo de
sí misma.
¿Podemos sanarnos ayudados por la Psicosomática Clínica?
Si el origen psíquico de la enfermedad es preponderante, la respuesta es completamente afirmativa,
dan testimonio de esto los numerosos casos de mejorías y de restablecimientos clasificados, de los
cuales algunos se relatan en este libro. Todos los ingredientes que conciernen a este tema están
expuestos en las últimas páginas: el método a seguir y los consejos terapéuticos.
La Psicosomática Clínica: ¿para quién y para qué?
La Psicosomática Clínica no se centra en tal o cual especialidad de la medicina o de la psicología, ya
que apuesta por una nueva manera de ver el funcionamiento general de los seres humanos. Por esto,
interviene en muchos ámbitos, en el sentido de tomar progresivamente un lugar tanto en la medicina
como en las ciencias humanas. En este libro, el aspecto médico es primordial, sin olvidar algunos
aspectos psíquicos.
De la respuesta anterior, deduciremos que esta disciplina se dirige a todo el mundo en general, pero está
destinada especialmente a todas las personas que deseen explorar su propia historia y la de sus ancestros
para poner en evidencia ciertos factores psíquicos que pueden estar en el origen de una problemática
física o mental, o que puede influenciarlos fuertemente.
Siempre ligada al cuerpo médico o al hospital, acompaña a las personas afectadas por una enfermedad
orgánica junto a su cortejo de signos clínicos debidos a lesiones reales. Interviene igualmente en la
vasta categoría de las llamadas enfermedades funcionales, sin problemas orgánicos comprobados, “que
sólo existen en la cabeza” como dicen a menudo los médicos. Su campo de acción abarca también los
trastornos del comportamiento y los cuestionamientos existenciales. Finalmente es útil en la
prevención, antes que aparezcan los malestares del cuerpo y del espíritu.
En la práctica, los enfermos que recibo ya han pasado por el vía crucis de la medicina. Póngase en el
lugar de una persona afectada por una enfermedad crónica incurable o mortal, ¡a quien ya no le queda
mucho tiempo! Busca por todos los medios una solución curativa y eficaz o, dentro de lo posible,
atenuar sus sufrimientos. Así, la exploración de un resfriado, de una gripe, de un malestar digestivo
pasajero es muy rara. En cambio, las esclerosis múltiples, la enfermedad de Parkinson, los cánceres de
todo tipo, las enfermedades reumáticas crónicas, las alergias rebeldes, los cuestionamientos
existenciales, los desórdenes amorosos y las depresiones, representan la mayor parte de mi actividad
diaria.
Agradezco a todos estos pacientes, ya que me han permitido efectuar mis investigaciones clínicas y
gracias a ellos nació la Nueva Psicosomática. Para terminar, los numerosos testimonios me permiten
escribir que desde el comienzo de mi carrera profesional como médico en 1983, nunca había constatado
tantas claras mejorías y restablecimientos. Es por eso que la Psicosomática Clínica se transformó
progresivamente en una especie de compañera que nunca he dejado ni traicionado. Para exagerar un
poco, ¡ya no podré dejarla nunca! Es una verdadera historia de amor, concretizada por una decena de
libros especializados, en donde ésta musa aparece en cada linea. La ambición de este libro es
presentárla de una manera simple, para que ustedes puedan admirarla como lo hago yo cada día. Un
último consejo: nunca es demasiado tarde para hacer una revisión psicosomática de su vida, su
enfermedad o su trastorno existencial.
La Psicosomática Clínica: ¿en qué se inspira?
Varias disciplinas se asocian para constituir la Psicosomática clínica, éstas pertenecen tanto a las
ciencias psíquicas y humanas como a la medicina en un sentido amplio, convencional o no. Algunas son
conocidas, otras mucho menos. Comencemos por las primeras.
A nivel médico, varias materias poseen ámpliamente su lugar:
la biología, la biofísica y la bioquímica.
la anatomía describe la estructura del cuerpo humano,
la semiología: estudio de los signos clínicos,
la fisiología y la fisiopatología estudian el funcionamiento normal y las disfunciones del organismo,
la histología y la histopatología: estudio de los tejidos normales y de los tejidos dañados.
Todas nos ayudarán a formular hipótesis acerca de los significados psicosomáticos de los signos
clínicos, como veremos más abajo. Verán que no hay lugar para la terapéutica médica: quimioterapia,
radiación, etc., ya que es asunto de especialista.
A nivel psíquico, el gran maestro de la disciplina está representado por el señor Inconsciente! Aquí, hay
que agradecer a Sigmund Freud en primer lugar, aunque el inconsciente se conociera un poco antes de
él. Freud tiene el mérito de haber puesto en evidencia su presencia y sobre todo su preeminencia en
nuestro funcionamiento psicológico general. Este inconsciente puede ser calificado de personal o de
individual. Pasó una gran parte de su vida labrando el campo de las neurosis, de lo que se desprende la
noción de conversión histérica, emitió también, entre otras, ciertas hipótesis respecto a los orígenes
psíquicos de las enfermedades junto a la noción de conversión somática. Por nuestra lado, utilizaremos
sólo una parte de su teoría, la metapsicología, transformada rápidamente en el psicoanálisis. En cambio,
no utilizaremos su práctica, así que no habrá ni diván ni consultas en donde el practicante se queda
mudo. Con Freud, podemos dejar de lado otras grandes figuras del mundo de la psicología de las
profundidades:
C.G Jung ha estudiado especialmente nuestro funcionamiento arquetípico en relación con una
interdependencia de todas las especies vivientes entre ellas y el universo, llevándolo a la noción
fundamental de inconsciente colectivo.
W.G. Groddeck, el psicoanalista salvaje es considerado como el padre de la psicosomática. Lo veremos
muy pronto.
Aquí, quisiera rendir un homenaje a Sandor Ferenczi, contemporáneo de Freud y uno de sus primeros
compañeros. En un libro titulado “Thalassa”, escrito en 1913 y publicado en 1922, escribió ni más ni
menos lo que la Psicosomática Clínica realiza en parte hoy en día.
Ferenczi nos pone frente a lo que vive obscuramente en nosotros desde la noche de los tiempos, a lo que
está inscrito en nuestro cuerpo, en nuestros gestos, en nuestros mitos. Biología, historia natural,
embriología, fisiología, se llenan de significado que nos relacionan con el pasado más lejano de nuestra
especie... tratará por encima de todo, lo que Freud no hubiese jamás osado emprender, la integración de
la biología en el psicoanálisis. Nosotros utilizamos nuestro cuerpo para la simbolización, como el artista
utiliza sus materiales para crear la obra de arte. En los dos casos, se trata de “materializar” como por
arte de magia, unos deseos reprimidos. Esto es imposible, ya que nuestro cuerpo funciona de entrada
como un lenguaje... aun cuando nuestro cuerpo es lenguaje original, los significados básicos sólo
pudieron atribuírsele por una simbolización mucho más original, llevada a cabo en la filogénesis, debida
a los traumatismos y a las privaciones que afectaron a la especie... una ciencia nació: el psicoanálisis de
los orígenes o bioanálisis del cual las iniciativas de exploración serían: observar los hechos a la manera
de las ciencias clásicas, interpretarlos de un modo psicoanalítico, volver a los hechos con las hipótesis
obtenidas de esta manera.
Pasemos a las disciplinas mucho menos conocidas, por lo tanto más originales.
La decodificación biológica sale directamente de la teoría de la Nueva Medicina del doctor Hamer,
descubierta fortuitamente luego de circunstancias dramáticas, el asesinato de su hijo en 1979. Sufrió la
aparición de un cáncer de testículo y él relacionó genialmente éste hecho con la perdida de su hijo. En
efecto, la perdida de un hijo es lo más grave en la vida de un padre y una forma de “resucitarlo
simbólicamente” es estimular la fisiología de los testículos, el órgano de la reproducción.
Además, en su teoría general, de cierta manera y sin saberlo, tomó el relevo de C.G. Jung y de Sandor
Ferenczi al descubrir una gran parte de nuestro funcionamiento arcaico, biológico en un sistema global
que incluye la interdependencia de todas las especies vivientes – animales, plantas y humanos. Puso en
evidencia un código de comportamiento y de funcionamiento general en la naturaleza y sobre todo
cuando se ven enfrentadas a conflictos en donde su supervivencia está amenazada. De esta manera, la
enfermedad representa una solución biológica y arcaica de supervivencia. Esta teoría consta de cinco
leyes distintas, pero la Psicosomática Clínica sólo retomará la última, que desarrolla el sentido biológico
de un síntoma, y el inicio de la primera respecto a ciertos modos de activación de las enfermedades. En
cambio, la experiencia y la experimentación clínicas me han empujado a no utilizar las otras.
Marc Fréchet, un psicólogo clínico, puso en evidencia, a partir de los años 70, dos nociones
fundamentales: por una parte, la existencia de un funcionamiento cíclico inconsciente: los Ciclos
Biológicos Celulares Memorizados. Por otra parte, planteo toda una serie de reflexiones a propósito de
nuestra gestación o más bien, del entorno emocional, psíquico y de los eventos sucedidos cuando
estamos en el vientre de nuestra madre: el Proyecto/Sentido.
La psicogenealogía o el transgeneracional toma cada vez más importancia en la práctica cotidiana.
Estudia las posibles influencias de la historia familiar sobre varias generaciones, pudiendo programar
ciertas enfermedades. A veces, el paso por el estudio de la dinámica familiar es indispensable. Aquí,
María Torök y Nicolas Abraham inauguraron las investigaciones clínicas en este sentido a partir de los
años 70/80 y es Anna Ancelin Schutzenberger quien estableció las bases de esta disciplina al publicar
un libro clave “¡Ay! Mis antepasados”.
Finalmente, la investigación clínica de vuestro servidor y sus amigos, junto a la publicación de libros
especializados y a las formaciones enriquecen regularmente la teoría básica a fin de penetrar aún más en
los misterios de la influencia del espíritu sobre el cuerpo.
La Psicosomática Clínica: ¿por quién y cómo?
Los diversos testimonios recibidos muestran que es posible avanzar en su propio camino de evolución
personal gracias a un libro como este. Ya es un primer paso, para nada despreciable. En cambio, el
establecimiento de un diagnóstico psicosomático preciso, indispensable para el acompañamiento de un
enfermo, necesita la intervención de un profesional correctamente formado en esta disciplina.
La técnica terapéutica utilizada consiste, al comienzo, en una psicoterapia de tipo “cara a cara”, la
frecuencia de las sesiones se ajusta en función de cada caso. Por ejemplo, el seguimiento de una persona
enferma de cáncer no será seguramente para nada idéntico al de una persona que presenta un desorden
amoroso. La duración de la terapia depende igualmente de un gran número de factores que es imposible
detallar aquí, pero de una manera general, y contrariamente a la psicología clínica a al psicoanálisis, la
Psicosomática Clínica forma parte de la categoría de la terapias breves. Como me decía un paciente
afectado por un cáncer con una esperanza de vida de seis meses – un año: “¡No tengo cinco años para
dedicarle a mi cáncer!”.
A veces, unas técnicas psico-corporales y psico-emocionales se utilizan en función de los casos clínicos
y sobre todo en caso de resistencias.
Sin duda, los casos de restablecimiento o de clara mejoría amplifican una simple constatación: la
enfermedad está ampliamente ligada a una emoción reprimida, encerrada en nuestro inconsciente y
constituida a partir de eventos precisos desestabilizantes de nuestra historia personal y/o familiar. La
primera etapa de la terapéutica consiste, en la mayoría de los casos, en facilitar su emergencia en plena
consciencia a la hora de una consulta. Esta puesta en consciencia puede ser igualmente retardada
después de la entrevista o facilitada mediante varias técnicas adaptadas al caso. En una segunda etapa,
una palabra clave ocupará todo el espacio del restablecimiento: la aceptación de nuestra historia
personal y familiar, ¡con serenidad por supuesto!
La Psicosomática Clínica y las otras terapéuticas
Como sólo explora el aspecto psicosomático de la enfermedad, nada impide a una persona que siga
igualmente un tratamiento quimioterapéutico, que tome pastillas homeopáticas, que se haga pinchar por
un acupuntor, que tome aceites esenciales, que siga un régimen alimenticio o que le hagan un masaje.
En cambio, solamente un médico está legalmente habilitado para examinar a un paciente, para prescribir
exámenes complementarios a fin de establecer un diagnostico médico, para instituir un tratamiento, para
prescribir medicamentos y para seguir la evolución de su enfermedad. A partir de este principio claro,
preciso y conciso, el practicante en Nueva Psicosomática, si no pertenece al cuerpo médico, sólo
interviene en el aspecto psíquico de la enfermedad, y si es posible, junto al médico tratante. En ningún
caso, aconseja a su paciente acerca del tratamiento instituido. Interviene de la misma manera si el
paciente utiliza otra terapia o técnica, más o menos convencional.
La Psicosomática Clínica resumida en algunas frases, ¿es
posible?
Es un ejercicio peligroso, ¡pero ahí voy!
A nivel teórico, una enfermedad nunca aparece por azar.
La Psicosomática Clínica, con una gran fineza de lectura, explora la historia general de la persona
afectada y aquella de sus ancestros para buscar diferentes factores específicos y determinantes,
especialmente problemáticos, capaces de intervenir en su activación y en su programación de una
manera a menudo inconsciente.
Entre estos diferentes factores, el aspecto emocional es primordial. De una manera general, la
enfermedad está estrechamente relacionada con una o varias emociones reprimidas y reducidas al
silencio después de su constitución. Estas emociones no expresadas en el tiempo indicado y aún activas
hoy, han sido imprimidas, a nuestras espaldas, en nuestro diario íntimo por nosotros mismos desde
nuestro nacimiento o mucho antes, por nuestros ancestros, condescendientes a pesar de todo.
A nivel terapéutico, la Psicosomática Clínica puede ser comparada a la de un rayo láser que puede
abrir el cerrojo de nuestro cofre fuerte interior en donde están reprimidas las emociones que acompañan
los episodios desestabilizantes de nuestra historia. Su puesta en evidencia y el acompañamiento
terapéutico individualizado facilitan su emergencia en la consciencia. Finalmente, autorizarse en plena
consciencia a retomar nuestro presente, aceptando con serenidad lo que no se pudo aceptar en nuestro
pasado, representa el camino más corto de la paz interior que nos conduce hacia el de la mejora y hasta
el del restablecimiento.
Empecemos por el principio: antes de desearles buen viaje y muchos descubrimientos útiles para usted
mismo y sus parientes, me gustaría terminar esta introducción citando una paciente que se sanó de una
esclerosis múltiple. Esta frase es la base de la Psicosomática Clínica y representa perfectamente lo que
yo pienso al respecto.
¡Es más fácil sufrir en su cuerpo
que sufrir en su espíritu!
PRIMER PRINCIPIO
La enfermedad es una solución biológica paliativa y
transitoria
esperando la resolución
de la actividad conflictiva original
¿Cómo llegar a la formulación de este primer y sorprendente principio? Las tradiciones antiguas nos
dicen que la naturaleza es el más grande de los médicos y de los farmacéuticos. Hay en ella todo para
enfermarse ¡y todo para mejorarse! De esta manera, estudiar de cerca su funcionamiento así como el de
las especies que la pueblan puede revelarse muy instructivo y útil en nuestra iniciativa.
Este primer principio pone en relieve el funcionamiento arcaico de los seres vivos – animales, vegetales
y humanos – y describe tres leyes de funcionamiento: vivir la mayor cantidad de tiempo posible en la
tierra, el equilibrio general psíquico y fisiológico y las soluciones biológicas de supervivencia.
Primeramente, en la naturaleza predominan los instintos de supervivencia y todas las especies están
implicadas en ello. De este postulado básico, del cual las especies dependen, aparece una especie de
código arcaico de funcionamiento, comportamental – poniendo en relieve sus actos en la vida cotidiana
– y biológico al mismo tiempo, en relación con su fisiología celular y orgánica. Figura aquí en buena
posición un sistema general de protección que garantiza su supervivencia, psíquico y biológico al
mismo tiempo. Así, sin saberlo, somos permanentemente asistidos en nuestro funcionamiento cotidiano,
tanto en el estado llamado normal o habitual, cuando todo va bien en nuestra vida, como en los casos
extremos en donde su acción es mucho más visible. Veamos todo esto más detalladamente.
Sin saberlo funcionamos bajo el escudo de varias leyes naturales y el bienestar de hoy en día nos hace
regularmente olvidarlo. ¿Cuáles son? Vayamos a ver la primera escena de la película llamada Al
encuentro de las leyes naturales de supervivencia.
Funcionamiento arcaico de los seres vivos
las leyes de supervivencia de las especies y del
individuo
Existe en la naturaleza una especie de código de comportamiento general de todos los seres vivos,
predominado y dictado por las leyes de supervivencia de la especie, que prevalecen sobre aquellas del
individuo. Habló del instinto de conservación, de supervivencia. Entre todas estas especies, la
observación de los animales y de las plantas representa un punto de partida interesante por más de una
razón.
A nivel vegetal, las plantas han puesto a punto estratagemas fisiológicos increíbles para sobrevivir,
sobre todo en los casos extremos. Ciertos árboles, como no pueden huir en caso de peligro, sobrepasan
los limites soportables para su supervivencia y producen un verdadero veneno mezclado a su savia a fin
de repeler el ataque de muchos predadores hambrientos. A penas empieza la comida, viendo el final
aproximarse debido al gran número y a la intensidad de los mordiscos, antes de sacrificarse, los
primeros árboles afectados advierten a sus congéneres propagando en la atmósfera cercana un gas
específico, el etileno. Este último actúa como un auténtico mensajero aéreo que contiene una especie de
código de socorro que cada vegetal de esta especie conoce de memoria. Advertidos de esta manera,
empiezan rápidamente a fabricar este veneno a fin de no terminar como sus colegas. Los primeros
árboles atacados se sacrifican para salvar la selva en su conjunto. Este veneno es secretado
activamente durante los primeros minutos y su tasa a nivel de la savia debe al mismo tiempo disuadir a
los predadores y preservar la integridad del vegetal. Si todo ocurre como se espera, su producción se
detiene a penas se acaba el ataque, ya que tampoco sobreviviría debido a la auto-intoxicación. En el
caso contrario, se muere por haberse defendido demasiado y haber sido devorado por los predadores
herbívoros.
En total, dos elementos importantes y una observación se posicionan en los casos extremos de
supervivencia: el primero es más bien comportamental junto a la noción de sacrificio del individuo por
el conjunto de su especie y el segundo es más bien fisiológico junto a la existencia de una solución
biológica de supervivencia materializada por la secreción de un veneno disuasivo. Hay otra observación
que tiene que ver con esta famosa e ingeniosa solución: se instala mientras la supervivencia de la planta
sea amenazada. Por esta razón, podría ser calificada como solución paliativa y transitoria, esperando la
resolución definitiva de la problemática de supervivencia.
Me acuerdo igualmente de una discusión con un viejo campesino que me encontré durante un paseo
primaveral en el campo de Cahors, en mi pais.
Ve ese gran y viejo árbol! Debía morir el año pasado con las heladas y ser abatido este invierno ya que
no daba más fruta desde hacía varias temporadas. Encontró la forma de reproducirse antes de morir,
ya que varios brotes aparecieron a sus pies este año. No es tan increíble, ya que él también, al ver venir
sus últimas horas, deseó seguramente dejar una huella antes de partir definitivamente.
La etología, que estudia el comportamiento de los animales en su medio natural es igualmente muy
instructiva y también pone en evidencia este famoso código de comportamiento. El ejemplo más
impresionante está representado por el comportamiento de las gacelas durante un ataque inesperado de
sus predadores favoritos: los leones y las leonas. Estas encantadoras damas deben su supervivencia
solamente a una manera de correr desenfrenada que les hace dar saltos que pueden dejar pálidos a los
pretendientes a la medalla de oro olímpico del triple salto y batir récords de velocidad que asquean a los
corredores de los 100 metros planos. Los etólogos han observado que en ciertos casos en donde la
batalla se presumía muy sangrienta y con varias pérdidas, una gacela en particular, la más vieja o la
menos veloz, aparentaba quedarse atrás para atraer la atención de los felinos hacia ella, salvando de esta
manera a la mayoría de la tropa. Los investigadores mencionan el termino de “desequilibrio” para
describir su asombroso, pero eficaz comportamiento. Este sacrificio no se produce por azar.
Simplemente, forma parte del código de comportamiento de las gacelas, elaborado sucesivamente a lo
largo de su evolución.
Ahora, visitemos al rey de los animales durante un periodo de gran sequía. Todos los animales estiran la
lengua y se dirigen hacia una pequeña charca en donde hay un poco de agua estancada. ¡Lo
sorprendente es que el león no salta inmediatamente sobre la gacela que viene a beber a su lado! ¿por
qué? Si se la come hoy, se morirá mañana, ya que este gesto traidor e indecente lo condena
inmediatamente a una muerte a corto o mediano plazo, así de simple: no tendrá más reservas de comida.
De hecho, transmitiéndose la información, ningún otro animal vendrá a colmar su sed en el futuro. Aquí
también vemos en acción el código de comportamiento de los leones en la adversidad, inscrito en el
catálogo de sus instintos, durante toda su evolución.
En la vida doméstica, nuestros amigos veterinarios nos enseñan que los animales cuidan a veces a su
amo contrayendo la enfermedad de su protector. Se deben decir lo siguiente: “Si mi amo muere de su
enfermedad o no puede alimentarme más, yo también moriré. En cambio, si lo alivio hoy, podré comer
aún más tiempo a sus pies o en sus brazos”. Una vez más, aparece la noción de sacrificio.
En los humanos, yendo más lejos, un psiquiatra había observado un extraño fenómeno: cuando un niño
de una familia estaba mejor, algunos meses más tarde, recibía a su hermano o a su hermana debido a
otra problemática psiquiátrica. El recorrido se hace rápidamente entre el sacrificio de los arboles para
salvar al bosque, el de la gacela para salvar a sus congéneres, el del animal doméstico para salvar a su
amo o el del niño para salvar... a su familia.
Se dará cuenta que el termino “desequilibrio” sienta perfectamente a todos los casos, en el sentido literal
– desequilibrio físico, pérdida de equilibrio – como en el figurado – desequilibrio mental, locura. ¿Será
posible pensar que un niño afectado por un autismo, una esquizofrenia, un retraso psicomotor o por
cualquier enfermedad psiquiátrica se sacrifica a fin de proteger a todos los miembros de la familia de
una locura? Dentro de un ámbito similar, demostré este tipo de funcionamiento en el síndrome del
yacente en donde el nacimiento de una persona en particular es inconscientemente programado por el
clan para hacer “revivir” un miembro desaparecido demasiado pronto, del cual el duelo era imposible de
hacer en el momento del drama.
A veces, este sacrificio se hace conscientemente como en ciertos estados extremos de supervivencia,
especialmente en los prisioneros de guerra con los actos de valentía o en los campos de concentración.
Una paciente me contaba la siguiente historia. Mi padre fue conducido a un campo de concentración en
un vagón de animales después de haber sido denunciado como comunista. Eran catorce en la misma
situación. El vagón tenía una pequeña ventana en lo alto del techo. Uno de los detenidos había llevado
con él una pequeña barra de hierro y, sobre los hombros de otro, forzando, logró abrir la ventana. La
vía estaba libre para todos, salvo para el último, que tenía que sacrificarse para levantar a su último
compañero hasta la ventana. Fue designado echándolo a la suerte. Fue así que mi padre escapó a los
campos de concentración.
En algunas culturas antiguas como la de los Aztecas, el sacrificio estaba instituido durante las
ceremonias oficiales. Estaba concebido como un medio de supervivencia del pueblo, de la tierra y del
universo a través de la energía trasmitida por el corazón palpitante de un niño sacrificado.
Osemos ir todavía más lejos, saltando del estudio de los comportamientos y de la psiquiatría a la
enfermedad. Para esto, volvamos a observar la naturaleza humana y estudiemos su comportamiento más
bien psicológico en un principio.
El confort y la seguridad en los cuales vivimos hoy en día, nos hacen olvidar la existencia de nuestro
funcionamiento arcaico, representado esencialmente por el instinto de conservación, el instinto de
supervivencia, gracias al cual nuestros ancestros sobrevivieron en la tierra durante millares de años.
¡Creo que nunca será demasiado tarde para agradecerles! Este instinto posee sus propias reglas, inscritas
sucesivamente a lo largo de nuestra evolución en una parte de nuestro cerebro, bien protegido, por su
importancia, en el interior de una sólida bóveda craneana. Así, sin saberlo, todos los seres vivos que
“alquilan” un trozo de tierra durante toda su vida y tratan de sobrevivir – animales, vegetales, humanos
–, obedecen naturalmente, sin hacerse preguntas existenciales, a tres leyes fundamentales que emanan
del instinto de conservación:
Primera ley de supervivencia: los seis instantes de nuestro sagrado paso sobre la tierra para vivir en
ella la mayor cantidad de tiempo posible.
Segunda ley de supervivencia: el principio de equilibrio fisiológico llamado igualmente homeostasis
se observa durante el estudio de nuestro funcionamiento normal, habitual, mientras que no encontremos
demasiadas dificultades particulares en nuestra vida cotidiana. Nuestra fisiología y nuestro psiquismo
se concentran en un punto fundamental: gastar el mínimo de energía para el máximo de eficacia, todo
para sobrevivir.
A nivel fisiológico, sin saberlo y por lo tanto siempre fuera de nuestra consciencia, un número
incalculable de operaciones biológicas, físicas, químicas, electromagnéticas, entre otras, se efectúan en
todo momento a fin de que podamos vivir tranquilamente, sin preocuparnos por nada. Este rol le
pertenece a nuestro sistema biológico de protección, del cual el cerebro se considera como el órgano
central de mando. Éste recibe informaciones del exterior mediante los órganos de los sentidos y la
mente, pero también del interior gracias a los diferentes captores diseminados en todo el cuerpo, de la
cabeza a los pies. Según un cierto número de criterios, decidirá intervenir o no, como lo veremos luego.
Así mismo, como acabamos de ver, a nivel psíquico, un cierto número de pensamientos perturbadores,
que desvían nuestra atención o nuestra vigilancia hasta hacernos arriesgar nuestra vida, son por una
parte y en función de su importancia, más o menos profundamente reprimidos en el inconsciente. Por
otra parte, son constantemente vigilados a fin de que no puedan perturbar aún más nuestra vigilancia
durante la caza de un antílope, la conducta de un carro o frente a una sierra circular. Este rol le pertenece
a nuestro sistema psíquico de protección, quien también se encuentra en nuestro cerebro.
De hecho, ¡somos constantemente protegidos a nuestras espaldas!
Tercera ley de supervivencia: en los casos extremos, fuera de nuestro funcionamiento cotidiano
habitual precedente, nuestros dos sistemas de protección poseen toda una variedada de soluciones
transitivas que palían nuestras insuficiencias momentáneas.
Podrá darse cuenta, que estos dos sistemas no son solicitados exactamente de la misma manera durante
una siesta bien merecida o durante una agresión física o mental.
Primera ley de supervivencia:
Vivir la mayor cantidad de tiempo posible
Los seis instantes sagrados de nuestro paso sobre la tierra
Concierne a todos los seres vivos que viven en la tierra. Muy simple, fundamental incluso, describe el
desarrollo cronológico de la vida terrestre de un ser humano, de un animal e incluso de una planta.
Esquemáticamente, seis instantes particulares marcan cada recorrido de vida: los seis instantes sagrados
de nuestro paso sobre la tierra. Hablo efectivamente de instantes y no de momentos o de periodos, ya
que estos ocurren en una sola fracción de segundo cada vez. Tomemos a la especie humana para ilustrar
esta primera ley.
La concepción, la fusión instantánea de un óvulo de origen materno y de un espermatozoide paterno,
marca el comienzo de un largo periplo de nueve meses.
El nacimiento en donde una inspiración refleja espontánea o ayudada por un gran o pequeño golpe en
las nalgas inaugura su entrada en el mundo. Luego, después de esta inspiración tranquilizante para la
familia y el conjunto de la sociedad, la espiración igualmente refleja, termina el primer ciclo de la
fragua respiratoria. Esta respiración así instalada,se detendrá sólo después que haya pasado mucho
tiempo. Entre tanto, el niño es alimentado y limpiado durante años. Su cuerpo físico crece gracias al
alimento real mientras que su mente y su psiquismo se desarrollan con los alimentos intelectuales,
espirituales u otros. Al lado de estos alimentos psíquicos e intelectuales, no olvidemos el principal de
los catalizadores de su crecimiento: los alimentos afectivos, los que nunca serán suficientes, dan
testimonios los numerosos ex-bebés que curo hoy en día. Luego, se anuncia el día en que se vuelve
completamente autónomo y puede asumirse sin la ayuda de sus tiernos y queridos padres, que dejan
caer una pequeña lágrima cuando su prodigio atraviesa la puerta.
El adulto, cuando se va de su casa para vivir la gran aventura de la vida, se vuelve un individuo con
todas las de la ley en el seno de la sociedad. Es capaz de tomar decisiones importantes y comprometer
su propia responsabilidad en todos los ámbitos: principalmente profesionales y afectivos y sobre todo
para el instante siguiente.
Llegar a ser padre lo guía hacia las responsabilidades familiares que debe asumir absolutamente para
honorar a su especie. Estará orgulloso de sus hijos hasta que ellos sigan su propio recorrido de vida. En
el momento en que se decide a jubilarse, una de las sorpresas más grandes lo espera:
Devenir abuelo es un regalo maravilloso de la naturaleza. Podrá así volverse útil ocupándose de sus
nietos cuando sus hijos van a trabajar lejos. Les enseñará la vida en general, contándoles sus
experiencias, entre otras cosas, y les dará todo el cariño que no pudo darles a sus propios hijos.
Elemento primordial: saber que la especie cuenta al menos tres generaciones al mismo tiempo sobre la
tierra se revela muy tranquilizante para su perennidad. Luego, poco a poco, las fuerzas disminuyen
progresivamente.
El instante de la gran partida llegó. Su familia, a su alrededor, lo cuida hasta su último suspiro.
Ahora, en todas las bocas suena la misma pregunta: ¿cuáles son esas famosas condiciones para vivir la
mayor cantidad de tiempo posible sobre la tierra?
Segunda ley de supervivencia:
La homeostasis general
Equilibrio psíquico y fisiológico
Nuestra fisiología y nuestra psicología se adaptaron a lo largo de nuestra evolución alrededor de un
tema central: la supervivencia de la especie y aquella del individuo, dominadas en gran parte por
preocupaciones cotidianas. ¿Cómo pasamos del verbo sobrevivir a vivir?
En el marco de reflexión que les presento, en donde se propone que cada individuo pase por estos seis
instantes sagrados, sería más preciso, en un principio, utilizar el verbo sobrevivir en lugar de vivir. ¿Por
qué? Se preguntara. La respuesta estuvo, está y siempre estará en la naturaleza. La observación atenta
del modo general de funcionamiento de las especies nos dará algunas respuestas. Que pertenezcamos a
la raza de los leones, de las gacelas o de los humanos, da lo mismo si miramos más de cerca, todos los
especímenes están enfrentados a problemas idénticos para poder mantenerse en su rol la mayor cantidad
de tiempo posible y permanecer sobre la escena del teatro natural de la existencia. Esquemáticamente, el
instinto de conservación, el principal guía durante toda su vida, puede manifestarse y estudiarse dentro
de los cuatro ámbitos fundamentales. En mi curso general de psicosomática, utilizo con frecuencia la
imagen de un gobierno cerebral central.
El gobierno central de la supervivencia
Posee cuatro Ministerios principales:
El ministerio de los asuntos vitales
Las necesidades vitales arcaicas y cotidianas de cada individuo parecen estar dominadas por los
suministros cotidianos: de aire para aportar el indispensable oxígeno a las células; de agua para no
deshidratarse, y de alimento para dar al organismo los elementos necesarios para su crecimiento y su
funcionamiento fisiológico. La búsqueda de aire, de agua y de alimento es casi cotidiana. Para la
perennidad de la especie, la reproducción está, para los animales, más o menos programada
fisiológicamente para un cierto periodo del año y sólo los ocupa durante esos pocos momentos precisos.
Para los humanos, es el entrenamiento el que predomina, ¡sobre todo hoy en día!
El Ministerio de protección materna, infantil y familiar
Una vez estas necesidades vitales satisfechas, se les propone por una parte, protegerse a sí mismos
conservando al máximo su integridad física y mental. Por otra, la vigilancia, la protección de su
progenitura y de sus congéneres ocupan una gran parte de sus actividades. Para facilitarse la tarea,
ciertas especies preferirán ocupar un espacio fácil de proteger, en forma de nido más o menos acogedor,
como una cueva por ejemplo. Este Ministerio se encarga igualmente de la responsabilidad de la familia,
el buen funcionamiento del hogar así como el buen entendimiento entre los diferentes habitantes del
nido.
El Ministerio de asuntos externos/la individualización
En la naturaleza, existe una gran diferencia entre las especies. Algunas, más bien favorecidas,
pertenecen al club de los predadores y otras, menos afortunadas, al de los perseguidos. Por esto, existe
una especie de enseñanza instintiva en el seno de cada especie a fin de determinar cuál o cuáles son los
enemigos hereditarios de los cuales habrá que cuidarse durante los paseos diarios. Esta cohabitación
entre estas diferentes especies en un mismo espacio definido de vida – el territorio – conlleva una
constante comparación ínter-especies. Ésta es primordial ya que determina la estrategia que se
adoptará durante un encuentro fortuito. Si una gacela encuentra o siente un león en una curva de un
camino en la sabana, su instinto le da la orden de batir todos los récords de velocidad a fin de no servir
de comida para su predador favorito, que sólo está satisfaciendo de hecho, su necesidad arcaica de
alimentarse. De su lado, la gacela no pide ninguna autorización administrativa en tres ejemplares para
permitirse, igual de instintivamente, pacer las infelices briznas de hierba que crecen a lo largo de su
paseo. En cambio, no ve ningún inconveniente, al llegar la tarde, a que una cebra la invite a tomarse un
trago. Evocaremos de esta manera, en este Ministerio, la noción de individualización.
El Ministerio del interior/yo y mis semejantes
Una vez que las necesidades vitales son satisfechas, que nuestra protección se asegura que sabemos
reconocer perfectamente a nuestros predadores privilegiados y que estamos perfectamente
individualizados, sólo nos falta escuchar a nuestros congéneres -miembros de nuestra familia, vecinos,
amigos o enemigos – a fin de vivir lo más felices y la mayor cantidad de tiempo posible. Estas son las
relaciones humanas entre ellos y en el seno de su propia familia.
Primera constatación
Bajo un cierto punto de vista, nuestra vida depende enormemente del buen funcionamiento de varias
funciones fisiológicas y psico-comportamentales inscritas, jerarquizadas y controladas por nuestro
cerebro, que efectuó su maduración a lo largo de nuestra evolución.
Para las necesidades vitales, nuestra supervivencia depende del buen funcionamiento de los sistemas
respiratorio, renal, digestivo y reproductor.
Nuestra propia protección, aquella de nuestros hijos y de nuestro entorno inmediato, depende
fisiológicamente de las glándulas mamarias – poner al hijo bajo su seno, bajo el ala para protegerlo y
alimentarlo – y de nuestra piel, nuestra dermis más precisamente, y las membranas o fascias que
recubren los órganos – las meninges que protegen el cerebro, el pericardio para el corazón, las pleuras
para los pulmones, el peritoneo para los intestinos, las cápsulas articulatorias para proteger las
articulaciones, entre otras. A título de ejemplo, la tortuga, el puerco espín y el cocodrilo se protegen
mejor que un hombre gracias a un caparazón o a temibles espinas, de origen dérmico.
Respecto a las relaciones entre las especies, observamos que la supervivencia depende esencialmente
de nuestras capacidades de correr para huir y la fuerza para defendernos o pelear. Por esto, el sistema
locomotor, el sistema cardiovascular y la sangre – que sirve para alimentar y oxigenar los músculos –
poseen un rol primordial en este proceso.
Las relaciones entre los individuos en el seno de su propia especie, como las relaciones humanas para
nosotros, están dominadas por actividades conflictivas que gestionan todos los otros sistemas como, en
primer lugar, la piel, los sistemas nervioso y endocrino, entre otros. Aquí también dominan las
cuestiones territoriales.
A nivel psico-comportamental, anotaremos las preocupaciones mentales para la supervivencia en las
que predominan sensaciones tales como el miedo, la felicidad, la tristeza, la rabia, la satisfacción, entre
otros, y los reflejos comportamentales de ataque o de huida, todo esto con un máximo de vigilancia a fin
de no terminar nuestros días en las mandíbulas de un león.
Segunda constatación: cuando todo va bien
Cuando todo va bien, una cierta armonía reina en el seno de estos cuatro Ministerios fundamentales.
Ésta también reina a nivel fisiológico, ahí es cuando hablamos de homeostasis o de equilibrio
fisiológico en el que cada célula posee una función y un rol precisos, contribuyendo al buen
funcionamiento del organismo entero. Una célula del aparato digestivo está altamente especializada en
la digestión de los alimentos y gracias a ella, las substancias exteriores pueden ser asimiladas y
alimentar las otras células del organismo. Así mismo, una célula del corazón forma parte integrante de
la fisiología cardíaca y permite la irrigación sanguínea de todo el cuerpo. Finalmente, las células de
nuestro cerebro poseen el rol bastante especial de gestión de todas las funciones internas,
beneficiándose del buen funcionamiento de las células digestivas que las abastecen en nutrimientos, de
las células pulmonares que las oxigenan, etc.
En este mismo supuesto, nuestro comportamiento psíquico está generalmente bien adaptado y todo el
mundo puede vivir lo que le toca vivir más o menos tranquilamente, gracias al director de orquesta
supremo: nuestro inconsciente arcaico llamado también biológico.
El Inconsciente arcaico, biológico
Hoy en día, no pensamos mucho en esta clasificación o en esta jerarquía que puede parecer anticuada o
incluso fútil para algunos. Simplemente, no se enseña suficientemente en las escuelas o en las
facultades. Bien instalados en nuestro confort, hemos olvidado este ingrediente psico-comportamental y
fisiológico que nos dirige, a pesar de todo, en todos los actos de nuestra vida cotidiana por una razón
muy simple y lógica: el buen funcionamiento de estas instancias instintivas arcaicas es el aval de
nuestra supervivencia sobre la tierra. Sin ella, ya habríamos desaparecido hace tiempo. Sí, ellas nos
dirigen a nuestras espaldas, ya que hoy en día, podemos permitirnos vivir y no solamente sobrevivir
como debimos hacerlo durante millares de años. Estas memorias instintivas o estos códigos fisiológicos,
funcionales y comportamentales, fuertemente asociados e interdependientes, están enterrados en las
profundidades de nuestro inconsciente, ya que todo ocurre sin la intervención de nuestra mente, de
nuestra consciencia. ¿Han tratado acaso de controlar su ritmo cardíaco mientras son víctimas del
flechazo eléctrico de un encuentro inesperado con su gemelo(a) simbólico(a)? Así mismo, ¿vigilan
ustedes constantemente su tasa de azúcar en la sangre y de ácido clorhídrico durante una comida en una
fiesta? o, mejor aún, ¿han tratado de ejercer su talento de coreógrafos(a) para dirigir el ballet milenario
en donde están cronometrados a la milésima de segundo los pasos de la fabulosa danza ancestral que
une los genes y los cromosomas de la pareja mítica formada por un valeroso espermatozoide y un
encantador óvulo después de la fecundación?
Nuestro funcionamiento íntimo, biológico y psíquico,
está ligado a los diversos instintos de conservación que nos gobiernan.
Estos están activos en permanencia a nuestras espaldas.
Estos instintos de conservación están estrechamente relacionados con dos sistemas de protección.
El sistema biológico/celular llamado de defensa, dicho de otra forma, el sistema inmunitario, está
compuesto por todo un arsenal de células y de moléculas bioquímicas gracias a las cuales estamos
protegidos de las agresiones físicas de origen externo, microbianas de toda especie. Así, detecta los
alérgenos a penas entran en el organismo, los destruye y los inscribe en la memoria en el seno de ciertas
células especializadas. Podemos hablar fácilmente de memoria celular, abundantemente utilizada en la
insensibilización alérgica y en la vacunación.
El sistema físico de protección, por una parte, nos ayuda cuando nos vemos enfrentados a las
agresiones físicas de origen interno, esencialmente representadas por nuestros demonios internos. Por
otra parte, nos permite absorber y tratar mejor las agresiones desestabilizantes de origen externo
cuando nos vemos enfrentados a las actividades conflictivas que nos invaden cotidianamente.
En total y a nivel fisiológico, podemos sacar una constante dependiendo del tejido afectado por la
enfermedad. De esta manera, un cáncer digestivo estará fácilmente connotado por una problemática de
supervivencia arcaica, mientras que un cáncer del seno estará dominado por una problemática basada
alrededor de la protección de los hijos y de la familia. Bajo un mismo punto de vista, una enfermedad
osteo-articulatoria estará más relacionada con una problemática de prestación física y un eccema tendrá
mucho más que ver con una problemática que incluye las relaciones humanas. Pasemos al tercer
principio: el sistema fisiológico y biológico de protección.
Tercera ley de supervivencia: El sistema fisiológico
y biológico de protección
en los casos extremos de supervivencia
Las soluciones biológicas transitorias y paliativas
Estos instintos de conservación aparecen mucho más cuando nos vemos enfrentados a situaciones
extremas y sus mecanismos están muy bien explicados hoy en día. Les propongo estudiar dos de las
cuatro funciones básicas en el seno del Ministerio de la supervivencia: la necesidad de agua y de
alimento. Para ir un poco más lejos en este sentido de protección fisiológica, les invito a descubrir
nuestras proezas fisiológicas durante la gestión biológica automática de una intoxicación alimenticia.
Pero antes, comencemos nuestro estudio por la indispensable temática de los umbrales fisiológicos y de
los limites tolerables.
Umbrales fisiológicos - Los limites tolerables
Esta es una noción clásica en el mundo de la fisiología, el estudio del funcionamiento de los órganos y
de los tejidos. Tomemos dos ejemplos simples y demostrativos que podremos trasladar a todas las otras
funciones del organismo.
La regulación de la glucemia
La concentración de glucosa en la sangre – la glucemia – se orquesta perfectamente durante las 24 horas
del día. Está permanentemente comprendida entre 0,90 y 1,10 gramos por litro de sangre, sea cual sea
el régimen alimenticio, ya que permite un aprovisionamiento óptimo de todos los tejidos del organismo,
especialmente los más golosos como el cerebro, el corazón o los músculos.
A penas los captores diseminados detectan un rebasamiento del umbral superior – glucemia superior a
1,10 g/l –, una hormona pancreática – la insulina – es secretada en cantidad suficiente para hacer que el
azúcar excedente entre en las células.
Por el contrario, si los captores detectan una glucemia inferior a 0,90 g/l, otra hormona – el glucagón –
es secretado para bombear el azúcar almacenado en las reservas y llevarlo a la sangre.
El equilibrio ácido-básico y la regulación del pH sanguíneo
La constancia del pH sanguíneo, comprendido entre 7,2 y 7,4 es primordial, ya que todas las reacciones
químicas del organismo dependen de ésta. Los pH inferiores a 7 o superiores a 7,8 – los limites
fisiológicos tolerables – son simplemente incompatibles con la vida. Así, y entre otras cosas, la forma
molecular de las proteínas, la actividad enzimática y la estructura de los elementos constitutivos de la
célula requieren su perfecta estabilidad. Por esto, existe un mecanismo de regulación ácido-básica ultra
sofisticado que se pone en marcha a la más mínima variación: es el efecto tapón. Sin entrar en detalles,
un pH bajo 7,2 – llamado ácido – es inmediatamente tapado gracias a las bases. Inversamente, un pH
superior a 7,4 – llamado básico – es inmediatamente tapado con los ácidos.
Conclusión: la particularidad de la existencia de estos umbrales debe ser primordialmente integrada por
la razón siguiente: los mecanismos de regulación se efectúan sin la menor participación de la mente ya
que pertenecen a nuestro famoso inconsciente arcaico, biológico, que podemos considerar como el aval
de nuestra supervivencia fisiológica. Se activan según criterios muy precisos, memorizados desde la
noche de los tiempos y principalmente durante el rebasamiento de los umbrales fisiológicos superiores o
inferiores. Así, en el funcionamiento llamado normal, no intervienen de ninguna manera. En cambio, a
penas los limites fisiológicos tolerables son superados, su intervención es indispensable y saludable para
un buen funcionamiento de nuestro organismo.
La necesidad vital de agua
La necesidad vital de agua se puede estudiar durante una excursión en el desierto. Desde hace algunos
días, el calor es intenso y la reserva de agua se acaba rápidamente. En los casos juzgados extremos por
nuestras instancias psíquicas y fisiológicas, cuando sufrimos un verdadero peligro de muerte, existe un
proceso de supervivencia que pocos individuos conocen. Ante este peligro creciente de morir de sed y a
partir del momento en que ciertos límites fisiológicos son sobrepasados, nuestras instancias físicas
dirigentes – la fisiología renal – tienen varias soluciones y las instauran con autoridad, absolutamente a
nuestras espaldas. Éstas son puramente internas, fisiológicas, ya que nuestro inconsciente arcaico no
puede intervenir sobre los elementos externos o extranjeros al organismo, como conseguir que llueva,
por ejemplo. Además, poseen tres características fundamentales.
Primero, el riñón como órgano, no decide nada solo. Está comandado por los centros de control del
sistema de gestión de los líquidos situados a nivel del tronco cerebral. Por esto, hablaremos a menudo
de cerebro arcaico o biológico.
Segundo, estas soluciones orgánicas son sólo temporales y palían parcialmente las deficiencias
engendradas por esta situación excepcional.
Tercero, éstas sólo se instalan bajo ciertas condiciones, a menudo extremas, como sigue.
A nivel fisiológico, el agua es primordial para nuestra supervivencia, ya que todo nuestro
funcionamiento celular depende de ella. Estamos constituidos de aproximadamente un 80% de agua. La
sensación de sed creciente, la boca seca y el grado de hidratación de los tejidos informan
constantemente a las instancias dirigentes. Desde hace milenios, esta falta extrema de agua fue resuelta
muchas veces gracias a la fisiología de la regulación de los líquidos. Después de haber esperado el
rebasamiento de los limites de supervivencia del individuo, las instancias arcaicas van a accionar un
fenómeno lógico que consiste simplemente en economizar las perdidas de agua: evitar al máximo su
eliminación hacia el exterior del organismo. Por una parte, la transpiración corporal disminue, incluso
se para. Por otra parte, los canales colectores del riñón presentarán un espasmo más o menos potente.
Por esto, la orina emitida a pesar de todo, no será mucha y su concentración aumentará en desechos,
volviéndola así más cargada y más coloreada que de costumbre. Éste espasmo durará todo el tiempo que
sea necesario, dentro de ciertos límites por supuesto.
Conclusión: éstas soluciones fisiológicas temporales llegan a prolongar nuestro tiempo de
supervivencia sobre la tierra, incluso en condiciones extremas. Después, hay dos salidas posibles: salida
favorable: el espasmo que ya no tiene razón de ser libera los canales colectores y la transpiración
vuelve. Salida desfavorable: estas soluciones fisiológicas de supervivencia lo intentaron todo, pero
sólo pudieron hacer lo que estaba a su alcance: proteger al máximo el individuo. Adivine lo que sigue...
unos tuaregs pasan y los recogen. Con sus radios y sus ordenadores portátiles equipados con web-cam
envían inmediatamente su posición exacta y negocian las primeras imágenes con los grandes medios de
comunicación del mundo entero... después, les ofrecen un te a la menta...
En total, sobre un cierto límite tolerable para la fisiología del individuo, el número de canales colectores
del riñón solicitados y la intensidad de su espasmo son proporcionales a la importancia de la falta
fisiológica de agua que determina su evolución respectiva.
La necesidad vital de alimento
El tema del alimento es mucho más fácil de tratar. Veamos las consecuencias generales de una brusca
hambruna que llega de repente a un país imaginario. Como siempre y desde hace tiempo ya, en este
caso también juzgado extremo por nuestro cerebro arcaico, éste último decide aplicar una solución
temporal que puede proveer esta falta durante meses yendo a buscar azúcar de reserva en el organismo.
Así, por orden cronológico, la reserva de azúcar se ve desvalijada en algunas horas. Después, las células
grasosas, segunda reserva de glúcidos, pierden progresivamente su stock. Finalmente, y como último
recurso, las proteínas participan en este esfuerzo de supervivencia. Ésta solución provisoria no podrá
durar mucho al cabo de cierto tiempo, y desgraciadamente, el fallecimiento sobreviene en un estado de
caquexia extrema, como se puede ver en los reportajes sobre el tercer mundo. En total, la importancia
de las reservas de azúcar en el organismo sigue muy de cerca la evolución de la falta fisiológica de
alimento.
Conclusión general: en las situaciones excepcionales de supervivencia,
existen soluciones fisiológicas paliativas y temporales. Éstas se aplican a
nuestras espaldas cuando corremos un gran peligro, cuando nuestros
umbrales de tolerancia son sobrepasados y toman, de cierta manera, el
relevo de la función natural consciente. En el feliz caso de una resolución
de la problemática, se interrumpen rápidamente, ya que no son más
biológicamente útiles para nuestra supervivencia inmediata. En el caso
contrario, continúan, y desgraciadamente, se apagan progresivamente
junto al individuo, sin haber podido salvarlo.
Ahora, les propongo estudiar, entre tantas otras, una solución fisiológica instintiva y paliativa que se
aplica a nuestras espaldas luego de una simple intoxicación alimentaria.
Las soluciones fisiológicas instintivas paliativas y
transitorias en el caso de una intoxicación
alimentaria
Todo esto parece ser muy simple, pero cuando me focalicé sobre esta cuestión, descubrí una vez más los
tesoros de nuestra fisiología. No pueden imaginarse todo lo que nuestras instancias arcaicas hacen cada
día para salvarnos de un mal paso, aquí, digestivo. Dirigen todo el proceso, desde la ingestión y hasta
las expulsión fuera del organismo, sin que podamos intervenir conscientemente.
Una intoxicación alimentaria es una verdadero asunto de estado que solamente la fisiología digestiva de
urgencia puede gestionar de la mejor forma. No nos pide ninguna autorización para el desarrollo de
diversas operaciones, perfectamente sincronizadas a nivel de los centros cerebrales de control. No son
nunca los órganos mismos los que deciden sino que sólo obedecen al pie de la letra las ordenes venidas
de arriba. Me sorprendió mucho constatar que varias formaciones cerebrales estaban concernidas,
incluso si no pertenecen a los mismos relevos centrales. Pongámonos en situación.
Sin saberlo, usted acaba de ingerir una substancia degradada de la cual la fecha de vencimiento pasó
hace tiempo. Los signos clínicos de una intoxicación alimentaria se instalan progresivamente y pueden
durar horas: nauseas, vómitos, sudores, debilidad general, contracciones musculares digestivas y
abdominales, y diarrea. Podríamos pensar que sólo el estómago se hace cargo de la situación. De mi
lado, analizando el fenómeno más de cerca, tuve la sorpresa de constatar que sólo interviene durante
muy poco tiempo.
Rápidamente, los captores químicos digestivos detectan el alimento en cuestión. Ésta información es
dirigida directamente hacia las esferas superiores y se da la orden de deshacerse de ella lo más
metódicamente posible.
Para ello, el sistema nervioso vegetativo actua en primer lugar. Aparecen nauseas y contracciones a
nivel del estómago, para llegar a los primeros vómitos. Si esto es suficiente el producto incriminado es
expulsado y todo vuelve a la normalidad rápidamente. En el caso contrario, las contracciones digestivas
se vuelven rápidamente ineficaces y, contrariamente a lo que se podría pensar, se detienen. De hecho,
para qué cansar la pared estomacal cuando disponemos de una arma más adecuada: la contracción de la
pared abdominal y del diafragma, mucho más adaptados al esfuerzo requerido. Los músculos
solicitados están bajo la dependencia del sistema nervioso motor y, a nivel de su localización cerebral,
los centros de control están bastante alejados de los precedentes. Se necesita entonces una coordinación
perfecta entre estos dos sistemas para llegar a una expulsión de calidad. Además, para vomitar bien, el
esfínter esofágico inferior también debe estar abierto en el momento de la subida de la presión
abdominal.
Cuando todo este dispositivo fisiológico se ve sobrepasado y le es imposible evacuar por la parte alta,
queda otra solución: la evacuación por la parte baja, bajo forma de diarrea. Una gran cantidad de
líquido invade los intestinos a fin de facilitar la expulsión de los alimentos averiados. Por esto, se les
solicita a estos últimos que pasen lo más rápidamente posible por la cavidad intestinal sin ser
asimilados.
Podemos constatar que la mente y la consciencia sólo intervienen para quejarse de las consecuencias de
la intoxicación. Nunca, pero nunca podríamos estar a la altura del funcionamiento del centro del vómito
conscientemente, por una razón simple: esto nos tomaría demasiado tiempo. Las instancias arcaicas
saben reaccionar con buenos reflejos fisiológicos, incluso sin esto nos parece desagradable. Nunca les
agradeceremos lo suficiente. Pero visto desde este ángulo de protección fisiológica, ustedes como yo,
pensamos que la naturaleza está verdaderamente bien hecha. Estos vómitos o diarreas serán
considerados necesarios y bienvenidos.
Este ejemplo, entre tantos otros, me permitió ver la enfermedad de otra manera. Los signos clínicos se
instalan mientras dura la intoxicación y es simplemente gracias a este dispositivo fisiológico, de una
precisión notable, que la mayoría de las veces salimos del entuerto. Dos preguntas sobrevienen.
Los signos clínicos de las otras enfermedades ¿obedecen al mismo
funcionamiento general? ¿representan igualmente una solución fisiológica
transitoria y paliativa para resolver un problema particular, mucho más
sutil que una simple y anodina intoxicación alimentaria, y están mas bien
ligado a una actividad conflictiva psíquica consciente o ,mucho más
frecuentemente, inconsciente y habiendo siempre sobrepasado límites
psíquicos tolerables?
Hoy, mi convicción ha crecido junto a mi experiencia clínica. Cuando los factores psíquicos son
predominantes y sobrepasan un umbral de tolerancia, pueden influenciar verdaderamente nuestras
células. ¿Cómo? Gracias a los procesos de conversión orgánica, el principio siguiente.
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  • 1.
  • 2. Dr Salomon SELLAM Cando el espíritu influencia al cuerpo La enciclopedia Bérangel de los estados de ánimo al origen nuestras enfermedades Volumen 1 Los 7 principios básicos de la Psicosomática Clínica y humanista Ediciones Bérangel Libros de Salomon Sellam en español y Todas las informaciones sobre las actividades del Doctor Salomon Sellam disponibles en www.sbr-fpch.org La Fundación para la Psicosomática Clínica y Humanista (2013, Barcelona, España)
  • 3. Títulos de las obras complementarias recomendadas por el Dr. Salomon Sellam, al final del presente tomo Ilustración de cubierta Mado Seiffert © 2011 Editions Bérangel SARL Bérangel 10 Rue Fallières, 34725, Saint André de Sangonis Tel : (33) 04 67 54 17 20, Fax: (33) 04 67 54 28 57 Todos los derechos de reproducción y traducción reservados para todos los paises. ISBN N° 978-2-915227-72-7 EAN 9782915227727
  • 4. Índice Portada Portadilla Prólogo A modo de introducción PRIMER PRINCIPIO La enfermedad es una solución biológica paliativa y transitoria las leyes de supervivencia de las especies y del individuo Primera ley de supervivencia: Vivir la mayor cantidad de tiempo posible Segunda ley de supervivencia: La homeostasis general Tercera ley de supervivencia: El sistema fisiológico y biológico de protección Umbrales fisiológicos - Los limites tolerables La necesidad vital de agua La necesidad vital de alimento Las soluciones fisiológicas instintivas paliativas y transitorias en el caso de una intoxicación alimentaria SEGUNDO PRINCIPIO La conversión orgánica La fuente de conflicto el estado de ánimo conflictivo La activación de los procesos de conversión El sistema psíquico de protección La evolución positiva o negativa de los procesos de conversión TERCER PRINCIPIO El sentido biológico CUARTO PRINCIPIO La activación de la enfermedad La conversión por psicochoque emocional desestabilizante Los psicochoques emocionales desestabilizantes programadores La conversión por saturación conflictiva La conversión repetitiva a mínima La conversión mnémonica La conversión mixta
  • 5. QUINTO PRINCIPIO La programación de la enfermedad Los Ciclos Biológicos Celulares Memorizados de Marc Fréchet El ciclo de autonomía Metodología La Memoria Cíclica Musical La enfermedad programada por una memoria conflictiva que pertenece al Proyecto/Sentido El análisis psicológico del líquido amniótico Los diferentes tipos de Proyecto/Sentido El Proyecto/Sentido Intencional, consciente y explícito El Proyecto/Sentido cronológico “clásico”, El Proyecto/Sentido de “urgencia” El Proyecto/Sentido y parto El Proyecto/Sentido Implícito El Proyecto/Sentido Transgeneracional, La enfermedad programada por una memoria conflictiva transgeneracional Conclusión acerca de la programación de la enfermedad SEXTO PRINCIPIO La terapéutica SEPTIMO PRINCIPIO La prevención psicosomática ANEXOS Las lateralidades funcionales y biológicas Libros de Salomon Sellam que ya aparecieron en español
  • 6. Prólogo Hoy en día y dependiendo de las creencias personales, todo el mundo está de acuerdo en darle un lugar más o menos importante a las influencias del psiquismo sobre una enfermedad, especialmente sobre su evolución. En cambio y sin negar todo tipo de factores – genéticos, congénitos, meteorológicos, mecánicos, alimenticios, entre otros –, son pocos los practicantes que dan a entender que la enfermedad puede ser activada debido a circunstancias particulares dominadas por una preocupación mental precisa. Por esto, prefiero hablar de porcentaje de influencia psíquica para tal o tal patología y es sólo la persona afectada por la enfermedad quien podrá definirla correctamente. Acerca de la terapéutica De esta manera, si el porcentaje parece ser elevado, una acción sobre el psiquismo sigue siendo posible y altamente aconsejada. Hoy en día, mi concepción acerca de la terapéutica, sostenida por todos estos años de experiencia clínica, es clara y distingo tres ejes principales de intervención: el seguimiento terapéutico clásico, el apoyo psíquico y la exploración psicosomática, para poner en evidencia los orígenes psíquicos de la enfermedad y sobre todo para prevenir las recaidas. Por esto, deseo con todo mi corazón una real cooperación de todos los actores de la salud: especialistas, de medicina general y psicosomatólogos. Acerca de esta enciclopedia Ya hace varios años que siento cada vez más la necesidad de realizar una verdadera enciclopedia en la que se agruparán más de quince años de experiencias clínicas y terapéuticas basadas alrededor de los posibles orígenes psíquicos de las enfermedades y motivada por una de las primeras frases pronunciadas comúnmente al principio de una consulta. “Me gustaría entender lo que me pasa para poder sanarme” El Ser humano está hecho así: primero entender, para encontrar la o las posibles causas de su malestar y en seguida, autorizarse a dar el primer paso en el camino de su propio restablecimiento. Por consiguiente, esta etapa inicial ocupa un lugar primordial en el desarrollo de la terapia, cuanto más que representa a menudo el primer contacto con esta nueva manera de ver la enfermedad. ¿Qué sucede durante la primera consulta? La respuesta de esta pregunta se resume a menudo con una sola palabra: explicación. Sí, es una verdadera fase de explicación, por una parte con la presentación de la enfermedad, y por otra, diferentes hipótesis que incluyen especialmente las posibles influencias psíquicas, nuestro principal tema de estudios. Personalmente, tengo un especial cuidado en el momento de la toma de contacto, y eso desde mis inicios. Me acuerdo de este niño de siete años a quien quería explicarle la fisiología neurológica con palabras fáciles y asimilables. Su reacción y sobre todo la de su padre confirmaban la necesidad de este tipo de aproximación preliminar a cualquier patología. “¡Al menos entiendo lo que le pasa a mi hijo!” Sucedió en 1983 y siempre he perseverado en esta vía, mucho antes de practicar la medicina psicosomática. Respecto a las influencias psíquicas, esta fase de aclaración reviste un aspecto especial, ya que esta
  • 7. nueva forma de ver la enfermedad aún no es habitual, incluso si aquí y allá todos están de acuerdo con que el psiquismo tiene un rol especial. Como lo descubrirá más adelante, existe una verdadera lógica en la Psicosomática Clínica, una especie de buen juicio que el arte del practicante deberá poner al alcance de todos. Por mi parte, en cada consulta, he tenido que tomarme todo el tiempo necesario para explicar en detalle el significado psicosomático de tal o tal patología, dando varios ejemplos para que la persona involucrada pueda buscar en su memoria situaciones vividas que sean equivalentes o muy evocadoras. Esta idea general está presente en todas mis obras y esta enciclopedia desea presentar cada patología en forma de libro especializado, de la manera más completa posible, basándome en el estado actual de mis conocimientos y experiencias. Cada uno de ellos retoma por una parte, las temáticas psicosomáticas básicas, y por otra, se enriquece de los descubrimientos clínicos particulares, insistiendo a través de numerosos casos clínicos expresivos sacados de mis expedientes. A fin de cuentas, siempre he creído en el poder curativo de la lectura especializada. De la necesidad y de la utilidad de esta enciclopedia En esta enciclopedia, me limitaré por una parte, a presentar solamente las patologías más comunes en práctica cotidiana, donde la Psicosomática Clínica ha contribuido con claras mejorías o restablecimientos. Por otra parte, para otras patologías menos accesibles para la teoría, la presentación de su parte teórica y sobre todo preventiva podrá ayudar psíquicamente a las personas concernidas. Por eso, está destinada a cualquier persona en búsqueda personal. En primer lugar, los practicantes interesados podrán encontrar aquí ciertas informaciones para ayudar a sus pacientes. En segundo lugar, los enfermos también podrán beneficiar de la lectura de la obra que trate su propia patología y empezarán así su marcha por el camino de la evolución personal. La experiencia muestra que una lectura de este tipo los incita a empezar una reflexión general y una puesta en consciencia de un cierto número de episodios o de situaciones conflictivas que forman parte de su historia, que pueden llegar en ciertos casos, a verdaderos restablecimientos textuales. En este libro se relatarán varios testimonios. Finalmente, y quizás lo más importante, conocer los pormenores de una patología se convierte una verdadera arma preventiva, psíquica por supuesto. Espero con todo mi corazón de médico y de hombre, que este trabajo ocupará el lugar que merece en la enciclopedia del funcionamiento general del Ser humano para que pueda desarrollarse al seno de su entorno y sobre esta tierra que la acogió. Me gustaría también agradecerles su apoyo y su paciencia. Hasta la caminata más larga empieza por un primer paso Les propongo entonces tomar vuestro pie y ponerlo sobre uno de los numerosos caminos del conocimiento de sí... Acerca de este primer libro,
  • 8. los 7 principios básicos de la Psicosomática Clínica En esta obra, he querido resumir mis reflexiones de una manera muy simple para compartir mis convicciones con la mayor cantidad de gente que sea posible. El lector interesado podrá ir más lejos dirigiéndose hacia las publicaciones precedentes, más completas, en especial Mi cuerpo está enfermo, es tiempo de hablar, en tres volúmenes. A continuación, se presentarán los siete principios teóricos básicos de la Psicosomática Clínica: Primer principio: las leyes de supervivencia de la naturaleza Segundo principio: nuestro sistema psíquico y biológico de protección. La enfermedad vendría a ser una solución biológica transitoria y paliativa consecutiva a una actividad conflictiva física que sobrepasó los umbrales fisiológicos de tolerancia personal. Tercer principio: la conversión orgánica, la piedra angular de la teoría general. Cuarto principio: los diferentes modos de activación de las enfermedades Quinto principio: los diferentes modos de programación de las enfermedades Sexto principio: la terapéutica Séptimo principio: la prevención Todos los otros libros de la colección harán referencia a estos puntos teóricos y un asterisco (*) indicará dicha referencia.
  • 9. A modo de introducción ¿Cuáles son hoy en día las principales preocupaciones de la mayor parte de los seres humanos? Generalmente, tres temas se disputan el primer lugar: el dinero, lo afectivo junto a la sexualidad, y la salud. Cuando estamos saludables, los dos primeros representan la mayoría de las preocupaciones diarias. En cambio, en caso de desequilibrio, el último es sin duda el más importante, ya que de hecho, condiciona los otros dos. Durante mi carrera de médico de medicina general, pude confirmarlo varias veces, especialmente durante las visitas a domicilio. Frente a la enfermedad, todo el mundo se encuentra en la misma linea de partida. Me acuerdo de la reflexión de un paciente riquísimo, afectado por un cáncer generalizado a sus cincuenta y cinco años: “Me pasé la vida amasando mi fortuna y hoy día, frente a esta enfermedad, no me sirve de nada o solamente para morir con más comodidades. ¡Seguro que seré el más rico del cementerio!” ¿Por qué esta enfermedad? ¿Por qué yo? ¿Por qué en este momento de mi vida? Además, este paciente se hacía las mismas preguntas que todo el mundo: ¿Por qué esta enfermedad? ¿Por qué yo? ¿Por qué en este momento de mi vida?. Las respuestas eran extraídas del catálogo de creencias de ese entonces, sin que por esto estuviese completamente seguro. Estas tres preguntas generan inmediatamente otras y quiero empezar de esta manera nuestro viaje en el mundo de las posibles interacciones entre el cuerpo y el espíritu. ¿A quién se dirige este libro? La Psicosomática Clínica presenta de una manera original los orígenes de nuestros malestares corporales que nos conducen al hospital o aquellos del espíritu que nos incitan a golpear la puerta de la consulta de un psicoterapeuta. Este libro se dirige entonces prioritariamente a los enfermos. La lectura de este libro ayudará a los profesionales de la salud a efectuar sus primeros pasos en psicosomática y a abrirles una nueva vía de pensamiento. También podrán, gracias a muchos ejemplos clínicos simples y detallados, confirmar y verificar la teoría expuesta. Finalmente, a todo el resto: a los curiosos, con el propósito de enriquecerse intelectualmente o simplemente a las personas que andan por el camino de la evolución personal a fin de encontrar ciertas respuestas a sus preguntas existenciales. ¿Por qué ésta enfermedad? ¿cuáles son las causas posibles? Como todo el mundo durante la infancia y sobre todo durante mis estudios médicos, fui colmado de verdades científicas enseñadas por mis condescendientes y sucesivos profesores: mis padres, en primaria, en secundaria y en la facultad de medicina. Como todo médico, tuve la ocasión de confirmar
  • 10. de una manera más precisa un cierto número de hipótesis respecto al origen de una enfermedad: genético, hereditario, congénito, microbiano, alimenticio, tóxico, climático, mecánico, traumático, medioambiental, electromagnético, entre otros. Al tener una etiqueta, los enfermos se sienten más bien tranquilos, pero en la mayoría de los casos, escuchándolos atentamente, esto se revela insuficiente para aliviarlos.. De esta manera, la siguiente pregunta acaricia a menudo las neuronas, ya que en el fondo, el espíritu no es tan crédulo. ¿Las enfermedades poseen un origen psíquico? ¿Quién no ha escuchado nunca este tipo de reflexión en el seno de su familia o en su entorno? Se enfermó desde que se fue su hijo Su cáncer se declaró después de su despido Su cáncer de colon, estoy seguro que tiene que ver con la herencia. Cuando la dividieron, le timaron sus hermanos. Después del fallecimiento de su padre, estaba cubierto de placas a nivel de su piel. Para mí está claro. Su diabetes se debe a su difícil separación. Su cáncer de seno está íntimamente ligado con su banca rota. El oficial de justicia le quitó su casa familiar, ahí donde nacieron todos sus hijos. No me extraña para nada, no quería ir y encontró una buena excusa: ¡fractura de tobillo! Estoy seguro que mi enfermedad esta directamente relacionada con el problema con mi hermano, pero no sé cómo realmente. Desde que se jubiló, está irreconocible. Cada vez más triste, más o menos depresivo, ¡mientras que antes dirigía sin problemas una empresa de docientos empleados! ¿Qué nos muestran, así mismo, los siguientes casos clínicos elegidos entre tantos otros con una clara mejoría, incluso un rápido restablecimiento? Además, sólo necesitaron una consulta, dos a lo más y lo más increíble incluso ninguna, ya que la toma de consciencia se hizo después de una conferencia o simplemente después de la lectura de un libro o un artículo. Personalmente, me encanta recibir el testimonio de estos restablecimientos textuales. Notará que el cuerpo humana “habla” muy frecuentemente y mucho más de lo que creemos, ya que cada parte del organismo y cada signo podrían significar algo preciso, abriendo de esta manera una nueva pista de investigación. Como si nuestra piel, que protege nuestro cuerpo, nuestros órganos y nuestras células, representara las páginas de un libro escrito en un lenguaje codificado que es necesario descodificar con los pocos diccionarios que actualmente se encuentran a nuestra disposición, todos sacados de la investigación clínica en psicosomática, enriquecidos constantemente. Les propongo que comencemos sus primeras lecciones de lectura psicosomática. Notarán sin duda, que a menudo la problemática es descrita perfectamente por nuestras expresiones populares o por ciertas frases repetitivas y muy evocadoras, pronunciadas por los pacientes durante la consulta. De ahí el interés de escuchar atentamente las primeras frases de los pacientes con nuestras orejas paquidérmicas. Dirán mucho a alguien que esté atento, como lo constatará aquí, debo decir que
  • 11. nuestras instancias psíquicas no hacen mayor esfuerzo para solucionar la problemática. Sólo necesitan leer literalmente la proposición conflictiva para encontrar la solución orgánica adecuada – la enfermedad – e intervenir según un proceso preciso e inmutable, y eso desde que el inconsciente existe. Está descrito esquemáticamente en el primer caso. “Me cuesta retener las cosas” “Tengo unos problemas de memoria enormes. Me cuesta retener las cosas en la memoria, las fechas, los nombres, los lugares, etc.” Él también tuvo una clara mejoría cuando reformulé su proposición: ¿quién o qué no logró retener? Una gran emoción lo invadió. “Tenía veintitrés años cuando sucedió el drama. Estaba de vacaciones con mi mejor amigo, en la Costa Salvaje, cerca de Royan (desembocadura de la Garonna). Ésta playa era famosa por ser peligrosa debido a sus grandes olas y sus corrientes. Por otra parte, se volvió un verdadero punto de encuentro para los surfistas de la región. Nos estábamos bañando un poco lejos del borde cuando una ola nos sumergió completamente. Las grandes olas nos empujaron hacia alta mar y lo vi luchando. Cada vez que se acercaba a mí, era inmediatamente arrastrado más lejos. No pude atraparlo, retenerlo. No pude salvarlo. Murió ahogado y encontraron su cuerpo varias horas después, a más de dos kilómetros al sur. Hoy día, ya no voy a bañarme en el Atlántico. Es demasiado duro para mí.” Aquí, vemos la intervención de las instancias psíquicas para proteger al individuo en caso de eventos marcadores y desestabilizantes, fuente de remordimiento permanente y de otras preocupaciones mentales fuera de sí, alimentadas permanentemente por un sentimiento de culpa, de remordimiento o de arrepentimiento. En psicosomática, estas instancias privilegian las competencias de un trío protector según un plan de acción bien preciso, en tres fases, de las cuales la base está representada por una fuente de conflicto, aún activa hoy en día: La fuente de conflicto: drama de tipo fallecimiento por ahogo + no pude salvar a mi amigo de infancia, no pude retenerlo, junto a un sentimiento de culpa. La represión en fase 1: “imposibilidad de retener a mi amigo” ha sido progresiva o inmediatamente enterrada y mantenida más o menos en las profundidades del inconsciente para sacársela de la consciencia. De esta manera, el rol de la represión es atenuar lo más posible el caudal de esta fuente de conflicto. El desplazamiento en fase 2: sus preocupaciones son desviadas, desplazadas hacia otra preocupación, otra cosa o otro tema más soportable mentalmente, incluso si es la fuente de cuestionamientos conscientes. La proyección en fase 3: el proyector del pensamiento se focaliza en “retener las cosas”, ya que es más fácil ocupar su espíritu con las cosas, los objetos, los lugares, las fechas y los nombres que con este drama todavía vibrante, más de veinte años después de que pasara. La proyección hubiese podido dirigir su haz de luz hacia la preocupación y la defensa de la naturaleza, de los bebés foca, etc. En otros casos de este tipo de drama por ahogo, encontré igualmente la posibilidad de “reparar” esta tragedia ejerciendo un oficio muy evocador: ¡salvavidas! Durante toda vuestra lectura, encontrarán frecuentemente la fuente de conflicto inicial y ese famoso trío protector en acción. Por lo demás, les propongo un juego psicosomático simple: entrénense
  • 12. identificando este trío protector en acción en los ejemplos a continuación, siguiendo su funcionamiento en tres fases, ¡las soluciones se encuentran al final del enunciado de todos los casos! !Vamos allá! “Me ata de pies y manos” Su marido la tiene inmovilizada: No llega nunca a la hora, lo hace todo a regañadientes, refunfuña de sol a sol, regaña por cualquier cosa, nunca está contento. En resumen, no me permite avanzar. Esta mujer venía a explorar sus fracturas a repetición y otros males a nivel de los pies. Nunca se trataba de grandes fracturas, un dedo golpeado por aquí, un metatarso dañado por allá o un esguince con desgarramiento oseo. “Me calienta la cabeza” Esta persona logró aliviar enormemente su migraña cuando respondió a la siguiente pregunta: ¿qué es lo que más le preocupa en su vida cotidiana, mañana, mediodía, tarde e incluso noche? “Es mi hijo. Es delincuente y no logro saber que hace exactamente, tanto más cuanto que frecuenta una banda de golfos. Pienso en eso sin cesar y tengo miedo que le pase algo o que se encuentre en medio de algún tipo de tráfico” “Nadie me arrima el hombro” Esta mujer de cuarenta y dos años se quejaba de una capsulitis retráctil que le impedía levantar el brazo. El dolor aumentaba cuando realizaba sus ocupaciones cotidianas, lavarse, vestirse o peinarse, lo que acarreaba una cierta discapacidad y un sentimiento de desvalorización, ya que estaba obligada a pedirle ayuda a su marido para poder hacerlo. “Nadie me arrima el hombro” fue la clave de su rápida curación. “Hago todo en la casa y nadie me ayuda, ni mi marido, ni mis hijos. A veces, tengo la impresión de estar ahí simplemente para hacerles la vida más fácil sin ningún tipo de ayuda por su parte. Pero llegaron las fiestas de navidad del año pasado, y recibimos a mi familia política, esto fue la gota de agua que colmó el vaso. Lo hice todo sola: las compras, la cocina, la decoración del árbol de navidad y de la casa, y todos encontraban que era lo natural. ¡Un poco más y no los hubiese parecido para nada extraño que me disfrazara de Papá Noel! Al cabo de dos días, estaba simplemente extenuada.” “Lo tengo atragantado” Este señor viene por... adivinen: ¡anginas repetitivas! Aún tenía su despido atragantado. “He trabajado en esta empresa desde hace casi veinticinco años. Tras una deslocalización, la fábrica cerró a pesar de tener muchas ganancias. No entendimos en ese instante, pero las sutilezas del capitalismo junto a la rentabilidad y el beneficio como lema se presentaron a la vista de todos. Ciento ochenta personas despedidas.” “Tengo un dolor de perro” Había pronunciado esta expresión tres veces, como si su inconsciente insistiera especialmente con un tema preciso en donde se encontrara claramente el “dolor” y el “perro”. Hablándole de esto, un gran emoción se manifestó: “aún no he aceptado la muerte de mi perro. En realidad, yo misma tomé la
  • 13. decisión de eutanasiarlo, ya que sufría demasiado y nadie se atrevía a hacerlo.” Este episodio se había inscrito en su memoria de esa manera, acompañado por el sentimiento de culpa aún activo, pero en silencio. Variación en torno a “ver” Este señor animaba la segunda parte de una conferencia sobre las memorias familiares transgeneracionales, vistas desde un ángulo más psicoanalítico. Por mi parte, había desarrollado este tema justo antes, bajo un ángulo psicosomático. Escuché a este colega con mucha atención y constaté que había pronunciado varias veces el verbo “ver” utilizando variantes como “ustedes ven”, “hay que ver”, “lo han visto”, “se puede ver”, etc. Hablé de esto con uno de los colegas que lo conocía muy bien. “Es normal, cuando tenía ocho años, vio a su madre suicidarse tirándose por la ventana.” Ahora, he aquí el testimonio de dos curaciones textuales típicas: el de las señoras “costado derecho” y “dedo del pie”. Señora Costado Derecho Conocí a la señora Costado Derecho durante una conferencia que daba en París. Se me acercó y me contó con mucho entusiasmo: “Me dolía el costado derecho de la espalda, justo debajo de las últimas costillas. Esto había durado meses y meses. Era tan grande el dolor que me sentía obligada a dejar de respirar un momento para que se me pasase. Usted se puede imaginar que consulté a todos los médicos posibles, poseo una colección extensa de radiografías en mi museo médico. Por supuesto, los masajistas kinesiterapeutas, los osteópatas e incluso un curandero me vieron también. Los tratamientos tampoco surgieron ningún efecto. Hasta que me encontré con su libro que me abrió el espíritu y seguí sus consejos analizando lo que pudo haber ocurrido justo antes de la aparición de los dolores. A esto sucedió una gran toma de consciencia junto a muchas emociones que calificaría de desagradables. Los dolores desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, como por arte de magia. Sentí algo que escurría a lo largo de mi espalda, como si se tratara de una especie de pelota llena de agua que se estuviese desinflando. Paso a contarle la historia que creo puede interesarle en sobremanera, estoy segura. Llevaba una de las cinco boutiques de prét-à-porter de lujo que tenía mi hermano en una ciudad turística frecuentada esencialmente por turistas extranjeros, estadounidenses entre otros. Confiaba plenamente en mí y todo funcionó bien durante varios años. Después del 11 de septiembre 2001, todos los comercios vieron sus ganancias disminuir y varios de ellos tuvieron desgraciadamente que cerrar. Mi hermano se resignó a este final infeliz y se quedó con una sola tienda, para él y su mujer, despidiendo a la vendedora. El resultado para mí, que personalmente pensaba que iba a sustituir a la vendedora, fue que me puso literalmente de patitas a la calle, sin miramiento alguno. Fue mi “psico-choque desestabilizador”, ya que no me lo esperaba para nada. Analicé mis sensaciones en ese momento preciso y una expresión salió instantáneamente de mi memoria: ¡me sentí traicionada y acababa de recibir una verdadera puñalada en la espalda!”
  • 14. Señora Dedo del pie “Practico mucho deporte y me gusta especialmente la danza Modern-jazz. Existe un punto que no había logrado dilucidar antes de leer su libro sobre “el yacente”. Cuando hacía los ejercicios de equilibrio, lograba sin problema mantenerme derecha si los realizaba con la planta del pie en contacto con el suelo. Pero, algo curioso e intrigante a la vez, me era imposible mantenerme de pie cuando lo hacía con la punta de los pies. Ni la profesora de danza entendía. Luego, me interesé por el Transgeneracional y busque en mi árbol genealógico si había algo que podría estar detrás de todo esto. Estoy relacionada directamente con un tío que falleció de cáncer: un melanoma maligno, el cáncer del lunar que había empezado en el dedo del pie antes de propagarse por todo el cuerpo. El hermano de mi madre tenía apenas cuarenta y dos años. Me produjo un choque, ¡pero fíjese bien! Una semana después, ya no tenía más problemas de equilibrio en la punta de los pies, ¡y esto ocurrió hace tres años!” Esta historia, contrariamente a las precedentes, hace intervenir una memoria conflictiva familiar heredada por la paciente. Vayamos más lejos en este sentido y terminemos por un clásico en Psicosomática Clínica: los problemas pulmonares como el asma, la insuficiencia respiratoria, el enfisema o incluso la dilatación de los bronquios. ¡Cuántos casos clínicos han sido resueltos gracias a esta nueva lectura de la enfermedad! Hemos encontrado a menudo una fuente de conflicto transgeneracional en donde se activa aún hoy en día una memoria conflictiva, por ejemplo, de la primera guerra mundial, durante la cual muchos soldados fueron gaseados en las trincheras. He aquí las soluciones al juego psicosomático propuesto más arriba, verán que la psicosomática tal y como yo la concibo no es para nada difícil de entender y menos de integrar. Solución del juego psicosomático La fuente de conflicto, el trío protector y el motivo de consulta “No pude retener a mi amigo, se ahogó delante mío” se convierte en problemas de memoria, “no puedo retener nombres, cosas, etc.”. “Mi marido me ata de pies y manos, se convierte en patologías a nivel del pie. “Preocupación por mi hijo” se convierte en migraña, “me calienta la cabeza”. “Nadie me arrima el hombro” se convierte en dolor de hombro. “Paro atragantado” se convierte en anginas repetitivas. “tuve que eutanasiar mi perro enfermo” se convierte en “dolor de perros” “Vi a mi madre suicidarse saltando por la ventana” se convierte en utilización repetitiva del verbo ver y sus derivados. “puñalada por la espalda simbólica de mi hermano” se convierte en dolor a nivel del costado derecho. “Memoria de fallecimiento de mi tío debido a un melanoma del dedo del pie” se convierte en la generación siguiente en problema en el dedo del pie. “Gaseado en las trincheras en la primera guerra mundial” se convierte varias generaciones después en problemas pulmonares.
  • 15. ¡Sí, el cuerpo habla! Cuántas veces he escuchado esta frase a propósito de un cáncer del colón, del páncreas o del estómago. “Sentí como una puñalada en el vientre”, “un pinchazo”, “un puñetazo”, “un dolor” o “una tensión en el vientre”. Estas frases están generalmente acompañadas por un gesto de la mano que muestra el abdomen. Aquí, el impacto corporal se puede poner fácilmente en paralelo con la enfermedad. Los “me quede sin voz”, “ se me cortó la palabra” o “mi voz cambio en ese momento” nos orientan, en un primer momento, hacia la temática de la laringe, especialista de la gestión psicosomática de los miedos “exacerbados”, los espantos. En otro ámbito completamente distinto, otros temas se pueden relacionar con la voz: los secretos familiares, un cordón umbilical alrededor del cuello, las asfixias, los ahorcamientos, entre otros. En los cánceres del seno, en varias ocasiones he escuchado “sentí como una puñalada en el pecho”, “una punzada” o, mucho más explicito “un verdadero agujero en el seno, como si una bala de fusil me hubiese atravesado el pecho”. Una mujer se expresó de la manera siguiente. “Mi compañero decía siempre que tenía unas “bolas a nivel de la garganta”. Hace un mes, le descubrieron unos ganglios enormes a nivel del cuello. Por mi parte, siempre digo que me hago “mala sangre” por todo: los hijos, mi marido, el trabajo o mi familia. Adivine por qué vine a pedirle ayuda.” Una enfermedad sanguínea, respondí. ¡Había ganado! Les dejo adivinar la patología inducida por otras expresiones en donde las palabras utilizadas para describirse son, de hecho, solamente una traducción indirecta del contenido de nuestra historia conflictiva: “Me han herido”, “no sé que me pasó, se me cruzaron los cables” o “lo tengo en la piel” Observación 1: en la mayor parte de los casos, el lenguaje simbólico aparece en primer lugar. Es así que la Señora Costado Derecho nunca ha recibido una verdadera puñalada en la espalda. Así mismo, el Señor me pica no tiene bichos en la cabeza. Veremos que nuestras instancias psíquicas se vuelven locas con este tipo de lenguaje simbólico al accionar los procesos de conversión. Continuemos nuestra demostración, si me lo permiten. Observación 2: ¿Sabía usted que se ha constatado que los pacientes afectados por enfermedades psiquiátricas graves como la esquizofrenia, el autismo y los importantes retrasos psicomotores, no presentan ninguna enfermedad orgánica como un cáncer o una esclerosis múltiple placas, entre otras? A pesar de estas evidencias y aún siendo evocadas a menudo en la teoría y en la práctica médica clásica, las influencias psíquicas eran frecuentemente dejadas en segundo plano: “aquello puede influenciar, ¡pero jamás estar en el origen de una enfermedad!” he escuchado esta frase un sin número de veces. Para mí, la influencia psíquica sobre nuestro cuerpo en el origen de una enfermedad o de un trastorno del humor es innegable, y la respuesta a las próximas preguntas especificará aún más mi pensamiento. En todos los casos, algo es seguro: por una parte, existe un lazo seguro entre una problemática psíquica, mental y la enfermedad, poniendo así en evidencia un verdadero enigma, al cual tantos investigadores han dedicado su vida. Por otra parte, esta problemática, consciente o no, está muy a menudo relacionada con una fuente de conflicto aún activa hoy. Ponerla en evidencia representa el primer paso hacia su resolución y por lo tanto, hacia su curación. ¿Psíquico, psicología y psicoanálisis?
  • 16. De una “insatisfacción constitucional básica”, desde 1980 e incluso antes del final de mis estudios médicos, mi recorrido me ha llevado hacia varias escuelas que destacan otras maneras de ver la enfermedad. Todas mencionaban la noción de “terreno” y una frase célebre fue pronunciada muchas veces por los diferentes formadores: “En medicina, la enfermedad no es nada,el terreno lo es todo” Sin querer hacer un inventario de todos los diferentes tipos de terrenos, descubrí por fin el terreno psíquico en 1992... en la facultad de medicina, en un curso de medicina psicosomática y terapias de relajación, seguido de una formación en terapia de mediación corporal de inspiración psicoanalítica. Esos cinco años estuvieron dominados con mano de hierro por psicoanalistas y psicólogos clínicos. La teoría enseñada se basaba esencialmente en los pensamientos del maestro de la materia – Sigmund Freud - y de sus sucesores. Muchos casos clínicos han sido analizados exitosamente gracias a estas teorías de más de cien años, aún vigentes hoy en día. En psicología clínica o en psicoanálisis, el terreno psíquico se limita casi exclusivamente al estudio de la primera infancia, en donde se juega, en gran parte, el porvenir psíquico del individuo durante las determinantes y diferentes etapas de la estructuración de la personalidad. Salvo raras ocasiones, es siempre este pensamiento el que prevalece en la enseñanza oficial actual. Yo creo que es innegable que en el desarrollo de la infancia puede estar al origen de un trastorno psicológico en el adulto. En cambio, a nivel de la enfermedad, mi experiencia no me permite ya defender esta postura. Por supuesto, todas y todos estamos influenciados por el terreno familiar en el que nos desarrollamos, pero de ahí a afirmar que una esclerosis múltiple, un cáncer de vejiga, una poliartritis reumatoide y la mayor parte de las otras enfermedades no podrían ser explicadas sólo por un desarrollo conflictivo durante nuestro desarrollo psicoafectivo infantil, esto está ya desfasado. Por esto, suelo utilizar más habitualmente el término psíquico que psicológico o psicoanálisis. Psíquico, por definición, describe todo lo relativo al espíritu, la mente y el intelecto. Veremos que una enfermedad está más bien relacionada con un trastorno a nivel del espíritu, este a su vez, relacionado con episodios de la vida cotidiana, como ya he descrito en los primeros ejemplos. ¿Del espíritu hacia el cuerpo o del cuerpo hacia el espíritu? Este debate aún está vigente, desde hace no sé cuanto tiempo. La influencia del cuerpo enfermo sobre el espíritu, la mente o la moral es real y no la pondría en duda jamás. Por ejemplo, apenas un diagnóstico desfavorable es anunciado, ¡ciertas personas se desmoronan! Así mismo, en los casos menos graves, la lentitud de la convalecencia o de la eficacia de los tratamientos afecta mucho la moral. Aquí, el rol del practicante se limita a menudo al acompañamiento y al apoyo. Para mí, existen enfermedades de las cuales el factor psíquico se sitúa en un primer plano y es muy probable que su influencia haya podido incluso activar la enfermedad. Aquí, una terapia de fondo es la indicada, y la pregunta siguiente nos ayudará a ver más claro dentro de este laberinto. Entonces ¿la enfermedad, es psíquica o no? Para responder lo más precisamente posible a esta pregunta fundamental, prefiero, para empezar,
  • 17. contarles una historia llena de enseñanzas. Señora Dolores Óseos Esta joven recepcionista de cuarenta y siete años que trabaja en una gran empresa multinacional sufre de dolores óseos difusos y casi continuos. Debido a que todo el día está sentada o de pie, hoy no puede seguir trabajando, ya que se ve obligada a acostarse durante horas para aliviar sus dolores. Incluso los antiinflamatorios ya no son realmente eficaces. El paso a anti-dolores más fuertes – como los morfínicos, entre otros – no es recomendable, ya que podría implicar una dependencia permanente. Cansada de todas sus consultas, me somete su caso para que le ayude a poner en evidencia ciertos factores psíquicos que puedan, por una parte, explicar los posibles orígenes de sus dolores y por otra, actuar para influenciarlos positivamente, a saber, atenuarlos y, por qué no, hacerlos desaparecer. Se encontraba muy dispuesta a explorar psíquicamente sus dolores, lo que me alegró porque me permitía entrar en la terapia sin previamente “venderle” mi manera de ver las cosas. Después de las formalidades – identidad completa, edad, fecha de nacimiento, profesión, teléfonos –, siguió un largo discurso descriptivo en el que mencionó con precisión su aparición, su evolución, ciertos factores como el clima, la estación, etc. A pesar de la atención que le prestaba, no lograba determinar algunos puntos precisos para encontrar una vía de exploración satisfactoria. De golpe, pensé en un eventual trastorno del equilibrio ácido-básico, tan apreciado en los naturópatas, y que podía corresponder bastante bien a los síntomas. Me explico. A veces, en las enfermedades óseas especialmente, el sólo hecho de estar en acidosis puede provocar tales fenómenos. Normalmente, nuestro pH sanguíneo es neutro – comprendido entre 7,38 y 7,42 – y nuestra fisiología trata de mantenerlo pase lo que pase, eliminando ciertos metabolitos en las urinas cuando está muy alto, por razones que sería inoportuno y complicado explicar aquí. En ciertos casos, esta hiperacidez tiene una cierta influencia a nivel de los huesos. Entonces, después de haberla escuchado, le propuse algo que podría acortar bastante la terapia: medir su pH urinario en la mañana al despertar, ayudada por bandas reactivas que se venden en las farmacias. El valor normal está cerca de 7,5. Lo primero que hay que hacer, y solamente si el pH se sitúa por debajo de las 6 unidades, es tomar unas substancias naturales alcalinizantes que se encuentran fácilmente en los negocios dietéticos, esto dos veces por día durante un mes. Este tratamiento de ataque se acompaña por un tratamiento de fondo naturopático que privilegia los consejos dietéticos que un especialista entrega para la ocasión. Si esto no da resultados, trataremos en una segunda instancia de explorar completamente su historia bajo el ángulo psicosomático. Confieso haber percibido un verdadero sentimiento de extrañeza de su parte, ya que se esperaba seguramente otro cosa, sobre todo después de haber recorrido más de docientos kilómetros para venir. Dos días después me llamó por teléfono y me dijo que su pH urinario andaba cerca de las 5 unidades. Le aconsejé entonces, un producto que debía tomar regularmente durante un mes. Los resultados a nivel de sus dolores se revelaron más que prometedores. En efecto, desde la primera semana de este tratamiento natural, se aliviaron en más de un 30%. Al cabo de un mes, habían bajado casi un 60%, haciéndole la vida más agradable. Al cabo de dos meses, se habían atenuado lo suficiente para que retomara su trabajo. Y no necesité volver a verla. Una buena introducción ¿no les parece? Mis años de práctica cotidiana me permiten presentar el siguiente esquema que menciona algunos posibles orígenes. Para empezar, podrán darse cuenta que
  • 18. pueden existir otros orígenes, que los investigadores del mundo entero seguirán descubriendo en el futuro, y en todos los campos. Luego, y muy esquemáticamente, para una enfermedad precisa, existe un cierto número de causas que están presentes en una proporción variable. De esta manera, está comúnmente admitido que para una diabetes, una malformación o una miopatía, el factor genético o congénito es predominante. Para una gripe, un resfriado, los factores microbianos y meteorológicos se posicionan generalmente antes de la genética o la alimentación. Para una enfermedad reumática, los factores genéticos, climáticos y alimenticios están muy por delante de lo psíquico y así sucesivamente. Mi posición, apoyada en todos mis años de práctica en Psicosomática Clínica, es bastante precisa: el factor psíquico está presente en la mayoría de las enfermedades y en proporciones muy variables, entre 1 y 100%, y no le corresponde al practicante determinarlo durante la primera consulta. A menudo, es la persona misma que lo evaluará en función de lo que siente cuando se encuentra en lo más profundo de sí misma. ¿Podemos sanarnos ayudados por la Psicosomática Clínica? Si el origen psíquico de la enfermedad es preponderante, la respuesta es completamente afirmativa, dan testimonio de esto los numerosos casos de mejorías y de restablecimientos clasificados, de los cuales algunos se relatan en este libro. Todos los ingredientes que conciernen a este tema están expuestos en las últimas páginas: el método a seguir y los consejos terapéuticos. La Psicosomática Clínica: ¿para quién y para qué? La Psicosomática Clínica no se centra en tal o cual especialidad de la medicina o de la psicología, ya que apuesta por una nueva manera de ver el funcionamiento general de los seres humanos. Por esto, interviene en muchos ámbitos, en el sentido de tomar progresivamente un lugar tanto en la medicina como en las ciencias humanas. En este libro, el aspecto médico es primordial, sin olvidar algunos aspectos psíquicos. De la respuesta anterior, deduciremos que esta disciplina se dirige a todo el mundo en general, pero está
  • 19. destinada especialmente a todas las personas que deseen explorar su propia historia y la de sus ancestros para poner en evidencia ciertos factores psíquicos que pueden estar en el origen de una problemática física o mental, o que puede influenciarlos fuertemente. Siempre ligada al cuerpo médico o al hospital, acompaña a las personas afectadas por una enfermedad orgánica junto a su cortejo de signos clínicos debidos a lesiones reales. Interviene igualmente en la vasta categoría de las llamadas enfermedades funcionales, sin problemas orgánicos comprobados, “que sólo existen en la cabeza” como dicen a menudo los médicos. Su campo de acción abarca también los trastornos del comportamiento y los cuestionamientos existenciales. Finalmente es útil en la prevención, antes que aparezcan los malestares del cuerpo y del espíritu. En la práctica, los enfermos que recibo ya han pasado por el vía crucis de la medicina. Póngase en el lugar de una persona afectada por una enfermedad crónica incurable o mortal, ¡a quien ya no le queda mucho tiempo! Busca por todos los medios una solución curativa y eficaz o, dentro de lo posible, atenuar sus sufrimientos. Así, la exploración de un resfriado, de una gripe, de un malestar digestivo pasajero es muy rara. En cambio, las esclerosis múltiples, la enfermedad de Parkinson, los cánceres de todo tipo, las enfermedades reumáticas crónicas, las alergias rebeldes, los cuestionamientos existenciales, los desórdenes amorosos y las depresiones, representan la mayor parte de mi actividad diaria. Agradezco a todos estos pacientes, ya que me han permitido efectuar mis investigaciones clínicas y gracias a ellos nació la Nueva Psicosomática. Para terminar, los numerosos testimonios me permiten escribir que desde el comienzo de mi carrera profesional como médico en 1983, nunca había constatado tantas claras mejorías y restablecimientos. Es por eso que la Psicosomática Clínica se transformó progresivamente en una especie de compañera que nunca he dejado ni traicionado. Para exagerar un poco, ¡ya no podré dejarla nunca! Es una verdadera historia de amor, concretizada por una decena de libros especializados, en donde ésta musa aparece en cada linea. La ambición de este libro es presentárla de una manera simple, para que ustedes puedan admirarla como lo hago yo cada día. Un último consejo: nunca es demasiado tarde para hacer una revisión psicosomática de su vida, su enfermedad o su trastorno existencial. La Psicosomática Clínica: ¿en qué se inspira? Varias disciplinas se asocian para constituir la Psicosomática clínica, éstas pertenecen tanto a las ciencias psíquicas y humanas como a la medicina en un sentido amplio, convencional o no. Algunas son conocidas, otras mucho menos. Comencemos por las primeras. A nivel médico, varias materias poseen ámpliamente su lugar: la biología, la biofísica y la bioquímica. la anatomía describe la estructura del cuerpo humano, la semiología: estudio de los signos clínicos, la fisiología y la fisiopatología estudian el funcionamiento normal y las disfunciones del organismo, la histología y la histopatología: estudio de los tejidos normales y de los tejidos dañados.
  • 20. Todas nos ayudarán a formular hipótesis acerca de los significados psicosomáticos de los signos clínicos, como veremos más abajo. Verán que no hay lugar para la terapéutica médica: quimioterapia, radiación, etc., ya que es asunto de especialista. A nivel psíquico, el gran maestro de la disciplina está representado por el señor Inconsciente! Aquí, hay que agradecer a Sigmund Freud en primer lugar, aunque el inconsciente se conociera un poco antes de él. Freud tiene el mérito de haber puesto en evidencia su presencia y sobre todo su preeminencia en nuestro funcionamiento psicológico general. Este inconsciente puede ser calificado de personal o de individual. Pasó una gran parte de su vida labrando el campo de las neurosis, de lo que se desprende la noción de conversión histérica, emitió también, entre otras, ciertas hipótesis respecto a los orígenes psíquicos de las enfermedades junto a la noción de conversión somática. Por nuestra lado, utilizaremos sólo una parte de su teoría, la metapsicología, transformada rápidamente en el psicoanálisis. En cambio, no utilizaremos su práctica, así que no habrá ni diván ni consultas en donde el practicante se queda mudo. Con Freud, podemos dejar de lado otras grandes figuras del mundo de la psicología de las profundidades: C.G Jung ha estudiado especialmente nuestro funcionamiento arquetípico en relación con una interdependencia de todas las especies vivientes entre ellas y el universo, llevándolo a la noción fundamental de inconsciente colectivo. W.G. Groddeck, el psicoanalista salvaje es considerado como el padre de la psicosomática. Lo veremos muy pronto. Aquí, quisiera rendir un homenaje a Sandor Ferenczi, contemporáneo de Freud y uno de sus primeros compañeros. En un libro titulado “Thalassa”, escrito en 1913 y publicado en 1922, escribió ni más ni menos lo que la Psicosomática Clínica realiza en parte hoy en día. Ferenczi nos pone frente a lo que vive obscuramente en nosotros desde la noche de los tiempos, a lo que está inscrito en nuestro cuerpo, en nuestros gestos, en nuestros mitos. Biología, historia natural, embriología, fisiología, se llenan de significado que nos relacionan con el pasado más lejano de nuestra especie... tratará por encima de todo, lo que Freud no hubiese jamás osado emprender, la integración de la biología en el psicoanálisis. Nosotros utilizamos nuestro cuerpo para la simbolización, como el artista utiliza sus materiales para crear la obra de arte. En los dos casos, se trata de “materializar” como por arte de magia, unos deseos reprimidos. Esto es imposible, ya que nuestro cuerpo funciona de entrada como un lenguaje... aun cuando nuestro cuerpo es lenguaje original, los significados básicos sólo pudieron atribuírsele por una simbolización mucho más original, llevada a cabo en la filogénesis, debida a los traumatismos y a las privaciones que afectaron a la especie... una ciencia nació: el psicoanálisis de los orígenes o bioanálisis del cual las iniciativas de exploración serían: observar los hechos a la manera de las ciencias clásicas, interpretarlos de un modo psicoanalítico, volver a los hechos con las hipótesis obtenidas de esta manera. Pasemos a las disciplinas mucho menos conocidas, por lo tanto más originales. La decodificación biológica sale directamente de la teoría de la Nueva Medicina del doctor Hamer, descubierta fortuitamente luego de circunstancias dramáticas, el asesinato de su hijo en 1979. Sufrió la aparición de un cáncer de testículo y él relacionó genialmente éste hecho con la perdida de su hijo. En
  • 21. efecto, la perdida de un hijo es lo más grave en la vida de un padre y una forma de “resucitarlo simbólicamente” es estimular la fisiología de los testículos, el órgano de la reproducción. Además, en su teoría general, de cierta manera y sin saberlo, tomó el relevo de C.G. Jung y de Sandor Ferenczi al descubrir una gran parte de nuestro funcionamiento arcaico, biológico en un sistema global que incluye la interdependencia de todas las especies vivientes – animales, plantas y humanos. Puso en evidencia un código de comportamiento y de funcionamiento general en la naturaleza y sobre todo cuando se ven enfrentadas a conflictos en donde su supervivencia está amenazada. De esta manera, la enfermedad representa una solución biológica y arcaica de supervivencia. Esta teoría consta de cinco leyes distintas, pero la Psicosomática Clínica sólo retomará la última, que desarrolla el sentido biológico de un síntoma, y el inicio de la primera respecto a ciertos modos de activación de las enfermedades. En cambio, la experiencia y la experimentación clínicas me han empujado a no utilizar las otras. Marc Fréchet, un psicólogo clínico, puso en evidencia, a partir de los años 70, dos nociones fundamentales: por una parte, la existencia de un funcionamiento cíclico inconsciente: los Ciclos Biológicos Celulares Memorizados. Por otra parte, planteo toda una serie de reflexiones a propósito de nuestra gestación o más bien, del entorno emocional, psíquico y de los eventos sucedidos cuando estamos en el vientre de nuestra madre: el Proyecto/Sentido. La psicogenealogía o el transgeneracional toma cada vez más importancia en la práctica cotidiana. Estudia las posibles influencias de la historia familiar sobre varias generaciones, pudiendo programar ciertas enfermedades. A veces, el paso por el estudio de la dinámica familiar es indispensable. Aquí, María Torök y Nicolas Abraham inauguraron las investigaciones clínicas en este sentido a partir de los años 70/80 y es Anna Ancelin Schutzenberger quien estableció las bases de esta disciplina al publicar un libro clave “¡Ay! Mis antepasados”. Finalmente, la investigación clínica de vuestro servidor y sus amigos, junto a la publicación de libros especializados y a las formaciones enriquecen regularmente la teoría básica a fin de penetrar aún más en los misterios de la influencia del espíritu sobre el cuerpo. La Psicosomática Clínica: ¿por quién y cómo? Los diversos testimonios recibidos muestran que es posible avanzar en su propio camino de evolución personal gracias a un libro como este. Ya es un primer paso, para nada despreciable. En cambio, el establecimiento de un diagnóstico psicosomático preciso, indispensable para el acompañamiento de un enfermo, necesita la intervención de un profesional correctamente formado en esta disciplina. La técnica terapéutica utilizada consiste, al comienzo, en una psicoterapia de tipo “cara a cara”, la frecuencia de las sesiones se ajusta en función de cada caso. Por ejemplo, el seguimiento de una persona enferma de cáncer no será seguramente para nada idéntico al de una persona que presenta un desorden amoroso. La duración de la terapia depende igualmente de un gran número de factores que es imposible detallar aquí, pero de una manera general, y contrariamente a la psicología clínica a al psicoanálisis, la Psicosomática Clínica forma parte de la categoría de la terapias breves. Como me decía un paciente afectado por un cáncer con una esperanza de vida de seis meses – un año: “¡No tengo cinco años para dedicarle a mi cáncer!”.
  • 22. A veces, unas técnicas psico-corporales y psico-emocionales se utilizan en función de los casos clínicos y sobre todo en caso de resistencias. Sin duda, los casos de restablecimiento o de clara mejoría amplifican una simple constatación: la enfermedad está ampliamente ligada a una emoción reprimida, encerrada en nuestro inconsciente y constituida a partir de eventos precisos desestabilizantes de nuestra historia personal y/o familiar. La primera etapa de la terapéutica consiste, en la mayoría de los casos, en facilitar su emergencia en plena consciencia a la hora de una consulta. Esta puesta en consciencia puede ser igualmente retardada después de la entrevista o facilitada mediante varias técnicas adaptadas al caso. En una segunda etapa, una palabra clave ocupará todo el espacio del restablecimiento: la aceptación de nuestra historia personal y familiar, ¡con serenidad por supuesto! La Psicosomática Clínica y las otras terapéuticas Como sólo explora el aspecto psicosomático de la enfermedad, nada impide a una persona que siga igualmente un tratamiento quimioterapéutico, que tome pastillas homeopáticas, que se haga pinchar por un acupuntor, que tome aceites esenciales, que siga un régimen alimenticio o que le hagan un masaje. En cambio, solamente un médico está legalmente habilitado para examinar a un paciente, para prescribir exámenes complementarios a fin de establecer un diagnostico médico, para instituir un tratamiento, para prescribir medicamentos y para seguir la evolución de su enfermedad. A partir de este principio claro, preciso y conciso, el practicante en Nueva Psicosomática, si no pertenece al cuerpo médico, sólo interviene en el aspecto psíquico de la enfermedad, y si es posible, junto al médico tratante. En ningún caso, aconseja a su paciente acerca del tratamiento instituido. Interviene de la misma manera si el paciente utiliza otra terapia o técnica, más o menos convencional. La Psicosomática Clínica resumida en algunas frases, ¿es posible? Es un ejercicio peligroso, ¡pero ahí voy! A nivel teórico, una enfermedad nunca aparece por azar. La Psicosomática Clínica, con una gran fineza de lectura, explora la historia general de la persona afectada y aquella de sus ancestros para buscar diferentes factores específicos y determinantes, especialmente problemáticos, capaces de intervenir en su activación y en su programación de una manera a menudo inconsciente. Entre estos diferentes factores, el aspecto emocional es primordial. De una manera general, la enfermedad está estrechamente relacionada con una o varias emociones reprimidas y reducidas al silencio después de su constitución. Estas emociones no expresadas en el tiempo indicado y aún activas hoy, han sido imprimidas, a nuestras espaldas, en nuestro diario íntimo por nosotros mismos desde nuestro nacimiento o mucho antes, por nuestros ancestros, condescendientes a pesar de todo. A nivel terapéutico, la Psicosomática Clínica puede ser comparada a la de un rayo láser que puede abrir el cerrojo de nuestro cofre fuerte interior en donde están reprimidas las emociones que acompañan los episodios desestabilizantes de nuestra historia. Su puesta en evidencia y el acompañamiento
  • 23. terapéutico individualizado facilitan su emergencia en la consciencia. Finalmente, autorizarse en plena consciencia a retomar nuestro presente, aceptando con serenidad lo que no se pudo aceptar en nuestro pasado, representa el camino más corto de la paz interior que nos conduce hacia el de la mejora y hasta el del restablecimiento. Empecemos por el principio: antes de desearles buen viaje y muchos descubrimientos útiles para usted mismo y sus parientes, me gustaría terminar esta introducción citando una paciente que se sanó de una esclerosis múltiple. Esta frase es la base de la Psicosomática Clínica y representa perfectamente lo que yo pienso al respecto. ¡Es más fácil sufrir en su cuerpo que sufrir en su espíritu!
  • 24. PRIMER PRINCIPIO La enfermedad es una solución biológica paliativa y transitoria esperando la resolución de la actividad conflictiva original ¿Cómo llegar a la formulación de este primer y sorprendente principio? Las tradiciones antiguas nos dicen que la naturaleza es el más grande de los médicos y de los farmacéuticos. Hay en ella todo para enfermarse ¡y todo para mejorarse! De esta manera, estudiar de cerca su funcionamiento así como el de las especies que la pueblan puede revelarse muy instructivo y útil en nuestra iniciativa. Este primer principio pone en relieve el funcionamiento arcaico de los seres vivos – animales, vegetales y humanos – y describe tres leyes de funcionamiento: vivir la mayor cantidad de tiempo posible en la tierra, el equilibrio general psíquico y fisiológico y las soluciones biológicas de supervivencia. Primeramente, en la naturaleza predominan los instintos de supervivencia y todas las especies están implicadas en ello. De este postulado básico, del cual las especies dependen, aparece una especie de código arcaico de funcionamiento, comportamental – poniendo en relieve sus actos en la vida cotidiana – y biológico al mismo tiempo, en relación con su fisiología celular y orgánica. Figura aquí en buena posición un sistema general de protección que garantiza su supervivencia, psíquico y biológico al mismo tiempo. Así, sin saberlo, somos permanentemente asistidos en nuestro funcionamiento cotidiano, tanto en el estado llamado normal o habitual, cuando todo va bien en nuestra vida, como en los casos extremos en donde su acción es mucho más visible. Veamos todo esto más detalladamente. Sin saberlo funcionamos bajo el escudo de varias leyes naturales y el bienestar de hoy en día nos hace regularmente olvidarlo. ¿Cuáles son? Vayamos a ver la primera escena de la película llamada Al encuentro de las leyes naturales de supervivencia. Funcionamiento arcaico de los seres vivos las leyes de supervivencia de las especies y del individuo Existe en la naturaleza una especie de código de comportamiento general de todos los seres vivos, predominado y dictado por las leyes de supervivencia de la especie, que prevalecen sobre aquellas del individuo. Habló del instinto de conservación, de supervivencia. Entre todas estas especies, la
  • 25. observación de los animales y de las plantas representa un punto de partida interesante por más de una razón. A nivel vegetal, las plantas han puesto a punto estratagemas fisiológicos increíbles para sobrevivir, sobre todo en los casos extremos. Ciertos árboles, como no pueden huir en caso de peligro, sobrepasan los limites soportables para su supervivencia y producen un verdadero veneno mezclado a su savia a fin de repeler el ataque de muchos predadores hambrientos. A penas empieza la comida, viendo el final aproximarse debido al gran número y a la intensidad de los mordiscos, antes de sacrificarse, los primeros árboles afectados advierten a sus congéneres propagando en la atmósfera cercana un gas específico, el etileno. Este último actúa como un auténtico mensajero aéreo que contiene una especie de código de socorro que cada vegetal de esta especie conoce de memoria. Advertidos de esta manera, empiezan rápidamente a fabricar este veneno a fin de no terminar como sus colegas. Los primeros árboles atacados se sacrifican para salvar la selva en su conjunto. Este veneno es secretado activamente durante los primeros minutos y su tasa a nivel de la savia debe al mismo tiempo disuadir a los predadores y preservar la integridad del vegetal. Si todo ocurre como se espera, su producción se detiene a penas se acaba el ataque, ya que tampoco sobreviviría debido a la auto-intoxicación. En el caso contrario, se muere por haberse defendido demasiado y haber sido devorado por los predadores herbívoros. En total, dos elementos importantes y una observación se posicionan en los casos extremos de supervivencia: el primero es más bien comportamental junto a la noción de sacrificio del individuo por el conjunto de su especie y el segundo es más bien fisiológico junto a la existencia de una solución biológica de supervivencia materializada por la secreción de un veneno disuasivo. Hay otra observación que tiene que ver con esta famosa e ingeniosa solución: se instala mientras la supervivencia de la planta sea amenazada. Por esta razón, podría ser calificada como solución paliativa y transitoria, esperando la resolución definitiva de la problemática de supervivencia. Me acuerdo igualmente de una discusión con un viejo campesino que me encontré durante un paseo primaveral en el campo de Cahors, en mi pais. Ve ese gran y viejo árbol! Debía morir el año pasado con las heladas y ser abatido este invierno ya que no daba más fruta desde hacía varias temporadas. Encontró la forma de reproducirse antes de morir, ya que varios brotes aparecieron a sus pies este año. No es tan increíble, ya que él también, al ver venir sus últimas horas, deseó seguramente dejar una huella antes de partir definitivamente. La etología, que estudia el comportamiento de los animales en su medio natural es igualmente muy instructiva y también pone en evidencia este famoso código de comportamiento. El ejemplo más impresionante está representado por el comportamiento de las gacelas durante un ataque inesperado de sus predadores favoritos: los leones y las leonas. Estas encantadoras damas deben su supervivencia solamente a una manera de correr desenfrenada que les hace dar saltos que pueden dejar pálidos a los pretendientes a la medalla de oro olímpico del triple salto y batir récords de velocidad que asquean a los corredores de los 100 metros planos. Los etólogos han observado que en ciertos casos en donde la batalla se presumía muy sangrienta y con varias pérdidas, una gacela en particular, la más vieja o la menos veloz, aparentaba quedarse atrás para atraer la atención de los felinos hacia ella, salvando de esta
  • 26. manera a la mayoría de la tropa. Los investigadores mencionan el termino de “desequilibrio” para describir su asombroso, pero eficaz comportamiento. Este sacrificio no se produce por azar. Simplemente, forma parte del código de comportamiento de las gacelas, elaborado sucesivamente a lo largo de su evolución. Ahora, visitemos al rey de los animales durante un periodo de gran sequía. Todos los animales estiran la lengua y se dirigen hacia una pequeña charca en donde hay un poco de agua estancada. ¡Lo sorprendente es que el león no salta inmediatamente sobre la gacela que viene a beber a su lado! ¿por qué? Si se la come hoy, se morirá mañana, ya que este gesto traidor e indecente lo condena inmediatamente a una muerte a corto o mediano plazo, así de simple: no tendrá más reservas de comida. De hecho, transmitiéndose la información, ningún otro animal vendrá a colmar su sed en el futuro. Aquí también vemos en acción el código de comportamiento de los leones en la adversidad, inscrito en el catálogo de sus instintos, durante toda su evolución. En la vida doméstica, nuestros amigos veterinarios nos enseñan que los animales cuidan a veces a su amo contrayendo la enfermedad de su protector. Se deben decir lo siguiente: “Si mi amo muere de su enfermedad o no puede alimentarme más, yo también moriré. En cambio, si lo alivio hoy, podré comer aún más tiempo a sus pies o en sus brazos”. Una vez más, aparece la noción de sacrificio. En los humanos, yendo más lejos, un psiquiatra había observado un extraño fenómeno: cuando un niño de una familia estaba mejor, algunos meses más tarde, recibía a su hermano o a su hermana debido a otra problemática psiquiátrica. El recorrido se hace rápidamente entre el sacrificio de los arboles para salvar al bosque, el de la gacela para salvar a sus congéneres, el del animal doméstico para salvar a su amo o el del niño para salvar... a su familia. Se dará cuenta que el termino “desequilibrio” sienta perfectamente a todos los casos, en el sentido literal – desequilibrio físico, pérdida de equilibrio – como en el figurado – desequilibrio mental, locura. ¿Será posible pensar que un niño afectado por un autismo, una esquizofrenia, un retraso psicomotor o por cualquier enfermedad psiquiátrica se sacrifica a fin de proteger a todos los miembros de la familia de una locura? Dentro de un ámbito similar, demostré este tipo de funcionamiento en el síndrome del yacente en donde el nacimiento de una persona en particular es inconscientemente programado por el clan para hacer “revivir” un miembro desaparecido demasiado pronto, del cual el duelo era imposible de hacer en el momento del drama. A veces, este sacrificio se hace conscientemente como en ciertos estados extremos de supervivencia, especialmente en los prisioneros de guerra con los actos de valentía o en los campos de concentración. Una paciente me contaba la siguiente historia. Mi padre fue conducido a un campo de concentración en un vagón de animales después de haber sido denunciado como comunista. Eran catorce en la misma situación. El vagón tenía una pequeña ventana en lo alto del techo. Uno de los detenidos había llevado con él una pequeña barra de hierro y, sobre los hombros de otro, forzando, logró abrir la ventana. La vía estaba libre para todos, salvo para el último, que tenía que sacrificarse para levantar a su último compañero hasta la ventana. Fue designado echándolo a la suerte. Fue así que mi padre escapó a los campos de concentración. En algunas culturas antiguas como la de los Aztecas, el sacrificio estaba instituido durante las ceremonias oficiales. Estaba concebido como un medio de supervivencia del pueblo, de la tierra y del universo a través de la energía trasmitida por el corazón palpitante de un niño sacrificado. Osemos ir todavía más lejos, saltando del estudio de los comportamientos y de la psiquiatría a la
  • 27. enfermedad. Para esto, volvamos a observar la naturaleza humana y estudiemos su comportamiento más bien psicológico en un principio. El confort y la seguridad en los cuales vivimos hoy en día, nos hacen olvidar la existencia de nuestro funcionamiento arcaico, representado esencialmente por el instinto de conservación, el instinto de supervivencia, gracias al cual nuestros ancestros sobrevivieron en la tierra durante millares de años. ¡Creo que nunca será demasiado tarde para agradecerles! Este instinto posee sus propias reglas, inscritas sucesivamente a lo largo de nuestra evolución en una parte de nuestro cerebro, bien protegido, por su importancia, en el interior de una sólida bóveda craneana. Así, sin saberlo, todos los seres vivos que “alquilan” un trozo de tierra durante toda su vida y tratan de sobrevivir – animales, vegetales, humanos –, obedecen naturalmente, sin hacerse preguntas existenciales, a tres leyes fundamentales que emanan del instinto de conservación: Primera ley de supervivencia: los seis instantes de nuestro sagrado paso sobre la tierra para vivir en ella la mayor cantidad de tiempo posible. Segunda ley de supervivencia: el principio de equilibrio fisiológico llamado igualmente homeostasis se observa durante el estudio de nuestro funcionamiento normal, habitual, mientras que no encontremos demasiadas dificultades particulares en nuestra vida cotidiana. Nuestra fisiología y nuestro psiquismo se concentran en un punto fundamental: gastar el mínimo de energía para el máximo de eficacia, todo para sobrevivir. A nivel fisiológico, sin saberlo y por lo tanto siempre fuera de nuestra consciencia, un número incalculable de operaciones biológicas, físicas, químicas, electromagnéticas, entre otras, se efectúan en todo momento a fin de que podamos vivir tranquilamente, sin preocuparnos por nada. Este rol le pertenece a nuestro sistema biológico de protección, del cual el cerebro se considera como el órgano central de mando. Éste recibe informaciones del exterior mediante los órganos de los sentidos y la mente, pero también del interior gracias a los diferentes captores diseminados en todo el cuerpo, de la cabeza a los pies. Según un cierto número de criterios, decidirá intervenir o no, como lo veremos luego. Así mismo, como acabamos de ver, a nivel psíquico, un cierto número de pensamientos perturbadores, que desvían nuestra atención o nuestra vigilancia hasta hacernos arriesgar nuestra vida, son por una parte y en función de su importancia, más o menos profundamente reprimidos en el inconsciente. Por otra parte, son constantemente vigilados a fin de que no puedan perturbar aún más nuestra vigilancia durante la caza de un antílope, la conducta de un carro o frente a una sierra circular. Este rol le pertenece a nuestro sistema psíquico de protección, quien también se encuentra en nuestro cerebro. De hecho, ¡somos constantemente protegidos a nuestras espaldas! Tercera ley de supervivencia: en los casos extremos, fuera de nuestro funcionamiento cotidiano habitual precedente, nuestros dos sistemas de protección poseen toda una variedada de soluciones transitivas que palían nuestras insuficiencias momentáneas. Podrá darse cuenta, que estos dos sistemas no son solicitados exactamente de la misma manera durante una siesta bien merecida o durante una agresión física o mental.
  • 28. Primera ley de supervivencia: Vivir la mayor cantidad de tiempo posible Los seis instantes sagrados de nuestro paso sobre la tierra Concierne a todos los seres vivos que viven en la tierra. Muy simple, fundamental incluso, describe el desarrollo cronológico de la vida terrestre de un ser humano, de un animal e incluso de una planta. Esquemáticamente, seis instantes particulares marcan cada recorrido de vida: los seis instantes sagrados de nuestro paso sobre la tierra. Hablo efectivamente de instantes y no de momentos o de periodos, ya que estos ocurren en una sola fracción de segundo cada vez. Tomemos a la especie humana para ilustrar esta primera ley. La concepción, la fusión instantánea de un óvulo de origen materno y de un espermatozoide paterno, marca el comienzo de un largo periplo de nueve meses. El nacimiento en donde una inspiración refleja espontánea o ayudada por un gran o pequeño golpe en las nalgas inaugura su entrada en el mundo. Luego, después de esta inspiración tranquilizante para la familia y el conjunto de la sociedad, la espiración igualmente refleja, termina el primer ciclo de la fragua respiratoria. Esta respiración así instalada,se detendrá sólo después que haya pasado mucho tiempo. Entre tanto, el niño es alimentado y limpiado durante años. Su cuerpo físico crece gracias al alimento real mientras que su mente y su psiquismo se desarrollan con los alimentos intelectuales, espirituales u otros. Al lado de estos alimentos psíquicos e intelectuales, no olvidemos el principal de los catalizadores de su crecimiento: los alimentos afectivos, los que nunca serán suficientes, dan testimonios los numerosos ex-bebés que curo hoy en día. Luego, se anuncia el día en que se vuelve completamente autónomo y puede asumirse sin la ayuda de sus tiernos y queridos padres, que dejan caer una pequeña lágrima cuando su prodigio atraviesa la puerta. El adulto, cuando se va de su casa para vivir la gran aventura de la vida, se vuelve un individuo con todas las de la ley en el seno de la sociedad. Es capaz de tomar decisiones importantes y comprometer su propia responsabilidad en todos los ámbitos: principalmente profesionales y afectivos y sobre todo para el instante siguiente. Llegar a ser padre lo guía hacia las responsabilidades familiares que debe asumir absolutamente para honorar a su especie. Estará orgulloso de sus hijos hasta que ellos sigan su propio recorrido de vida. En el momento en que se decide a jubilarse, una de las sorpresas más grandes lo espera: Devenir abuelo es un regalo maravilloso de la naturaleza. Podrá así volverse útil ocupándose de sus nietos cuando sus hijos van a trabajar lejos. Les enseñará la vida en general, contándoles sus experiencias, entre otras cosas, y les dará todo el cariño que no pudo darles a sus propios hijos. Elemento primordial: saber que la especie cuenta al menos tres generaciones al mismo tiempo sobre la tierra se revela muy tranquilizante para su perennidad. Luego, poco a poco, las fuerzas disminuyen progresivamente. El instante de la gran partida llegó. Su familia, a su alrededor, lo cuida hasta su último suspiro.
  • 29. Ahora, en todas las bocas suena la misma pregunta: ¿cuáles son esas famosas condiciones para vivir la mayor cantidad de tiempo posible sobre la tierra? Segunda ley de supervivencia: La homeostasis general Equilibrio psíquico y fisiológico Nuestra fisiología y nuestra psicología se adaptaron a lo largo de nuestra evolución alrededor de un tema central: la supervivencia de la especie y aquella del individuo, dominadas en gran parte por preocupaciones cotidianas. ¿Cómo pasamos del verbo sobrevivir a vivir? En el marco de reflexión que les presento, en donde se propone que cada individuo pase por estos seis instantes sagrados, sería más preciso, en un principio, utilizar el verbo sobrevivir en lugar de vivir. ¿Por qué? Se preguntara. La respuesta estuvo, está y siempre estará en la naturaleza. La observación atenta del modo general de funcionamiento de las especies nos dará algunas respuestas. Que pertenezcamos a la raza de los leones, de las gacelas o de los humanos, da lo mismo si miramos más de cerca, todos los especímenes están enfrentados a problemas idénticos para poder mantenerse en su rol la mayor cantidad de tiempo posible y permanecer sobre la escena del teatro natural de la existencia. Esquemáticamente, el instinto de conservación, el principal guía durante toda su vida, puede manifestarse y estudiarse dentro de los cuatro ámbitos fundamentales. En mi curso general de psicosomática, utilizo con frecuencia la imagen de un gobierno cerebral central. El gobierno central de la supervivencia Posee cuatro Ministerios principales: El ministerio de los asuntos vitales Las necesidades vitales arcaicas y cotidianas de cada individuo parecen estar dominadas por los suministros cotidianos: de aire para aportar el indispensable oxígeno a las células; de agua para no deshidratarse, y de alimento para dar al organismo los elementos necesarios para su crecimiento y su funcionamiento fisiológico. La búsqueda de aire, de agua y de alimento es casi cotidiana. Para la perennidad de la especie, la reproducción está, para los animales, más o menos programada fisiológicamente para un cierto periodo del año y sólo los ocupa durante esos pocos momentos precisos. Para los humanos, es el entrenamiento el que predomina, ¡sobre todo hoy en día! El Ministerio de protección materna, infantil y familiar Una vez estas necesidades vitales satisfechas, se les propone por una parte, protegerse a sí mismos conservando al máximo su integridad física y mental. Por otra, la vigilancia, la protección de su progenitura y de sus congéneres ocupan una gran parte de sus actividades. Para facilitarse la tarea,
  • 30. ciertas especies preferirán ocupar un espacio fácil de proteger, en forma de nido más o menos acogedor, como una cueva por ejemplo. Este Ministerio se encarga igualmente de la responsabilidad de la familia, el buen funcionamiento del hogar así como el buen entendimiento entre los diferentes habitantes del nido. El Ministerio de asuntos externos/la individualización En la naturaleza, existe una gran diferencia entre las especies. Algunas, más bien favorecidas, pertenecen al club de los predadores y otras, menos afortunadas, al de los perseguidos. Por esto, existe una especie de enseñanza instintiva en el seno de cada especie a fin de determinar cuál o cuáles son los enemigos hereditarios de los cuales habrá que cuidarse durante los paseos diarios. Esta cohabitación entre estas diferentes especies en un mismo espacio definido de vida – el territorio – conlleva una constante comparación ínter-especies. Ésta es primordial ya que determina la estrategia que se adoptará durante un encuentro fortuito. Si una gacela encuentra o siente un león en una curva de un camino en la sabana, su instinto le da la orden de batir todos los récords de velocidad a fin de no servir de comida para su predador favorito, que sólo está satisfaciendo de hecho, su necesidad arcaica de alimentarse. De su lado, la gacela no pide ninguna autorización administrativa en tres ejemplares para permitirse, igual de instintivamente, pacer las infelices briznas de hierba que crecen a lo largo de su paseo. En cambio, no ve ningún inconveniente, al llegar la tarde, a que una cebra la invite a tomarse un trago. Evocaremos de esta manera, en este Ministerio, la noción de individualización. El Ministerio del interior/yo y mis semejantes Una vez que las necesidades vitales son satisfechas, que nuestra protección se asegura que sabemos reconocer perfectamente a nuestros predadores privilegiados y que estamos perfectamente individualizados, sólo nos falta escuchar a nuestros congéneres -miembros de nuestra familia, vecinos, amigos o enemigos – a fin de vivir lo más felices y la mayor cantidad de tiempo posible. Estas son las relaciones humanas entre ellos y en el seno de su propia familia. Primera constatación Bajo un cierto punto de vista, nuestra vida depende enormemente del buen funcionamiento de varias funciones fisiológicas y psico-comportamentales inscritas, jerarquizadas y controladas por nuestro cerebro, que efectuó su maduración a lo largo de nuestra evolución. Para las necesidades vitales, nuestra supervivencia depende del buen funcionamiento de los sistemas respiratorio, renal, digestivo y reproductor. Nuestra propia protección, aquella de nuestros hijos y de nuestro entorno inmediato, depende fisiológicamente de las glándulas mamarias – poner al hijo bajo su seno, bajo el ala para protegerlo y alimentarlo – y de nuestra piel, nuestra dermis más precisamente, y las membranas o fascias que recubren los órganos – las meninges que protegen el cerebro, el pericardio para el corazón, las pleuras para los pulmones, el peritoneo para los intestinos, las cápsulas articulatorias para proteger las articulaciones, entre otras. A título de ejemplo, la tortuga, el puerco espín y el cocodrilo se protegen mejor que un hombre gracias a un caparazón o a temibles espinas, de origen dérmico.
  • 31. Respecto a las relaciones entre las especies, observamos que la supervivencia depende esencialmente de nuestras capacidades de correr para huir y la fuerza para defendernos o pelear. Por esto, el sistema locomotor, el sistema cardiovascular y la sangre – que sirve para alimentar y oxigenar los músculos – poseen un rol primordial en este proceso. Las relaciones entre los individuos en el seno de su propia especie, como las relaciones humanas para nosotros, están dominadas por actividades conflictivas que gestionan todos los otros sistemas como, en primer lugar, la piel, los sistemas nervioso y endocrino, entre otros. Aquí también dominan las cuestiones territoriales. A nivel psico-comportamental, anotaremos las preocupaciones mentales para la supervivencia en las que predominan sensaciones tales como el miedo, la felicidad, la tristeza, la rabia, la satisfacción, entre otros, y los reflejos comportamentales de ataque o de huida, todo esto con un máximo de vigilancia a fin de no terminar nuestros días en las mandíbulas de un león. Segunda constatación: cuando todo va bien Cuando todo va bien, una cierta armonía reina en el seno de estos cuatro Ministerios fundamentales. Ésta también reina a nivel fisiológico, ahí es cuando hablamos de homeostasis o de equilibrio fisiológico en el que cada célula posee una función y un rol precisos, contribuyendo al buen funcionamiento del organismo entero. Una célula del aparato digestivo está altamente especializada en la digestión de los alimentos y gracias a ella, las substancias exteriores pueden ser asimiladas y alimentar las otras células del organismo. Así mismo, una célula del corazón forma parte integrante de la fisiología cardíaca y permite la irrigación sanguínea de todo el cuerpo. Finalmente, las células de nuestro cerebro poseen el rol bastante especial de gestión de todas las funciones internas, beneficiándose del buen funcionamiento de las células digestivas que las abastecen en nutrimientos, de las células pulmonares que las oxigenan, etc. En este mismo supuesto, nuestro comportamiento psíquico está generalmente bien adaptado y todo el mundo puede vivir lo que le toca vivir más o menos tranquilamente, gracias al director de orquesta supremo: nuestro inconsciente arcaico llamado también biológico. El Inconsciente arcaico, biológico Hoy en día, no pensamos mucho en esta clasificación o en esta jerarquía que puede parecer anticuada o incluso fútil para algunos. Simplemente, no se enseña suficientemente en las escuelas o en las facultades. Bien instalados en nuestro confort, hemos olvidado este ingrediente psico-comportamental y fisiológico que nos dirige, a pesar de todo, en todos los actos de nuestra vida cotidiana por una razón muy simple y lógica: el buen funcionamiento de estas instancias instintivas arcaicas es el aval de nuestra supervivencia sobre la tierra. Sin ella, ya habríamos desaparecido hace tiempo. Sí, ellas nos dirigen a nuestras espaldas, ya que hoy en día, podemos permitirnos vivir y no solamente sobrevivir como debimos hacerlo durante millares de años. Estas memorias instintivas o estos códigos fisiológicos, funcionales y comportamentales, fuertemente asociados e interdependientes, están enterrados en las
  • 32. profundidades de nuestro inconsciente, ya que todo ocurre sin la intervención de nuestra mente, de nuestra consciencia. ¿Han tratado acaso de controlar su ritmo cardíaco mientras son víctimas del flechazo eléctrico de un encuentro inesperado con su gemelo(a) simbólico(a)? Así mismo, ¿vigilan ustedes constantemente su tasa de azúcar en la sangre y de ácido clorhídrico durante una comida en una fiesta? o, mejor aún, ¿han tratado de ejercer su talento de coreógrafos(a) para dirigir el ballet milenario en donde están cronometrados a la milésima de segundo los pasos de la fabulosa danza ancestral que une los genes y los cromosomas de la pareja mítica formada por un valeroso espermatozoide y un encantador óvulo después de la fecundación? Nuestro funcionamiento íntimo, biológico y psíquico, está ligado a los diversos instintos de conservación que nos gobiernan. Estos están activos en permanencia a nuestras espaldas. Estos instintos de conservación están estrechamente relacionados con dos sistemas de protección. El sistema biológico/celular llamado de defensa, dicho de otra forma, el sistema inmunitario, está compuesto por todo un arsenal de células y de moléculas bioquímicas gracias a las cuales estamos protegidos de las agresiones físicas de origen externo, microbianas de toda especie. Así, detecta los alérgenos a penas entran en el organismo, los destruye y los inscribe en la memoria en el seno de ciertas células especializadas. Podemos hablar fácilmente de memoria celular, abundantemente utilizada en la insensibilización alérgica y en la vacunación. El sistema físico de protección, por una parte, nos ayuda cuando nos vemos enfrentados a las agresiones físicas de origen interno, esencialmente representadas por nuestros demonios internos. Por otra parte, nos permite absorber y tratar mejor las agresiones desestabilizantes de origen externo cuando nos vemos enfrentados a las actividades conflictivas que nos invaden cotidianamente. En total y a nivel fisiológico, podemos sacar una constante dependiendo del tejido afectado por la enfermedad. De esta manera, un cáncer digestivo estará fácilmente connotado por una problemática de supervivencia arcaica, mientras que un cáncer del seno estará dominado por una problemática basada alrededor de la protección de los hijos y de la familia. Bajo un mismo punto de vista, una enfermedad osteo-articulatoria estará más relacionada con una problemática de prestación física y un eccema tendrá mucho más que ver con una problemática que incluye las relaciones humanas. Pasemos al tercer principio: el sistema fisiológico y biológico de protección. Tercera ley de supervivencia: El sistema fisiológico y biológico de protección en los casos extremos de supervivencia Las soluciones biológicas transitorias y paliativas
  • 33. Estos instintos de conservación aparecen mucho más cuando nos vemos enfrentados a situaciones extremas y sus mecanismos están muy bien explicados hoy en día. Les propongo estudiar dos de las cuatro funciones básicas en el seno del Ministerio de la supervivencia: la necesidad de agua y de alimento. Para ir un poco más lejos en este sentido de protección fisiológica, les invito a descubrir nuestras proezas fisiológicas durante la gestión biológica automática de una intoxicación alimenticia. Pero antes, comencemos nuestro estudio por la indispensable temática de los umbrales fisiológicos y de los limites tolerables. Umbrales fisiológicos - Los limites tolerables Esta es una noción clásica en el mundo de la fisiología, el estudio del funcionamiento de los órganos y de los tejidos. Tomemos dos ejemplos simples y demostrativos que podremos trasladar a todas las otras funciones del organismo. La regulación de la glucemia La concentración de glucosa en la sangre – la glucemia – se orquesta perfectamente durante las 24 horas del día. Está permanentemente comprendida entre 0,90 y 1,10 gramos por litro de sangre, sea cual sea el régimen alimenticio, ya que permite un aprovisionamiento óptimo de todos los tejidos del organismo, especialmente los más golosos como el cerebro, el corazón o los músculos. A penas los captores diseminados detectan un rebasamiento del umbral superior – glucemia superior a 1,10 g/l –, una hormona pancreática – la insulina – es secretada en cantidad suficiente para hacer que el azúcar excedente entre en las células. Por el contrario, si los captores detectan una glucemia inferior a 0,90 g/l, otra hormona – el glucagón – es secretado para bombear el azúcar almacenado en las reservas y llevarlo a la sangre. El equilibrio ácido-básico y la regulación del pH sanguíneo La constancia del pH sanguíneo, comprendido entre 7,2 y 7,4 es primordial, ya que todas las reacciones químicas del organismo dependen de ésta. Los pH inferiores a 7 o superiores a 7,8 – los limites fisiológicos tolerables – son simplemente incompatibles con la vida. Así, y entre otras cosas, la forma molecular de las proteínas, la actividad enzimática y la estructura de los elementos constitutivos de la célula requieren su perfecta estabilidad. Por esto, existe un mecanismo de regulación ácido-básica ultra sofisticado que se pone en marcha a la más mínima variación: es el efecto tapón. Sin entrar en detalles, un pH bajo 7,2 – llamado ácido – es inmediatamente tapado gracias a las bases. Inversamente, un pH superior a 7,4 – llamado básico – es inmediatamente tapado con los ácidos. Conclusión: la particularidad de la existencia de estos umbrales debe ser primordialmente integrada por la razón siguiente: los mecanismos de regulación se efectúan sin la menor participación de la mente ya que pertenecen a nuestro famoso inconsciente arcaico, biológico, que podemos considerar como el aval de nuestra supervivencia fisiológica. Se activan según criterios muy precisos, memorizados desde la noche de los tiempos y principalmente durante el rebasamiento de los umbrales fisiológicos superiores o inferiores. Así, en el funcionamiento llamado normal, no intervienen de ninguna manera. En cambio, a penas los limites fisiológicos tolerables son superados, su intervención es indispensable y saludable para
  • 34. un buen funcionamiento de nuestro organismo. La necesidad vital de agua La necesidad vital de agua se puede estudiar durante una excursión en el desierto. Desde hace algunos días, el calor es intenso y la reserva de agua se acaba rápidamente. En los casos juzgados extremos por nuestras instancias psíquicas y fisiológicas, cuando sufrimos un verdadero peligro de muerte, existe un proceso de supervivencia que pocos individuos conocen. Ante este peligro creciente de morir de sed y a partir del momento en que ciertos límites fisiológicos son sobrepasados, nuestras instancias físicas dirigentes – la fisiología renal – tienen varias soluciones y las instauran con autoridad, absolutamente a nuestras espaldas. Éstas son puramente internas, fisiológicas, ya que nuestro inconsciente arcaico no puede intervenir sobre los elementos externos o extranjeros al organismo, como conseguir que llueva, por ejemplo. Además, poseen tres características fundamentales. Primero, el riñón como órgano, no decide nada solo. Está comandado por los centros de control del sistema de gestión de los líquidos situados a nivel del tronco cerebral. Por esto, hablaremos a menudo de cerebro arcaico o biológico. Segundo, estas soluciones orgánicas son sólo temporales y palían parcialmente las deficiencias engendradas por esta situación excepcional. Tercero, éstas sólo se instalan bajo ciertas condiciones, a menudo extremas, como sigue. A nivel fisiológico, el agua es primordial para nuestra supervivencia, ya que todo nuestro funcionamiento celular depende de ella. Estamos constituidos de aproximadamente un 80% de agua. La sensación de sed creciente, la boca seca y el grado de hidratación de los tejidos informan constantemente a las instancias dirigentes. Desde hace milenios, esta falta extrema de agua fue resuelta muchas veces gracias a la fisiología de la regulación de los líquidos. Después de haber esperado el rebasamiento de los limites de supervivencia del individuo, las instancias arcaicas van a accionar un fenómeno lógico que consiste simplemente en economizar las perdidas de agua: evitar al máximo su eliminación hacia el exterior del organismo. Por una parte, la transpiración corporal disminue, incluso se para. Por otra parte, los canales colectores del riñón presentarán un espasmo más o menos potente. Por esto, la orina emitida a pesar de todo, no será mucha y su concentración aumentará en desechos, volviéndola así más cargada y más coloreada que de costumbre. Éste espasmo durará todo el tiempo que sea necesario, dentro de ciertos límites por supuesto. Conclusión: éstas soluciones fisiológicas temporales llegan a prolongar nuestro tiempo de supervivencia sobre la tierra, incluso en condiciones extremas. Después, hay dos salidas posibles: salida favorable: el espasmo que ya no tiene razón de ser libera los canales colectores y la transpiración vuelve. Salida desfavorable: estas soluciones fisiológicas de supervivencia lo intentaron todo, pero sólo pudieron hacer lo que estaba a su alcance: proteger al máximo el individuo. Adivine lo que sigue... unos tuaregs pasan y los recogen. Con sus radios y sus ordenadores portátiles equipados con web-cam envían inmediatamente su posición exacta y negocian las primeras imágenes con los grandes medios de comunicación del mundo entero... después, les ofrecen un te a la menta...
  • 35. En total, sobre un cierto límite tolerable para la fisiología del individuo, el número de canales colectores del riñón solicitados y la intensidad de su espasmo son proporcionales a la importancia de la falta fisiológica de agua que determina su evolución respectiva. La necesidad vital de alimento El tema del alimento es mucho más fácil de tratar. Veamos las consecuencias generales de una brusca hambruna que llega de repente a un país imaginario. Como siempre y desde hace tiempo ya, en este caso también juzgado extremo por nuestro cerebro arcaico, éste último decide aplicar una solución temporal que puede proveer esta falta durante meses yendo a buscar azúcar de reserva en el organismo. Así, por orden cronológico, la reserva de azúcar se ve desvalijada en algunas horas. Después, las células grasosas, segunda reserva de glúcidos, pierden progresivamente su stock. Finalmente, y como último recurso, las proteínas participan en este esfuerzo de supervivencia. Ésta solución provisoria no podrá durar mucho al cabo de cierto tiempo, y desgraciadamente, el fallecimiento sobreviene en un estado de caquexia extrema, como se puede ver en los reportajes sobre el tercer mundo. En total, la importancia de las reservas de azúcar en el organismo sigue muy de cerca la evolución de la falta fisiológica de alimento. Conclusión general: en las situaciones excepcionales de supervivencia, existen soluciones fisiológicas paliativas y temporales. Éstas se aplican a nuestras espaldas cuando corremos un gran peligro, cuando nuestros umbrales de tolerancia son sobrepasados y toman, de cierta manera, el relevo de la función natural consciente. En el feliz caso de una resolución de la problemática, se interrumpen rápidamente, ya que no son más biológicamente útiles para nuestra supervivencia inmediata. En el caso contrario, continúan, y desgraciadamente, se apagan progresivamente junto al individuo, sin haber podido salvarlo. Ahora, les propongo estudiar, entre tantas otras, una solución fisiológica instintiva y paliativa que se aplica a nuestras espaldas luego de una simple intoxicación alimentaria. Las soluciones fisiológicas instintivas paliativas y transitorias en el caso de una intoxicación alimentaria Todo esto parece ser muy simple, pero cuando me focalicé sobre esta cuestión, descubrí una vez más los
  • 36. tesoros de nuestra fisiología. No pueden imaginarse todo lo que nuestras instancias arcaicas hacen cada día para salvarnos de un mal paso, aquí, digestivo. Dirigen todo el proceso, desde la ingestión y hasta las expulsión fuera del organismo, sin que podamos intervenir conscientemente. Una intoxicación alimentaria es una verdadero asunto de estado que solamente la fisiología digestiva de urgencia puede gestionar de la mejor forma. No nos pide ninguna autorización para el desarrollo de diversas operaciones, perfectamente sincronizadas a nivel de los centros cerebrales de control. No son nunca los órganos mismos los que deciden sino que sólo obedecen al pie de la letra las ordenes venidas de arriba. Me sorprendió mucho constatar que varias formaciones cerebrales estaban concernidas, incluso si no pertenecen a los mismos relevos centrales. Pongámonos en situación. Sin saberlo, usted acaba de ingerir una substancia degradada de la cual la fecha de vencimiento pasó hace tiempo. Los signos clínicos de una intoxicación alimentaria se instalan progresivamente y pueden durar horas: nauseas, vómitos, sudores, debilidad general, contracciones musculares digestivas y abdominales, y diarrea. Podríamos pensar que sólo el estómago se hace cargo de la situación. De mi lado, analizando el fenómeno más de cerca, tuve la sorpresa de constatar que sólo interviene durante muy poco tiempo. Rápidamente, los captores químicos digestivos detectan el alimento en cuestión. Ésta información es dirigida directamente hacia las esferas superiores y se da la orden de deshacerse de ella lo más metódicamente posible. Para ello, el sistema nervioso vegetativo actua en primer lugar. Aparecen nauseas y contracciones a nivel del estómago, para llegar a los primeros vómitos. Si esto es suficiente el producto incriminado es expulsado y todo vuelve a la normalidad rápidamente. En el caso contrario, las contracciones digestivas se vuelven rápidamente ineficaces y, contrariamente a lo que se podría pensar, se detienen. De hecho, para qué cansar la pared estomacal cuando disponemos de una arma más adecuada: la contracción de la pared abdominal y del diafragma, mucho más adaptados al esfuerzo requerido. Los músculos solicitados están bajo la dependencia del sistema nervioso motor y, a nivel de su localización cerebral, los centros de control están bastante alejados de los precedentes. Se necesita entonces una coordinación perfecta entre estos dos sistemas para llegar a una expulsión de calidad. Además, para vomitar bien, el esfínter esofágico inferior también debe estar abierto en el momento de la subida de la presión abdominal. Cuando todo este dispositivo fisiológico se ve sobrepasado y le es imposible evacuar por la parte alta, queda otra solución: la evacuación por la parte baja, bajo forma de diarrea. Una gran cantidad de líquido invade los intestinos a fin de facilitar la expulsión de los alimentos averiados. Por esto, se les solicita a estos últimos que pasen lo más rápidamente posible por la cavidad intestinal sin ser asimilados. Podemos constatar que la mente y la consciencia sólo intervienen para quejarse de las consecuencias de la intoxicación. Nunca, pero nunca podríamos estar a la altura del funcionamiento del centro del vómito conscientemente, por una razón simple: esto nos tomaría demasiado tiempo. Las instancias arcaicas saben reaccionar con buenos reflejos fisiológicos, incluso sin esto nos parece desagradable. Nunca les agradeceremos lo suficiente. Pero visto desde este ángulo de protección fisiológica, ustedes como yo,
  • 37. pensamos que la naturaleza está verdaderamente bien hecha. Estos vómitos o diarreas serán considerados necesarios y bienvenidos. Este ejemplo, entre tantos otros, me permitió ver la enfermedad de otra manera. Los signos clínicos se instalan mientras dura la intoxicación y es simplemente gracias a este dispositivo fisiológico, de una precisión notable, que la mayoría de las veces salimos del entuerto. Dos preguntas sobrevienen. Los signos clínicos de las otras enfermedades ¿obedecen al mismo funcionamiento general? ¿representan igualmente una solución fisiológica transitoria y paliativa para resolver un problema particular, mucho más sutil que una simple y anodina intoxicación alimentaria, y están mas bien ligado a una actividad conflictiva psíquica consciente o ,mucho más frecuentemente, inconsciente y habiendo siempre sobrepasado límites psíquicos tolerables? Hoy, mi convicción ha crecido junto a mi experiencia clínica. Cuando los factores psíquicos son predominantes y sobrepasan un umbral de tolerancia, pueden influenciar verdaderamente nuestras células. ¿Cómo? Gracias a los procesos de conversión orgánica, el principio siguiente.