El hada Alba se detuvo en su camino a una fiesta para ayudar a unos niños que estaban solos y asustados. Se quedó con ellos hasta que regresaron sus padres y se olvidó su varita mágica. Su reina la castigó convirtiéndola en una ratita blanca por 100 años como castigo por llegar tarde a la fiesta y olvidar su varita.