El autor encontró dos gatitos pequeños y tiernos detrás de la casa de un amigo mientras buscaba un cachorro para adoptar. Los llevó a su casa y sus hermanos les dieron leche. Mientras los gatitos comían, les pusieron nombres: Ariel al más pequeño y Laico al más travieso. Aunque a veces pelean por atención, los gatitos saben quererse cuando están solos.