El documento describe una situación en la que Abisai ofrece matar a Simei por maldecir al rey David. David rechaza la oferta de Abisai y dice que dejará que Simei maldiga porque Jehová se lo ha dicho. David cree que Jehová verá su aflicción y le dará bien por las maldiciones de Simei. Mientras tanto, Simei sigue maldiciendo y arrojando piedras a David.