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Conferencias de introducción al psicoanálisis. S Freud
Las conferencias de Introducción al PSA fueron presentadas entre 1915 y 1916 en la universidad de
Viena. Ofrecen un inventario de los puntos de vista de Freud y su posición y defensa del método de
tratamiento del PSA en una época nada fácil como ser la 1° Guerra Mundial (1914/1918). No es casual
por donde comienza Freud estas lecciones. Coincide con la temática de los primeros escritos
netamente psicoanalíticos: “La interpretación de los sueños”, “Psicopatología de la vida cotidiana”, y
“El chiste y su relación con lo inconsciente”. Estos textos, están plagados de ejemplos, como muestras
que le permiten demostrar la forma en que el inconsciente se manifiesta, cómo salen a la luz las
producciones del inconsciente y de qué manera entenderlas, cómo interpretarlas, cómo leerlas.
Ya finalizando la misma, Freud estaba gestando nuevas ideas, lo que en los sgtes. años fueron: “+ allá
del Pcipio del placer” (1920); “Ps de las masas y análisis de yo” (1921) y; “El yo y el ello” (1923). En
este período Freud comienza a separar el Yo de la concc puramente, e introduce la idea de pulsión
presentando la 2° tópica descomponiendo la personalidad en “Yo, ello y supero yo”. Por esta misma
evolución de su teoría las conferencias han quedado inconclusas porque son meramente una
introducción al PSA.
Para quien haya iniciado una lectura de Freud, es sabido que sus primeros artículos no son
psicoanalíticos. En esos primeros tiempos, era el neurólogo Freud el que escribía. Aún no era el padre
del psicoanálisis.
La creación freudiana cambió radicalmente la forma de abordaje, los tratamientos, como las curas que
se hacían con los pacientes, llamados entonces, enfermos nerviosos. Era un momento previo a
llamarlos con más precisión: neuróticos.
Cuando Freud presenta sus Lecciones introductorias al psicoanálisis, entre 1916 y 1917, se dirige a los
legos, gente sin conocimientos acerca del psicoanálisis. Y nos parece interesante ver el camino que
recorrió para hablar de su invención. Comienza con los actos fallidos, los lapsus y los sueños.
Mientras trataba estos temas, aceptaba las críticas y los aportes que pudiera hacer el auditorio de sus
conferencias. Si lo hizo de ese modo fue porque tanto los sueños como los fallidos son fenómenos que
todos conocían, y de los cuales podrían tener la misma experiencia que Freud.
En una de esas conferencias plantea algo muy importante. Dice: “...quisiera iniciarlos en la
comprensión de los síntomas neuróticos...debo advertirles que al tratar los fenómenos neuróticos no
podré suponerlos colocados con respecto a mi en la misma actitud que en mis anteriores lecciones”.
Les dice que los fenómenos neuróticos son algo que ellos no manejan.
Pide que lo escuchen atentamente y que se abstengan de criticarlo. Lo que está buscando es estimular
el pensamiento de la audiencia y desvanecer algunos prejuicios. Quiere exponer la concepción
psicoanalítica de los fenómenos neuróticos.
Al crear el psicoanálisis da un profundo viraje a la ciencia de su época.
1° Conferencia:
Freud empieza mencionando qué debemos entender por PSA: “un modo diferente, al de la medicina,
de tratamiento médico de pacientes neuróticos”, es un método de indagación y terapéutico, no
hipnótico. Le quita credibilidad a la aplicación del método hipnótico. Por esto mismo, a pesar de ser
un tratamiento médico, no procede de igual manera que la medicina general, así queda delimitado el
propósito de esta rama.
Diferencias:
- En el tratamiento médico gral. de la medicina, cuando se somete a un paciente a un procedimiento
se le asegura con optimismo el éxito del mismo y se le resta importancia a las dificultades que se
puedan presentar, en cambio, en el tratamiento psicoanalítico esto no sucede, se le exponen sus
dificultades al paciente, su prologada duración, el esfuerzo y sacrificio que requiere y, en cuanto al
resultado, se le dice que no se puede asegurar el éxito, éste va a depender de su conducta, docilidad y
perseverancia que ponga el paciente en las sesiones. La posibilidad de curarse no descansa de manera
plena en las manos del médico, sino también del paciente.
Este tipo de diferencia de tratamiento médico trae consigo 2 DIFICULTADES principales:
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1° Dificultad: REFERIDA A LA ENSEÑANZA E INSTRUCCIÓN DEL PSA.
Énfasis en el procedimiento que se sigue para la cura de un paciente.
En medicina se ha acostumbrado a “ver”, se presenta el enfermos con sus síntomas y son observables
(hay un contacto inmediato), en cambio el tratamiento analítico tiene como herramienta de cura “La
conversación”, en él no ocurre otra cosa que un intercambio de palabras entre el analizado y el
médico. El paciente habla, cuenta vivencias pasadas y presentes, se queja, confiesa sus deseos y sus
mociones afectivas. El médico (analista) “escucha”, y se propone dirigir las ilaciones de pensamiento
del paciente, estimula, incita, direcciona en prestar atención, esclarece y lo que se observa es si
provoca en él comprensión o rechazo.
En un texto prepsicoanalítico, “Tratado del alma”, dice Freud: “La palabra y las palabras son los
instrumentos esenciales del tratamiento anímico.” Todavía no hablaba de psicoanálisis pero ya le daba
un lugar esencial a la palabra. La palabra está en el eje de la experiencia psicoanalítica.
En la cura psicoanalítica, el analista le dice al analizante que hable. ¿Pero hablar de qué?. De cualquier
cosa. De lo primero que se le ocurra. Diga lo primero que le viene a la mente aunque le parezca
descabellado, sin sentido, o descontextuado.
En principio no importa de qué, pero hableEn ésta época se duda de que las palabras pueden “curar”
una enfermedad! Freud pone un fuerte peso al “dialogo” y, sobre todo, a las “palabras mismas”. Éstas
tienen la fuerza suficiente para evocar sentimientos, reacciones en la persona y, por ello, “son el medio
universal con que los hombres se influyen unos a otros”. Por lo tanto, este tipo de procedimiento no
soporta terceros oyentes, no admite ser presentada en público, pues aquello que el paciente confiesa al
médico, es lo más íntimo de su vida anímica y necesita plena intimidad para revelar todo. (En una
lección de PSQ, es posible presentar a los alumnos un histérico, cuenta sus quejas y síntomas y nada
más, queda aparentemente claro). La comunicación en el análisis sólo deviene si se crea un lazo
afectivo entre paciente y médico para que el paciente pueda sentirse tranquilo y confiado. Las
comunicaciones tocan lo más íntimo de su vida anímica, todo lo que él como persona socialmente
autónoma tiene que ocultar a los otros y, además, todo lo que como personalidad unitaria no quiere
confesarse a sí mismo. Consecuentemente, la presencia de cualquier tercero afectaría este ambiente de
intimidad confesionaria, con lo cual el paciente no se explayaría ni comentaría aquello que justamente
se encuentra oculto. No se puede ser oyente de un tratamiento psicoanalítico.
Ahora bien, el paciente presenta como “real” algo que él mismo no sabe si lo es, por esto la duda y falta
de credibilidad que ocasiona el PSA.
Objeción de la época: “No existe ninguna certificación objetiva del PSA ni posibilidad de hacer
demostración pública de él” ¿Cómo se puede aprenderlo y convencerse de la verdad de sus
aseveraciones? No es un aprendizaje fácil, pero existe un camino y es la única manera de aprender la
técnica analítica… El PSA se aprende primero en uno mismo, por el estudio de la personalidad propia,
es decir, yendo al psicoanalista. Durante estas sesiones uno podrá ir aprendiendo cómo es que se debe
conducir este tratamiento. Existen fenómenos anímicos frecuentes que, tras la técnica, pueden pasar a
ser objeto del análisis en uno mismo. Aquí aparece y se obtiene la buscada convicción acerca de la
realidad de los procesos que el PSA describe y acerca de lo correcto de sus concepciones.
De todos modos, los progresos alcanzables por este camino encuentran límites precisos. Más lejos se
llega si uno se hace analizar por un analista experto, si se vivencian en el yo propio los efectos del
análisis y se aprovecha esa oportunidad para observar en el analista la técnica más fina del
procedimiento. Desde luego, este excelente camino es transitable en cada caso para una persona
individual, nunca para un curso entero.
2° Dificultad: REFERIDA A LOS PRE-JUICIOS MÉDICOS FRENTE AL PSA.
Énfasis en la educación médica. En la educación o formación de los estudiantes de medicina, el interés
nunca fue dirigido hacia lo psíquico y no tuvieron en cuenta que tal cualidad corona el funcionamiento
de ese organismo del que hablan. Por eso les es ajeno un modo de pensamiento psicológico y se han
habituado a mirarlo con desconfianza, a negarle carácter científico. Algo que no tiene sentido para
Freud pues el enfermo presenta siempre primero su fachada anímica.
Se les ha enseñado a buscar un fundamento anatómico para las funciones del organismo y sus
perturbaciones, a explicarlas en términos de física, química y a concebirlas biológicamente. La técnica
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de la PSQ se ocupa de describir las perturbaciones del alma observadas y de reunirlas en ciertos
cuadros clínicos. Los síntomas que componen esos cuadros clínicos no han sido individualizados en su
origen, ni en su mecanismo, ni en su enlace recíproco; no les corresponden alteraciones registrables
en el órgano anatómico del alma, o esas alteraciones son tales que a partir de ellas no podría
explicárselos. Y esas perturbaciones del alma sólo son susceptibles de influencia terapéutica cuando se
las puede individualizar como efectos colaterales de una afección orgánica.
He aquí la laguna que el PSA se empeña en llenar, quiere dar a la PSQ esa base psicológica que se
hecha de menos y espera descubrir el terreno común entre la perturbación corporal y la anímica, para
esto propone mantenerse libre de cualquier supuesto de naturaleza anatómica, química o fisiológica, y
trabajar por entero con conceptos auxiliares puramente psicológicos.
Eliminar el pre-juicio: el enfermo, por cierto, presenta primero su fachada anímica y es preciso dejar
la influencia médica y dejarse influenciar “un poco” por la influencia terapéutica. Hay una carencia
que ni la filosofía, ni la PS descriptiva, ni la PS experimental, tal como se han enseñado, son capaces
de decirles algo útil acerca de la relación entre lo corporal y lo anímico.
PRESENTA EL CUADRO PATOLÓGICO DE ANNA O: (Bertha Pappenheim, Paciente de Joseph
Breuer) “No es un caso neurológico le dice a los médicos”.
Datos clínicos:
Cuido a su padre muy enfermo, luego del fallecimiento del mismo comenzó a manifestar
perturbaciones corporales y anímicas.
Síntomas:
- incapacidad para beber, aun teniendo una sed inquietante
- disminución de la capacidad de hablar, al punto de no poder expresarse o no comprender su lengua
materna
- estados de ausencia, confusión
- delirios y alteración de su personalidad
Breuer y su método hipnótico:
En los estados de ausencia de su paciente, esta solía murmurar palabras que parecían provenir de sus
pensamientos y que estaban vinculadas con el lecho de su padre enfermo. Ante esta situación decide
poner a Anna O en estado de hipnosis y la obliga a reproducir esas creaciones psíquicas que la
gobernaban durante las ausencias. En estado hipnótico comprobó que cada vez que contaba esas
fantasías quedaba liberada y se veía como vuelta a la vida anímica normal. Pero este estado “normal”
solo duraba algunas horas, era una “eliminación pasajera” de las perturbaciones anímicas, ya que la
paciente volvía a presentar una nueva ausencia de inmediato. Ante esta situación, Breuer volvía a
someter a Anna O a un nuevo estado de hipnosis para poder liberarla.
Avance del método hipnótico:
Con el tratamiento hipnótico se comenzó a notar que además de conseguir una cura pasajera, hacía
desaparecer en su totalidad los síntomas patológicos cuando la paciente recordaba el asunto a raíz del
cual esos síntomas se habían presentado por primera vez.
A partir de este caso Breuer comenzó a investigar más casos con síntomas más graves, y noto que
estos mismos surgían como “traumas psíquicos” de experiencias del pasado, como restos de vivencias
plenas de afecto y se resolvían, desaparecían, al hacer referencia a la escena traumática que los causó.
Muchas veces estos síntomas surgían como por una acumulación de a raíz de numerosos traumas
vividos. Toda esta cadena de recuerdos patógenos debía ser reproducida luego de la secuencia
cronológica y en sentido inverso.
La tesis de Breuer acerca de los estados hipnoides demostró ser superflua y el PSA en este momento
inicial lo ha abandonado.
Freud:
La paciente de Breuer se encuentra en un cuadro de “histeria”. Los enfermos de histeria padecen
síntomas que son restos y signos mnémicos de vivencias traumáticas del pasado.
Freud toma casos de pacientes con esta sintomatología y adopta otro método contrario al habitual, el
de la asociación libre, hablar de lo que se ocurra con el analista.
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Freud destaca que en el caso de Anna O. la histeria se hizo presente porque los afectos presentados en
las síntomas hallaron bloqueada una salida normal, y eran sometidos a un empleo anormal.
Freud fue un médico neurólogo que llegó al descubrimiento del icc intentando resolver los síntomas
que presentaban sus pacientes histéricas, eran signos muy curiosos, ya que en la vida normal y una
vez recuperadas de los ataques histéricos, no recordaban nada de aquello que había ocurrido durante
el período de la enfermedad, y a la inversa durante el período que duraba el ataque no podían
establecer relación alguna con lo que le ocurría en la vida normal. La concc de la vida normal "no
sabía nada" acerca de la conciencia propia del momento del ataque histérico, en tanto que la
conciencia del ataque histérico ignoraba todo acerca de la concc propia de la vida normal. A este
fenómeno se lo denominó doble conciencia. Cuando la conccpermanece ligada de manera constante a
uno de esos dos estados se lo llama el estado anímico conciente y por el otro lado se lo llama icc al
divorciado de él.
2 tesis del psicoanálisis han generado mucha aversión y rechazo y prejuicios, los mismos son
sedimentos de procesos de desarrollos útiles y aun necesarios para la humanidad; alimentados por
fuerzas afectivas, la lucha contra ellos es asunto difícil.
1° Tesis: Choca con un prejuicio intelectual. Esta tesis se enfrenta fuertemente con el supuesto
de la consideración de la consciencia como definitoria de lo psíquico, razón por la cual la psicología, se
presenta como la doctrina que estudia los contenidos de la consciencia. Existe el hábito de identificar
lo psíquico o anímico con lo consciente.
Esto es algo que el PSA no puede asumir como supuesto, la consciencia no determina lo psíquico, “es
imposible darle la misma identidad a lo consciente y a lo anímico”. Freud dice “Los procesos anímicos
son, en sí y por sí, inconscientes, y los procesos conscientes son apenas un aspecto o una parte de la
vida anímica total”. Lo anímico consiste en procesos del tipo del sentir, el pensar, el querer; y hay un
pensar inconsciente, hay un querer inconsciente.
Freud les pregunta ¿Se hace coincidir lo psíquico o procesos anímicos con lo consciente o debe
extendérselo más allá? Si, existen procesos anímicos icc! Con esta aseveración se le hace cargo de
atribuir una suerte de oscuridad con respecto a la noción de lo inconsciente.
2° Tesis: Choca con un prejuicio estético-moral. Asevera que las mociones pulsionales son
sexuales, en sentido estricto y en sentido lato, y desempeñan un papel enormemente grande, hasta
ahora no apreciado lo suficiente, en la causación de las enfermedades nerviosas y mentales. Es más,
participan en las creaciones culturales, artísticas y sociales del espíritu humano.
Por cuestiones culturales la satisfacción pulsional es sublimada, desviada de sus metas sexuales y
dirigidas hacia otras, que se sitúan socialmente en un plano más elevado y ya nos son sexuales. La
comunidad repite este mecanismo en favor del todo, se establece un sacrificio de satisfacción
pulsional.
Esta tesis según Freud es la que más resistencia ha generado, y se debe a que la cultura no es más que
el resultado del sacrificio de la satisfacción pulsional por parte del individuo. Afirma que la
construcción de la cultura es frágil porque las pulsiones sexuales no quedan bien domadas, y en todo
individuo que debe sumarse a la obra cultural subsiste el peligro de que sus pulsiones sexuales se
rehúsen a ese empleo. Solo existe “una eventual” emancipación de las pulsiones sexuales y el
tratamiento psicoanálitico ofrece el regreso de ellas a sus metas originarias.
En este punto, uno podría inducir que aquellos desordenes mentales se deben a esta desviación de la
pulsión sexual de su meta originaria y que el psicoanálisis, a través de su tratamiento re-conduciría
estas pulsiones de nuevo a su meta originaria, poniendo justamente en peligro a la cultura que las
había desviado y subliminado para su creación.
No se quiere, dice Freud, poner en relevancia en la sociedad la importancia que tiene la vida sexual
para los individuos y se lo quiere tachar de repulsivo este hallazgo del psicoanálisis. Sin embargo,
termina diciendo que esto es algo “propio de la naturaleza humana el inclinarse por tachar de
incorrecto algo que no gusta, y después es fácil hallar argumentos en su contra”.