El grupo quedó a las 8:00 en el calvario para coger el autobús a Micrópolix, donde un policía les explicó las normas y les dio el pasaporte. Durante el viaje hicieron una parada para desayunar y luego visitaron el bar de Micrópolix, que tenía una bolera, futbolín y juguetes. Volvieron al pueblo sobre las 7:30 u 8:00.