N 20151118 dentro de pocos años encontraremos vida fuera de la tierra (x)
N 19911119 higinia cortines linares - celis
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N-19911119
ENTREVISTA :
A Higinia Cortines Linares, cancerbera de la capilla de la
Virgen del Carmen de Celis.
Por J.J.Crespo (Alerta, l9 noviembre de 1991)
Higinia Cortines Linares tiene 95 años y se dedica a cuidar la capilla de la Virgen
del Carmen. Se casó con el hombre que siempre quiso cuando éste enviudó. Hasta
la fecha jamás he tomado un medicamento
.
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Higinia Cortines vive en lo más del barrio de Arena (Rionansa), en una casa muy
pegadita a la ermita del Carmen de la que la mujer es cuidadora y cancerbera. En
junio cumplió 95 años y todavía le quedan ganas de perfumarse y presumir. Se
quedó viuda hace medio siglo y decidió guardar ausencia al que fuera el único
amor de su vida
“De cría ya quería yo al que había de ser mi marido, pero se casó con otra y esperé
hasta que enviudó”.
Doña Higinia nos conduce a la capilla donde se arrodilla y permanece quietecita
en su reclinatorio, mirando la imagen de la Virgen, pasando despacio las cuentas del
rosario y leyendo en su devocionario de tafilete negro.
“Yo a mi marido lo quería desde cría, pero su madre no me quería para nuera,
que mala era la puñetera de mi suegra”
“Fuimos de viaje de novios a Santander, el amor ya lo habíamos hecho pero
siempre gusta una noche de boda fuera de casa”.
“Mi hombre en la guerra estuvo de parte de los buenos, aunque también tuvo que
obedecer a los rojos”.
Pregunta: ¿Qué busca Higinia, que la veo que no para de llevarse las manos a los
bolsillos de la bata?
Respuesta: Buscaba el pañuelo pa limpiarme los ojos porque, verá usted, es que
estoy mala de los ojos. Ya me han operado de cataratas, pero de uno no veo ná,
con el otro me defiendo. Pero de enfermedades nada de nada, no he tenido ni
reuma y un dolor de cabeza. “No veo la tele porque no salen más que cochinás”.
Pregunta: ¿Ve usted la televisión?
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Respuesta: Quite pallá, si no se ven más que cochinás.
“NO SIEMPRE QUE SE MOVÍAN LOS PANIZOS HACÍA VIENTO”.
Pregunta: ¿Es que en su tiempo las parejas no se metían en el maizal?
Respuesta: Pues si que está usted bien enterado, claro que se metían, porque
cuantas veces se movían los panizos no todas hacía viento. Pero a los ojos de toos,
las parejas iban cada uno por una cuneta del camino, al menos hasta no velos los
ojos de nadie. En todos los tiempos las cosas del querer son parecías.
“ESCRIBÍ VARIAS POESÍAS EN MIS AÑOS DE MOCEDAD”.
Pregunta: Usted ha escrito poesías en sus años de mocedad, ¿me puede recitar
alguna?.
Respuesta: Cuando yo era joven e iba a la romería, siempre me decía mi padre:
“Quiero que vuelvas de día.” Íbamos a la feria de San Miguel, carretera de
Puentenansa, muy cerca de La Brezosa y llevábamos para el camino unas
alpargatas rotas, que, llegando a la romería, allí nos poníamos otras. No nos
echábamos cremas; nos echábamos unos polvos color rosa porque no había otra
cosa. Llevábamos la comida, no eran los tiempos de ahora; llevábamos una tortilla
sola. Bailábamos a lo suelto porque no había otra cosa; la que mejor bailaba era
Luisa la Rizosa (1). Se terminaba el baile, volvíamos todos juntos para casa; todos
juntos, mozos y mozas cantando y el que tenía novia la venía acompañando.
Volvíamos muy deprisa para no llegar de noche, porque en aquellos tiempos no
había líneas ni coches. Al legar a casa, había que echar las tortas si queríamos
cenar, la echábamos con leche. Los huevos no se comían; los había que vender
para comprar azúcar y café. Volvíamos a la verbena, nos daban seis reales; esas son
mis mocedades.
“A LOS 26 AÑOS ME CASÉ; A LOS 44 VIUDA ME QUEDÉ”.
Pregunta: Sin embargo yo sé que también se sabe de memoria una poesía que
compuso usted más tarde, después de quedarse viuda.
Respuesta: A los 26 años me casé; a los 44 viuda me quedé. Me quedé con siete
hijos y con mucho por delante y trabajando pudimos salir palante. Pues no eran muy
mayores y ya en aquellos tiempos tuvieron que andar de pastores. Cuando ya eran
hombres todos se me casaron. Todos están en su casa. Para mí todos son buenos y
me dan a querer, pues yo para nada de ellos necesito depender, porque yo, gracias
a Dios, tengo muy buena vejez.
¿Le gustó?.
Ahora vivo con esta hija, que es la que me cuida. A mí me encanta mirarme en el
espejo pues todavía tengo mis ilusiones. Me quedé viuda en lo mejor de mi vida,
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pero en un pueblo ya se sabe: La que se queda viuda, qué casamiento va a hacer.
Yo tuve pretendientes pero no me dio la gana de arrimarme a ninguno.
Pregunta: Higinia, usted fue una mujer se casó por amor, ¿verdad?.
Respuesta: ¡Qué hacer!. Yo le quería desde cría, pero su madre no me quería para
nuera y le hizo casarse con otra, ¡que mala era la puñetera de mi suegra!. La primera
mujer de mi marido murió de parto y al poco nos casamos, pero mi suegra a mi no
llegó a quererme nunca, no me podía ver ni en pintura. “Llevé un traje de novias
precioso y los zapatos me costaron seis pesetas”.
Pregunta: ¿Fue usted de viaje de novios?.
Respuesta: Todavía tuvimos humor para irnos a Santander, el amor ya lo habíamos
hecho, porque yo ya iba en estao, pero siempre gusta pasar la noche de boda fuera
de casa, ¿verdad que sí?. El traje de novia me lo hizo Amparo, una señora de Celis
que tiene hoy 101 años (2). Era un traje azul marino precioso, ¡ah!, los zapatos me
costaron seis pesetas, en cuanto a la muda me creo que no llevaba bragas, ¿para
qué?. No se asuste usted, que por entonces era costumbre el no llevarlas y buen
cuidado que teníamos todas las mozas cuando hacía un día de mucho viento pa
que no se nos levantara la falda.
Pregunta: ¿Ha sido usted una mujer religiosa?
Respuesta: Religiosa, religiosa, no se si lo he sido mucho, pero a mi me gusta ir a
misa todos los días. No hay día que no rece el rosario completo y, además, también
tengo las llaves de la ermita de la Virgen del Carmen y me encargo de cuidarla.
“YO A MIS HIJOS LES HE DADO EL PECHO MÁS DE UN AÑO”.
Pregunta: ¿Todos los hijos los parió en casa?.
Respuesta: Todos menos uno que casi pare a la puerta. Bajaba yo un coloñu de
yerba por esas peñas que usted ve por ahí y por la peña me entraron unos dolores
de parto. Seguí andando con el coloñu y sin entrar por la puerta de casa ya
asomaba el crío. Yo les he dado el pecho más del año, hoy ya no hacen na de eso.
Las papillas eran de harina de maíz y la leche de vaca; ahora se lo dan compuesto.
Cuando fueron mozos les preparaba cocido con tocino si lo había, si no con un refrito
se iban a trabajar los mis pobrucos. En invierno, encogidos y temblando, más de una
vez pensábamos en el compango y la borona caliente. La primera cocina que yo
tuve era en el mismísimo suelo y tenía una cadenona donde se colgaba la caldera y
un cornejal donde metíamos la leña. Fueron años de mucha miseria, cuando la
guerra no lo pasamos nada bien, fue horroroso, todos sufrimos muchísimo, había
piojos a montones y en las escuelas los críos tenían unos liengreros que pa que le
cuento.
Pregunta: ¿De qué parte estuvo su marido en la guerra?.
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Respuesta: De parte de los buenos, aunque también tuvo que obedecer a los rojos.
Verá, por entonces quemaban todos los santos de las parroquias de Celis, y como
sólo quedaba sin quemar la Virgen del Carmen, pues mandaron a mi marido que la
quemara. Yo le dije: ¡Ay, por Dios Antonio nos condenamos, no la quemes!. Antonio
hizo una fogata en el portal pa que pareciera que la había quemao y escondió la
Virgen en el pajar. Cuando entraron los nacionales, sacó la Virgen del pajar toa
llena de yerba . Ahora yo cuido la capilla, aunque en invierno me voy a Santander,
pero a mí lo que me gusta es el pueblo, poder pasear por él. Yo, pese a lo vieja que
soy, todavía presumo.
“YO, PESE A LO MAYOR QUE SOY TODAVÍA PRESUMO, ME GUSTA LA ROPA CURIOSA Y
NO OLER A VIEJA”.
Pregunta: ¿Es usted de las que se echa cremas sobre cremas o le gusta lavarse
bien?
Respuesta: Yo me lavo todos los días con agua y jabón, faltaría más. No quiero
melanes, me gusta la ropa curiosa y no oler a vieja.
Pregunta: ¿Vio usted al lobo alguna vez?.
Respuesta: ¡Ay por Dios!, yo nunca. Culebras vi muchas. Las que podía las mataba,
las que no se escapaban, claro.
Pregunta: ¿A los 95 años, se acuerda de sus padres, Higinia?.
Respuesta: Ya lo creo. Mi padre se pasó muchas temporás en Buenos Aires. Tuvo
dos hermanos que también se fueron a Argentina y allí se murieron. No todo el que
iba a hacer fortuna la traía. Un hermano de mi padre hizo mucho dinero, pero mi
padre vino con lo puesto. La pobre de mi madre fue una santa, siempre con la pena
metía en el alma de que en algunos de aquellos viajes mi padre no volviera nunca. /
Fin
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1) Luisa Rubín García, barrio de Barcenas
2) Amparo Gómez Molleda
Divulgación
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Observación:
Entrevista digna de recoger para la Historia de este pueblo de Celis en honor a
la protagonista, por su sincera honestidad y sacrificio sin límite y, sobre todo, amor
para con sus hijos.
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Trazas para la Historia de Celis ( Oviedo 18-07-2010)
Víctor M. Cortijo Rubín